La Plataforma: No es solo para plataformistas

Traducimos un texto publicado en el número de la primavera del 2003 de la revista The Northeastern Anarchist Issue #6. Esta revista era la cabecera de la federación anarquista NEFAC, del nordeste de Estados Unidos y Canadá oriental. Fue republicada en 2021 en anarchistplatform.wordpress.com


Jeff Shantz & P.J. Lilley

«Es hora de que el anarquismo salga del pantano de la desorganización, ponga fin a las vacilaciones interminables sobre las cuestiones tácticas y teóricas más importantes, avance resueltamente hacia un objetivo claramente reconocido y lleve a cabo una práctica colectiva organizada».
Plataforma Organizativa de los Comunistas Libertarios, 1927

En los últimos años se ha hablado mucho del resurgir de actividades anarquistas inspiradas en la plataforma de 1926. Sin embargo, en lugar de debates constructivos, las discusiones suelen polarizarse entre defensores acérrimos de la plataforma y detractores inflexibles del plataformismo (y del llamado "anarquismo organizativo" en general). En esta polarización se pierde el hecho de que el plataformismo ofrece reflexiones cruciales para la actividad anarquista contemporánea, reflexiones que incluso los no plataformistas podrían encontrar útiles.

Comenzamos aclarando que no somos plataformistas. Nunca lo hemos sido y quizás nunca lo seamos. De hecho, a lo largo de los años hemos tenido desacuerdos con la plataforma y discusiones intensas con sus defensores.

Aun así, apoyamos el surgimiento reciente de organizaciones plataformistas en Norteamérica, en particular las actividades de la federación NEFAC. Creemos que las ideas y acciones plataformistas tienen mucho que aportar al anarquismo en esta región, tanto en su crítica a los movimientos anarquistas locales como en sus contribuciones positivas a la lucha por una sociedad libertaria.

Escribimos este breve texto no para alabar a quienes coinciden con la plataforma ni para rebatir a sus opositores. Lo hacemos como anarquistas que seguimos enfrentándonos a las preguntas y desafíos planteados por este enfoque. Nos entusiasman las posibilidades de una organización plataformista que construya anarquismo más allá de círculos reducidos, vinculándose con la vida cotidiana y las luchas de la gente bajo el capitalismo.

En nuestra opinión, los críticos del plataformismo deben explicar qué hay de malo en que surjan organizaciones anarquistas cuyas ideas y actividades sirvan como polo de atracción para otros. Los no plataformistas tienen muchas preguntas por responder:

¿Por qué no juntar a anarquistas para debatir posiciones, estrategias y tácticas comunes? ¿Por qué no priorizar ese compromiso activo frente al conformismo de diseñar utopías personales, criticar desde la barrera o, peor aún, ignorar las diferencias políticas? ¿Qué hay que objetar a los esfuerzos por «reunir a todos los militantes del movimiento anarquista organizado»? ¿Por qué oponerse a atraer militantes de la clase trabajadora al anarquismo?

El objetivo de desarrollar perspectivas anarquistas en sindicatos y organizaciones obreras ha sido abandonado durante demasiado tiempo. Y luego algunos anarquistas se quejan del carácter «poco anarquista» de la clase trabajadora.

Que ciertos no plataformistas hayan respondido al plataformismo con dogmatismo y reactividad —criticando un documento para desacreditar un movimiento, recurriendo a generalizaciones vagas sobre la «organización» en lugar de analizar prácticas concretas— demuestra lo arraigadas que están algunas costumbres. Precisamente esos hábitos, cultivados en tiempos de letargo, aislamiento y marginalidad, deben superarse ahora que la gente busca alternativas a las relaciones sociales capitalistas. No solo hacen falta sueños de futuras sociedades, sino estrategias reales para construirlas.

Para empezar, es evidente que la preocupación original de Delo Truda por superar «el estado lamentable en que vegeta el movimiento anarquista» sigue vigente para los anarquistas norteamericanos actuales, pese al reciente repunte de actividad (en el que los plataformistas han tenido un rol destacado).

A medida que crezcan los movimientos anarquistas, las cuestiones organizativas —y cómo se relacionan las actividades anarquistas entre sí y con estrategias más amplias de cambio social— serán cada vez más urgentes. Si queremos aprovechar el impulso actual y construir un anarquismo conectado con luchas más amplias, debemos abordar seriamente los retos de organizarnos, combinar esfuerzos y coordinar acciones con eficacia. Para ello, es crucial aprender de experiencias pasadas y evitar repetir errores.

Uno de esos errores ha sido eludir debates sobre organización y unidad, dejándonos desprevenidos cuando estallan conflictos. En periodos de baja intensidad militante, con metas menos ambiciosas, estas cuestiones parecen menos urgentes y es más fácil refugiarse en la subcultura. Esta ha sido la norma en Norteamérica hasta hace poco.

Las nuevas circunstancias —un anarquismo en crecimiento y un auge de actividades anticapitalistas— exigen prácticas acordes con dinámicas de lucha transformadas. La cuestión no es si la gente formará organizaciones, sino qué tipo de organizaciones surgirán. Quienes buscan derrotar al capitalismo intentarán unir fuerzas para compartir recursos, coordinar acciones y ganar poder. Mantenerse al margen en estos asuntos cede el terreno a organizaciones autoritarias o reformistas.

En la historia del anarquismo, las perspectivas organizativas no son marginales, sino centrales. Pretender que los enfoques organizativos representan una «desviación» del anarquismo o una intrusión de ideas ajenas es un revisionismo histórico absurdo. Claro que la mayoría de anarquistas participan en algún tipo de organización: colectivos de infoshops, equipos editoriales, grupos de afinidad...

Lamentablemente, gran parte de la actividad anarquista en Norteamérica aún coincide con la descripción de Delo Truda de 1926: «organizaciones locales que defienden teorías y prácticas contradictorias, sin perspectivas de futuro ni continuidad en el trabajo militante, y que habitualmente desaparecen sin dejar rastro». La falta de organizaciones duraderas sigue favoreciendo derivas hacia la pasividad, la desmoralización o el repliegue subcultural.

Muchas de estas organizaciones efímeras se basan en el sintetismo tan criticado por los plataformistas. Aunque no creemos que el enfoque sintetista esté condenado al fracaso, en nuestra experiencia sí tiende a ser un «ensamblaje mecánico de individuos», como señalaban los plataformistas. Estos grupos funcionan bien mientras no superen el gestionar una librería, un infoshop o una escuela libre. Pero incluso en esos casos, surgen grietas cuando se abordan cuestiones políticas serias. El consenso basado en «no ofender a nadie» o rechazar tareas controvertidas para mantener la armonía suele ser la norma en grupos sintetistas.

Los plataformistas buscan una unidad sustancial basada en acción y reflexión compartidas. Fomentan una honestidad política y teórica: tomar posturas sin suavizarlas para evitar conflictos.

La «unidad» plataformista no implica leer los mismos textos o coincidir en todo, sino acuerdos básicos determinados colectivamente mediante debates abiertos y experiencias prácticas. Se trata de concentrar recursos y energías —hoy dispersos— para fortalecer las fuerzas anarquistas.

Por supuesto, es más fácil evitar el trabajo colectivo, los debates extensos, la revisión de ideas mediante la práctica y el esfuerzo organizativo que asumen los plataformistas. También es más cómodo diseñar esquemas puros desde el apartamento propio, sin preocuparse de si esos sueños «se desintegrarían al chocar con la realidad». Los plataformistas, en cambio, asumen la responsabilidad compartida de construir movimientos anarquistas vinculados a quienes sufren el capitalismo.

La organización anarquista es un espacio para reflexionar sobre el trabajo realizado, examinar prácticas, explorar alternativas y aprovechar recursos y experiencias existentes.

Para nosotros, lo crucial del plataformismo no está en un documento de 1926, sino en su desafío: unirnos abierta y seriamente para desarrollar estrategias anarquistas arraigadas en luchas de clase reales contra patrones, caseros y burócratas concretos. Los plataformistas han asumido el reto de transformar el anarquismo —hoy reducido a conciencia social o crítica cultural— mediante trabajo en sindicatos de inquilinos, espacios laborales, acciones contra la pobreza y luchas antideportaciones, por mencionar algunos ejemplos.

Estas acciones, basadas en debates rigurosos y evaluaciones realistas de capacidades, han trasladado la discusión organizativa de la especulación abstracta a la práctica cotidiana. Del terreno cómodo de las abstracciones a la realidad concreta del capitalismo actual.

Por supuesto, la plataforma es solo una «orientación táctica y teórica», y la organización plataformista agrupa a quienes desarrollan esa orientación mediante su práctica. Por tanto, está siempre sujeta a revaluación según las circunstancias.

Cabe recordar que la plataforma fue concebida como un primer paso para «reunir fuerzas libertarias», no como un programa completo. Sus autores reconocían sus lagunas y tratamientos insuficientes.

El crecimiento del anarquismo exige comprometerse a desarrollar visiones y prácticas que construyan movimientos, no solo «escenas» o camarillas. Si el plataformismo ofrece un punto de partida para este proceso, entonces su contribución al anarquismo norteamericano es bienvenida y necesaria.

El hobbyismo anarquista no es mucho mejor que coleccionar sellos u observar pájaros. Los pasatiempos ofrecen libertad y autoexpresión, pero no evitan que la mierda se acumule. El anarquismo puede —y debe— aspirar a más. Esto es lo que reconoce el plataformismo al sacar al anarquismo del hobbyismo esotérico.

El anarquismo debe pasar del reino de la especulación al terreno de lo posible. Al impulsar seriamente este movimiento, las organizaciones plataformistas tienen mucho que aportar a las luchas en Norteamérica.

Enlaces relacionados / Fuente: 
https://theanarchistlibrary.org/library/jeff-shantz-p-j-lilley-the-platform-it-s-not-just-for-platformists-anymore
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