[BCN] Posicionamiento de la Federación de Estudiantes Anarquistas ante la huelga del 17N

Por una educación gratuita y comunitaria

Durante el mes de octubre el CEUCAT, órgano de máxima representación estudiantil institucional de las universidades catalanas, convocó una manifestación para demandar el cumplimiento de la moción aprobada en el Parlamento de Cataluña que instaba al Gobierno a bajar un 30% las tasas universitarias como paso previo a la gratuidad de la educación superior. En un principio, tanto AEP como SEPC apoyaron la manifestación y convocaron huelga, así como también se han ido sumando las diferentes asambleas de base del movimiento estudiantil. De este modo, el día 17 de noviembre hay convocada una huelga que se ha hecho extensiva a secundaria y ciclos formativos en favor de la moción como paso previo a la gratuidad.

Desde la FEA (Federación de Estudiantes Anarquistas) aplaudimos las demandas en pro de la gratuidad ya que consideramos que es el mínimo indispensable por el cual debe luchar el movimiento estudiantil. Desde nuestra fundación siempre hemos apostado por un movimiento estudiantil de base y combativo que luchara por una educación gratuita en todos sus niveles, ya que consideramos que la exclusión económica es uno de los puntos más importantes debido a que afecta a las clases más desfavorecidas del extrarradio. En contra de las consignas clásicas de "Universidad Pública y de Calidad" que sacudieron dentro del movimiento anti-Boloña, en los años del tasazo del 66% y en los años de la LEC, LOMCE y el 3+2, nos alegramos profundamente de que la gratuidad se haya puesto en escena incluso por parte de rectores y de la representación vertical de los estudiantes (CEUCAT).

Pero nosotras, como Federación, no nos conformamos únicamente con una universidad gratuita, sino que nuestras reivindicaciones giran en torno a dos pilares fundamentales: la educación comunitaria y la gratuidad equitativa de toda la educación como mejor alternativa en el ámbito educativo dentro de una sociedad estatal.

 

Como anarquistas parece redundante explicar que estamos en contra de los Estados, pero no significa que no queramos conseguir mejoras sustanciales para los diferentes colectivos. Por ello apostamos, como tránsito, por unas consignas dentro de una lógica pública y estatal para poder administrar la miseria que nos ofrecen. En este sentido apostamos no únicamente por una universidad gratuita sino por la educación entera. Esta gratuidad debe ir acompañada de diferentes ayudas económicas, como las becas salarios para los colectivos con menos recursos; aunque la universidad fuera gratuita eso no derivaría en la igualdad, pues si alguien con menos recursos tiene la necesidad de compaginar el trabajo con el estudio se encontrará en inferioridad de condiciones debido a su situación económica. Por ello, apostamos también por la gratuidad del transporte, vivienda, material escolar, excursione etc. Es decir, todo aquello que derive de la condición de estudiantes. Igual que queremos acabar con las barreras económicas, también queremos poner fin a las barreras académicas; la selectividad o las reválidas niegan el acceso al saber por un mecanismo de cualificaciones que premian la memorización por delante de todo. Es de saber que existen múltiples tipos de inteligencia y que por ello, hoy en día, no se puede cuantificar la sabiduría de cada persona; entendemos que todas las personas son válidas en diferentes aspectos, de modo que aspiramos a un modelo educativo que promueva la cooperación en vez de la competitividad entre estudiantes.

Por otro lado, en sentido estrictamente económico, no nos fiamos de ciertos argumentos que se están dando desde instituciones u organizaciones políticas sobre la gratuidad. En consecuencia al procés que se está viviendo en Cataluña, se está planteando que con la independencia tendremos un estado nación nuevo donde todo será idílico, culpando al Gobierno central de la imposibilidad de la bajada de tasas o de la gratuidad en las universidades catalanas y de otros temas que no vienen al caso. Hay que recordar que los grandes recortes sociales los ha llevado a cabo la antigua CIU, y no en solitario, tratándose de uno de los partidos más neoliberales del Estado español. Por otro lado, no podemos olvidar la complicidad de ERC con CIU, ni su paso por el tripartit, pues fueron los que implantaron Boloña y sacaron a la policía contra los estudiantes junto a sus socios de gobierno: PSC y EUA. Nosotras nos posicionamos claramente en favor del derecho de autodeterminación de cualquier pueblo pero a su vez, como anarquistas, no vemos con buenos ojos la construcción de nuevos Estados ya que éstos son la causa de la sociedad de clases y de la exclusión social. Por eso apostamos por la independencia de clase que es la única que puede garantizar la plena autonomía del pueblo catalán, no sólo del Estado español sino de la propia oligarquía catalana y del resto de poderes financieros de la globalización. Ante esto nosotras aplaudimos que las instituciones y sectores independentistas apuesten por la gratuidad pero nunca bajo un argumento de país, sino de clase, y por ello buscamos que sea el movimiento estudiantil de base quien lleve las riendas de esta lucha y quien sea quien elabore y consensúe las propuestas en relación a la gratuidad y a otras cuestiones de índole educativo.

 

El otro pilar que defendemos es a lo que denominamos educación comunitaria. Lo que reclamamos, a grandes rasgos, es trasladar la estructura asamblearia del movimiento estudiantil a la institución universitaria para suplantarla. El movimiento estudiantil funciona a través de asambleas de facultad y éstas se coordinan con el resto de asambleas de facultad y de diferentes universidades a través de portavoces con mandato de asamblea. Planteamos que la universidad funcione de forma asamblearia con distintos niveles, donde el más básico sería la asamblea de clase, pasando por curso, carrera, facultad, universidad y una coordinación entre éstas. En cierto modo, parte de las estructuras actuales tienen niveles parecidos pero con la gran diferencia de que estas son representativas y están basadas en un sistema estamental.

Este sistema que planteamos sería el que decidiría, con toda la comunidad educativa y la sociedad activa, todos los quehaceres de la universidad; los planes de estudio, las carreras, la organización, dónde van los presupuestos, etc. Respecto a este último punto referido a los presupuestos, nuestra lucha derivaría en reclamar más financiación y en saber distribuirla entre todas las universidades según las necesidades de los integrantes de la comunidad educativa. Por otro lado, los servicios externos que operan dentro de la universidad, como cafetería y copistería, pasarían a manos de cooperativas de estudiantes para que pudieran ganarse la vida, así como para establecer unos precios justos.

De todas formas, el sistema comunitario no se basa únicamente en la organización, sino en entender la educación de otra manera; es decir otra metodología de aprendizaje.

La educación es un bien inmaterial de la humanidad y debe ser libre tanto su acceso como disfrute. Es por ello que los estudiantes, junto a los profesores, tienen que poder decidir qué es lo que quieren aprender. En este sentido el rol de profesor autoritario se desvanecería, convirtiéndose en una figura de facilitador de herramientas para el aprendizaje. La educación no debe buscar de forma exclusiva formar cuadros técnicos, sino formar personas críticas. Además de eliminar los roles autoritarios, también se deben eliminar los roles machistas dentro de las aulas apostando por una educación feminista que devuelva los siglos arrebatados a la mujer por su simple condición humana en la diferencia de sexos.

 

En resumen, buscamos una educación de todas y para todas, libre de machismo, dogmatismos, autoritarismos y en servicio de las clases más desfavorecidas. Una educación que nos haga libres de forma crítica y que busque el placer del saber por delante de lo material. Una educación que nos eduque en el asamblearismo como modelo más igualitario y en la autogestión como modelo económico al cual aspirar. Una educación rebelde, comprometida y luchadora que nos permita forjar un mundo nuevo para las futuras generaciones. En pocas palabras, una educación anarquista al servicio de las clases desfavorecidas.

 

Por último mandamos un saludo a los estudiantes de Brasil que llevan 3 semanas movilizándose en contra del Estado por la congelación del gasto público en el país durante 20 años. La ocupación de más de 1.000 centros escolares de educación secundaria y superior nos muestra el camino a seguir para conseguir nuestros propósitos. Y estos son una lucha desde la base, que busque aliados en diferentes sectores sociales y que sea radical no únicamente por sus formas, sino, sobre todo, por el contenido de sus demandas.

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