Enviado por anonerror (no verificado) en Jue, 25/08/2011 - 21:20
Desde que el movimiento de las acampadas de Sol se descentralizó a los barrios y pueblos de Madrid, en las plazas se respira un aire distinto. Un aire que despide asamblearismo por los cuatro costados y le devuelve a la plaza su función olvidada de autogobierno. Un aire que, en un contexto de posible despertar de la conciencia colectiva y de crisis sistémica, nos traslada al “comicio”, al “concejo abierto” y al “ayuntamiento general”, que son algunos de los nombres que recibía la práctica de la democracia no-delegada en la península.