Revistas / Fanzines

MUNDO COVID Nº2.

LAS EPIDEMIAS EN LA ERA DEL CAPITALISMO

Recopilación de textos. Análisis internacionales en estado de alarma.

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Autor / es: 
Todo por Hacer

Todo Por Hacer es una publicación anarquista que se edita mensualmente en Madrid. Se distribuye de forma gratuita en esta ciudad y se puede descargar en www.todoporhacer.org

Artículos

Recomendaciones

Crisis sanitaria, social, de cuidados, laboral, de vivienda, ecológica, de libertades…

El coronavirus siembra dolor a su paso, no solo por las muertes que provoca, sino porque en unas pocas semanas ha arrasado con centenares de miles de empleos, militarizado el espacio público y despertado el policía interior de nuestras vecinas. Ahora más que nunca se evidencia que las enfermedades se explican por las ciencias naturales, pero también se construyen socialmente.

Nos vemos confinadas a nuestros domicilios. Algunas lo hacemos por solidaridad con la población de riesgo (mal llamadas personas “vulnerables”, cuando la realidad es que han sido “vulnerabilizadas” por el sistema), otras lo hacen por temor a la represión estatal. El caso es que, por razones obvias, por primera vez en más de nueve años no podemos llevar nuestro periódico a imprenta, ni repartirlo en manifestaciones y puntos de distribución habituales.

Pero el paréntesis que se ha abierto en nuestra rutina no significa que no podamos abordar las dimensiones políticas y sociales de la crisis del coronavirus desde una perspectiva crítica. Por ello, os traemos la primera edición puramente digital de Todo por Hacer. En este número exploramos la crisis que vivimos desde diferentes puntos de vista: el crecimiento del poder estatal con la declaración del estado de alarma, las medidas laborales que protegen a las empresas a costa de la clase trabajadora, los recortes en Sanidad que han agravado la situación médica y la culpa que tiene el capitalismo en su expansión, entre otras cuestiones.

Tirada: Online
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CNT

Este número lo sacamos en formatos digitales (PDF, ePUB y Mobi) con una Primera Plana con Reflexiones en torno al Covid-19, además del dosier de este trimestral sobre Lucha de clases. ¡Descárgaloléelo y difunde!

En este número:

PRIMERA PLANA: Reflexiones en torno al Covid-19

Covid-19: De crisis sanitaria a crisis social
Haz el amor y no la guerra
Sí es lo que parece
Palabras padentro: Y aprendimos las palabras
Ante la represión del Covid-19 dentro de los Centros Penitenciarios

EDITORIAL La eterna lucha del proletariado

SINDICAL

Huelga indefinida de CNT en Productos Florida

La belleza de un jueves de lucha en las calles

Jerez inicia el año marcado por los conflictos sindicales

Formanortex no cumple el convenio ni paga las horas extras por sistema

Zona Lumbar: El vertedero.

DOSIER: Lucha de clases

Feminismo de clase ¿pasado o presente?

El cuarto oscuro: Clases de lucha

La ciudad contra la clase

La lucha de clases continua: una visión económica del conflicto

Lucha de clases y Anarquismo

Funámbulos: ¿Pero tú de qué vives?

NOSOTRAS

Trillar la parva del patriarcado

La trinchera coeducativa

De rositas: Educar para la igualdad

OTRAS MIRADAS

Anticlericalismo como posición antifascista

GLOBAL

Historia reciente y actualidad sindical de la FORA argentina

MEMORIA

Cuarenta años del «local de Villaverde»

150 años del Congreso Obrero que funda la FRE

CULTURA

«La clase obrera no se reconoce en el imaginario obrerista del siglo XIX»

CONTRA

Entrevista a Ana Monjo Omedes

Carlos Taibo: La furia del libro anarquista

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colectivo, edita La Reci & OnA Ediciones

 

TODO LO QUE NOS QUEDA ES (el) AHORA

Textos con corazón y dignidad sobre la pandemia de nuestro tiempo



LA RECI

#ElEncierroNoMeCalla Jornada Global por la Vida

 

RED AJMAQ

Abril 2020

 

¡Si quieres imprimirlo escríbenos!

El beneficio de este material (compilado, traducido y editado sin ánimo de lucro) va destinado a redistribuir rentas en tiempos de pandemia entre aquellxs que quedaron más desprotegidas por el sistema y a proyectos autogestivos editoriales.

Diseño de tapa: Alonso Gordillo

La Reci  & OnA Ediciones

(y el espíritu de Pensaré)

San Cristóbal de Las Casas

Chiapas, México

¡Para donar escríbenos!

Este es un ejemplo de redes, ecosistemas de proximidad, no son todas ni las mejores, son algunas voces próximas que nos hacen sentido. Hacer sentido es ya una curación. Elegir unos textos es ya una intervención, esa intervención si busca sanar, es una curación también. Una intervención sanadora, de apapacho.

La frase del título de todo esto es de Blanca en la serie Pose, como nos han enseñado lxs compas trans-queer afro-latinxs se trata precisamente de rehacer las Casas. Las Casas como metáfora, si la metáfora sirven para que se abran puertas. La enfermedad también como metáfora, como mito, como lugar de tránsito, como masacre, como indignidad, como ocultación, como síntoma, como misterio. La enfermedad que pueda darse (sea el coronavirs, sea el autoritarismo, sea el colonialismo –la enfermedad del wétiko– señala ese algo inusual que nos hace daño). Es una parte esencial del pensar de las sociedades en los últimos años. Cuando se habla de ella se vuelve contagiosa moralmente. Nos configuran las formas de entender(nos) en el mundo. Si algo es este virus es un síntoma del capitalismo, patriarcal, colonial. Se trata pues de un momento, en un tiempo largo, un momento importante pues quiere meternos con fórceps una reconfiguración del sistema global.

Aquí elegimos cuatro partes, no son esquina de un cuadro, están cada una en todas las otras partes de la vida-el texto-el cuerpo: las genealogías (de donde viene esto), la explicación (algunas cosas importantes que hay que decir/escuchar de cómo nos estamos sintiendo y reorganizando), el contar (por que es importante contar con nosotrxs mismos), y el tejer ( las propuestas, los vínculos, los desafíos). Al final hay un texto, que es el sentir y el corazón de este volumen: un texto indígena y autónomo. Ese texto siempre estuvo aquí, como dice Leanne Simpson, pero muy pocos podrían verlo.

Volvemos a ensayar la disolución de la autoría en otra cosa, porque en este mudo que muta más que nunca … ¿para qué es la autoría? Sí el nombre, saber las historias que lo arrastran acá y están allá, pero dejar atrás la autoría moribunda tal y como la entienden los que han diseñado este mundo enfermo. Son nuestras vidas las que dan sentido a los textos, nuestras prácticas; no lxs autores.

Por último reconocer que este es un esfuerzo impotente ante las fuerzas de la realidad: ya sea la represión, ya sea los vínculos que podamos tramar, ya sea el sistema de muerte, ya sean las genealogías que habitamos, de las que venimos y a las que volvemos. Polémicas como las de otras publicaciones urgentes (Sopa de Wuhan de ASPO) cuya inercia la hizo caer en postulados racistas1 y reproducir plenamente el patrón del pensar hegemónico (Eurocéntrico, racional,etc) no siguen señalando la importancia de la interseccionalidad en nuestro día a día, imbricaciones de luchas, contactos y afectos. Es desde ahí que hemos construido esta cura del alma, de los ojos, las manos y el corazón que esperemos cada quien encuentre en lo textos que siguen. Como estrellas, huellas, arrugas que nos orienten. En este caso acompasamos nuestro caminar con la Jornada Global de lucha por la Vida #ElEncierroNoNosCalla (4-10 de abril 2020) convocada desde México.

1Ver comunicado de varias colectivas antiracistas sites.google.com/view/comunicadosopadewuhan/comunicado

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(Voces: Marc Delcan, Gabriela Contreras,

Fernanda Sánchez, Sebastián Aguayo)

LEE/DESCARGA LIBRO

https://archive.org/details/Todoloquenosquedacovid19

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varios

Sopa de Wuhan: Pensamiento contemporaneo en tiempos de pandemias

by

 

 

La invención de una epidemia / Giorgio Agamben (26 de febrero)

El coronavirus es un golpe al capitalismo a lo Kill Bill… / Slavoj ŽiŽek (27 de febrero)

Excepción viral / Jean Luc Nancy (28 de febrero)

Contagio / Giorgio Agamben (11 de marzo)

Crónica de la psicodeflación / Franco “Bifo” Berardi (16 de marzo)

El coronavirus como declaración de guerra / Santiago López Petit (19 de marzo)

El capitalismo tiene sus límites / Judith Butler (19 de marzo)

Sobre la situación epidémica / Alain Badiou (21 de marzo)

Política anticapitalista en tiempos de coronavirus / David Harvey (22 de marzo)

La emergencia viral y el mundo de mañana / Byung-Chul Han (22 de marzo)

A las puertas de un nuevo orden mundial / Raúl Zibechi (25 de marzo)

Desobediencia, por tu culpa voy a sobrevivir / María Galindo (26 de marzo)

El virus, el sistema letal y algunas pistas… / Markus Gabriel (27 de marzo)

Reflexiones sobre la peste / Giorgio Agamben (27 de marzo)

Fragilidad y tiranía (humana) en tiempos de pandemia / Gustavo Yáñez González (27 de marzo)

Hospitalidad e inmunidad virtuosa / Patricia Manrique (27 de marzo)

Aprendiendo del virus / Paul B. Preciado (28 de marzo)

Descarga:

Sopa de Wuhan ASPO

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Visto en Contrainfo.espiv.net

 

Sale a la luz el primer número de una nueva publicación anarquista en Madrid, en tiempos de Estado de Alarma, por la extensión de la guerra social.

Contenido:

-Hacia aguas desconocidas
-Que vuelvan las huelgas. Que proliferen las okupaciones. Que lleguen los saqueos
-Sobre el ataque a nuestros lazos
-Crónica de motines, fugas y sucesos en las cárceles y CIES a causa de la crisis del coronavirus
-¿Volver a dónde? ¿Volver a qué?

Hacia aguas desconocidas

Llevamos más de una semana en estado de emergencia. La capacidad destructiva del virus no es algo ya cuestionable. Pero nos gustaría hacer unos apuntes sobre sus consecuencias no clínicas y sobres sus orígenes.

Si el COVID-19 surgió por un murciélago o por un intento estadounidense, que se ha ido de las manos, de deshabilitar la economía china, nos parece poco relevante ahora. Este virus, como otros anteriores en la historia que masacraron poblaciones enteras en la Amazonía, Mesoamérica, África y Oceanía, es un fenómeno biológico. Pero el contexto donde nace, la forma en que se propaga y la gestión de este son cuestiones sociales.

Este virus es el resultado de un sistema que mercantiliza cada proceso, objeto, relación o ser vivo en la tierra. Extendido rápidamente por la macroconcentración de mano de obra y corpus consumista de las ciudades, que se alimenta de la agroindustria y la ganadería intensiva. Un flujo constante de bienes humanos (5.000 millones de personas vuelan anualmente alrededor del planeta) a velocidades frenéticas, reflejados en 200 caracteres y 5000 likes.

Es precisamente este empeño en artificializar todo, hasta nuestras emociones, basando todo en el beneficio, viendo el mundo a través de una pantalla, dejando que nuestra mente sea colonizada por la “eficacia”, lo que nos ha llevado a una pérdida paulatina de lo “humano”, de lo “vivo”.

Facilitando que medidas tan extremas, en las que solo hay dos motivos para salir de casa (trabajar y consumir) hayan entrado de una manera no exageradamente traumática. A la vez que se nos plantea como vía de escape las mismas dinámicas tecnófilas que nos han conducido al desastre. Si a esto le añadimos el miedo, el gobierno del miedo, terminamos perdiendo el norte y reinterpretando conceptos como el de responsabilidad o solidaridad.

Serás tildadx de irresponsable, por ejemplo, si no te sometes al arresto domiciliario voluntario. Menuda perversión del significado, que no es otro, en realidad, que el abrazo entre el corazón y la cabeza, entre el análisis, la decisión y la acción. Con ese grito de “inconsciente”, como poco, que recibirás desde la ventana si vas, por ejemplo, de la mano con tu compañerx por la calle, se te está gritando, en realidad, “¡obedece la norma!”. De la misma manera sucede con las llamadas a la solidaridad que son traducidas por servidumbre voluntaria colectiva cuando se convierten en un acrítico #yomequedoencasa.

¿Qué pasa con las cientos de personas que se acumulan en Atocha y y Chamartín entre 6.30 y 8.30 de la mañana? ¿Por qué no se han paralizado las obras de construcción de edificios en una ciudad que tiene un excedente desorbitado de viviendas? ¿Las personas hacinadas en IFEMA no son personas? ¿Es desquiciante estar una semana encerrada? ¿y pasar 5, 10, 15, 30 años y que ahora no puedas recibir ni una visita, ni un vis a vis y en muchos casos las llamadas y el correo absolutamente restringido? Por citar solo algunos hirientes ejemplos.

Para las personas que no tienen hogar ya no es posible una anónima supervivencia, ya no pueden pasar desapercibidas cuando la jungla de cristal se ha convertido en un desierto de hormigón. Son, más si cabe que antes, personas prohibidas. Que en el mejor de los casos serán pastoreadas hacia rediles como IFEMA. También se ha desatado la, ya de por sí exacerbada, impunidad policial contra lxs otrxs prohibidxs, lxs que no pueden acreditar mediante escritos burocráticos que son personas con “plenos derechos”, o que sus rasgos o color de piel inducen a los torturadores uniformados a pensar que no. (La prensa mayoritaria acredita numerosos casos de agresiones policiales en Lavapiés, Centro y otras ciudades). Porque una pandemia sigue siendo una cuestión de clase, de privilegio, de muertes no tan aleatorias.

No se nos ha otorgado el poder del augurio como a Casandra, pero sí, en cambio, la maldición de Apolo. Es decir, no tenemos la certeza de que estos pronósticos se cumplan (aunque hay evidencias inequívocas de hacia donde apunta el poder y muestras, ya fehacientes, de este tipo de medidas), sin embargo, nos tememos que difícilmente seremos escuchadxs.

Creemos que todas estas medidas de control se volverán permanentes, como ya ocurrió con las leyes antiterroristas tras el 11S, o recurrentes; que no nos extrañe que en el futuro seamos nuevamente llamadxs al confinamiento en circunstancias como tempestades, huracanes y todo tipo de crisis climáticas, que por seguro llegarán, o nuevas y viejas epidemias que volverán a llamar a nuestra puerta. Rastreo de movimiento por teléfono, controles biométricos y de temperatura, limitaciones de movimiento en función de estos… son una realidad ya y han venido para quedarse. A esto habría que sumar la precarización generalizada de la vida que vendrá a medio plazo, la socialización de la pobreza…

Llegados a este punto queremos compartir la idea de que el presente, o el pasado más bien, el mundo tal y como lo conocemos: basado en la dominación, con sus estructuras perpetuadoras de miseria, su ortodoxia, su afán liberticida… no nos vale. Y de ninguna manera queremos volver a él.

Empecemos a intentarlo. Teniendo en cuenta que hay gente que no nos gustaría infectar, rompamos el aislamiento. Actuemos, si es necesario, a nivel individual. En esta realidad incluso golpeando a ciegas es muy fácil acertar. Comuniquémonos, hablemos, circulemos información y seamos críticxs, forcemos los toques de queda, mapeemos el control (dónde y cuándo se patrulla, que espacios han quedado vetados, dónde habiendo abastecimiento…). Fomentemos las huelgas y el cierre de empresas. No queremos una gestión de la crisis. Queremos experimentar, chocar, luchar, conflictuar…

Esforcémonos por incidir en un presente aunque cuando levantemos la vista no veamos el horizonte. Quizá precisamente aquí se encuentre la clave, dejemos atrás verdades, convicciones y seguridades, naveguemos con pasión por la aventura hacia aguas desconocidas, hacia amaneceres de libertad y revuelta.

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Más vale tarde que nunca, así que, aquí tienes el número 8del periódico “Aquí y ahora”. Debe ser que, intentando huir de la Navidad, desus debates estériles y del consumismo exagerado (más si cabe), nos hemos idoun poco más lejos de lo deseado y nos hemos plantado en febrero, puesto queeste número debió salir en enero. Pero nos perdonamos, porque no nos vamos yporque, aunque impuntuales (por esta vez), aquí estamos. Nos vemos en las calles.



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Nº 8 del periódico anarquista “Aquí y ahora”



Sumario:

1.- Entrevista al Ateneo Libertario de Carabanchel-Latina

2.- El mundo en revuelta

3.- Apuntes sobre los disturbios de octubre en Cataluña

Anexo: ¿Por qué okupamos? I

Noticias breves / Convocatorias / Recomendaciones / Proyectos de la zona



Puntos de distribución fijos:



- Local Anarquista Motín, C/ Matilde Hernández, 47

- Casa Auto-gestionada del Barrio de Aluche, La CABA, C/ Quero, 37

- Ateneo Libertario de Carabanchel, 2ª planta del Centro Social Okupado “EKO”, C/ Ánade, 10

- Espacio Social Liberado Autogestionado EKO. C/ Ánade s/n

- C.S.O.A. (Centro Social Okupado Anarquista) La Gatonera. C/ Antoñita Jiménez, 60

- Bar Río, C/ Halcón, 6



Otros puntos de distribución:



- En los metros de Aluche, Carabanchel, Carpetana, Oporto y Vista Alegre principalmente

- En centros culturales, bibliotecas y demás espacios públicos

- En algunos bares y comercios del barrio



Si quieres distribuir, sugerir, aportar o contactar:

aquí_y_ahora@riseup.net



Para descargar todos los números y consultar los artículos:

www.aquiyahora.noblogs.org

 

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Uno de los artículos es:

El mundo en revuelta

 

Un virus recorre el mundo

El virus de la revuelta se expande de país en país, de continente en continente, de ciudad a ciudad y de barrio a barrio. Una situación de caos y descontrol, por un lado, y de deseos de cambio por otro. Un estallido de rabia descontrolado que se escapa, por fin, de los márgenes democráticos en muchas situaciones (a pesar de que las proclamas sí que sean dirigidas a los Estados para que éstos efectúen los cambios que se demandan). Pero a pesar de ello, los métodos, las formas que han adoptado estas protestas y la acumulación de hartazgo de buena parte del mundo, son cuestiones innegables.

La acción directa se deja ver en todas las situaciones activas a día de hoy en dichas revueltas. La violencia como ataque y como autodefensa, comienzan a ser herramientas no cuestionadas y asumidas por buena parte de la población que, incluso reacia a utilizarla con anterioridad, no ha dudado en asumir y apropiarse en situaciones extremas, de conflictos con intervención militar, de Estados Policiales y de democracias cada vez más autoritarias y represivas.

El efecto contagio ha sido, posiblemente, un elemento importante. No será lo determinante seguramente, dado que existen de sobra muchos motivos cotidianos para levantarse y pasar a la acción, pero en un mundo cada vez más globalizado, atomizado y sumido bajo un Capitalismo cada vez más feroz, es importante sentir que no estamos solos cuando decidimos dar un paso adelante para combatir las injusticias.

De norte a sur, de este a oeste

Enero. El presidente de Zimbabue, Emmerson Mnangagwa, anuncia una subida del combustible del 130%, es decir de 1,38 a 3,31 dólares por litro. Se convocaron huelgas generales de varios días y la respuesta del gobierno se saldó con 700 personas detenidas, bloqueo de internet y redes sociales, mujeres violadas por el ejército, alrededor de 15 muertos y más de 150 heridos. En octubre se produce un golpe de Estado.

Febrero. Argelia se echa a la calle para protestar por el posible quinto mandato del presidente Abdelaziz Buteflika. Las protestas se extienden por varias ciudades y tras una gran manifestación estatal y los días de movilizaciones acontecidos, el presidente renuncia. Al repetirse las elecciones por tercera vez (la segunda vez no pudieron celebrarse por ausencia de candidatos), con una participación de menos del 40%, es sustituido el cargo por Nuredin Bedui y posteriormente Abdelaziz Buteflika es detenido junto a más generales de los servicios secretos.

Haití también se levanta contra el gobierno de Jovenel Moïse, a pesar de la terquedad de éste de no dimitir en ningún momento y de dejar a sus espaldas al menos 42 muertos.

Marzo. Distintas convocatorias relacionadas con el Día Internacional de la Mujer y contra el cambio climático se sucedieron en multitud de ciudades del mundo. Desde España, Italia, Francia, Turquía, etc. Dependiendo del lugar, las manifestaciones se sucedieron con más o menos combatividad y con mayor o menor seguimiento.

También las famosas convocatorias en torno al “Friday For Future” aglutinaron a miles de personas de distintos países en torno a demandas contra el cambio climático, con especial participación de jóvenes estudiantes de institutos.

Abril. En Hong Kong se comienzan a suceder las movilizaciones contra la ley de extradición, aunque se intensificaron fuertemente a partir de junio. El gobierno retiró la propuesta de la reforma de ley, pero aun así las protestas continuaron también en torno al posible fin del acuerdo alcanzado entre Reino Unido y China firmado en 1997 en el que se garantiza su independencia judicial y económica. Este acuerdo podría terminar en el 2047.

Julio. Puerto Rico consigue que Ricardo Roselló dimita. El enfado se acentúa cuando se filtran unos chats de Telegram en los que el presidente hacía comentarios homófobos y machistas contra las víctimas del huracán “María” o dirigiéndose en esos términos a mujeres institucionales.

En agosto la gente se levanta en Papúa para protestar contra el racismo y para pedir un referéndum de independencia. Las protestas se suceden tras el arresto de 43 universitarios en Java que recibieron insultos racistas por parte de nacionalistas indonesios. Esta situación ha dejado al menos 30 muertos.

En Honduras la gente protesta contra el presidente Orlando Hernández a raíz de la intención de privatizar los sectores de la salud y la educación. El presidente anuló las medidas, pero las protestas siguieron también a raíz de que su hermano tuviera un juicio por narcotráfico.

Irak se une para protestar por la falta de empleo y contra la corrupción y el gobierno respondió con una brutal represión, saldándose con más de 400 muertos y 2000 heridos.

En Ecuador, el “paquetazo” es el detonante de las protestas. Estas medidas atacaban directamente a los subsidios públicos y también contribuía a un aumento del combustible en un 123%. El gobierno respondió con un toque de queda, Estado de Emergencia y el ejército en la calle.

En Chile, en el mes de octubre, la gota que colma el vaso es el aumento del billete de metro. A principios de octubre, estudiantes convocan manifestaciones y acciones para no pagar el metro. Las protestas se intensifican y son secundadas por la mayoría de la población, con fuertes enfrentamientos con la policía. El gobierno de Piñera decreta el Estado de Emergencia, toque de queda y saca a la calla a los militares. Decenas de muertos, detenidos, desaparecidos y violaciones son el saldo de las medidas represivas del Estado. A día de hoy las protestas continúan, con paros nacionales y miles de personas en las calles a pesar de la retirada del aumento del billete de metro. Tras un tiempo de constantes enfrentamientos en las calles en gran parte de las ciudades de Chile, Piñera anula el Estado de Emergencia y comienza a hablar de una “nueva agenda social” en la que menciona las pensiones, ingresos mínimos, etc. de la mano de una reforma de la constitución que está prevista para abril de 2020. A pesar de las promesas y de dicho proceso constituyente “renovado” (a espera de votación), las protestas continúan.

En Líbano el gobierno intenta imponer un impuesto al WhatsApp y a sus llamadas telefónicas. A pocas horas el gobierno retira la medida, pero el trasfondo de las protestas es la corrupción, los servicios públicos, la pobreza, el empleo, etc. dimitiendo el primer ministro a penas a las dos semanas de movilizaciones.

En Irán el aumento del precio del combustible en un 50% provocó manifestaciones contra el gobierno y también como queja contra la desigualdad social y contra el régimen. El gobierno cortó internet durante 163 horas y ordenó que se pusiera fin a las movilizaciones con todo lo que fuera necesario. El saldo fue de 1.500 muertos.

En Bolivia, tras las elecciones de noviembre, Evo Morales se proclama ganador. La oposición no reconoce el resultado, pidiendo recuento y animando s sus seguidores a manifestarse. Se vuelven a convocar elecciones bajo presión militar y de la oposición y, tras ello, Evo Morales dimite. Se produjo el golpe de Estado y Jeanine Áñez asumió el mando para después convocar elecciones (previstas para comienzos del 2020).

En Malta miles de personas salen a la calle para protestar contra la corrupción y la impunidad gubernamental y detona tras la detención del dueño de una central eléctrica en noviembre relacionado con el asesinado de una periodista hace dos años.

En Colombia se convoca un paro nacional en noviembre contra las medidas educativas, medioambientales, de salud y seguridad. Se encrudecieron cuando matan a Dilan Cruz, un chico de 18 años tras un disparo de un perdigón en la cabeza.

En Francia comenzó un movimiento llamado “chalecos amarillos” a finales del 2018 y desde entonces, no han parado las movilizaciones todos los fines de semana en buena parte del país (con mayor o menos intensidad). A día de hoy ese impulso, sumado a las huelgas generales convocadas y a la involucración de más sectores sociales, hacen que los paros, bloqueos, sabotajes, saqueos y movilizaciones, sean casi constantes en toda Francia. La última conocida, son las manifestaciones y huelgas contra los recortes en las pensiones, a las que Macron ha tenido que ceder de la misma forma que hizo con el impuesto al combustible con el movimiento de los “chalecos amarillos”.

En India surge una oleada de protestas en torno a una enmienda de Ley de Ciudadanía que pretende dar la ciudadanía a las minorías religiosas y dejar fuera a los musulmanes. La respuesta del gobierno fue la restricción del acceso a internet y las movilizaciones se extendieron a las universidades. Un centenar de personas fueron heridas.

En Cataluña se desata uno de los mayores disturbios de la historia de dicho territorio a raíz de una sentencia que ha condenado a los líderes políticos del “procés” a penas de entre 9 y 13 años. Miles de personas se lanzan a la calle por considerarlo un injusto castigo, pero, al mismo tiempo, otra mucha gente simplemente aprovecha la ocasión y el escenario como gota que colma el vaso de una serie de medidas político-sociales, precariedades y situaciones cada vez más insostenibles.

Contextualizando la protesta

Los motivos y detonantes de cada uno de los lugares que mencionamos anteriormente (y los que no están reflejados por falta de información o desconocimiento) son diversos en cada caso. En algunas ocasiones está muy presente el tema de la desigualdad social, la brecha entre pobres y ricos, la cada vez más precaria situación de la gente y los recortes en los ámbitos más básicos de la vida de las personas. Otras, giran en torno a cuestiones que se perciben como injustas, como es el caso de Cataluña y el encarcelamiento de líderes políticos independentistas o el aislamiento de minorías religiosas en India.

A veces se entremezclan clases sociales distintas protestando por cuestiones más o menos comunes (salvando las distancias y las repercusiones que para unos y otros suponen dichas cuestiones, recortes o medidas). Y a veces, estas cuestiones no tienen tanto que ver con los más desfavorecidos.

Pero, quizá lo que sí que tienen en común todas estas situaciones, es una negativa generalizada a no reconocer, en cierta manera, al Estado y las decisiones que éste ejecuta. No tanto por significar una mayor asfixia para la gran mayoría de la población a través de los paquetes de medidas que instauran, si no, porque la gente empieza a sentir que no es partícipe de esas decisiones y que éstas son ejecutadas sin su consentimiento. Al fin y al cabo, aunque no toque de forma explícita al bolsillo (algunas medidas para algunos ya estaban siendo un problema con anterioridad), son  representaciones de una autoridad aún más extrema, de unas democracias mucho más autoritarias que antes y de unos sistemas que se van reformulando y encrudeciendo por momentos. Al final, las leyes, sean las que sean, afectan a los “derechos” y “libertades” de las personas, por lo tanto, sean o no económicas, condicionan la vida y la libertad de movimiento, como por ejemplo en Hong Kong con la Ley de Extradición, el 8M con el reconocimiento de un amplio sector de la población o en las protestas actuales contra el cambio climático en Europa sin un marcado componente de “clase”.

A pesar de esto y de situar el factor común en el principio de la autoridad o del no reconocimiento a las decisiones del Estado, en el fondo de la gran mayoría de situaciones de revueltas actuales, lo que subyace es una lucha en torno a los privilegios de las élites gobernantes, el capitalismo y todo lo que hace que unos estén arriba y otros estén abajo. Se deja entrever una lucha de clases y un hartazgo generalizado a lo que lleva siendo toda una historia de sometimiento de unos pocos hacia la mayoría. Se cuestiona el trabajo, el precio de las cosas más básicas, la educación, los recursos, a la policía, la represión, la austeridad. Las democracias ya no funcionan y el capitalismo, tal y como lo conocemos, está en un proceso de finalización. Los gobiernos, el capitalismo y los Estados se reconfiguran para adaptarse a los nuevos tiempos, a la ausencia de recursos (que ellos mismos han expoliado o agotado con el paso de los años) y bajo este nuevo paradigma, se actualizan también las medidas represivas, de control social y de gobierno.

Es evidente que cada vez vivimos en una mayor precariedad. Ya no es cosa de cierto sector de la población más o menos marginal la posibilidad de ser despedido de un día para otro, ser desahuciado o tener que pedir techo en algún albergue. Empieza a ser bastante común que las necesidades más básicas estén sin cubrir y que se deje entrever una acuciante situación de desesperación e incertidumbre hacia el futuro que nos espera.

Todos estos factores, crean caldos de cultivo con una potencialidad tal de generar conflictos y situaciones de protesta y revueltas como las que estamos presenciando en buena parte del mundo.

La represión

Además, los Estados no van a dudar ni un segundo en encrudecer las medidas represivas cuando la situación lo requiera. Hemos visto ejércitos en las calles desde hace bastantes años en territorios como América Latina. En algunas partes de Europa se comienza a imitar ese modelo bajo pretextos como Estados de Emergencia más o menos permanentes, supuestas amenazas terroristas, enemigos internos, refuerzo de la seguridad, etc.

En países como Francia o Italia, militares patrullan las calles de algunas ciudades. No porque haya ocurrido nada, si no porque es un transito a la normalización de esta situación bajo las excusas anteriormente citadas. Poco a poco, se irán quedando y poco a poco iremos interiorizando que haya una presencia policial exacerbada y militares paseando por los barrios.

De todo esto, habla un plan de la OTAN que se llama “Urban Operación in the year 2020”, en el que se narra un plan estudiado hace más de 10 años a través del cual se instaura como fecha de referente el año 2020 como momento en el que las medidas represivas y la presencia militar y policial se pueda ver incrementada de forma visible. ¿Por qué? Pues porque a través de sus informes, mencionaban desde hace ya muchos años, que las condiciones de vida cada vez más inasumibles, iban a detonar en levantamientos, insurrecciones y revueltas. Y a la vista está que equivocados no estaban, por ello, se adelantan y se preparan para lo que pueda venir y asumen un agotamiento y un punto de inflexión en el sistema en el que vivimos.

Ya en febrero de 2010 se publicó un real decreto ( REAL DECRETO 194/2010, DE 26 DE FEBRERO) que a nivel legislativo abre el camino en el Estado español para la militarización del territorio. Este decreto es muy preocupante por la elevación a rango de autoridad civil de los militares, que en cualquier situación comprometida podría salir a la calle a patrullar. La situación que se creó con la crisis de los controladores aéreos en el año 2010, podría considerarse como una avanzadilla. El real decreto se encuentra en este enlace: https://www.boe.es/boe/dias/2010/03/15/pdfs/BOE-A-2010-4219.pdf

También existe un libro llamado “Ejércitos en las calles” que resume y analiza el informe de la OTAN. Se puede descargar en este enlace: https://translationcollective.files.wordpress.com/2010/05/ejercitos_en_l...

Más allá de la protesta

En situaciones de caos y de revuelta, parece que las cosas fluyen por sí solas. La rabia y el hartazgo hacen de motor en estas situaciones. La autoorganización y la acción directa, nunca antes asumidas por muchas personas, son herramientas imprescindibles para que dicha protesta prospere. De no ser así, no tendría el componente de tensión que están adoptando las protestas en la actualidad. La violencia se ejerce como algo necesario, no se cuestiona y el pacifismo instaurado en las mentes más reaccionarias y demócratas, va perdiendo peso por momentos. Y es que, resulta que el pacifismo es un privilegio cuando te están matando, cuando te están secuestrando, cuando te echan de tu casa, cuando no tienes para comer.

Lo difícil de todo esto, no es tanto el momento cálido de revuelta, sino el momento en el que todo eso decae y tenemos que enfrentarnos a nuevas formas de vida y de autoorganización, alejadas de todas esas instituciones que queremos eliminar. Lo complicado surge cuando tenemos que decidir cómo y con quién queremos vivir, como queremos abastecer nuestras necesidades más básicas y es así cuando pasamos de la protesta a la lucha.

Y aquí, ¿para cuándo?

Los contextos de lucha son muy distintos de un lugar a otro. En unos, la chispa que enciende la motivación para salir a la calle, no necesita ser muy grande o escandalosa porque tienen trayectorias de lucha y de protesta mucho más normalizadas que en otros.

El motivo por el cual aquí todavía no se ha producido un efecto contagio a pesar del evidente empeoramiento de las condiciones de vida de la mayoría de las personas que vivimos en este país, es posiblemente por la “reciente” democracia en la que vivimos que hace que se mire hacia el pasado con cierto miedo a poder caer en situaciones parecidas. Después de la dictadura y de la farsa de la transición, se vendió la democracia como paz, bienestar, normalidad, trabajo, libertad.

Está claro que no es así y que tras esos lemas se ocultaba un pacto de transacción y de blanqueo de cargos y autoridades políticas para poder llamarlo democracia. Pero en cambio, a pesar de ser más o menos conscientes de ello, en la memoria colectiva de buena parte de la población (especialmente de las generaciones más veteranas, porque las nuevas muchas veces ni conocen y ni saben en qué consistía vivir en dictadura o en cierta convulsión social), pervive un lógico pero paralizante miedo a romper con los cuatro cambios instaurados a raíz de la democracia.

No sabemos cuándo podría ocurrir algo así, no sabemos si será por algo sutil, por un acontecimiento más destacable, o por agotamiento de la población. La supervivencia en las ciudades está siendo una dura batalla diaria y el ser humano tiene una capacidad increíble de adaptarse a cambios y situaciones nuevas. Está en nuestra naturaleza, podemos vivir en un piso de 25 metros cuadrados si nos lo imponen, podemos pagar 400 euros por una habitación, podemos trabajar 12h o podemos cobrar 700 euros por una jornada de 8h. También podemos ser desahuciados y buscar refugio en albergues o en los colchones familiares todavía existentes (para aquellos que los tienen). Podemos seguir pagando aumentos de carburante y parquímetros en nuestros barrios. Podemos no quejarnos y asumir multas sin sentido que solo ayudan a recaudar y especular a los gobiernos, podemos no poder pagar medicamentos o tratamientos sin que pase nada. También podemos soportar la histeria colectiva y los brotes psiquiátricos que esta vida de abismo nos hace tener. Podemos compaginar nuestra vida de trabajo-familia-casa a través de jornadas interminables con consecuencias físicas y mentales durante años. Podemos normalizar el estrés, los suicidios y el frenetismo de esta vida impuesta bajo la amenaza de no encajar, de no tener, de no ser.

Y es que, tras la increíble capacidad del ser humano de sobrevivir y de no morirse de frío y hambre, existe una delgada línea hacia la sumisión. Que nos busquemos la vida para seguir adelante y no morir en el intento, no es excusa para no rebelarnos contra aquello que nos está oprimiendo.

Esperamos que se contagie la revuelta, que el sometimiento a una vida de miseria termine y estalle la rabia, la solidaridad entre iguales y las ganas de construir una nueva forma de entender la vida. Porque esto que nos han impuesto, no es vivir.

Si no eres tú, ¿quién? Si no es ahora, ¿cuándo?

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(visto a los compas de Contramadriz y disponible en el Local Anarquista Motín: en sus jornadas de aniversario del local, la charla "Ciudad y conflicto" tomará como punto de partida la presentación del fanzine en cuestión, tal y como se hizo en las jornadas de resistencia de La Emboscada recientemente)

Esta publicación es una recopilación de textos que surge de los debates y el trabajo que comenzamos a raíz de las jornadas «Un mar de posibilidades en el desierto de hormigón, Territorio, ciudad e insurrección» que sucedieron en Madrid durante junio de 2019 en La Emboscada y en Local Anarquista Motín. Es el fruto de un trabajo conjunto de algunas compañeras de Berlín y Madrid, que no termina con la publicación de estas páginas y que pretende extender el debate que hemos compartido. ¿Qué significa tomar territorio frente al Estado y el Capitalismo? ¿Cómo podemos tomarlo a través de nuestras luchas? ¿Cómo funciona la dominación en los territorios que habitamos? ¿Supone nuestra manera de habitar el territorio un conflicto con el sistema?

Diciembre 2019,

Madrid y Berlín

 

Índice:

-Territorio, ciudad e insurrección. Proyectualidad y propuestas de lucha.

-Conclusiones de las jornadas (Madrid)

-Conclusiones de las jornadas (Rigaer 94)

-Lo llaman “Zona de peligro” (Rigaer 94)

-La lucha por el territorio en Exarchia

-Rompiendo la espada del capital que amenaza Exarchia

-La ciudad como instrumente de dominación

-La única administración posible. Sobre la cuestión de las ciudades

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Autor / es: 
Marc Badal

Recopilación de viejos textos ya publicados de Marc Badal que teníamos pendiente de sacar en formato librito. Si queréis copias sueltas sale a 5 euros y lo podéis pedir a este correo. La distribución la lleva Traficantes de Sueños. Adjuntamos el prólogo y los detalle de la publicación

Y, a la vez que desangran y torturan la comunidad, esterilizan y agotan su tierra, los lacayos literarios de los «nuevos pilares de la sociedad» señalan irónicamente las heridas que le han causado a la comunidad, presentándolas como síntomas de la decrepitud espontánea de ésta. Aseveran que se muere de muerte natural y que sería un bien el abreviar su agonía. No se trata ya, por tanto, de un problema que hay que resolver; trátase simplemente de un enemigo al que hay que arrollar. Para salvar la comunidad rusa hace falta una revolución rusa…

Esbozo de respuesta a Vera Zasulich. Karl Marx.

¿Qué piensan los agricultores? ¿Cómo se hace paisaje campesino sin campesinos? O acaso cuando hablamos de paisaje campesino ¿estamos pensando solo en eso que ahora está de moda: un parque temático?

Donde viven los caracoles. Emilio Barco

FE DE ERRATAS



La agitación rural frente a sus límites

PRÓLOGO DEL EDITOR:



Nos empeñamos en interpretar todo cuanto queda al alcance de nuestra mirada. Más si cabe si esta la dirigimos al pasado. En cierto modo,  desprenderse del acerbo cultural heredado y mirar con otros ojos hacia las sociedades del pasado, ha sido la espina metodológica que la mayor parte de las escuelas historiográficas han soportado hincada en sus discusiones. Una espina molesta, a la que todo el mundo tarde o temprano presta atención,  pero de la que en pocas ocasiones podemos desprendernos y aliviar el escozor que produce. Tanto es así, que los diversos giros interpretativos que en las últimas décadas nos han tenido un tanto mareados, sus obsesiones con la distancia antropológica o cierto relativismo simplón y, sin embargo, posmoderno, apenas han conseguido avanzar lo más mínimo en cierta teoría crítica capaz de cuestionar, siquiera de manera cortante, la principal cuestión social que apela a la totalidad de los fenómenos culturales actuales y pretéritos: la universalidad de la sociedad capitalista.



Este punto es peculiarmente manifiesto en el caso de las sociedades rurales. Comprender este tipo de sociedades del pasado, especialmente el tipo de comprensión al que nos tienen acostumbrados la mayor parte de la oficialidad académica, pasa por aunar ciertas formas de presentismo progresista, siempre dispuesto a esgrimir las lecciones del presente como demostración de una particular teodicea o final de la historia, con algunas pinceladas de paternalismo bienintencionado, donde lo de menos es prestar atención a la realidad concreta de estas sociedades, centrándose más en sus fracasos  históricos. Así, tanto si hablamos de sepultureros progresistas como si lo hacemos desde la inocencia condescendiente, lo cierto es que tenemos serias dificultades para presentarnos ante el estudio del campesinado histórico con unos mínimos de rigor y solvencia, mínimos que pasan obligatoriamente por el análisis cultural y sociológico en los propios términos del campesinado.

La mirada del campesino era capaz de registrar un cúmulo de significaciones imperceptibles para los demás. Incluso también para los campesinos de otro pueblo. Pero era incapaz de ver aquello que llama más nuestra atención cuando vamos al campo. Lo primero que salta a la vista cuando alguien de fuera contempla un lugar. Especialmente si es de ciudad. Los campesinos no veían el paisaje1. En cierto modo es algo parecido a lo que les ocurre a muchos historiadores, que no ven al campesino o la campesina, tan solo una imagen repleta de distorsiones. Bajo nuestro punto de vista, Marc Badal afila la crítica en sus escritos en esta dirección. Una crítica cuya centralidad no asume la distorsión idílica de aquel que busca una Arcadia perdida, sino la crudeza de la realidad del campesinado; su logros en la reproducción material de sus condiciones de vida; su riqueza simbólica atesorada a lo largo de siglos en un mundo hostil que por fuerza obligaba al ingenio, pero también al esparcimiento, la chanza y la fiesta; una vida asediada por la carestía muchas de las veces determinada por los caprichos del medio, pero otras tantas por los potentes lazos de dependencia social y la opresión; vidas a la intemperie que nunca buscaron reconocimiento porque como diría Salvador Giner, el campesinado ha vivido milenios de soledad.



Siguiendo este hilo de argumentos, nos parece suficientemente justificada, por tanto, esta edición. Fue en los meses de otoño del año 2013, cuando la Biblioteca Social La Tormenta decidió sacar, en formato de libreto fotocopiado, esta recopilación de artículos que ya habían aparecido en otras publicaciones de mayor envergadura. Siempre hemos creído que, además de aportar conocimientos concretos sobre la realidad histórica del campesinado, los escritos de Marc Badal arrojan luz sobre las posibilidades presentes de aprendizaje, discusión y crítica en torno a las alternativas reales frente a la sociedad capitalista, hoy en trance de implosión crítica. El primer trabajo, Viejas herramientas para nuevas agriculturas, se escribió en el año 2008 y apareció originalmente en el número 6 de la revista Resquicios (año IV, abril de 2009), y posteriormente, con algunas modificaciones, en el segundo número de la revista Raíces (junio de 2011); Fe de Erratas fue escrito hacia 2011, editado en un primer momento como fanzine casero, apareció tiempo después en el número 4 de la revista Raíces (verano-otoño 2012); y por último, Sasé, octubre quebrado, elaborado en 2012, fue incluido en el número 40 de la revista euskalduna Ekintza Zuzena. Esperamos sea de alguna utilidad este primer título de la serie Fermentos de Negación, que al igual que los buenos sustratos orgánicos, permita coadyuvar en la fertilidad del pensamiento crítico y radical. Conjurar, a fin de cuentas, gracias a esta nueva edición de Cuadernos de Contrahistoria el avance  inexorable de este desolador Desierto al que hemos confundido con la Vida y del que ya nada puede brotar.

 

1. Vidas a la intemperie. Marc Badal. Ediciones campo adentro, 2014. Existe una edición posterior en Pepitas ed. y Cambalache.

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