[Debate] Construir el presente es preparar el futuro

América Latina, dando ejemplo
América Latina, dando ejemplo

Relanzamos con esta aportación nuestro especial de Debate sobre sindicalismo revolucionario. La pandemia -o sindemia- y la apuesta gubernamental por estados de alarma y confinamientos hacen importante revisar las palabras que se han cruzado desde que empezó el hilo en agosto de 2016, dando lugar a más de treinta textos, intervenciones en nuestro foro e incluso la edición como libro de una de las entradas. Más pronto o más tarde llegará la película.

En diversos artículos de A las barricadas se ha destacado cómo en medio de la pandemia los Gobiernos de España lo estaban prohibiendo todo, menos ir hacinados a trabajar. Pero eso es para quienes aún tienen la "suerte" de trabajar tras los sucesivos cierres y confinamientos. Respecto a las medidas tomadas tras el nuevo Estado de Alarma no es solo que parecen fruto de la improvisación en muchos casos, sino que con el Estado de Alarma, cada comunidad hace lo que le parece al iluminado de turno… culpabilizando a continuación a la ciudadanía que protesta.

Más o menos todos y todas estaréis con las carnes abiertas ante la multitud de cierres de empresas que se suceden. Seguimos en crisis. Crisis provocada por las medidas del Estado para controlar la pandemia, que no tienen en cuenta (más que en los discursos) los costes terribles para millones de personas. Estos costes están provocando el descontento de gran parte de la población, que en ocasiones protesta  y se moviliza al margen de los partidos y sindicatos habituales. Protestas que de inmediato se han atribuido bien a la extrema derecha, o a jóvenes con ganas de liarla, sin atender a dos cuestiones fundamentales: que hay motivos para liarla, y que si las organizaciones que se dicen revolucionarias no toman el palo de la bandera, será la extrema derecha la que las aliente.

En la primera ola señalábamos en esta página como víctimas del Estado de Alarma, a miles de trabajadores sin contrato que pasaron de un día para otro, a no tener nada. Muy pronto se empezaron a escuchar cómo se disolvían las empresas, dejando en la estacada a millones de trabajadores, que pasaban a La Sumergida, el gran sector de gente que se busca a diario la vida, o al sector de los que malviven con las llamadas "ayudas". En la segunda ola del Estado de Alarma seguimos siendo despedidos los trabajadores/as con la excusa del "no hay pedidos, perdemos dinero". Y no son solo los cierres de grandes empresas como NISSAN o ALCOA, si no los de toda la industria que vive a la sombra de ellas, y que genera mucho más empleo que la propia matriz.

Los cierres más llamativos, los de empresas de nombre conocido, acaban en juicios, prejubilaciones, indemnizaciones, cierres diferidos y promesas de reindustrialización. Y los de la industria auxiliar, ni se contemplan siquiera. ¿Cuál es la respuesta actual del Movimiento Obrero? Tibia, por decir algo. Por la parte del sindicalismo institucionalizado, comités de empresa y direcciones sindicales, siempre leemos este resumen entre mucho golpe de pecho: que los despidos hay que negociarlos, y que tienen que ser menos que los que afirma la empresa.  Se lleva a juicio el tema, y acaba todo prejubilando, indemnizando, difiriendo unos meses, y prometiendo levantar el tejido productivo. Presentan los hechos a plantillas desmoralizadas por el cuadro siniestro, prometen un futuro mejor…, y los despedidos acaban aceptando "el mal menor". Y los actores del sindicalismo vencido, y de los partidos de progreso celebran que en vez de 500 despidos sean solo 350. Igual los negociadores en caso de guerra podrían celebrar que en lugar de fusilar a toda la plantilla, negociando duramente, sólo se fusilase a la mitad, y el resto podrían elegir entre jubilarse o tirarse al río. El "mal menor" viene a ser eso.

Eso por parte de las centrales llamadas "más representativas". En cuanto a las menos representativas suelen intentar suplantar a los firmantes cayendo en los mismos excesos de burocracia, dependencia y derrota ideológica, o acaban conformándose con la pequeña parcela conquistada a través del voto.

Todos esos despidos pactados a lo que llevan es a cerrar el camino a la juventud, dejándoles como destino laboral, o bien empleos de bajo perfil salarial y contrato precario, o entrar a trabajar para alguna administración estatal, o emigrar al centro y norte de Europa.

Y sin olvidar al Gobierno de Progreso, cuyas promesas están bastante vacías de contenido, como el Ingreso Mínimo Vital, que o bien se desiste de rellenar la solicitud por la compleja documentación que se requiere, o bien se aprueba en un ínfimo número de casos, para dar una prestación miserable. O la promesa de parar los desahucios en la pandemia, que los sindicatos de inquilinas denuncian se siguen produciendo y en casos muy sangrantes. Si el Gobierno es incapaz de proveer el desarrollo de la pandemia a pesar de sus técnicos, si no puede programar el presupuesto que precisan las medidas que toman…, ¿no queda claro que es un ente inútil y pernicioso, que sólo puede prohibir, encarcelar, multar? Para nosotros y nosotras, como anarquistas, sigue estando claro que hay que apartarse de todos esos partidos, de toda esa actividad política que tanto daño hace, para centrar nuestra acción en los movimientos sociales.

Si el movimiento obrero quiere volver a ser un factor de cambio social y cultural, tenemos que echar cuentas de qué es lo que prepara el Estado, cómo su prioridad es la represión. Los y las anarquistas tenemos que trabajar dentro del Movimiento Obrero denunciando el sistema de representación a través de elecciones sindicales y de comités de empresa. Hay que fomentar la unidad de los trabajadores dándoles protagonismo y voz en sus asambleas. Y ello se hace –en nuestra opinión–, no proclamando lo mal que los demás hacen las cosas, que ya bastante a la vista está, y que acaba desmoralizando aún más a los trabajadores que no ven salida a la trampa en que estamos metidos. El cambio sindical vendrá mostrando con los hechos, en la práctica, en la acción cotidiana, lo bien que lo hacemos nosotros que o bien vencemos contra todo pronóstico a fuerzas muy superiores, o al menos que nuestras propuestas y razones son viables y beneficiosas para el colectivo, y nuestros análisis de situación con correctos. 

 

Especial: 
Debate Sindicalismo Revolucionario

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Imagen de micheal28

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