Sus artículos

Mis sueños han sido siempre extraños. Esta noche he soñado que estaba casado con una cuñada, y que aún así estaba en una boda casándome nuevamente con su peor enemiga. La boda se celebraba en la catedral y la oficiaba otra cuñada más joven. Olor de multitudes. Cuando estoy allí desconcertado sin saber qué hacer, aparece mi padre, pero joven, como le recuerdo de cuando tenía treinta años, me coge del brazo y me lleva a un bar a beber vino mientras el hombre llega a la Luna en Casa el Nene. Parroquia de albañiles. Me despierto sudando.

En mi barrio hay una cantidad notable de gatitos. Tengo que aclarar, que si bien respeto a los gatos que andan sueltos por ahí y no les hago nada malo, en general les odio. Matan pájaros que me gustan. Verderones, currucas, petirrojos, rabilargos, carboneros, mosquiteros… Ninguno anda a salvo de las garras de los gatos. Lo mismo le pasa a los ratones, ratitas, lagartijas y salamanquesas. Por puro placer esos gatos gordos y sobrealimentados los asesinan. Un ejército de voluntarias y voluntarios les nutren de abundante pienso compuesto, y además les castran.

Estos días pasados estaba escuchando diversas críticas a una ley que llaman del «sí solo es sí». En resumen, el pleito es que desde su promulgación, hasta que se modificó la norma en abril del 23, un cierto número de delincuentes sexuales podían pedir rebajas en su condena.