7S Y 19S Terremotos, lucha y experiencias en la región mexicana

… ¿Por qué no vamos, pues, a construir y aún en mejores condiciones para reemplazar lo destruido? Las ruinas no nos dan miedo. Sabemos que no vamos a heredar nada más que ruinas, porque la burguesía tratará de arruinar el mundo en la última fase de su historia. Pero -le repito- a nosotros no nos dan miedo las ruinas, porque llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones…

B.D.


Palacio municipal de Juchitan, Oaxaca en ruinas.

7 de septiembre. El arribo de Peña Nieto a Oaxaca, el 7 y 8 de septiembre pasado, expresa como el gobierno, las fuerzas armadas y las empresas trabajan en conjunto para sustraer el máximo beneficio económico, la máxima ganancia, a costa del despojo de tierras, la explotación y la miseria del pueblo trabajador, en este caso Oaxaqueño.

El 7 de septiembre, precedido por 1500 elementos de la policía federal, el presidente acudió a la Ciudad de Oaxaca para inaugurar el Centro Cultural y Centro de Convenciones, con motivo del XXIV Congreso del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, Inversión y Tecnología (COMCE) con la presencia de Secretarios de Economía, Desarrollo Social, empresarios, miembros de la OMC, embajadores y demás representantes de la burguesía nacional e internacional. Dicha visita no pasó desapercibida por el proletariado oaxaqueño, que al ritmo de bloqueos, barricadas y enfrentamientos con las fuerzas del orden recibieron al mandatario.

Apenas habían pasado unas horas de dicha jornada de combate, cuando un temblor 8.2 grados en la escala de Richter, sacudió sobre todo el centro y sur del país. En Oaxaca, los mayores daños fueron sufridos en la zona del Istmo de Tehuantepec.

El Istmo de Tehuantepec, se encuentra dentro de una de las 4 Zonas Económicas Especiales de México, es decir que se tienen planes para el desarrollo de infraestructura que posibiliten la distribución de la mercancía, además de construcción de grandes parques generadores de energía eólica. Con las modificaciones que hizo la reforma energética se legaliza la producción de energía por parte de empresas particulares para ser vendida a CFE. Estos parques generadores de energía eólica pretenden expandirse a diversas poblaciones de la zona del Istmo de Tehuantepec, mediante contratos engañosos e irrisorias remuneraciones económicas.

Dicha zona, se caracteriza por estar azotada por la pobreza y la marginación. Aquellos que no emigran a otras ciudades o países para retribuir económicamente a sus familias, se dedican a la pesca u otras actividades agrícolas, a menor escala. Además de ser población mayormente indígena, Ikoots.

El territorio, para esta población es más que un pedazo de tierra, es su medio de sustento y es concebido como parte de su identidad (como la mayoría de la población indígena). Debido a esto se han organizado asambleas comunitarias, y en los pueblos se resiste a este intento de despojo por parte de las eólicas. Dicha lucha contra estos proyectos ha cobrado vidas humanas, pero también a incitado a la autoorganización de las comunidades en conflicto, en las cuales se han expulsado partidos políticos y se han montado barricadas en las entradas de cada pueblo para impedir el paso de vehículos de las empresas.

A unas horas del terremoto, bajo el Plan DNIII, ingresaron miles de militares en el Istmo de Tehuantepec. Tomando el control de esta zona en conflicto, usando de manera oportunista la catástrofe natural, para intervenir dichas zonas y desmantelar las barricadas de los caminos.

Es importante permanecer al pendiente de las asambleas y su lucha por el territorio por que las empresas apoyadas por el Estado no quitan el dedo del renglón de llevar a cabo sus planes en esta zona del Istmo y la presencia del ejército no anuncia nada bueno para el proletariado istmeño.

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“No $eñores “politiquillos”, el pueblo no lo hace por sentirse héroe, lo hace porque siente dolor, porque comparte el dolor, porque vive sobrellevando el dolor, y, sobre todo, porque desconfía de ustedes ya que su administración “es una madriguera de ladrones” como diría Flores Magón.”

Comentario de un amigx de la red.

19SepMexico19 de septiembre. 12 días después del terremoto que afecto regiones oaxaqueñas y chiapanecas, otro terremoto sacudió la Ciudad de México y los estados de Puebla y Morelos, cuando paso el temblor y se supo al fin donde se encontraban inmuebles derrumbados con gente atrapada, lo que primo en la Ciudad de México y demás lugares afectados, fue una empatía humana, que, en esta urbe capitalista, perecía haberse perdido.

Miles de personas tomaron las calles con el único objetivo de ayudar a salvar la vida de las personas atrapadas, no importando el miedo, el sueño, el olor a muerte, los posibles derrumbes o explosiones a causa de la liberación de gas, la gente siguió trabajando para encontrar la vida.

Indudablemente y esto para los ojos del más ciego y aferrado defensor del capital, fue un hecho innegable que las primeras brigadas de búsqueda y salvación se conformaron por vecinos, gente que abandono escuelas y trabajos, gente indigente, migrantes, etc. Superando en número, logística y voluntad, al ejército y la policía. Se organizaron cadenas para remover escombros, vecinos y gente de todas las partes cercanas a la ciudad acudió con palas, medicamentos, comida, manos, fuerza. Horas después, al arribar las autoridades, lo primero que hicieron fue acordonar las zonas de desastre, montaron vallas de granaderos y llevaron militares, la mayoría de la actividad que realizaron estos, fue portar sus armas y comenzar a aplicar el plan MX (que conjunto los planes: Plan DNIII, Plan de Marina y el Plan de Apoyo a la Población Civil de la Policía Federal) que consistió básicamente en contener la solidaridad de la gente, causando confusión y desorganización. En algunos lugares enfrentamientos.

Conforme pasaron las horas, el estado solo demuestro su prisa por introducir maquinaria pesada para la remoción de escombros, para normalizar la cotidianidad capitalista, para que la gente volviera a sus centros de explotación, para que siga la normal circulación de mercancías, para que la gente vuelva a perder o guardar los resabios de comunidad y solidaridad. Pese a sus esfuerzos, no les ha sido fácil ni correr a la gente ni tratar de parar las búsquedas de vida bajo los escombros; a las maquinas, la gente sigue oponiendo sus manos y piernas, su corazón, su trabajo manual, piedra por piedra.  En el estado de Morelos el gobernado había acaparado los víveres que llegaban de todos los lugares de la república mexicana para gestionarlos ellos. La gente se organizó y tomo los almacenes, saco los víveres, los entrego. La gente organiza brigadas para ir a llevar víveres a los pueblos más alejados de la sierra de Puebla, de Morelos, del Estado de México e inclusive desde el anterior terremoto en Oaxaca, gente organizo acopio y lo transporto hasta esas zonas donde llevan desde el 7S durmiendo en la intemperie por falta de sus viviendas.

Ante estas muestras de comunidad y desinterés por la cotidianidad capitalista, a esta pequeña revuelta contra la valorización de los seres humanos. El estado/capital lanza su ofensiva más común y corriente, pero que, no obstante, funciona.

Comienzan los discursos de unión, los medios de comunicación del capital producen y reproducen las escenas de los proletarios solidarios con el lema “Fuerza México”, se exaltan los valores de la familia, se habla de la patria, se llama a aglutinarse bajo el canto aberrante del himno nacional; en los programas de “estrellas” se habla de ayudar, de ser hermanos, de unirnos enarbolando la bandera no ya de la solidaridad, sino de la caridad y la lastima. Los empresarios, las figuras públicas, los partidos políticos, aprovechan para deducir impuestos con sus campañas de ayuda a los damnificados, para ganar votantes en los próximos comicios.

Se prepara el terreno para la destrucción de la comunidad, se prepara el terreno para hacernos ver que ya paso, que ya no somos necesarios, porque ya está el ejército y la policía controlando la situación. Los medios comienzan a llamar a la normalidad de las actividades, comienzan a llamar a la prudencia y el recato ciudadano: “si quieres ayudar dona dinero”; comienzan a mercantilizar la humanidad, comienzan a hacer ver que el Estado funciona, que sirve más que nuestros lazos solidarios. En unos días más lo olvidaremos y volveremos a ser átomos separados, ensimismados en nuestra propia sobrevivencia.

Los espacios afectados por el terremoto serán remercantilizados por las empresas inmobiliarias; si bien le va a los afectados, el estado pondrá un porcentaje para su reconstrucción y lo demás lo pagara la gente que pueda pagar, los demás tratarán de buscar un nuevo hogar, o harán esfuerzos sobrehumanos para reconstruir cuartos para no seguir durmiendo en la intemperie. La ciudad se va a reconfigurar no de acuerdo a las necesidades de la gente sino a las necesidades que impone el capital.

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Donar/Ayudar. Pero en estos días no todo fue miel sobre hojuelas, a pesar de la hermosa marejada de solidaridad y comunidad, es de criticar y de señalar que para millones de personas impetuosas por ayudar, la mejor muestra de solidaridad fue mediada a través del consumo y la caridad, a través del dinero, la ayuda no falto porque las empresas donaran sus productos, al contrario, se intensificaron las ganancias para las empresas de gasolina, agua embotellada, para las farmacéuticas, para todas las empresas de producción de alimentos enlatados, etc.

Los gobiernos junto a los partidos políticos también se vieron beneficiados con estas donaciones filantrópicas y acríticas, al apropiarse y gestionar las toneladas de insumos y los millones de dólares donados para usarlos según sus intereses que obviamente no son determinados por las necesidades de los afectados. Dejando intacto los bolsillos de los políticos, gobernadores, jueces y demás parásitos burócratas.  Es innegable la necesidad de ciertos artículos y víveres para la sobrevivencia de la gente en apuros, sin embargo, limitar la solidaridad a la compra/donación de víveres es criticable desde ese punto donde se refuerza el intercambio mercantil y no el de la expropiación y el ataque contra los poseedores de y vendedores de nuestras necesidades. Además de que reproducimos la dinámica altruista del Estado y ONG´s, en lugar de cubrir nuestras necesidades desde la organización autónoma con los afectados.

Reconstruir. Cientos de personas salieron en brigadas a los Estados de Puebla y Morelos, con el fin de llevar víveres, pero también para ayudar a reconstruir viviendas o retirar escombros. No es nuestro fin crear polémica al respecto… pero nos preguntamos y cuestionamos a nosotras mismas: si en lugar de ayudar a montar campamentos temporales sobre el asfalto y a la intemperie, se hubiesen tomado inmuebles abandonados, palacios de gobierno, sedes institucionales… ¿Qué hubiera pasado?

Las hordas que apresuradas salen de sus ciudades con intención de ayudar, al parecer, no se cuestionan que reconstruir sus pequeñas chozas, ayudarles a pasar este mal rato, solo tiene la finalidad de que regresen a su catástrofe cotidiana, a la normalidad capitalista.
El terremoto no los desplazo a comunidades incomunicadas y marginadas, y cuando con todo el esfuerzo de las buenas voluntades se reconstruyan sus casas, aunque esta vez sustituyan el adobe por cemento, seguirán sumidos en la pobreza.

Desastre. Los huracanes, terremotos y demás fenómenos naturales son impredecibles y de una fuerza descomunal. Sin embargo, el desastre que resulta de estos fenómenos, es determinado por la forma en que está organizada esta sociedad. Los muertos siempre los ponen los pobres, los proletarios.

En la sociedad capitalista, todo está determinado, mantenido o destruido para conservar y aumentar la tasa de ganancia, el ciclo de reproducción del capital, las personas, los animales y la naturaleza solo importan en tanto mercancía, la vida es menospreciada en pos del valor.

El espacio está organizado de acuerdo a las necesidades de distribución, almacenamiento e intercambio de la mercancía, no de las necesidades humanas. Muestra de esto son todos los recursos empleados en la construcción de “vías de comunicación” (Autopistas intercontinentales, rutas marítimas y aéreas) para agilizar la distribución, el intercambio, el libre comercio. La insistencia de hacinarse en las ciudades también responde a la desigualdad, a la pobreza y marginación que impone en el campo y las periferias, el sistema capitalista. Ni hablar de las casas mal construidas, la especulación inmobiliaria, la corrupción en las instancias encargadas de regular la seguridad y pertinencia de las construcciones.

Espectáculo. La estupidez de los medios de comunicación esta vez no mermo la organización informal de la gente en los momentos del clímax, hasta el último aliento la gente resistió a la policía, al ejército, a las maquinas, a la rapiña. Sin embargo, hoy enciende tu televisor o tu radio y te darás cuenta que para los payasos farsantes del capital, la catástrofe, la desgracia está ya olvidándose, en el pasado, ya casi superada, los más de 300 muertos por el terremoto son una cifra más, un dato duro de la monografía de la vida proletaria. La superficialidad, el protagonismo, la autocomplacencia, el hacer por hacer, el humanitarismo ramplón y mediocre se ha posicionado. En la urbe de la chispa fantástica de solidaridad, ya no queda nada, volvemos a lo común, los que salimos a las calles volvemos a la rutina, ya ayudamos, ya tenemos tranquila la conciencia. Reforzamos el inmediatismo acríticamente. Levantamos los escombros buscando vidas sepultadas bajo el concreto, se hallaron unas cuantas, nos pusimos la camiseta de ciudadano. Somos escombros. Seguimos siendo nada para ellos, números, rating, noticia, olvido. Los medios de comunicación nos borraran de las noticias, como borraron y olvidaron a los Istmeños, pasaremos de moda. Ayudar por ayudar sin propaganda, sin postura, sin critica, no es un acto revolucionario, al contrario, refuerza los discursos de caridad burguesa, de sensibilidad religiosa, del buen ciudadano, del buen compatriota, el buen mexicano.

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Hace falta responder muchas preguntas, decirnos de cara muchas verdades, como, por19sMex ejemplo, responder el porqué en el primer terremoto, el del 7S en el Istmo, las reacciones en las ciudades no fueron igual que las del 19S, la gente no abarroto las terminales de autobuses, ni tomo sus coches para ir a ayudar a esas comunidades, se juntaron víveres, si, pero en todos los casos la reacción se quedó corta. ¿Qué motivó a la gente de la ciudad a salir inmediatamente a ayudar en su propia geografía y no así en otra región de su mismo país? ¿Sera solo la cercanía o que la solidaridad entre chilangos no es palabra escrita? Cualquiera que sea la respuesta es punto para reflexionar sobre las reacciones humanas y no solo quedarnos con puntos de vista que caigan en una absurda y patética positividad.

Por otro lado, viéndolo al estilo romanticón, hacía falta en esta urbe un respiro de amor por la vida y por el compañerx de junto. Lxs brigadistas y lxs voluntarixs demostraron que es posible la comunidad, salieron a la calle, sin amos o etiquetas, sin banderas y sin escudos, únicamente con dolor y amor por otros humanos; y aunque rápidamente todo esto fue transformado en patriotismo y religiosidad, en ideologías del capital; hacía falta en nuestras épocas derrotistas, y donde pareciera reinar la desilusión y la depresión, recordar mediante esta catástrofe que hay que seguir adelante, levantar la guardia, entrar, conectar, salir, así las veces que sean necesarias. Somos escombros que tratan de levantarse así mismos, merito extraordinario, que solo lo que está vivo puede ejecutar.

Nuestras desgracias se derrumbarán cuando hagamos temblar al capital, cuando levantemos piedras para aventarles en la frente y no para reconstruir sus ciudades.

Abrazos y cariños desde tierras mexas.

Voluntarias anti voluntarias

 

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Y si andan queriendo solidarizarse con la banda afectada acá en estas regiones échenle ojo a esta convocatoria, son gente honesta y confiable de por acá:

FondoAyuda

 

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https://antagonismorp.wordpress.com/2017/09/26/7s-y-19s-terremotos-lucha-y-experiencias-en-la-region-mexicana/
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