Para una teoría de la estrategia

Coordinadora Anarquista de Brasil

Nuestra estrategia permanente pasa por la construcción de poder popular a partir de la creación (o recreación) de organizaciones populares clasistas y autónomas, que avancen paso a paso en su protagonismo como pueblo organizado. Pero, solo una carta de intenciones no bastaría para cumplir con la tarea de participar y disputar la hegemonía d este poder popular. No se trata apenas de propagar los principios sino incidir y garantizar el funcionamiento de estas organizaciones. Cuanto más libertarias y socialistas sean internamente estas organizaciones y movimientos, nuestro proyecto tendrá más oportunidades. Es decir, tener un federalismo funcional como modo de gestión política; apuntar a la autogestión como modo de producción socioeconómica; tener un comportamiento solidario con las demás organizaciones y movimientos de clase; contar con democracia interna y alto grado de participación popular, y dar la pelea en la forma más avanzada para cada etapa de la lucha popular. De esta forma construiremos la hegemonía anarquista en el seno de los movimientos populares en construcción y/o avance.

Cuadro 1

Poder, dominio y clases sociales

Las relaciones de poder permean todas las relaciones sociales. Estas envuelven a los agentes sociales en las más diversas disputas y en las tentativas de influenciar situaciones. En las sociedades divididas en clases sociales existe una relación de poder específica que se puede manifestar en las diferentes esferas sociales (económica, política e ideológica): el dominio y la dominación.

La dominación ocurre cuando una clase, un grupo o un individuo ejecuta el proyecto de otra persona, grupo o clase contra sus propios intereses, perjudicándose y reforzando los privilegios del dominador.
Las clases sociales marcan la historia de la humanidad desde la aparición de las grandes civilizaciones hasta hoy; poseen un papel destacado y específico en el capitalismo. Las relaciones entre las clases sociales son relaciones de dominio.

El anarquismo, como una corriente socialista, lucha por el fin de la dominación y, consecuentemente, por el fin de las clases sociales, teniendo como objetivo construir un sistema igualitario (socialista) y libre (libertario).
Para alcanzar este objetivo, es necesario que los anarquistas en general, y nuestras organizaciones políticas en particular, construyan una estrategia y un programa que oriente el camino general de esta transformación.

El siguiente cuadro sistematiza lo que entendemos por estrategia y programa de una organización política.

Elementos estratégico-programáticos

A continuación, discutimos y conceptualizamos la estrategia y el programa de modo general, siguiendo con los otros elementos presentes en el cuadro.

Estrategia y programa

La estrategia envuelve una lectura de la realidad, los objetivos que se quieren alcanzar y un camino para eso. No es nada más que la ciencia del conflicto, en última instancia, el estudio de la guerra (en todos los niveles, formas e intensidades), incluyendo la guerra social o lucha de clases.

La idea de estrategia surge de la relación conflictiva entre clases, grupos o personas y del hecho de que las disputas políticas envuelven intereses antagónicos.
Necesitamos dibujar una línea que unifique nuestra actuación de modo que sea federalista, más nunca fragmentada. De modo que podamos efectuar una actuación compacta y cohesionada internamente, una práctica política que acumule para la organización y esto significa simplemente, una línea que construya o reconstruya las organizaciones sociales necesarias que serán la base del poder popular. A esta línea unificadora le damos el nombre y la carga conceptual de programa.

El programa formaliza una estrategia determinada y, por tanto, orienta las acciones para un período y un lugar determinados. Para la construcción de un programa, tenemos que usar la evaluación y la planeación estratégica, que debe presentar tanto las reflexiones estratégicas como las nociones sobre dónde nos encontramos, a dónde queremos llegar en un determinado momento y cómo recorreremos ese camino.

Un programa concretiza la línea que aplicamos en un período. Se puede tomar para períodos de tiempo cortos o más largos. Contiene una serie de puntos, metas y objetivos a ser aplicados en el cortísimo plazo o en el corto plazo (entre congresos, por ejemplo) y refleja el objetivo central de la estrategia (general o de tiempo restricto). Presenta las herramientas adecuadas para la acción popular, de base y combativa, para un trabajo de unificación de las luchas, de actuación a partir de nuestros frentes y la generación de una identidad en el que diversos sujetos sociales se vean y actúen a partir de una noción de clase oprimida.

Hay, con ello, una línea política general que guía nuestras iniciativas en un tiempo concreto. Sin embargo, puede ocurrir que los objetivos estratégicos de un período no tengan total correspondencia ni con nuestra capacidad militante (tanto de infra como de personal para trabajar en todos los niveles necesarios) ni con nuestra fuerza de intervención social. Aún así, tenemos que transformar en práctica política concreta aquello a lo que apuntamos como objetivos generales para esta etapa. El programa será el instrumento que guiará los actos concretos que haremos para realizar nuestra hipótesis de estrategia. Por eso también podemos hablar de agenda que serán las distintas operaciones que deberán estar en marcha para efectivizar una fuerza viva (esto porque tenemos la intención de hacerla nacer) y que enfrenta condiciones de vida duras, fragmentación, desesperación causada por la miseria, pérdida de la idea de futuro colectivo, tejido social fragmentado y avance ideológico tanto de la vieja derecha (oligarquías, fisiológicos, capital financiero y/o nacional) como de la nueva derecha (fracciones de la clase dirigente conformando una nueva élite política-administrativa a partir de los gobiernos de “izquierda oficial”).

Evidentemente, el objetivo finalista y la estrategia general de la organización pueden aparecer en el programa. En este caso, se trata de un “programa máximo”, con poca variación. Sin embargo, es importante que el programa contenga elementos más restringidos, de corto y mediano plazo.

Análisis de estructura / estructural

Es la evaluación de los elementos que permiten comprender el sistema y la estructura en los cuáles estamos insertos, teniendo en cuenta nociones de larga duración. Ese tipo de análisis se fundamenta en la historia y busca presentar los principales rasgos estructurales (que no varían mucho con la coyuntura) del sistema capitalista, del Estado, de la cultura hegemónica vigente (siempre con esa noción de largo plazo).

El análisis del capitalismo de Marx en El Capital, por ejemplo, es estructural, así como la teoría anarquista del Estado (independiente del partido que está en el gobierno). La estructura es más profunda y posee elementos de mayor permanencia que la coyuntura; en un análisis de este tipo, abordamos el sistema de dominación y su estructura de clases, independientemente de si la empresa X o Y tiene un mayor poder económico o de si el partido A o B está en el poder ejecutivo o legislativo.

Análisis de coyuntura / coyuntural

Es la evaluación de los elementos que permiten comprender el momento en que se encuentra el sistema y la estructura de la sociedad, o sea, cual es la caracterización del período en que se encuentra una sociedad y sus rasgos más importantes. Este tipo de análisis es por lo tanto más inmediato que el análisis estructural y tiene en cuenta los cambios en las políticas económicas, los partidos políticos en el poder, los bloques económicos capitalistas, los escenarios internacionales y nacionales, guerras, conflictos, grandes eventos, movimientos populares, la cultura en un sentido más inmediato, etc.

Como anarquistas, creemos que aún con limitaciones estructurales/coyunturales, la acción humana tiene posibilidades para modificar/transformar la sociedad. Por eso, debemos tener en cuenta en estos análisis las acciones humanas que han contribuido a las conformaciones sociales en cuestión. Como no estamos completamente condicionados por la estructura/coyuntura, tenemos que pensar cómo nos posicionamos y cómo actuamos en relación a ellas.

La coyuntura es el momento vivido, pero es necesario hacer un recorte de la realidad para poder intervenir sobre ella. Son, por lo menos, tres recortes simultáneos. Uno de ellos, es un recorte temporal, es decir, el período al cual nos referimos.

Podemos decir que el período de tiempo que estipulamos es el siguiente (cortísimo plazo = 2 años; corto plazo = 4 años; mediano plazo = 8 años; y largo plazo = 12 años o más), o el que estamos analizando la coyuntura del mes, del bimestre, del trimestre y así sucesivamente. También podemos afirmar que analizamos la planificación de algún otro agente (ej: puede ser otro partido político o una institución del enemigo), y allí se utiliza el recorte de tiempo que este otro agente estipuló. Otro recorte de tiempo necesario es la dimensión geográfica, es decir, sobre qué territorio estamos analizando. Podemos analizar tanto la coyuntura de una región metropolitana (ej.: la Restinga) como podemos intentar analizar Rio Grande del Sur o hasta aventurarnos a un análisis global de la realidad de la Guerra contra Iraq. Simplemente no se puede hacer política fuera del tiempo y del espacio, y por tanto, estos dos recortes son fundamentales.

Objetivo finalista

Es inflexible y establece la sociedad que se quiere para el futuro. En el caso de la CAB, conforme a nuestros principios, los objetivos finalistas son la revolución social y el socialismo libertario. En el caso de un programa anarquista, consideramos que es necesario delinear los rasgos generales de ese sistema, es decir, lo que proponemos para la autogestión y el federalismo en las tres esferas. El objetivo finalista se consolida con la conquista de la sociedad por medio de las fuerzas del pueblo con la victoria del poder popular, a través de un proceso revolucionario de largo plazo. Esta victoria significa que el poder político se organizará de forma federalista y revolucionaria, y la autogestión socioeconómica estará presente en toda la escala del territorio liberado.

Es importante saber que los objetivos finalistas no deben ser confundimos con la estrategia general. La definición de los objetivos que queremos alcanzar está definida por la posición ideológica que asumimos, por tanto, cambiar los objetivos generales implica un cambio ideológico, pero no necesariamente ocurriría la misma cosa con la estrategia pues revisar la estrategia, no implica cambiar los principios. El socialismo libertario sería un objetivo, la construcción de poder popular tal vez esté más en el campo de la estrategia.

Son esos objetivos los que condicionarán el establecimiento de nuestras estrategias y tácticas, pues son los objetivos, los que condicionan las estrategias y éstas condicionan las tácticas; es eso lo que los anarquistas han llamado la coherencia entre medios y fines. Ese objetivo finalista es establecido a partir de la utopía.

La utopía es un elemento inflexible y permanente; se trata de un lugar a ser construido, la inspiración que, aplicada en términos concretos, traza el objetivo finalista. El lugar a ser construido es la sociedad socialista y libertaria, donde la forma de organización social para vivir en colectividad no pasará por métodos de la injusticia, sistemas de privilegio ni de reconstitución de un Estado. Puede ser que nunca la vayamos a alcanzar, pero este lugar es el que direcciona los objetivos y tiempos estratégicos de la organización.

Estrategia general / permanente

Es inflexible y se caracteriza como la planeación general que coordina los objetivos finalistas (donde queremos llegar) y los medios empleados, de manera que esos objetivos sean promovidos en relación con las otras fuerzas en disputa, partiendo del momento en que se encuentra (caracterizado por el análisis estructural y el coyuntural). En el caso de la CAB, apuntamos como estrategia general: “La estrategia general del anarquismo que defendemos se basa en los movimientos populares, en su organización, acumulación de fuerza y en la aplicación de formas de lucha avanzada con el fin de llegar a la revolución y el socialismo libertario; proceso que se da conjuntamente con la organización específica anarquista que, funcionando como fermento/motor, actúa conjuntamente con los movimientos populares y proporciona las condiciones de transformación. Estos dos niveles (los movimientos populares y la organización anarquista) pueden también ser complementando por un tercero: la tendencia, que suma un sector afín de los movimientos populares. Esta estrategia, por tanto, tiene por objetivo crear y participar en los movimientos populares defendiendo determinadas concepciones metodológicas y programáticas en su seno, de forma que puedan apuntar hacia un objetivo de tipo finalista, que se consolida en la construcción de una nueva sociedad.”

Esta estrategia implica el proceso revolucionario de largo plazo, con el protagonismo de las clases oprimidas y con un alto nivel de confrontación (en todos los niveles, militar, político, social, económico, jurídico y principalmente, ideológico). En un programa anarquista, es preciso que se discuta con más detalles para caracterizar las líneas generales de la estrategia. En general, en un programa, es relevante que se apunte un tiempo más o menos esperado para esa gran etapa, es decir, para la consolidación de esos objetivos.

Podemos decir otras cosas: La estrategia corresponde a una teoría de los aspectos más generales y de cambio lento del sistema, y una política de ruptura dirigida hacia sus estructuras fundamentales de dominación. En esta categoría se define una caracterización del sistema de dominación, el capitalismo y las estructuras de poder dominante, el núcleo duro instituido por la formación socio-histórica… En este ámbito tenemos definida una estrategia de poder popular revolucionario. Postulamos como sus elementos constitutivos: el protagonismo de las organizaciones populares, una nueva articulación político-social, la ruptura revolucionaria como insurrección popular. El conjunto de los elementos sistemática y coherentemente reunidos apuntan hacia objetivos de tipo finalista: una revolución de carácter socialista y libertaria que comprende un frente de clases oprimidas como sujeto de transformación. Por ahí camina el programa finalista, que guarda un conjunto de medidas y proposiciones que representan el sentido de tal reestructuración social.

Nuestra estrategia permanente pasa por la construcción de poder popular a partir de la creación (o recreación) de organizaciones populares clasistas y autónomas, que avancen paso a paso en su protagonismo como pueblo organizado. Pero, solo una carta de intenciones no bastaría para cumplir con la tarea de participar y disputar la hegemonía d este poder popular. No se trata apenas de propagar los principios sino incidir y garantizar el funcionamiento de estas organizaciones. Cuanto más libertarias y socialistas sean internamente estas organizaciones y movimientos, nuestro proyecto tendrá más oportunidades. Es decir, tener un federalismo funcional como modo de gestión política; apuntar a la autogestión como modo de producción socioeconómica; tener un comportamiento solidario con las demás organizaciones y movimientos de clase; contar con democracia interna y alto grado de participación popular, y dar la pelea en la forma más avanzada para cada etapa de la lucha popular. De esta forma construiremos la hegemonía anarquista en el seno de los movimientos populares en construcción y/o avance.

Estrategia de tiempo restricto

Es inflexible dentro del plazo estipulado y constituye la estrategia para un tiempo determinado menor que el tiempo de la estrategia general; no es la estrategia general pues su tiempo es más restringido y no es la táctica porque posee rasgos más duraderos y menos flexibles y no solamente operacionales. Asimismo, abarca una etapa determinada, menor que la etapa de la estrategia general y mayor que la etapa de un conjunto restringido de tácticas.

Se vincula a los cambios con mayor velocidad y que no pueden ser reducidos al campo de la táctica, correspondiendo a un análisis de una formación social concreta en su actual etapa de desenvolvimiento, para considerar particularmente sus condiciones y posibilidades. Se trata de encontrar respuestas lógicas a una afirmación anterior que decía: “La estrategia es una sola, la que cambia en tiempo de reflujo es la táctica”. No cambia solo la táctica, sino también determinados aspectos, o zonas, de la estrategia. La estrategia se entiende en constante articulación e interacción con la táctica.

Por esta categoría tomamos definiciones sobre el carácter de la etapa (o fase), donde reunimos elementos descriptivos y analíticos que “cortan” períodos históricos y nos brindan modelos operativos del sistema en su dinámica histórica. El programa mínimo, particularmente, se liga a los problemas que se enfrentan con el modelo dominante y la acumulación de fuerzas antagonistas para construir una alternativa libertaria.

Puede ser que debido al programa mínimo tengamos una zona de consenso con los sectores clasistas del campo de la izquierda, lo que en sí no representa ningún problema. Lo que no puede faltar como elementos de distinción y de definición son las líneas generales que van a marcar nuestro perfil en la práctica política y en las tareas correspondientes dentro de planes y plazos que demarcamos en la etapa que corre. En el marco amplio de un programa mínimo que agrupa las pautas de lucha contra el modelo, nuestra estrategia parte de donde estamos y como lo estamos haciendo, para tener prioridades y planes de crecimiento, formar alianzas y crear fuerzas sociales más decisivas.

Se trata de algo que hace parte de la estrategia general, pero limitado a determinado campo. Su posibilidad de cambio es mayor que el de la estrategia general y menor que el de la táctica. Serán líneas generales en determinado campo de actuación que alimentarán el programa de trabajo para un determinado período. Por ejemplo, tenemos una estrategia general para llegar al socialismo libertario y una estrategia de sentido restricto dentro del campo de la salud, que dialoga con la estrategia general. En la actuación dentro de la lucha del campo de la salud utilizaremos diversas tácticas.

Siendo esta nuestra estrategia permanente, hacemos cortes de tiempo, esto es, cortes con un plazo estipulado. Para el cortísimo plazo (con un tiempo exacto = 2 años), y para el corto plazo (= 4 años), tiempo en el que llevaremos a cabo nuestra estrategia. En el período más corto y visible de tiempo (o sea, donde y cuando podemos efectuar nuestra planificación), definiremos objetivos centrales, determinantes de las variaciones y cambios a lo largo de este plazo de tiempo y apropiados para garantizar la autonomía decisoria por medio del modelo federalista. A esta forma más corta de la estrategia le damos un nombre que refleje el concepto de estrategia de tiempo restricto (aplicada en estos tiempos restringidos)

Táctica

Es flexible y está dotada de autonomía, constituye una acción o un conjunto de acciones de carácter momentáneo que tiene como objetivo promover la estrategia restricta, así como la estrategia general. Son bastante prácticas y concretas pues “dialogan” con el día a día de la organización y su práctica política.

Está constituida por el plan de acción a ser realizadas como metas de la organización para el corto plazo. En este sentido, opera en el presente histórico, desde los problemas y conflictos específicos concretos. Es donde se apuesta por soluciones organizativas y de la táctica general, es decir, los acuerdos, los conceptos, los criterios de trabajos y los objetivos que serán transversales a toda la militancia, como un solo compromiso político durante la acción. Su ejecución y sus buenos o malos resultados dependen, por tanto, de una visión global y/o solidaria de los compañeros/as, además de su propio lugar de inserción o tarea específica. Esa es la naturaleza de una organización política. Si no es capaz de concentrar la fuerza en líneas transversales se debilita su acuerdo asociativo y se termina definiendo con acciones sin sentido.

Para recorrer la estrategia hasta llegar al objetivo finalista tenemos que tener objetivos intermedios de corto, medio y largo plazo, pues hacen parte del camino que estamos construyendo. La organización de la militancia social en tendencias, por ejemplo, es algo táctico que puede estar o no dentro de una misma estrategia, pero una vez adoptada puede perdurar a lo largo de los años, aunque sea una táctica. Esas acciones ligadas a esos objetivos, llamada táctica, deben estar en sintonía con los objetivos generales, por tanto con la estrategia general. Deben ser ejecutadas basándose en los principios, pero con la sensibilidad suficiente para percibir su mayor maleabilidad en el sentido del cambio de las diversas tácticas a lo largo de la construcción estratégica que va a dialogar con la coyuntura en que está inserta.

Fines y medios

Las tácticas deben estar subordinadas a la estrategia de tiempo restricto, que a su vez debe estar subordinada a la estrategia general, que debe estar subordinada a los objetivos finalistas.
No son “los fines lo que justifican los medios”, sino que los fines deben determinar los medios (estrategias, tácticas, etc.)

Esta es una coherencia a la que no podemos renunciar. Lo que hacemos hoy contribuye a donde vamos a llegar mañana.

Traducción: Alejandra - Grupo Libertario Vía Libre
Link: www.anarkismo.net/article/30085

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