Las huelgas y el cambio social...

 

 
De la resignación a la euforia...
En los tiempos que corren, de resignación generalizada ante los embates del Capital globalizado, es normal que el movimiento de rechazo a las "reformas" (claramente antisociales) propuestas por el gobierno francés, en sintonía con otros gobiernos europeos, despertara esperanzas y hasta celos de emulación fuera de Francia. Esperanzas, por creer que este movimiento podía servir de ejemplo para incitar a los demás pueblos a rebelarse, y celos, porque la continuidad del movimiento ponía en evidencia la resignación reinante en el seno de esos otros pueblos.  
 
Es verdad que, visto de lejos, la amplitud y la relativa radicalidad de este movimiento protestatario podían incitar a creer que se estaba en vísperas de una explosión revolucionaria en el país galo. De ahí que suscitara espontánea admiración y enorme fervor... Admiración y fervor retóricos que aún continúan manifestándose a través de múltiples formas de expresión; pero sin llegar a convertirse en solidaridad activa... Aquí mismo, en este espacio, aún podemos encontrar numerosas trazas de tal solidaridad retórica reducida a palabras, a frases más o menos sinceras de valoración y reconocimiento simbólico del espíritu combativo del "pueblo francés", etc. Pero, de actos de solidaridad efectiva, ¡nada! ¡Sólo deseos y esperanzas...! 
 
De la euforia a la desesperanza...
No es pues de sorprender que, al ir pasando los días y perder fuerza el movimiento huelguístico en Francia, también en el exterior hayan perdido fuerza los entusiasmos y hayan cesado las alabanzas... Esos entusiasmos exagerados e injustificados y esas muestras de euforia retórica intrascendentes que, en general, acaban luego produciendo frustración y desesperanza por no reflexionar antes sobre lo infundado de tales entusiasmos y euforias...
 
Por ello, y aunque sigan produciéndose alguna que otra movilización en Francia, debemos reconocer que los hechos demuestran lo excesivo y subjetivo de esos entusiasmos y esperanzas. Reconocer el enorme desfase entre esas reacciones admirativas y la realidad: tanto en el terreno de la lucha sindical como en el de sus consecuencias políticas y sociales. Desfase entre lo deseado y la realidad de los hechos, y no sólo fuera de Francia sino también en la propia Francia, en donde también los había que confundían la gimnasia con la magnesia, que tomaban sus deseos por realidades, sin apercibirse de los puntos flacos del movimiento y de la relación de fuerzas en el seno de la sociedad francesa. No tanto por disponer el gobierno francés de una holgada mayoría en el parlamento sino por el hecho de no haber, en el terreno político, alternativa a sus políticas neoliberales. 
 
Sorprendentes pues estas súbitas ensoñaciones generadas por movimientos sociales que están dentro de la norma y la tradición del sindicalismo reformista. Sorprendentes, no sólo por su carácter reiterativo -cada vez pasa lo mismo- sino por no tomar en cuenta los efectos disuarios del consumismo y del estado del bienestar en las actuales confrontaciones sociales con el Capital, además del carácter eminentemente corporatista de las reivindicaciones y de la gestión del movimiento por las burocracias sindicales. Lo que necesariamente debería haber incitado a plantearse la pregunta de hasta dónde se estaba dispuesto a ir... 
 
Sí, sorprendentes, porque a estas alturas de la historia se debería ya saber, sea por experiencia o por conocimiento histórico, que un movimiento huelguístico como el francés podía y debía acabar como ha acabado, sin que por ello deba ser motivo de desesperanza y desmovilización. Al contrario; pues es obvio que -como lo ha dicho aquí Acratosaurio y nos lo dice el sentido común- no se consigue nada sin luchar, y que, lo consecuente no es desanimarse y renunciar sino tratar de comprender lo que este movimiento ha sido y las lecciones que de él podemos sacar para continuar la lucha.
 
Sobre la Huelga General en España
Lo anterior es también válido para lo sucedido en España con la "Huelga General de un día"; pues también aquí los hubo y los hay que se hicieron ilusiones con esa H.G. sin reflexionar suficientemente en lo que ella podía dar... No sólo por culpa de de las mafias sindicales de CC OO y UGT sino también porque sus bases y la mayoría de la clase trabajadora española no estaba y no está decidida a luchar de verdad... ¡Ni siquiera en defensa de los derechos adquiridos!
 
Como en Francia, en España también los libertarios y aún más para los que se posicionan como anarcosindicalistas se vieron confrontados con el dilema de participar o no participar en el movimiento huelguístico.  No sólo por lo que significa hoy la huelga reducida, en el mejor de los casos, a simple instrumento de defensa de derechos adquiridos en el marco de la sociedad de clases capitalista, sino también por su instrumentalización política. Aquí mismo, en este espacio de debate, se ha opinado suficientemente sobre ello y me parece que la mayoría de los que lo han hecho coinciden en que, pese a las reservas que los libertarios y los anarcosindicalistas podíamos y debíamos hacer a tal movimiento (tanto desde el punto de vista de sus objetivos como de su convocatoria y programación), nuestro deber era participar en él. Por supuesto, señalando y explicando el por qué de nuestras reservas y advirtiendo a los trabajadores y trabajadoras de los riesgos de manipulación y a dónde lleva el limitarse a movimientos tan dentro de la norma "reformista" socialdemócrata.  
 
No creo pues que sea necesario insistir en la necesidad de denunciar las "ilusiones fáciles y cómodas"... Creo que todos los libertarios y anarcosindicalistas que han participado en esos dos movimientos han denunciado, de una manera u otra, el "activismo sin contenidos ni estrategia" revolucionaria, esa "cosmovisión específicamente izquierdista y socialdemócrata", y que lo han hecho a partir de contenidos anticapitalistas consecuentes. De ahí que la cuestión de participar o abstenerse no tenga sentido, pues tanto en un caso como en el otro, lo consecuente -además de defender las legítimas conquistas sociales de la clase trabajadora- era y es mantener y exponer, sin demagogia ni retórica, nuestro enfoque de la lucha contra el Capital y el Estado, que va más allá de conseguir mejoras materiales y laborales. Es decir: denunciar cuanto contribuye a la sumisión y facilita la explotación del hombre por el hombre en una sociedad, como la actual, que tiene por eje central de su funcionamiento valores economicistas injustos e irracionales. 
 
Ante tal situación, me parece que nuestro deber, en tanto que libertarios, anarquistas o anarcosindicalistas, es proseguir nuestra obra de concienciación en cuanta ocasión se nos presente y a partir de nuestras convicciones éticas y revolucionarias: igualitarias y antijerárquicas. Pero sin erigirlas en dogmas, en verdades absolutas, definitivas e inamovibles; pues, además de ser pretencioso y contrario al ideal anárquico el creerse depositario de la Verdad, eso significaría erigirnos en jefes o profetas. 
 
Los pueblos son lo que son porque se les ha condicionado por la fuerza para serlo, no porque lo sean fatalmente. La lucha por la emancipación es la lucha contra tal condicionamiento, para que puedan ser autónomos y decidir su futuro por ellos mismos. Y esto implica no querer decidir por ellos. Es pues en esta lucha, que no ha cesado nunca, que continúa hoy y sin duda continuará mañana, que debemos seguir participando cuantos aspiramos a la libertad de decisión para todos.
 

Comentarios

Que nada, que para éste es mejor seguir durmiendo en los laureles, que fuimos y ya no somos, tan simple como eso. Cuidado, que no vayan a contaminarnos ahora, luego de ser tan puros... Vamos, hombre, que se os ve el pelero... Que no pintamos nada, ni en uno ni en otro lado de los Pirineos.-

 cita articulo de alberola:

 

Aquí mismo, en este espacio de debate, se ha opinado suficientemente sobre ello y me parece que la mayoría de los que lo han hecho coinciden en que, pese a las reservas que los libertarios y los anarcosindicalistas podíamos y debíamos hacer a tal movimiento (tanto desde el punto de vista de sus objetivos como de su convocatoria y programación), nuestro deber era participar en él.

Creo Julian antes de sentenciar no estaria de mas leer,parece que a algunos la rabia no les deja ver el bosque.

Bosque? No herman@, no hay tal cosa. Pocos árboles y muy talados.-

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