Enviado por anonerror (no verificado) en Dom, 06/01/2013 - 20:25
Proponer los circuitos del don, tanto en la política como en el arte, implica reivindicar la gratuidad de estas dos actividades, sostener que ninguna de las dos puede ser reducida a un valor de cambio, y que por lo tanto, escapan a las leyes del trabajo asalariado, lo que significa, en resumidas cuentas, considerarlas como un regalo. Un regalo que cada uno, desde su particularidad, hace al género, en una comunidad particular. La actividad creativa debe ser desarrollada en un tiempo libre.