Si el 15
-M afirmó un nuevo dinamismo y una nueva frecuencia de contaminación mutua, es eso precisamente lo que hay que subrayar en el momento actual, no congelar el gesto tratando de reiterar la fotografía titular del indignado mediático y virtual. Se trata de crear, de proliferar, de contaminar, de alcanzar una nueva extensión, pero también una nueva densidad.
Desde la sorprendente primavera del año 2011, la fisonomía de los movimientos sociales en el Estado Español ha mutado de manera radical. La irrupción del 15-M abrió el cauce a un torrente de creatividad popular que experimentó en las calles con el asambleísmo, la protesta masiva y la generación de discurso colectivo.