De los «cayetanos» al barrio obrero: En defensa del apoyo mutuo en tiempos de pandemia

A finales de la tercera semana de mayo de 2020 comenzó en la calle Nuñez de Balboa, en el barrio de Goya del distrito de Salamanca (uno de los distritos con mayor renta de la capital), una serie de protestas dirigidas contra el actual gobierno del PSOE y Podemos. Con el paso de los días, se ha intentado extender estas protestas hacia otros distritos de Madrid y otras ciudades del estado sin un objetivo claro, más allá de manifestarse «hasta que dure el confinamiento».

Estas manifestaciones, lejos de su discurso de que son de «ciudadanos apolíticos cabreados» por las restrictivas políticas del gobierno que intentan hacernos creer, tienen un profundo fondo clasista. Salen a la calle a defender sus privilegios de clase y su poder, alentados por los partidos políticos que representan sus intereses. Estas movilizaciones están frecuentadas mayormente por empresarios y personas que viven de la explotación de propiedades privadas, lo que viene a ser parásitos que viven del trabajo y del dinero de los demás. No los verás nunca en ninguna movilización que tenga que ver con una reivindicación social o laboral. Muchos forman parte de diversos lobbies económicos, por lo que el gobierno legisla a su favor, y se benefician de las políticas antiobreras que promueven los poderes políticos y económicos.

El gobierno les concede carta blanca para hacer lo que quieran, por lo que Delegación del Gobierno no actúa en consecuencia contra este tipo de movilizaciones. No paran apenas a la gente, no piden carnets, no imponen sanciones ni exigen que se guarde la distancia de seguridad por el estado de alarma. Ellos saben que tienen impunidad para hacer lo que quieran, ya que cualquier tipo de sanción económica no repercutirá en absoluto en sus rentas, y actúan en consecuencia.

Además, una de las cosas más importantes con las que cuentan, es con el apoyo de los medios de comunicación, que les dan cobertura y blanquean sus movilizaciones, siempre con elogios a su condición de «pacíficas y democráticas». Mientras tanto, a los trabajadores del barrio no nos queda otra que callarnos ante su arbitrariedad.

Una situación muy distinta se vive en los barrios obreros, los de menos renta de la ciudad de Madrid y los más castigados por la pandemia del virus de la COVID-19 y la crisis sanitaria a causa de los años de constante privatización y desmantelamiento de la sanidad. No hay más que ver cómo los centros de urgencias y muchos centros de atención primaria y de especialidades han permanecido cerrados, obligando a saturar los hospitales.

Ya antes de la pandemia existía en los barrios más humildes de la capital una gran cantidad de población en paro y en riesgo de exclusión social. La última EPA de 2019 daba un porcentaje de parados del 10 % de la población, que oculta la altísima tasa de trabajadores precarios, la destrucción de empleo y a aquellas personas que trabajan mayormente en negro sin cotizar apenas a la Seguridad Social. Ahora, cientos de familias están afectadas por los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE). El Estado socializa las pérdidas de la patronal y paga solo un 70 % del salario que debería pagar la empresa durante los seis primeros meses y, por supuesto, tarde y mal, asfixiando a cientos de familias. Otros tantos se verán afectados por expedientes de regulación de empleo (ERE), perdiendo su puesto de trabajo. Todo ello con un horizonte que amenaza con nuevos recortes sociales y laborales, aumento de la precariedad, alta tasa de desempleo o empobrecimiento extremo.

Los Servicios Sociales de la ciudad de Madrid, lejos de poder dar un servicio de calidad, ya saturados hasta la llegada de la pandemia, no dan abasto por la falta de inversión pública, y las constantes externalizaciones y privatizaciones que han sufrido al igual que la sanidad y otros servicios básicos.

La actuación policial ha sido totalmente contraria a la que se desarrolla en el distrito de Salamanca. Se han hecho públicas en redes sociales y medios de información alternativos multitud de situaciones de abuso de autoridad que han silenciado los medios de comunicación oficiales. Hemos tenido que ser testigos del especial acoso racista contra los trabajadores migrantes. Las sanciones en los barrios humildes han sido mucho mayores que en cualquier distrito de la capital con una renta alta.
La actitud de los medios de comunicación, a diferencia del trato dado a los «pacíficos demócratas» del Distrito de Salamanca, ha sido de constante criminalización y demonización contra la población de los barrios humildes, en especial contra Vallekas, Carabanchel, Villaverde o Centro.

En redes sociales y medios de comunicación nos bombardean con mensajes en pro y en contra del gobierno, fortaleciendo el discurso hegemónico que favorece a las instituciones representativas, a los poderes políticos y en última instancia a un poder económico que se verá beneficiado de los próximos recortes de derechos laborales y sociales.

Este discurso dominante silencia y oculta la multitud de iniciativas de autoorganización y apoyo mutuo que están llevando a cabo los vecinos y diversos colectivos independientes en los distritos más criminalizados por los medios de comunicación y más castigados por la pandemia. Estas iniciativas tratan de apoyar a la gente más golpeada por la crisis y crear tejido social. Es más, están supliendo las carencias que en teoría deberían atender las instituciones del Estado y el Ayuntamiento de Madrid a través de los Servicios Sociales. La creación y desarrollo de estas redes son las que han destacado, por conseguir mejoras para la población en los periodos en los que las crisis del sistema económico capitalista han llevado a una mayor ofensiva contra los derechos de los trabajadores.

Queda patente que los trabajadores no podemos esperar absolutamente nada de las instituciones ni de aquellos que ostentan el poder político y económico. La «revuelta» de los «cayetanos» es un ejemplo de cómo la lucha de clases se agudiza y de una nueva ofensiva contra los derechos de los trabajadores.
La solidaridad es algo intrínseco a la naturaleza del ser humano y su puesta en práctica es cada vez más necesaria. Lo colectivo y organizado frente a la privatización y el individualismo. La práctica de la autoorganización y el apoyo mutuo nos hará romper con el discurso hegemónico imperante, y el sistema económico capitalista que nos asfixia y ahoga.

Por la anarquía

Grupo Anarquista Tierra
Federación Anarquista Ibérica (FAI)

Enlaces relacionados / Fuente: 
https://federacionanarquistaiberica.wordpress.com/2020/05/21/de-los-cayetanos-al-barrio-obrero/
https://grupoanarquistatierra.wordpress.com/2020/05/21/de-los-cayetanos-al-barrio-obrero/
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