Hace unos días leí en la prensa española que, en vísperas de su debate público con el candidato del PP, usted manifestó -ante un grupo de voluntarios reunidos en la sede el PSOE y a micrófono abierto- su "preocupación" por "ese sentimiento, que afecta sobre todo a la gente de izquierdas, de como si ya nada mereciera la pena, esa cosa de decir 'nos han ganado' y que llega a formulaciones del tipo: el voto no merece la pena, para qué vamos a votar..." Es comprensible pues que, ante los pronósticos demoscópicos que incitan a pensar que ese estado de ánimo -que induce a la abstención o a la inf