¿Cómo ser un buen anarquista?
Wafa, trabajadora sin papeles en Miranda do Douro, me refiere que habiendo descubierto la Idea tras la lectura de mi consultorio, no le queda claro cómo ser una buena anarquista. Mira Wafa, no puedes ser mala anarquista. O eres, o no eres. Para aclarártelo: una anarquista es una mujer que ama la libertad, y no acepta ni el papel de víctima ni el de verdugo. Has de saber también que tu libertad deriva de tu independencia. Ella es la que te hace ser la reina de tu voluntad. Sabiendo esto podrás soportar las desgracias más terribles, sin merma de tu personalidad.
Ahora que lo sabes, ¿qué tienes que hacer como anarquista? Nada en concreto. Puedes protagonizar tu tragedia o tu comedia. Puedes ser Andrómaca o Catwoman. Puedes complicarte la vida muchísimo o nada. Hay tantas actitudes libertarias como personas adscritas a la Idea. Las hay que procuran pasar desapercibidas y vivir de la mejor manera posible en este mundo de tiranos. Hay —en cambio— otras que plantan cara abiertamente al poder (del Estado, de la Sociedad, del Estatuto, de la Costumbre…), y esas son las militantes. Entre una actitud y otra, se dan opciones mixtas. Todo este enredo de libertad, independencia y no dominación, precisa de un complemento indispensable: la fuerza. La fuerza es la determinación que te hace apartar al adversario que te cierra el camino. La que te permite desafiar prohibiciones, leyes, premios y castigos. Es la mezcla de decisión, astucia, sensatez, audacia, honor, sacrificio, disimulo, humor, miedo, sensibilidad, heroísmo y vileza…, que te posibilita hacer las cosas que quieres y que destruye los planes del enemigo. Si federas tu fuerza a la de tus compañeros, más fuerza tendrás, o tal vez no. Eso es todo. Como anarquista no tienes que ser comunista, ni atea, ni amable, ni llevar cara de estreñida, ni odiar, ni vestirte así, ni liberar plantas de las macetas… Puedes ser ermitaña, bohemia, mística y tener tu propia fe…, o puedes ser trabajadora, esposa, madre… ¡y dar la voz de que ya está la merienda! Porque para ser anarquista, solo tienes que desearlo.
Larga vida al materialismo circular: lo que es de nadie es de todos, lo que es de todos es de uno, lo que es de uno es de nadie.
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Comentarios
comentario...
Tras leer tu post, no pude evitar pensar en la contrariedad que surge al negar el control en general. El control existe y no podemos evitarlo. Lo que hace al anarquista es el sentimiento de libertad, pero, ¿cómo alcanzamos la libertad?. Muchas personas radicales se han planteado que el anarquista sólamente puede conseguir la libertad luchando, ¿contra qué?, contra lo que sea que te esté oprimiendo. Pero no se han puesto a pensar que contra lo que luchan es contra la opresión, no contra lo que los mantiene en su condición de oprimidos, es el control mal utilizado, es el control punitivo que causa aversión el que hace que surgan sentimientos libertarios. Pensemos en un orden en el que no se aplique el castigo, en el que no se someta a los demás por un bien particular de personas particulares, sacrificando al resto. La literatura de la libertad, sólo inspira al odio, inspira a ser el monstruo contra el que luchas y a dar "justicia" (lo que tu crees que es justo) a esos opresores. No incita a lo nuevo, incita a destruir, en vez de surgir como una postura alterna de pensamiento surge como una oposición a lo establecido, es decir, necesita de eso contra lo que lucha para sobrevivir. ¿Que sería la libertad sin alguién que no la dejara ser? y ¿que sería sin alguien que la ejerciera?.
Todas estas cuestiones aunadas a muchas otras son las que me han surgido despues de reflexionar sobre el ser libertario y en particular sobre el ser anarquista. De pensar en que un anarquista no es el que no tiene gobierno-control, sino el que no lo necesita, ahora pienso que el control no es el problema, mas bien, el cómo se ejerce tal control.
Y es en este punto en donde el autocontrol entra en juego, ¿hasta dónde se pouede soportar el control mal aplicado?, el problema no está dentro de nosotros, está afuera, está en la condición de ser y no en el deber que es plural, que es social.
El vivir en una sociedad cooperativista, que no sea nihilista ni subjetiva a sus fines, que no se individualise, es para mi el trabajo del anarquista y su mayor logro empezará cuando piense esto. La libertad es un sentimiento, empecemos por hacer sentir libres a los que nos rodean y entonces seremos libres tambien, por que noe stamos aislados del mundo.
La contradicción de la literatura libertaria y anarquista me atrevo a reducirla a una frase de Nietzsche que dice: "Quien con monstruos lucha, cuide de convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti".
A saber RexAeternam B.V., lo
A saber RexAeternam B.V., lo que había mirado Nietzsche esa noche.