Cómic - Elise y los nuevos partisanos

Año publicación: 
2021
Autor / es: 
Dominique Grange y Jacques Tardi
Editorial: 
Salamandra Graphic (Penguin Libros)
ISBN: 
978-84-18621-16-1
Páginas: 
176
Tamaño del libro: 
24 x 32 cm

«Nosotros queríamos restituir esa imagen profundamente social de diez millones de trabajadores que paran las maquinas, que paran las fábricas y que dicen ¡Ya basta!»
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Inspirándose en su propia juventud, la cantante Dominique Grange (Lyon, 1940), ha decidido contar su lucha contra la explotación, la injusticia social y el racismo a raíz del movimiento contestatario de Mayo del 68. Una aventura en la que le acompaña su marido, el dibujante Jacques Tardi (Valence, 1946). Juntos publican Elise y los nuevos partisanos (Salamandra Graphic), que se basa en esa militancia de Elise en esos primeros años 70.

Una época en la que Dominique, por entonces militante maoísta, cambió los cócteles molotov por las canciones, componiendo uno de los himnos más famosos de entonces: Nous sommes les nouveaux partisans; un tema mítico del que sale el título del libro.

En el Salón del cómic de Barcelona preguntamos a Dominique qué puede hacer una guitarra contra las injusticias: “Creo que fue Dylan el que dijo que su guitarra era un arma temible para luchar contra las injusticias. Y no solo, la guitarra, también la unión de las palabras y la guitarra. Él decía algo así como que “Esta guitarra mata a los fascistas”. Aunque, ahora que lo pienso, no estoy segura de que fuera Dylan” (En realidad esa frase la llevaba escrita en su guitarra Woody Guthrie (1912-1967)”

“Lo importante -añade Dominique-, es que cada vez que se escribe una canción con mensaje, es capaz de unir a la gente y, por otra parte, casi siempre acaban siendo censuradas o prohibidas. Por eso creo que las canciones son muy poderosas para unir a la gente y, a la vez, las fuerzas de represión no soportan que la gente cante, que alce la voz para expresar el deseo de un cambio”.

“Además -añade Dominique- las canciones son instrumentos muy prácticos porque son como pájaros que pueden volar libremente, traspasar muros, llegar a las cárceles, ser traducidas a otros idiomas. Y pueden ser cantadas en todas partes. Eso es extraordinario para mí. La poesía también comparte parte de ese poder pero para mí cantar es mucho más liberador que cualquier otra cosa”.

Su esposo, Jacques Tardi, es uno de los grandes dibujantes europeos, que ha denunciado la inutilidad de la guerra en títulos como Puta guerra o La guerra de las trincheras. Le preguntamos si cree que el cómic también tiene poder para cambiar las cosas: “Creo que sí, porque es un medio de expresión popular, con lo que eso tiene de bueno. También es una forma de luchar contra la mediocridad”.

“Aunque es muy distinto de la música porque depende mucho de donde se publique. No vas a encontrar el mismo cómic en Pif le chien, que era una publicación del partido comunista que en Pilote o Charlie Hebdo. Depende mucho de la base pero los cómics pueden expresar ideas con mucha fuerza. Lo hemos podido comprobar en su historia”.

“Me gustaría añadir – interrumpe Dominique- que las canciones las canta mucha gente, lo que les da una gran fuerza, mucho poder. Antes, en las manifestaciones, se cantaba la Internacional y todo el mundo la conocía. Ahora se ponen camiones con altavoces que escupen música y la gente ya no canta. Pero yo recuerdo que, por ejemplo, cuando un camarada era asesinado, todos cantábamos juntos y había una emoción, una fuerza, una potencia, a veces casi violenta, que unía a la gente. Y eso no lo veo ya en la actualidad”.

“Por otra parte -añade Dominique-, en Francia hay muchas corales que cantan este tipo de canciones revolucionarias y eso también es muy interesante. No sé si eso pasa aquí en España”.

Lo más poderoso de una canción es esa forma que tiene de unir a la gente -asegura Tardi-. Una cosa que no sucede en el cómic, que se lee de forma individual”.

Entrevista de Jesús Jiménez para RTVE: https://www.rtve.es/noticias/20220508/grange-tardi-guitarra-puede-ser-arma-temible-para-luchar-contra-injusticias/2346999.shtml

***

En el marco de pasado Comic Barcelona y gracias a los esfuerzos del equipo de prensa de Salamandra Graphic, pudimos entrevistar a la pareja de autores Dominique Grange y Jacques Tardi que presentaban su nuevo álbum titulado Elise y los nuevos partisanos. El tiempo asignado para el encuentro era escaso (luego se convirtió en algo más de 40 minutos) y compartíamos turno con el periodista Víctor Fernández del diario La Razón, pero con algo de buena voluntad y mucha organización conseguimos sacar adelante una entrevista que nos parece muy interesante. Este es el resultado.

Bonjour, Mme. Grange y Mr. Tardi

Zona Negativa (ZN): Como no tenemos mucho tiempo pasamos directamente a las preguntas sobre el álbum ‘Elise y los nuevos partisanos’. Mme. Grange, usted lo explica en el postfacio, pero para el que aún no ha leído el álbum… Elise explica un período muy significativo de su biografía y también de la historia de Francia, ¿Por qué explicarla ahora, precisamente?

Dominique Grange (DG): Porque creo que en esta época que estamos viviendo la memoria se está perdiendo y queríamos transmitir a las generaciones siguientes y a nuestros propios hijos lo que hemos vivido; era una época particular en la cual la juventud estaba muy comprometida en las luchas sociales, una época en que la lucha de clases era algo más evidente que ahora, porque ahora las fábricas han desaparecido, el paisaje obrero social francés ha evolucionado completamente, es totalmente distinto. Ahora es el reino del trabajo precario, de la uberización etc, etc. Por esto se tenía que explicar cómo era aquella época y comunicarles, también, el entusiasmo que tuvimos al llevar a cabo estas luchas.

La Razón (LRA): Sobre este entusiasmo de las luchas, usted afirma al final del libro que de Mao lo único que se puede salvar es que tenemos motivos para rebelarnos…

DG: Me parece obvio, ¿no? Era el espíritu de Mao que decía, también: “Atreverse a luchar, atreverse a vencer”. Es muy sencillo, la referencia al maoísmo era muy básica entre los maoístas franceses, lo llamaban mao-spontex, más que otra cosa era referirse a las citas del Pequeño Libro Rojo, ¿no? Sin estudiar nada de la teoría, de los escritos militares ni nada eso… Era como una herramienta muy fácil y muy práctica para luchar. Para escribir sobre las paredes, en las pancartas… Era más una referencia a la Larga Marcha que a la Revolución Cultural, porque después aparecieron los crímenes de la Revolución Cultural, esto fue totalmente distinto, otro período en el que nosotros ya no militábamos o, por lo menos, no militábamos en los batallones maoístas, en todo caso.

ZN: En el libro usted explica que: “Queríamos contribuir a prender la chispa de la revolución proletaria para que incendiase toda la pradera” ¿Era su principal objetivo?

DG: Totalmente, totalmente y, además, pensábamos que era realista. Pensábamos que la revolución iba a llegar y estábamos dispuestos incluso a morir, a dar nuestra vida por la revolución. Las referencias a los países que habían hecho su revolución eran poderosas, ahora no sé a que se pueden agarrarse los jóvenes que se quieren entrar en la lucha social, porque por cualquier lado encontramos la desesperación, ahora es una desilusión total hacia los países que hicieron una revolución. Es muy difícil para los jóvenes de ahora. Pero bueno, creo que es necesario transmitirles este patrimonio de la lucha, por si acaso…

LRA: El libro se inicia con la masacre que se vive en París en octubre de 1961… ¿Le sorprende que un episodio tan duro, tan sangriento haya pasado de esta forma al olvido?

DG: Bueno, no ha sido olvidado; ha sido borrado. Que es algo un poco distinto. Supongo que un poco como la herencia de la Guerra Civil en España. [Esta masacre] Eso no merece más que una línea en los libros de historia y parece un acontecimiento entre otros… No se le da la importancia que tuvo; la transformación de la sociedad, de las mentes de la gente y todo lo malo que resultó. Porque está claro que la Guerra de Independencia le dio la autonomía a Argelia, pero finalmente no se resolvieron ninguno de los problemas sociales de allá y eso se notó cuando llegaron [a Francia] millones de trabajadores argelinos, después de la independencia, esto un problema que queda pendiente. Fuimos contemporáneos de este conflicto, aunque no había asumido aún mi compromiso, yo era demasiado joven. Pero, pasó y cuando una profesora de filosofía que tuve nos enseñó a mirar hacia ese lado del Mediterráneo, aprendiendo lo que era el colonialismo y la lucha anticolonialista, fue algo que me marcó, fue un punto de inflexión para adquirir la conciencia política.

LRA: ¿Pero esta escena tan dura en la que lanzan el bebé al Sena, esta escena existió, fue verdad?

Jacques Tardi (JT): Si. Me parecía que era importante enseñar esto, porque fue un episodio ignorado, olvidado… y evidentemente es una escena que no fue ni filmada ni fotografiada. A mí no me supone ningún problema técnico enseñar lo que pasó, poner en el papel todo esto, denunciar todos estos asesinatos. Fueron numerosos los asesinatos; algunos manifestantes fueron arrojados al Sena, golpeados, algunos esposados… y todo esto pasa casi en los mismos lugares donde se realizaron las redadas contra los judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Eran los mismos escenarios, se les detuvo en los mismos autobuses, los de la plataforma posterior… Durante la guerra, en la ocupación, los judíos fueron confinados en el Velódromo de Invierno que fue derribado tras el conflicto por lo que los argelinos fueron detenidos y llevados al Palacio de Deportes de Porte de Versailles, es el mismo esquema, la misma coreografía… Están allí apiñados, algunos son torturados, maltratados por la «magnífica» policía francesa y luego fueron evacuados, expulsados, retornados a su país de origen. ¡Es el mismo esquema! Y a mí me interesaba enseñar esto; la manera como la represión se repite, como se utiliza el mismo esquema, se reescribe la misma historia… Y el dibujo me permite enseñarlo todo. Sobre los convoyes de deportación no hay casi ningún documento gráfico, hay algunas fotos exteriores, pero del interior casi nada. En algunas películas se ha intentado reconstruirlos, pero mejor no hablar de ello… en cambio a mí no me supone ningún esfuerzo económico hacerlo, basta con tener un mínimo de documentación para poder dibujarlo.

ZN: ¿Y por qué contar esta historia en bande dessinée y no en un libro, un disco o una película? ¿Es más sencillo, buscaban públicos diferentes…?

DG: No. En el fondo no buscábamos un público concreto. Ocurre que mi esposo es dibujante de cómics y tenía la oportunidad de plasmar esta historia de una manera inmediata…

JT: … Y sobre todo porque es un medio de expresión muy económico, casi no cuesta nada. Se necesita una hoja de papel, mucha documentación y adelante… Si se quisiera reconstruir todo esto con actores, decorados para el cine… Es inviable.

DG: Además, no me salía de dentro escribir esta historia como un guion de cine.

JT: Y también era importante enseñar, a las nuevas generaciones que lean este álbum, algunas cosas que han desaparecido, que no existen ahora. Por ejemplo, los barrios de las afueras, las chabolas [bidonville en francés] ya no existen, es otra cosa. Ahora son personas que viven debajo de los puentes de las autopistas u otros sitios… Donde los polis van a desgarrarles sus tiendas, sus improvisadas chabolas de tela. Es gente que llega de África y que, de hecho, han sido muy mal acogidos contrariamente a los ucranianos de ahora, la gente acoge a los ucranianos, pero no a estos inmigrantes.

DG: Son etíopes, son sirios, son afganos, son de Mali… no son blancos, no tienen los ojos azules, no son católicos y es una población totalmente discriminada.

JT: ¡No son ucranianos!

DG: Además, a estos los llaman inmigrantes y a los ucranianos los llaman refugiados. Es una discriminación que nosotros no aceptamos. Nos da la sensación que se están haciendo las cosas de una manera discriminatoria, con formas distintas a la Segunda Guerra Mundial, pero en el fondo las ideas son las mismas.

LRA: ¿Son estas políticas que se están haciendo de manera oculta desde hace tiempo lo que puede explicar el ascenso de Marie Le Pen?

DG: por supuesto, sí. ella se apoya en eso para implementar su programa que de momento no está siendo el mayoritario. Pero su influencia existe. Su manera, su mirada hacia el extranjero, el que no tiene la misma cara que nosotros es una realidad. Es algo profundo que había desaparecido un poco, pero no tanto. Por ejemplo, lo obreros ahora son casi todos argelinos o del África subsahariana y no se puede decir realmente que hay una integración, la gente los mira como extranjeros, como gente que puede amenazar su seguridad, su bolso… que se yo. El racismo está muy presente en Francia.

ZN: Hay en el álbum una evolución en los personajes protagonistas que va del optimismo y la camaradería a una situación de paranoia debido a la persecución policial y política… ¿Le interesaba, también, reflejar esta evolución, como va cambiando el movimiento de lucha proletaria?

DG: El movimiento de lucha proletaria va cambiando por culpa de la sociedad capitalista. Porque cuando deslocalizaron las fábricas y las fueron cerrando, toda la industria importante de Francia ha sido llevada fuera del país, para rebajar los costes y con esto consiguieron aplastar todas las conquistas sociales de la clase obrera francesa porque costaba demasiado. Todo lo que había ganado el Frente Popular… etc y etc; el derecho de huelga, las ayudas al desempleo o la jubilación, todo lo que había mejorado un poco la condición obrera, todo esto de repente desaparece… Porque el trabajo se lleva a otros países donde la mano de obra se paga una miseria y donde no han tenido ninguna conquista social porque hasta ahora no han luchado. Entonces, ¿Cómo la clase obrera de allá, de estos países, va a empezar a tomar consciencia, a protestar, a empezar a decir que no…? ¿No sé? Porque si están sometidos a unas dictaduras, no pueden hacer nada… Trabajan como animales, la explotación es terrible. Lo que más me indigna, es que las conquistas obreras hayan sido completamente borradas de esta manera. Y, claro, los que luchamos por todo esto o estamos muertos o somos demasiado viejos y los jóvenes son todos precarios…

ZN: No ha habido relevo generacional… No hay una ‘Elise’ del presente.

DG: Ahora son todos precarios, son de Amazon o nos llevan la comida a casa, pero ahora son individuos, no hay esa base de unidad para empezar a luchar. Es un análisis que hay que hacer. Es como si nada hubiera ocurrido… En los años treinta y luego. El Mayo del 68, también. Se ganaron unas cositas e incluso eso…

LRA: Ustedes, los dos, estuvieron como redactores y colaboradores del primer Charlie Hebdo y me gustaría que me explicaran como ven ahora la revista actual.

JT: El Charlie Hebdo de última generación no lo hemos conocido, no nos hemos relacionado con sus autores… No conocemos al nuevo equipo. Nosotros conocemos el Charlie Hebdo de CavannaWolinskiReiserCabu… Toda esta gente. Nos conocimos entonces, al principio. Después se publicó un semanario de bande dessinée que se tituló BD, que fundó Choron [Georges Bernier] del que luego se encargó Cavanna, era todo en general un tremendo desorden organizado, El interés de esta revista llamada BD era que, en aquella época, toda la producción de historieta francesa era mensual. Goscinny había reunido a todo el mundo en Pilote, para anunciar que la revista, que era semanal, pasaba a ser mensual porque sus lectores habían cambiado de hábitos y estaban todos delante de la televisión y al no poder competir transformaron la publicación en mensual… Y curiosamente, un poco más tarde, en Éditions du Square anuncian una revista semanal, era algo muy interesante, además era en gran formato que siempre es muy adecuado para la bande dessinée.

Entrevista en 'Zona Negativa': https://www.zonanegativa.com/comic-barcelona-entrevista-a-dominique-grange-y-jacques-tardi/

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