Por la necesidad y la urgencia de la crítica

Mi última contribución, "Populismo y emancipación", contestando a un lector de alasbarricadas que me había pedido mi opinión sobre los Castro, Chávez, Lula y Morales en relación con Allende, ha suscitado los comentarios de una lectora (anonim@) y de un lector (Víctor T), en los que se me reprocha el criticar (en "todos sus artículos recientes") sólo "a las figuras de izquierda que en diversas maneras han aportado a la movilización de la clase trabajadora y de los pobres", según anonim@, y el no denunciar, según Victor T, "los abusos europeos y franceses hacia latinoamérica". Lo curioso es que no se cuestiona lo fundado o no de mi crítica a esas "figuras de izquierda" sino únicamente el no extenderla a la derecha ("Ya no se critica ni a Europa, ni a USA ni a los peces gordos"). ¿Será porque la comparten?

Sea lo que sea y por considerar legítimo el derecho a la discrepancia y necesaria la crítica, comenzaré por agradecerles sus comentarios y decirles que lean, en Google, el artículo "La verdadera amenaza: el totalitarismo capitalista", que escribí para EL Libertario (de noviembre/diciembre 2004); pues creo que a través de dicho artículo podrán darse cuenta de lo fundado o infundado de sus reproches (sobre mi "mutismo" critico ante todo lo que de cerca o de lejos sirve al capitalismo) y quizás también del por qué considero tan necesario hacer la crítica de la retórica seudo revolucionaria  y de la actuación política de esas "figuras de izquierda" que, según yo, contribuyen consciente o inconscientemente al desarrollo y consolidación del proyecto hegemónico mundial del Capital.
 

Claro que a anonim@ y a Victor T puede parecerles secundario lo ocurrido en la Unión Soviética y en China -sólo para referirnos a las "revoluciones anticapitalistas" más paradigmáticas. Pero, por lo menos, deberían reconocerme el derecho de que a mi no me lo parezca, y que, al contrario, lo considere de gran trascendencia para el futuro del movimiento emancipador en todos los continentes. No sólo por ser ejemplos indiscutibles de la falacia emancipadora del marxismo-leninismo sino también de su connivencia y confabulación con los que mandan en el mundo. De ahí que para mi sea tan necesario comprender y denunciar las causas del fracaso de esas experiencias; pues estoy convencido de que ellas han contribuido -tanto o más que las experiencias social-demócractas y las políticas de la Derecha- a extender y consolidar el totalitarismo capitalista por todo el planeta. Además de que no son sólo esas dos experiencias, pretendidamente anticapitalistas, las que han fracasado y acabado nuevamente restableciendo el capitalismo, sino todas las intentadas en base a las concepciones inevitablemente autoritarias del marxismo-leninismo.
 

¿Son aún necesarios más fracasos para ver la diferencia entre los discursos revolucionarios y la realidades políticas, económicas y sociales  de estas "figuras de izquierda"? ¿Por qué se debería criticar y denunciar a los Blair, Zapatero, Alain García y ahora también a Lula como cómplices del capitalismo, nacional y transnacional, y en cambio no a los Castro, Chávez, Evo, Correa y Ortega? ¿No son coincidentes sus políticas económicas y sociales? ¿No criminalizan todos ellos los movimientos sociales que les reclaman más justicia y más derechos? ¿Hay realmente diferencias entre ellos en la manera de ejercer el Poder y en los resultados? ¿No es el capitalismo hoy un imperio planetario y los Estados nacionales sus servidores, inclusive aquellos que aún pretenden combatirlo?
 

¿Es mentira esto? ¿Es propaganda imperialista o es el fiel reflejo de la realidad? ¿De qué serviría ocultarlo? ¿Qué ganaríamos tapándonos los ojos o mirando hacia otro lado?
 

Yo también habría deseado que el desarrollo y el final de esas experiencias hubiese sido otro, que realmente hubiesen desembocado en el socialismo igualitario y libertario que sus promotores nos anunciaban y prometían. O por lo menos en formas sociales cercanas o avanzando hacia tal objetivo. Pero no es lo que ha sucedido o lo que está sucediendo: ni en las experiencias que, tras largos periodos de control exclusivo del poder por el partido "revolucionario" y de "socialismo real" (en realidad simple y puro capitalismo de Estado), han vuelto o están volviendo al capitalismo puro y simple, ni en las que ese partido o sus Jefes están ejerciendo más o menos hegemónicamente el poder, tras ganarlo en la competición electoral propia de las "democracias parlamentarias", y aplicando políticas productivistas en asociación con las transnacionales capitalistas. Y no ha sucedido ni sucederá porque estas experiencias, que yo he calificado de populistas, no cambian la condición de explotación de los trabajadores ni les aportan mejorías substanciales para salir de la pobreza. Además de su incapacidad o falta de voluntad para evitar la devastación del medio ambiente y la aculturación de las poblaciones indígenas en la mayoría de estos países.
 

Yo no creo que se pueda negar el catastrófico balance de más de un siglo de marxismo-leninismo, de socialismo estatista. Creo que debemos reconocer esta evidencia y que ello no implica renunciar a la emancipación ni caer en el derrotismo o en la desmovilización. Al contrario, sólo reconociéndolo se podrá  comprender el por qué han fracasado hasta hoy todas las tentativas de acabar con la explotación del hombre por el hombre y sólo así se podrán sacar enseñanzas útiles para el futuro... Creo pues que hacerlo es un deber revolucionario, y que debemos hacerlo sin sectarismos ideológicos, sin intereses partidarios, con el único fin de no volver a extraviarse por senderos que conducen a callejones sin salida a los explotados y dominados.
 

Por supuesto, no se trata de pretender detentar la verdad, de dar lecciones o de imponer rutas... Simplemente, honestamente, de ver lo que no ha funcionado y no funciona, pues esto será de gran ayuda para poder iniciar nuevas experiencias y tratar en ellas de no repetir lo que ha fallado.
 

¿De qué nos serviría empecinarnos, por fidelidad doctrinal o creencias mesiánicas, en no ver lo que hay detrás de los líderes carismáticos, de los Mesías...? Y esto es válido para todos los líderes y todos los Mesías, sean de Derecha o de Izquierda, inclusive para los que se presenten con la etiqueta anarquista. Y no sólo porque el Poder es y será siempre dominación del hombre sobre el hombre sino porque no hay autoridad que no implique obediencia, sometimiento, y porque no es con la obediencia y el sometimiento que se conseguirá la libertad para todos.
 

¡Siempre se ha dicho que "la emancipación de los trabajadores será la obra de los trabajadores mismos", y siempre se ha visto que si las personas no deciden por sus propias vidas son otros que lo hacen por ellas! ¿Por qué olvidarlo ahora? Si hay una lección a sacar de más de un siglo de socialismo autoritario es que si los trabajadores no gestionan ellos mismos la economía y la sociedad será de nuevo una élite, una burocracia, la que lo hará en su lugar y para su exclusivo beneficio.
 

Además, si debemos considerar que estas "figuras de Izquierda" en el Poder (el Poder que dicen ejercer los Castro, Chávez, Lula, Morales y todos los que gobiernan o han gobernado antes en nombre de la Izquierda revolucionaria, como los Lenin, Stalin, Mao, etc., o los que lo han hecho en nombre de la Izquierda reformista, como los Blum, Largo Caballero, Allende o los actuales Zapatero) no pueden, no pudieron, poner en obra sus programas en razón del entorno internacional desfavorable, ¿qué sentido puede tener pues luchar por conquistar ese Poder si lo único que les permite es ser diferentes en la retórica discursiva?
 

Hoy sabemos el por qué el capitalismo no ha sido derrotado y por qué han sido esas "alternativas" populistas las que más han contribuido -tanto en su variante reformista como en la revolucionaria- a imponerlo como imaginario del progreso y la convivencia "democrática"…Por lo menos en el imaginario de las grandes masas… Y ello pese a seguir produciendo enormes y graves injusticias, a hacer pesar sobre la humanidad la amenaza de su propia destrucción y a seguir verificándose, día a día, su falaz concepto de libertad. Es pues por ello que no tenemos el derecho de seguir engañándonos, de seguir creyendo en mitos y de esperar que el fin de la explotación y la dominación lo encontremos por los caminos del capitalismo o del socialismo estatista (simple capitalismo de Estado).
 

Hoy más que nunca debemos tener presente aquello de que la emancipación de los trabajadores debe ser obra de ellos mismos. De ahí la necesidad y la urgencia de denunciar y combatir a todos los que, en nombre de la libertad capitalista o de la libertad revolucionaria, nos quieren confiscar la nuestra.
 

Octavio Al berola

 

Comentarios

Hay algo curioso en lo que dice Julián G. un par de comentarios atrás. Él reconoce que la crítica libertaria no provocó la caída de la URSS. Ni la de nada que sea socialista, añado yo. La URSS y el resto de países de socialismo real, se hundieron solitos, sin que nadie les empujase.

Pero, por otro lado, manifiesta Karina que la crítica anarquista puede hacer el juego a la derecha golpista, a sus paramilitares, o a la CIA, pues se une al resto de ladridos de la jauría.

Yo creo que no. Si a lo largo de la historia comprobamos que la crítica no ha sido la causante de la debacle de los países socialistas, ¿por qué habría de ser esa misma crítica ayudante de los enemigos fascistas de países tan dispares como Cuba, Corea del Norte o Venezuela?

Mi opinión es que la crítica anarquista sí que ha hecho una contribución: ha aclarado el papel del autoritarismo en la caída de las experiencias socialistas, denunciando la persecución de ideas y personas que no tenían nada de derechas. La URSS cayó no por que los anarquistas hicieran su crítica a la nomenklatura. La nomenklatura respondió a la crítica ignorándola, o acusándola de ser la aliada del imperio yankee..., y cayó por sus propios errores.

En la actualidad, la crítica que podemos hacer los libertarios al gobierno cubano (por ejemplo), no puede hacer tambalear a ese gobierno que dispone de recursos materiales y humanos en abundancia. Ni al venezolano, ni a ninguno. Lo que sí puede hacer la crítica es señalar los defectos de un proceso o de una experiencia, y poder de esa manera resolverlos.

Un saludo

 

Sobre lo que se refiere a cómo reciben la crítica los que están en el poder, suelen recibirla mal, porque su respuesta viene a ser "hacemos lo que debemos, y si hacemos algo mal la culpa es de los otros, de la crisis, del acoso, de las tormentas... y quien diga lo contrario es un agente del imperio del mal".

 

Sobre lo que dice Karina en la página atrás, lo veo muy razonable y correcto, y estoy de acuerdo contigo.

Un artículo aparecido en esta página, interesante para comprender la crítica libertaria, y la respuesta que le dan desde los gobiernos.

http://www.alasbarricadas.org/noticias/?q=node/14760

Fijaros en el final de la entrevista:

...Nosotros coincidimos con tal apreciación, porque el régimen cubano se alimenta de un lenguaje demagógico, de supuesto compromiso con el pueblo, al que ciertamente hay que poner a prueba en el momento actual, cuando podría resultar más difícil generar la respuesta brutal que fue la norma en muchas ocasiones del pasado. En mi caso personal, puedo decirle que no me han tocado (aunque si me botaron de mi trabajo hace dos años, cuando sacamos una tela en la manifestación del 1º de Mayo pidiendo un socialismo desde los trabajadores), a pesar de las diversas actividades de trabajo social y de promoción de ideas en que he participado en tiempos recientes, particularmente en el barrio donde vivo. 

Lamento que mi critica haya dado espacio para que la discusion se subiera un poco de tono porque mi intencion no ha sido esa y me parece bien que el doc vallina intervenga para que la cosa no se desbande y se pierdan las ideas. Cuando leí las opiniones de Julian Contreras me doy cuenta que tengo que ser un poco mas clara cuando hablo de que la critica hace el juego, lo digo porque creo que si la critica no da propuesta ni salida desde el anarquismo, o la izquierda, o la revolucion, entonces solamente contribuye a desmoralizar al pueblo y a pensar que no hay mas que el capitalismo salvaje. Claro que no digo que los anarquistas hayan sido los que hicieron caer el muro de Berlin porque si hubiera sido asi creo que las cosas hubieran sido diferentes pero creo que toda critica que da salida aporta un granito de arena a desmoralizar al pueblo. Pero no creo que sea correcto decir que la critica anarquista ha hecho una contribucion, no por lo menos criticas como las de Alberola. Creo que la critica anarquista puede y debe ser una contribucion pero siempre y cuando sea comunicada de mejor manera, con un lenguaje que evite generalizaciones y exageraciones peligrosas y considerando los problemas objetivos que tiene la construccion del socialismo ante sus enemigos internos y externos. No se si ahora soy un poco mas clara, Karina.

Cometí un eror que ahora corrijo "Claro que no digo que los anarquistas hayan sido los que hicieron caer el muro de Berlin porque si hubiera sido asi creo que las cosas hubieran sido diferentes pero creo que toda critica que NO da salida aporta un granito de arena a desmoralizar al pueblo." Claro no es que haya agentes de la CIA esperando que hablen los anarquistas pero si no hay salida real en la critica mas que vaguedades entonces se desmoraliza un poquito al pueblo.

Ah, lei la entrevista a los cubanos me parecio mucho mas interesante y equilibrado que algunas otras cosas que he leido de gente fuera de Cuba.

Hola Karina. Mi intervención no iba por usted, sino para que se supiese que este tema está siendo moderado, y que no se van a admitir descalificaciones del tipo que mencioné, porque si no estos temas acaban siendo una pelea de gallos. Muchas gracias por sus aportaciones a usted y al resto de participantes. 

El anarquismo he dicho no puede constreñirse sólo a la crítica y a la crítica de la crítica. Salvo que se le tome como una filosofía especulativa más o por una pose más, el anarquismo es un movimiento político y social, o al menos eso es lo que ha sido hasta 1939.

Pero la política –a mi juicio- desde el punto de vista anarquista es, a la vez, una relación biunívoca entre relaciones de fuerza y estrategias de resistencia. Hay más, desde luego: hay personas para las cuales el anarquismo es un-estilo-de-vida o algo parecido a una-moral-de-convento. También hay marxistas-leninistas o fascistas para los cuales sus cosmovisiones son o lo uno o lo otro. O ambas. Pero aquí entramos en el terreno de la superestructura: la moral; los proyectos-de-vida; cuestiones de orden ontológico, sobre el ser y sus derivados.

Si aceptamos que cuando hablamos de anarquismo hablamos del movimiento anarquista fundado por Bakunin, pues, entonces, debemos concentrarnos en su fuerza social y política y sus estrategias de resistencia.
¿Una estrategia de resistencia anarquista? El anarcosindicalismo, por ejemplo. (Aquí subrayo yo y no el moderador). El anarcosindicalismo, tanto en la versión de la vieja CNT como de la no menos vieja IWW.

Nada haces criticando si la fuerza de tu crítica no deviene en la crítica de tu fuerza; dicho en términos muy latinoamericanos: si a las armas de la crítica no la acompañan la crítica de las armas.

Es así como la crítica que hace la CNT a la República-de-trabajadores-de-todas-las-clases (es decir, la Segunda República) está acompañada por un movimiento de masas que no quiere que la República sea tibia sino que realmente altere la estructura social y económica de la España de 1931. También a la República la criticaban los monárquicos y los falangistas, pero no era coincidente con la crítica de los anarquistas. Porque el anarquismo tenía sus propias fábricas de subjetividades de resistencia. Pero en cuanto la derecha golpea a la República los anarquistas optaron por el mal menor; no es un invento mío, ahí está la historia.

La sedicente crítica anarquista al socialismo real no contribuyó en nada a su caída porque no se diferenció de la crítica derechista a ese mismo socialismo real. La crítica de algunos anarquistas a Cuba no se diferencia en absoluto de los altibajos de Moratinos o de los editoriales del Miami Herald. Tampoco en el caso venezolano donde evidentemente unos cuantos anarquistas han apostado por la derecha porque simplemente no tienen incidencia social ninguna.

Fuerza social y estrategia de resistencia: son los calificadores de una política, cualquiera que ella sea. Salvo que se opte por un anarquismo que no es otra cosa que una ficción trascendente donde los anarquistas pasan a ser los frailes de una nueva Verdad Revelada.-

Recuerdo cuando la guerra en la antigua yugoslavia, en los años noventa, un pequeño grupo de mujeres se colocaba en una plaza de Belgrado, vestidas de negro, con pancartas contra la guerra y a favor de la paz. En pleno delirio nacionalista y bélico, soportaban las amenazas de los patriotas que las tildaban de traidoras, de hundir a la patria, de servir a los intereses de Croacia...

La crítica de ese pequeño grupo de personas, lo que demuestra es que se puede ser pequeño, y tener mucha razón, porque la razón no la da ni la fuerza, ni el número, ni el éxito... La razón la da la verdad del argumento.

Es cierto que la crítica que no da salidas y que propone vaguedades puede desmoralizar al pueblo...

 

Pero Karina, ¿no es cierto también que muchas de las medidas que toman los gobiernos, también pueden desmoralizar al pueblo y sembrar el desánimo? Aquí, en la Transición Democrática, hubo una palabra para designar eso: "el desencanto", al ver que las esperanzas que se habían dado entre 1975 y 1978 para llevar a cabo un cambio social en el que el pueblo recuperase protagonismo, eran simples espejismos. Las salidas realistas, las salidas prácticas eran partidos políticos, amnistía a los crímenes del franquismo, rey, elecciones, crisis económica, reconversión industrial, responsabilidad sindical y firma de pactos sociales...

 

Y la gente al margen. Los disidentes, deslegitimados con el discurso de "hacen el juego a los golpistas". Y eso se tradujo en una desmovilización social que hizo que el pueblo español, uno de los más activos del mundo, se convirtiese en una población atomizada, resignada y pasiva, por no decir facha.

Julián Contreras

Julián estoy de acuerdo contigo cuando dices que las medidas que toman los gobiernos también pueden desmoralizar al pueblo y sembrar el desánimo. Por eso defiendo la importancia de la critica que los anarquistas hacen y creo que es el mejor antidoto para los excesos autoritarios de la izquierda y lo dije desde un primer momento que creo que es necesaria para desarrollar una propuesta nueva para cambiar las cosas. Mi problema es como se hace y creo que los anarquistas parecen mas interesados en aplaudirse entre ellos y no piensan que la critica que no se convierte en propuesta no es una critica revolucionaria porque no hace cambio y aporta tambien otro granito de arena a la desmoralizacion. No sirve tener la razon como poquitos hay que saber comunicarla para que seamos mas y podamos cambiar la sociedad porque no se trata de ganarse el cielo para eso estan las sectas pentecostales. La salida de izquierda debe ser realista debe ser algo que el pueblo pueda entender, ver y sentir.

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