Sobre la hegemonía y la estrategia. Guía de acción para un Colectivo Anarquista
Sobre la hegemonía y la estrategia. Guía de acción para un Colectivo Anarquista.
M.G.
Las revoluciones son grandes transformaciones sociales que ocurren una vez cada varias generaciones. Al menos vienen sucediéndose así desde la Revolución francesa de 1789. Son fuertes cambios de relaciones humanas que trastocan lo establecido que tienen una poderosa influencia en el imaginario colectivo. De modo que cuando una revolución es derrotada, se desanima la intentona de nuevos ensayos revolucionarios durante mucho tiempo. Y al contrario, cuando hay una revolución ganadora otros pueblos se ven animados a intentar la suya propia.
Se puede intentar ganar un avance hacia la construcción de un proceso revolucionario mediante la vinculación simbólica, ideológica o estratégica con esa revolución triunfante. Paralelamente, de revolución derrotada hay que extraer todas las lecciones posibles y difundirlas. Corresponde a l@s revolucionari@s de aquí y ahora realizar análisis de los errores y aciertos que hayan cometido los movimientos revolucionarios de otras partes y de otras épocas, y asimilarlos para la propia experiencia política y estratégica.
En nuestros días hablar de estas cosas parece poco menos que fuera de lugar; una utopía lejana e inalcanzable. Pero la fuerza de la historia hace que se produzcan insurrecciones, revueltas y revoluciones sin que se lo espere nadie. Los procesos históricos son difíciles de predecir. Nadie en su sano juicio predecería un mayo del 68 el día antes de que estallase. Lo único que se puede hacer desde nuestra posición es estar lo mejor preparad@s posible para que estas insurrecciones puedan desembocar en un proceso revolucionario completo.
Hegemonía
La idea de que la revolución es imposible viene de la propia hegemonía que tienen hoy en día las ideas capitalistas. Se trata de una construcción cultural, igual que podría serlo, por ejemplo, la idea de que la revolución está a la vuelta de la esquina. ¿Acaso no se podía pensar eso en 1848, 1919 o en 1968?
La hegemonía es un concepto que elaboró el marxista italiano Antonio Gramsci. Viene a decir que para que una clase (o una parte de la sociedad) controle la dirección de un pueblo no solamente hace falta la fuerza bruta (lo que llama la dominación) sino que también hace falta una hegemonía. Esta hegemonía es un hecho cultural y se basa en la educación, en el control de los medios de comunicación y en la propaganda, de tal manera que la sociedad en su conjunto (la mayoría de la sociedad) asumirá los valores propios de la clase dirigente.
Marx y Bakunin por su parte también llegaron a la misma conclusión. Ninguno de los dos dio con una definición del concepto tan buena como Gramsci. Por ejemplo, Bakunin hablaba de la “dictadura invisible”, que tendrían que instaurar los revolucionarios en la sociedad. Pero el nombre que eligió no fue muy afortunado. El resto de anarquistas posteriores pasaron bastante por encima de este concepto, pero asumiendo que se podrían conformar “sociedades paralelas” dentro de la sociedad burguesa. Marx también entendía las cosas de este modo, es decir, que la sociedad nueva, la sociedad sin clases, se está cociendo ya dentro de la sociedad burguesa capitalista. Si Marx emplea el término hegemonía, sin embargo, lo hace para equipararlo a la dictadura del proletariado sobre la burguesía, y no para referirse al proceso en el cual ambos mundos conviven y se disputan la legitimidad social.
Hoy en día nos parece bastante normal el hecho de que unos señores y señoras con toga condenen a la gente a ser encerrada entre cuatro paredes por infringir normas impuestas por otros señores y señoras en un parlamento. El poder estatal ha normalizado la existencia de las cárceles, del poder judicial y de los parlamentos, que deciden sobre las vidas del común de los mortales. Y la sociedad ha interiorizado que todo este entramado es necesario para la buena convivencia. El Estado ya no se legitima por la fuerza bruta (aunque no la descartará nunca, ya que la deja como último recurso), sino que entran en juego otros factores más sutiles.
La creación de contra-hegemonías
Hace unos 40 años en el País Vasco y en Cataluña cuando se lanzaba el concepto de “Euskal Herria” o de los “Països Catalans” se pensaba en una utopía lejana. Lo que les rodeaba era la España “una, grande y libre” salida de la Cruzada Nacional de la Guerra Civil en la que no había sitio para disensiones exóticas. Hoy en día gran parte de la juventud catalana o vasca es capaz de responder que vive en los Països Catalans o en Euskal Herria a pesar del hecho de que siguen siendo entidades culturales, y que no están refrendadas por los poderes públicos. ¿Qué ha pasado aquí?
Se trata de un proceso de creación de una contra-hegemonía. Es una idea que ha sido impulsada durante más de 40 años, y que en Euskadi ya en los años 70 y en Catalunya entrados los 2000, logra calar entre una buena parte de la población. Se trata de una idea cultural y política, (de carácter inter-clasista) a la que ayudaron muchos factores. Desde los gobiernos de la derecha nacionalista y los partidos independentistas de izquierda, y también algunos movimientos sociales y, añadiríamos, una subcultura juvenil, musical y de referentes simbólicos autóctonos (idioma, tradiciones, nomenclatura, etc.). Sirva como ejemplo.
Así pues la hegemonía cultural no es eterna, siempre se tendrá que actualizar conforme la sociedad y el mundo van cambiando. Ahora se admiten legalmente los matrimonios entre personas del mismo sexo. Pero detrás hubo una larga lucha aún no acabada, y un lento proceso de educación social de gran parte de la población para tratar de normalizar la situación. El racismo o la xenofobia también son factores culturales y si la población es bombardeada mediática y políticamente estos “valores” serán normalizados. La sociedad se adapta a la visión o cosmovisión de diferentes sectores de la sociedad.
El movimiento libertario
Con el anarquismo también podemos hablar de algo parecido. A veces nos preguntamos, ¿cómo vamos a hacer una revolución social libertaria si en el estado español solo hay 10.000 anarquistas (y aunque hubiera 50.000)? Parece que en los últimos tiempos se llega a la conclusión de que si no tenemos más influencia es por que no estamos organizados. Pero falta entender que quien hace una revolución social es el pueblo organizado. Y la hace cuando existe un “ambiente” de revolución. No se entra en un proceso revolucionario de la noche a la mañana, sino mediante una lucha constante y creciente. Estas organizaciones (formales e informales) creadas por el pueblo serán la clave en el futuro.
En nuestra historia tenemos el caso de la CNT. No fue un invento en particular de los anarquistas, sino un lento proceso de gestación, maduración y unificación de sociedades obreras que duró más de una década. En algunas había anarquistas, pero en otras había republicanos, y en otras, socialistas, y en la mayoría gente sin ideología previa. Cuando se funda la CNT, ésta no es un sindicato “anarquista” aunque haya una fuerte corriente en este sentido, si no una herramienta útil para la clase trabajadora. Si la CNT acepta el anarquismo en el bienio 1918-19, será porque una gran parte de sus miembros ven que las ideas libertarias son un instrumento válido para la liberación de la clase trabajadora. Y es entonces cuando el movimiento obrero se empieza a identificar con el anarquismo. Si los anarquistas de la época hubieran sido militantes encerrados en los ateneos, habrían dejando los sindicatos en manos de otra gente de otra ideología.
El anarquismo logró que su cosmovisión, su cultura, fuera aceptada por grandes capas de la población obrera de la época. Y así fue creando una contra-hegemonía, que la gente de la época entendía como una “sociedad paralela”, una sociedad en construcción, un pueblo en movimiento. Esta sociedad nueva se basaba en la acción sindical y social de los sindicatos y sociedades obreras, en la acción cultural de los ateneos y escuelas racionalistas, en la incansable propaganda de su prensa y sus revistas, en la acción comunitaria de los grupos excursionistas, naturistas, vegetarianos, esperantistas... que crearon un magma enorme de iniciativas libertarias. Incluso cierta parte del movimiento se decantaba por llegar a la “anarquía” mediante la convicción y la educación del pueblo, y no mediante una revolución violenta. Crearon su propia contra-hegemonía que se desató en 1936.
Lo que se necesita para que las organizaciones populares aspiren a la revolución es que l@s revolucionari@s estén en ellas, que sean parte de ellas y no se comporten como agentes externos que les dicen a los demás lo que tienen que hacer. L@s militantes en su quehacer diario y en sus relaciones cotidianas van creando una “periferia” de simpatizantes, un grupo de personas que poco a poco ven que las ideas-fuerza de l@s militantes se pueden poner en práctica, y que se sitúan naturalmente como aliados receptivos.
Podríamos decir que hoy en día tenemos algunas de nuestras ideas-fuerza influyendo en los movimientos sociales y en ciertos sectores activistas. El mérito no fue de ningún movimiento libertario en concreto, sino del anarquismo aplicado a la práctica en los años 60 y 70. Los movimientos post-1968 fueron acogiendo progresivamente la forma de funcionar propugnada por l@s ácratas, que aplicaron a sus colectivos. Aunque el proceso tardara un par de décadas en madurar, desde el cambio de siglo casi cualquier colectivo que se crea hoy en día es asambleario, tienen tendencia a creer en la autogestión, algunos asumen la acción directa, otros creen en la democracia directa, son horizontales, y cuando se organizan en escalas superiores casi todos son federalistas... Se pudo ver de manera clara en la organización del 15M y de los movimientos Occupy, que tuvieron estructuras poco menos que anarquistas. Anarquistas de “a pequeña” que diría David Graeber.
Pero no es suficiente. No podemos caer en la auto-complacencia ni en pensar que el trabajo se hace solo. Realmente lo importante son los objetivos. Por ejemplo, cuando los Hermanos Musulmanes pierden el poder en Egipto, y pasan a la oposición, toman las plazas. Crean contrapoder en la calle y adoptan sin rubor la forma de protesta de sus rivales y enemigos políticos de la semana anterior. En este aspecto, hoy en día nos podemos encontrar con grupos socialdemócratas o trotskistas con una práctica asamblearia ejemplar, con neo-nazis que defienden la autogestión y la “autonomía” e incluso que adoptan la estética de sus enemigos, comunistas de partido con ideas horizontales y federalistas defendiendo la democracia directa... Adoptan rasgos anarquistas, pero no lo son en absoluto.
Lo que toca hacer (una vez visto que nuestras prácticas cotidianas se están asumiendo) es difundir nuestros objetivos. Porque si no lo hacemos, otros grupos políticos que tengan los objetivos bien claros lo harán, impondrán su agenda. Se trata de eso. Los anarquistas que estuvieron en aquella primera CNT del ejemplo tenían unos objetivos bien claros. La revolución social no se veía muy cercana y lo que tocaba era crear una organización de clase que la organizara y la dotara de fortaleza para colocarse en un escenario más propicio a lanzar el desafío definitivo a la burguesía. La CNT se creaba para que la clase obrera hiciera la revolución, pero ya que era un sindicato, tenía que ser útil y resolver los casos concretos del día a día. Se reconocían unos objetivos a corto plazo, inmediatos, que no dejaban a un lado a los objetivos finalistas.
El colectivo
Creo que por aquí pasa el camino que tiene que seguir un colectivo anarquista hoy en día. Primero formarse políticamente, y analizar lo que nos rodea. Luego ser consciente que un grupo anarquista está inserto en una sociedad. Hay que pararse a mirar qué tenemos por ahí, y o bien participar o bien organizar (si no hemos encontrado nada) movimientos sociales y populares. Situarnos fuera del pueblo que lucha es un grave error que nos lleva al aislamiento. Entrar en una lucha social y que éste sea cooptado por otro movimiento político es una derrota. Pero una derrota es mejor que no intentarlo, puesto que a veces se “gana”.
La creación de un pensamiento contra-hegemónico se dará por la propia lucha diaria que da fuerzas y ánimos y crea un ambiente de resistencia y de victoria, eso es el poder popular. El poder popular influye en la creación de esa contra-hegemonía, que a su vez se retroalimenta de las ideas-fuerza de los movimientos populares. Si estamos en ellos, nuestras ideas tienen una posibilidad de calar hondo y, de que además de nuestro funcionamiento, se asuman nuestros objetivos finalistas.
Pongo un ejemplo. Una asamblea de barrio. Cuando se monta una asamblea de barrio la gente que llega es muy diferente la una de las otras. Si hay anarquistas metidos por allí, normalmente tendrán que bregar mucho para que ciertas ideas se vayan consolidando (rotación de cargos, autogestión, acción directa). Y cuando se ha conseguido, se puede pasar a una tarea diferente. ¿Cuál puede ser un objetivo a medio plazo? Por ejemplo el de servir de contrapoder en el barrio. Es decir, un ambicioso proceso mediante el cual la gente del barrio vaya dándose cuenta que si quiere algo tendrá que luchar para conseguirlo. El proceso pasa por ir consiguiendo pequeñas victorias simbólicas que animen a seguir avanzando. Y así, hacemos que la gente que participa en la asamblea acepte y asuma que no vale quejarse del ayuntamiento simplemente sin hacer nada. Las victorias le dan “prestigio” a la asamblea en el barrio, generan una cultura de lucha y la van conformando en la práctica como un contrapoder legítimo. Este contrapoder (la asamblea de barrio vs. la institución oficial) a su vez sirve para preparar una comunidad para una etapa superior. La lucha y la organización generará poder popular, que es simbólico y cultural. La contra-hegemonía llegará cuando existan miles de pequeños contrapoderes y una cultura de resistencia hecha por y para un pueblo puesto en pie. Y la hegemonía, llegará cuando la mayoría social acepte esta cultura (que hemos contribuido a crear).
A l@s anarquistas nos queda la tarea de dotar de una visión de conjunto a todas estas luchas, que normalmente están dispersas. Habrá quienes peleén desde los sindicatos, otros entre los parados, otros en las luchas por una vivienda digna, otras en la enseñanza, en los barrios, en las luchas de género, en los ateneos, en la cultura, etc. Esta militancia, para cristalizar en un movimiento potente y sólido, tiene que tener una coherencia discursiva, unos objetivos claros (que no es simplemente hablar de comunismo libertario, sino trazar los pasos intermedios que hay que dar hacia él) y tiene que ser capaz de colocarse en un escenario en el que sea más propicio derrotar al estado y el capital. Que, por cierto, no dejan de ser otras relaciones humanas con estructuras orgánicas (gobierno, parlamento, policía, ejército, aparato judicial, medios de comunicación, empresas, patronal...).
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Comentarios
Hola Manu
Así que, "la creación de un pensamiento contra-hegemónico se dará por la propia lucha diaria que da fuerzas y ánimos y crea un ambiente de resistencia y de victoria", y eso es a lo que tú llamas "poder popular". O sea que el "poder popular" es "la lucha diaria que da fuerzas y ánimos y crea un ambiente de resistencia y de victoria".
El problema es que luego dices que "el poder popular influye en la creación de esa contra-hegemonía, que a su vez se retroalimenta de las ideas-fuerza de los movimientos populares".
En buena lógica, si el "poder popular" influye en la creación de esa "contra-hegemonía", entonces, el "poder popular" no es esa "contra-hegemonía" ("la lucha diaria").
¿Qué es pues el "poder popular", ese algo que influye...? ¿Una ideología, una estructura?
Gracias anticipadas por la respuesta
Fraternalmente
Respuesta
Hola Octavio,
No soy Manu G. sino Miguel G., otro articulista. Escribí el artículo como divulgación del concepto de hegemonía y también de cara a ciertos anarquistas catalanes que últimamente parecen tener un complejo de inferioridad respecto a la Esquerra Independentista. Mi idea es que si no espabilamos, nos organizamos de una vez en federaciones y coordinamos y cohesionamos el movimiento, en poco tiempo seremos superados y marginados del todo - cuando ahora realmente tendríamos todavía algo que decir.
Paso a responder:
Así que, "la creación de un pensamiento contra-hegemónico se dará por la propia lucha diaria que da fuerzas y ánimos y crea un ambiente de resistencia y de victoria", y eso es a lo que tú llamas "poder popular". O sea que el "poder popular" es "la lucha diaria que da fuerzas y ánimos y crea un ambiente de resistencia y de victoria".
El problema es que luego dices que "el poder popular influye en la creación de esa contra-hegemonía, que a su vez se retroalimenta de las ideas-fuerza de los movimientos populares".
En buena lógica, si el "poder popular" influye en la creación de esa "contra-hegemonía", entonces, el "poder popular" no es esa "contra-hegemonía" ("la lucha diaria").
¿Qué es pues el "poder popular", ese algo que influye...? ¿Una ideología, una estructura?
--
Quizás en el texto no se entienda la diferencia entre el llamado poder popular y la creación de la contra-hegemonía. Ya que no soy cubano ni venezolano, me permito adoptar un concepto ajeno, pero que la gente de mi entorno (hablo de movimientos sociales o asambleas de barrio) comprende a la primera, que es el poder popular. Su utilidad estriba en que se puede utilizar entre movimientos sociales, movimientos populares, anarquistas, comunistas, independentistas y demás, y que todo el mundo se hace una idea de a qué nos referimos. Nada más. Los comunistas o los independentistas-comunistas de aquí luego pueden añadirle el matiz de que es la preparación para su estado socialista mediante la generación del doble poder.
Pero para nosotros (anarquistas) es un símbolo, un ambiente, una sensación colectiva de que se puede ganar. La gente cree que puede conseguir victorias y se anima para seguir la lucha. Y a la vez, el poder popular tiene el matiz de organización. La lucha se hace mediante una organización de la comunidad que a su vez genera lazos de solidaridad. Organización, lucha y victoria (o resistencia) generan ese poder popular.
La contra-hegemonía se da mediante muchas pequeñas luchas que han dado lugar a ese poder popular a pequeña escala. También tiene influencia tener medios de comunicación, la música, un folklore propio, etc. Se trata de una identidad de los de abajo contra los de arriba. Pero en este caso la contrahegemonía es un concepto neutro, que podrían tomar otras ideologías no revolucionarias. Nos es útil para darnos cuenta que se pueden cambiar las cosas o la forma de pensar de la población a lo largo de los años.
Pero nosotros queremos ir más allá y tener opciones de victoria en un proceso revolucionario. Entonces eso se conseguirá mediante un pueblo organizado y con ánimo de victoria. Es donde entra el simbólico poder popular. Al menos no he encontrado otra palabra para decir eso.
En los años 30 se usaba eso de "Sociedad paralela", pero creo que trasladada a cómo se entiende hoy en día se puede caer en el conformismo, por ejemplo que basta con crear comunas, cooperativas y redes en el seno del capitalismo y ya tienes montada la sociedad alternativa al estado. No hay enfrentamiento. El poder popular tiene el matiz de la lucha contra el estado. Busca la superación de éste mediante la autoorganización del pueblo.
Espero haber respondido a las preguntas
Salud
La respuesta no clarifica la confusión existente...
Primero, pedirte disculpas por haberte confundido con el compañero Manu García. La explicación es no sólo por lo de las iniciales sino también por el uso del término "poder popular".
Después, para decirte que tu respuesta no responde a mi pregunta; pues, aunque no seas cubano ni venezolano, sabes que los castristas y los chavistas utilizan esas dos palabras para ponerle un nombre al sistema de gobierno (Partido-Estado) con el que pretenden hacer la revolución. De ahí que, para ellos, el "poder popular" sea la estructura del Estado a través de la que la sociedad es dirigida por los que dirigen ese Partido-Estado que detenta el poder. Es el equivalente de la estructura del Estado que, en las llamadas Democracias, pretende encarnar el "Poder del pueblo" y que ellos dicen es un poder democrático.
¿Como entender tu respuesta, cuando ahora dices que te has permitido "adoptar" ese "concepto ajeno" porque la gente de tu entorno (la de los movimientos sociales o asambleas de barrio) "comprende a la primera, que es el poder popular"?
O sea que utilizas conscientemente ese "concepto ajeno" (que no sólo en Cuba y Venezuela representa la estructura a través de la cual el Estado ejerce su hegemonía, el Poder, sobre el pueblo, sino también en las Democracias) porque, según tú, "se puede utilizar entre movimientos sociales, movimientos populares, anarquistas, comunistas, independentistas y demás, y que todo el mundo se hace una idea de a qué nos referimos".
¿De verdad ignoras lo que significa ese concepto para los comunistas e independentistas?
Que yo sepa, para todos ellos tal concepto es el que está en función en Cuba y Venezuela, y también en China. El mismo que lo estuvo en la Unión soviética y demás "Democracias populares", con las consecuencias que ya sabes. ¿Cómo pues interpretar eso de "que todo el mundo se hace una idea de a qué nos referimos"? ¿También los anarquistas nos referimos a lo mismo que se refieren los comunistas e independentistas?
Así, mientras no quede claro, que para ti ese concepto no se refiere a lo que con él se refieren los comunistas e independentistas, tendré que pensar que tú también concibes el "poder popular" como la estructura del Estado a través de la que el Partido en el poder ejerce su hegemonía sobre el pueblo. Pues reconocerás que decir que no has "encontrado otra palabra para expresar tus ganas de "tener opciones de victoria en un proceso revolucionario", de desear "un pueblo organizado y con ánimo de victoria", puede interpretarse como si, para ti, esas dos palabras fuesen mágicas y fuese suficiente con pronunciarlas o escribirlas para llegar a la "victoria"...
Admitirás pues que mientras persistas en utilizar el simbolismo de esas dos palabras,que nos remiten al poder popular que existe en Cuba, Venezuela, China y existió en las Democracia populares que ha vuelto todas al capitalismo, persistirá la duda y la confusión. Y, persistirán además porque, al final, opones la creación de "comunas, cooperativas y redes en el seno del capitalismo", la "Sociedad paralela", al simbolismo del "poder popular", pretendiendo que lo primero no es una alternativa al Estado y lo segundo sí, que lo primero no es la "autoorganización del pueblo" y lo segundo sí.
¿Cómo pues no seguir en la duda ante esa manera de considerar una ilusión el crear "comunas, cooperativas y redes" y no una ilusión (convertida en pesadilla) un "poder popular" que por todas partes restaura el capitalismo?
Porque no se comprende que, si tú quieres referirte con esas dos palabras mágicas al pueblo auto-organizado, contribuyas a la confusión que los comunistas e independentistas propalan conscientemente para engañar al pueblo y que éste acepte que ellos gobiernen en su nombre. Lo mismo que hacen los "demócratas" para gobernar también en nombre del pueblo.
Así pues, seguiré esperando esa clarificación, sin la cual tendré que seguir pensando que, el concepto de "poder popular" que has adoptado, corresponde a esa estructura del Estado que no sólo es la burocracia sino también el ejército, la policía, las cárceles, etc., etc.
Fraternalmente, con la esperanza de equivocarme
Poder popular
Hola,
No conozco al autor del artículo y no pretendo ni enmendarlo ni conducirlo, pero coincido en comerme el tarro en como avanzar en el proceso, y como alcanzar nuestros objetivos, rompiendo el cerco al que nos somenten, nos sometemos,
Creo que la idea que propone es buena, la contra- hegemonía, y que su utlización de poder popular va más por la utilización de los compas chilenos: "como la construcción de organizaciones desde abajo y por fuera del Estado, potenciando en todo momento el protagonismo de los sujetos y la democracia interna, teniendo a nivel estratégico la claridad que la tarea era la construcción de poder popular con autonomía de clase y fomentando la acción directa como principal herramienta política de transformación social".
Yo creo que esa definición lo saca de la utilización que hacen de él los autoritarios varios que lo tratan de apropiar, a la vez que nos vuelve a la confrontación y a la ruptura de esa falsa cordialidad que hoy practican, y que pretenden nos presente a tod@s por igual, cuando sabemos que no.
Ieltxu.
<<Admitirás pues que mientras persistas en utilizar el simbolismo de esas dos palabras,que nos remiten al poder popular que existe en Cuba, Venezuela, China y existió en las Democracia populares que ha vuelto todas al capitalismo, persistirá la duda y la confusión. Y, persistirán además porque, al final, opones la creación de "comunas, cooperativas y redes en el seno del capitalismo", la "Sociedad paralela", al simbolismo del "poder popular", pretendiendo que lo primero no es una alternativa al Estado y lo segundo sí, que lo primero no es la "autoorganización del pueblo" y lo segundo sí.>>
No sabía que había dicho esto. ¿Dónde está?
En primer lugar he hecho un recuento rápido y utilizo poder popular 3 veces en un texto de 4 folios. En tu primer mensaje, de unas pocas líneas, lo usas 6 veces. ¿Por qué no controlas el término "contrapoder", que viene de la autonomía marxista italiana, o "autogestión" que viene de Yugoslavia? Quizás por que ya han sido asimilados por la teoría anarquista desde los años 70. Pues con poder popular puede pasar algo parecido. Por supuesto que es un término ajeno, pero es un término útil; no creo que debamos obsesionarnos con su empleo, pero:
Cuando yo oigo el término poder popular, me viene a la cabeza Chile, no Cuba. De hecho en Cuba se usa ese término por influencia de Chile y no al revés (creo que está en la constitución desde 1976). Pero por lo que yo tengo entendido fue creado a finales de los años 60 por algunos militantes del MIR (también marxista-leninista), que cogieron el término de una actualización de la idea del doble poder de Lenin y de algo que había escrito Giap en Vietnam. Entre todo eso, se inventaron el concepto del poder popular y lo aplicaron a Chile. No sé si tiene otro origen más caribeño, pero yo me baso en ese origen chileno.
Sin embargo, pronto el término tuvo gancho entre la clase obrera y fue traspasando las fronteras del propio MIR, siendo empleado por la izquierda revolucionaria. Con poder popular se nombraban experiencias autónomas como las ocupaciones de tierras para hacer poblaciones, los cordones industriales, las asambleas populares, los sindicatos, las tomas de institutos y universidades, etc. Era un símbolo. Una palabra que resumía el proceso chileno de la base. La Unidad Popular iba por arriba, a por el Poder estatal, y el poder popular iba por abajo.
Pronto traspasó a Argentina, donde fue "importado" por el PTR, y otros comunistas, luego al resto de América. Pero también hay que reconocer que fue empleado por anarquistas latinoamericanos ya en los años 70 (creo que primero usaron "poder obrero"). Lo que pasa es que como eran movimientos muy minoritarios nunca fue asociada esa idea con ellos, sino con los movimientos marxistas. Creo que fue la FAU quien comenzó a usar ese término ya definitvamente hacia los años 80-90. Y después de ella la FAG de Brasil y otras organizaciones similares en los 90. Más tarde el término traspasó fronteras y volvió a ser empleado por los anarquistas chilenos y demás. Hoy en día hay unas cuantas organizaciones anarquistas de la región que utilizan la palabra.
Pero al estado español no había llegado con demasiada claridad. Estaba solamente en boca de algunos grupos comunistas y del movimiento abertzale. Desde allí traspasó a otros movimientos independentistas de otras zonas (catalanes, gallegos, etc). Sin embargo dados los contactos de alguna gente libertaria española con anarquistas sudamericanos el término ha ido llegando paulatinamente también a los medios anarquistas. Por lo tanto el origen es distinto y tiene significados diferentes.
La FAU y a partir de ella, el resto de anarquistas, le dan un sentido diferente respecto a los diversos grupos marxistas. No se trata del doble poder de Lenin para conquistar el estado. Se trata de la generación de una sociedad basada en la auto-organización y la autogestión. Y eso produce luchas sociales, con victorias y derrotas, que si sale bien la cosa, "empodera" (término acuñado sino por Paulo Freire para su teoría de Educación Popular). Este "empoderamiento" es colectivo o comunitario, y hará que esa colectividad esté en condiciones de desafiar al estado. Es decir, que ya está organizada y ya tiene una moral de victoria, un "orgullo obrero". Si eso se diera a escala nacional o regional, estaríamos en condiciones de pasar a un enfrentamiento revolucionario y de pasar a la construcción de una sociedad libertaria.
Por eso dije que no basta con una "sociedad paralela". Eso se puede hacer aquí y ahora. La hacen los okupas, y la hacen los neorrurales o los cooperativistas. El problema es que crean una micro-sociedad que se contenta con sobrevivir dentro del sistema capitalista. Al menos el término sociedad paralela, que se lo he oído a los veteranos, no tiene el matiz que hace falta, actualmente no está basada en la lucha de clases sino en la coexistencia con el capitalismo. ¿Son las sociedades paralelas alternativa al estado? Claro; el problema es que no presupone la creación de un movimiento revolucionario. Por eso traigo a colación el "contrapoder" o el "poder popular", que esbozan un enfrentamiento en el horizonte.
Los afro-americanos usaban el término "poder negro" (black power) para querer decir algo parecido, un empoderamiento, un orgullo de la comunidad negra en los Estados Unidos. ¿Había grupos que querían tomar el poder? Posiblemente. Pero el término en general se usaba para decir "construcción de la comunidad negra" más que como para tomar el poder estatal. Ese término contagió otras comunidades y así se hablaba en los 70-80 de "Women Power" o de "Gay Power". No iban a tomar la Casa Blanca, sino que necesitaban tener una sensación de comunidad, de que estaban en el mismo barco. Ahora Alternative Libertaire parece que está sacando un dossier sobre este tema:
http://ainfos.ca/fr/ainfos10522.html
Espero que haya resuelto algunas de tus dudas.
Saludos cordiales
Añado una cosa, ya que se me
Añado una cosa, ya que se me ha pasado.
Se trata de que, aunque los militantes del MIR o los panteras negras entendieran poder popular o poder negro de una manera beneficiosa para su partido, la gente de la base al emplear el mismo concepto ya lo cambiaban adaptándolo a su forma de hacer y de pensar, queriendo decir cosas como "fortalecimiento de la comunidad". Los anarquistas nos adherimos a este significado.
El Poder y el "fortalecimiento de la comunidad"...
No, M.G., yo no controlo nada, ni el uso del concepto "poder popular" ni el de "contrapoder"; pero, como sea que me interesa leer lo que se escribe en ésta y otras webs sobre las luchas sociales, hago de tanto en tanto comentarios a lo leído. Me parece sano confrontar mis opiniones con otras. Además, creo tener el derecho de poder discrepar sobre la asociación y uso de esos dos términos, en tanto que anarquista, puesto que tú te consideras con el derecho de afirmar que ese "concepto ajeno" lo utilizan "los anarquistas", que "los anarquistas nos adherimos a este significado" y que a partir de la FAU lo usan "el resto de los anarquistas". Lo que no es exacto; pues tú sabes muy bien que hay anarquistas que rechazan el concepto y su uso. Y no por purismo lexical sino para evitar que nos confundan con todos los autoritarios que lo utilizan (todos los grupos y partidos a los que haces referencia) con el sentido que él tenía desde su origen: campo contra hegemónico jerarquizado para la toma del Poder por parte de la clase subalterna.
Sabes que ese es el sentido de tal concepto desde Gramsci, Lenin, Mao, Allende, Che Guevara, los Castro, Chávez, etc., etc. Y, sabes, además, lo que ese concepto ha dado allí donde lo han aplicado.
Que tú y otros queráis utilizarlo, reduciendo su sentido a sólo "campo contra hegemónico" de la clase subalterna, sorprende porque los anarquistas, desde que comenzaron a definirse como tales, tenían y tenemos conceptos más claro para expresar el significado que vosotros le dais a ese campo contra hegemónico: no sólo autonomía, autogestión, acción directa, democracia directa, inclusive autogobierno, autodeterminación, sociedad paralela y contrapoder (contrarios pues de aquellos que remiten a lo que hace referencia al orden autoritario del Poder para la mayoría de la gente).
Ahora bien, una vez has precisado que esas dos palabras antinómicas no tienen para ti el significado que tienen para los que las usan pensando en la toma del Poder, no queda más que tomar constancia de ello y dejar constancia también de lo sorprendente que es el que no te apercibas de la confusión que ello crea y de lo poco realista que es ilusionarse con el poder mágico de esas dos palabras: tanto para movilizar a la gente como para la "creación de un movimiento revolucionario"... Pues admitirás que no es la invocación de palabras mágicas (sean las que sean) las que incitan a la gente a movilizarse y a crear un movimiento revolucionario sino las condiciones sociales y la actuación consecuente de las minorías que luchan por la emancipación no retóricamente.
Precisamente, con tu última precisión, me haces pensar en lo que ha acabado el uso de ese concepto, "poder negro", como "fortalecimiento de la comunidad" negra... En Obama Presidente de los USA.
Por ello, siguiendo al compañero Acratosaurio Rex, termino diciendo: si el poder de uno es de todos, el poder que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno... y así el Poder se irá a tomar por el culo.
Fraternalmente