Sexo duro y sin límites en el sindicato libertario

Me llega la siguiente noticia: un joven trabajador de una línea aérea de bajo coste, organizó a sus compañeros para dignificar sus condiciones de trabajo. La empresa movió sus hilos, coaccionó, prometió…, logró que los colegas traicionaran a su compañero. Lo dejaron solo y la empresa lo despidió a continuación. Tras muchas protestas sindicales, un juez ha dictado que el despido es radicalmente nulo, y ha obligado a readmitir al trabajador. Pero la empresa ignora la sentencia, recurrirá a más alta instancia, y procurará —si vuelve— convertirle el trabajo en un infierno.

Me dice el delegado sindical: que no hay unión, que hay miedo y que las leyes están hechas por los poderosos… Estoy viendo en este instante un vídeo de los poderosos de esa empresa que gana miles de millones incalculables: son feos con ganas, y observo que cuando caminan dejan un rastro de baba gris, viscosa y repugnante, fácil de seguir… Una nota positiva: el delegado es inasequible al desaliento.

Amigo delegado de Raynair, la vida es dura. Esos poderosos son grandes pedagogos e ingenieros. Por un lado convirtieron a tus compañeros en traidores. Les privaron así de la posibilidad de realizar algo heroico como una protesta. Por otro lado tus empleadores intentaron destruirte, y ahí sí que fracasaron, porque en lo que te han convertido, es en un héroe. Hace 100 años hubieras sido Francisco Miranda. Hoy eres un delegado sindical en paro. Pero es lo mismo. El héroe es el que se levanta y lucha, es el que se sobrepone al infortunio empleando la pasión, la razón y la fuerza. El héroe enseña lo que son ellos: enemigos temibles, pero enemigos viles, mezquinos y despreciables, carentes de honor y de gloria. Es decir, que son una mierda de enemigos. Ellos odian al héroe porque le envidian, sienten vergüenza porque él les muestra lo que ellos podrían haber sido (y no son). El heroísmo es lo que ilumina el camino a los dominados. Anima al afligido, consuela a la viuda, alegra al anciano y recupera a los enfermos. Es lo que hace que los mamones de tus compañeros tengan una referencia positiva.

Los poderosos insisten en afirmar que la sumisión trae cuenta. Y no es así. No trae cuenta porque al final, al convertir a los dominados en imbéciles, privan a la humanidad de su potencia. Son verdaderos etnocidas. Son cobardes. Son avariciosos, son esto lo otro y —ejem— son muy malos.

Camaradas: hay una guerra, y si ganan los poderosos, el mundo quedará yermo. Así que en relación a tu combate te digo: para vencer, ¡pierde toda esperanza! Probablemente habrás hecho mal muchas cosas en la batalla, es lo normal cuando uno lucha. Si no luchas, es cuando no te equivocas, aunque permanezcas en el error. Trabajadores asociados: lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

PD: el título era solo un reclamo. Subiros los pantalones, so depravados.

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NOTA

(1) En diciembre de 2009, la empresa se vio obligada a readmitir al trabajador despedido, la presunta víctima resultó ser dura de roer, y ahora está revolcándose de la risa.