Sobre la necesidad de tener análisis adecuados y no dejarnos llevar por el espectáculo
Ignasi, miembro del Procés Embat
La semana pasada hemos podido ser testigos de una oleada de imágenes de urnas y papeletas electorales ardiendo en las calles de México. Al mismo tiempo, el pueblo kurdo votaba masivamente en las elecciones de Turquía después de sufrir un atentado fascista.
Dentro de nuestro campo, el libertario y el de la izquierda revolucionaria, nos solemos fijar en aquellos fenómenos sociales, de carácter internacional pero también en los fenómenos locales, en base a una serie de clichés que conectan con una cultura política basada en gran medida en códigos estéticos que activan nuestras simpatías.
De este modo, las barricadas, hogueras, personas muertas y heridas… son las que provocan que nos fijemos en determinados actores políticos. Es un síntoma de una forma de concebir la política que nos viene lastrada desde hace tiempos y que a menudo nos impide apreciar los procesos políticos y sociales en profundidad.
El poder popular no son fotos para compartir en las redes sociales
Nos emocionamos cuando vemos a la población mexicana bloqueando una carretera al ejército, o cuando vemos a las milicianas de Rojava (el Kurdistán de Siria) apuntando al horizonte con fusiles de asalto, pero por regla general no con ánimo de profundizar, de aprender del proceso. Por el contrario, ya no nos emocionamos tanto cuando hace unos meses, raíz de la matanza de estudiantes a Guerrero (México), diferentes movimientos sociales, sindicales y políticos, constituyeron la Asamblea Nacional Popular, con un programa y líneas de actuación muy avanzadas, que ha sido el actor capaz de articular la resistencia contra la narcopolítica mexicana, levantando la bandera de los estudiantes desaparecidos.
Estos son procesos de convergencia que no surgen de la espontaneidad, como tampoco lo hacen las barricadas y los piquetes contra las elecciones. Estos sucesos nacen de un profundo proceso de militancia e inserción social de diferentes movimientos y partidos de izquierdas que son fuertes a estados como Guerrero, con una larga tradición organizativa y con presencia de la guerrilla EPR y de su frente político.
Del mismo modo, la apuesta sociopolítica de la izquierda kurda por el Confederalismo Democrático, la existencia de la KCK (la Confederación de Comunidades del Curdistán), la articulación de la guerrilla feminista y todo el amplio paraguas social y organizativo del movimiento de liberación kurdo sólo llegó a nuestros ojos cuando empezaron a morir y matar durante la guerra de Siria; cuando nos llegaron las primeras imágenes impactantes. Lo cierto es que el movimiento kurdo lleva ya décadas desarrollando interesantes experiencias de poder popular, y que también lleva años en la actual estrategia “neozapatista” de doble poder que estuvo impulsada por el Partido de los Trabajadores del Kurdistán y su brazo armado, las HPG.
Espectáculo o realidad
La táctica de boicotear las elecciones mexicanas o la diversidad de tácticas del movimiento kurdo, no nacen de la nada. La primera viene de la organización sindical y popular, de la construcción de autogobiernos locales, populares y autónomos, de las policías comunitarias, de la experiencia de Oaxaca de 2006, de la guerrilla… La segunda de la capacidad de cambiar de estrategia, de la disciplina de décadas, también del proceso de paz en Turquía y la apuesta electoral en aquel territorio, cosa que relajó la militarización del estado turco y que indirectamente posibilitó el proceso de Rojava. Son procesos complejos, largos, contradictorios… pero que se han hecho avanzando con el pueblo.
¿Y cómo se valoran los procesos de cambio social desde el campo libertario occidental? Pues, bajo un punto de vista de consumo estético, casi militarista. Sólo nos fijamos si hay violencia. Espectáculo. Creemos que tenemos que apreciar los avances de nuestras hermanas y hermanos, del pueblo trabajador de todo el mundo. Tenemos que valorar la política hecha día a día en base de organizar, formar, luchar muchas veces en frentes diferentes, e incluso contradictorios. Es un error coger una parte, consumirla y olvidarla, sin entender el contexto global y la historia que estos movimientos tienen detrás.
Hace relativamente pocos años que se levantó en Colombia el Congreso de los Pueblos, las Mingas y las ‘marchas por la dignidad’. Es un proceso donde participa la incipiente juventud libertaria, que puede ser un ejemplo por muchas regiones del mundo en cuanto a construcción de sujetos fuera de la lógica partidista y electoral, que está construyendo una agenda de lucha y al mismo tiempo una institucionalidad alternativa y democrática. Son decenas de miles de personas, trabajadoras, indígenas y labradoras, feministas, jóvenes, objetoras de conciencia, víctimas del terrorismo estatal y un largo etcétera pensaron y piensan que quieren un país desde abajo y a la izquierda. Han sido perseguidas, las matan y mueren en silencio. No prendieron hogueras ni fueron retratadas con armas. Quizás por eso ni nos damos cuenta.
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Comentarios
Sobre "análisis adecuados" y dejarse llevar "por el espectáculo"
Es posible, Ignasi, que en los medios libertarios haya -como en los otros medios, inclusive en los del Poder Popular- incapaces de "tener análisis adecuados" y que se dejen llevar "por el espectáculo"; pero supongo que también los hay capaces de intentar hacerlos y de no dejarse llevar "por el espectáculo".
Sería demasiado pretensioso que te creyeras ser el único, por lo que parto de suponer que no tienes tal pretensión y que eres capaz de reconocer que no es suficiente, con creer "entender el contexto global y la historia" de los movimientos que citas, para entenderlos de verdad.
Entender es sujetivo, y sólo se sabe si lo que se ha entendido corresponde a algo objetivo -en este caso si esos movimientos son realmente emancipadores- cuando la historia acaba mostrando que lo eran porque no acaban pervirtiendose.
De algunos de los que hablas no se puede afirmar ni lo uno ni lo otro; porque son procesos que comienzan o que están todavía en marcha... De otros, que se reclamaban del Poder Popular (Rusia, China, Cuba, por ejemplo), la historia ha mostrado que no eran movimientos emancipadores y que por ello han acabado asumiéndose plenamente como capitalistas.
Me parece pues que sólo se hacen "análisis adecuados" cuano no se olvida uno de tomar en cuenta, al analizar el presente, lo que es una repetición del pasado. Por ejemplo, lo que estamos viendo en estos momentos en España.
Otra cosa es que los libertarios participen en los movimientos sociales e intenten llevarlos lo más lejos que se pueda en la lucha por la emancipación; pues no se comprendería que no lo hicieran.
Salud