[Brasil] La agitación en los cuarteles y sus amenazas

 Coordinadora Anarquista de Brasil

El mensaje del general Villas Boas de la noche del 3/04, acompañada por un sequito de oficiales del ejército, terminó con cualquier duda que podría haber existido respecto del golpe que se profundiza en el país. Las fuerzas armadas, que nunca dejaron la escena política, pasaron a intervenir en la misma forma descarada, en ultrajante violación de las propias normas constitucionales que supuestamente deberían resguardar.

El mensaje que da el jefe del ejército de las FFAA para el STF es claro: o hacen lo que consideramos mejor, o entonces tendremos que intervenir. A pesar de indicar una agitación política a fin de presionar a la Corte a negar el Habeas Corpus de Lula, el hecho es que en las últimas declaraciones oficiales, tal como de sectores de la sociedad civil en su apoyo, configuran un escenario nuevo y preocupante en la coyuntura: la agitación política en pro de una intervención militar, un Golpe de Estado “clásico” como salida autoritaria y conservadora para la crisis ya es parte de las alternativas de las elites y difundidas por los oligopolios de los grandes medios sin ninguna restricción.

La amenaza del golpe busca establecer un chantaje con la intención de procurar una solución autoritaria pactada donde el ejército funcione como instrumento de presión de los otros poderes.

El estado policial de ajuste va dando cada semana nuevos indicios de que la tendencia es a profundizar el protagonismo de la milicada en la vida política del país, a través de un discurso de control, de supresión de mínimas garantías y libertades democráticas que fueron conquistadas a duras penas por las generaciones anteriores.

Crese igualmente, el diseño de un escenario neoliberal donde los servicios sociales son totalmente precarizados, mientras se garantiza (a través de la medida provisional) los recursos de las fuerzas de represión fuera de las restricciones presupuestarias habituales. El mensaje es claro. Recorte social y palo para el pueblo. Cabe mencionar que la construcción de ese estado policial fue reforzada año a año, con la creciente intervención militar en las favelas y la ley anti-terrorista sancionada por el PT.

La maldita transición lenta, gradual y segura, que garantizó la impunidad de los crímenes contra la humanidad perpetrados por militares y civiles que sustentaron la dictadura, culminó en un frágil pacto social dando expresión a la llamada “constitución ciudadana” de 1988. Hoy, el deterioro social del país en manos del rentismo y de las viejas oligarquías hace que esa misma constitución pase a estar relativizada, pasando por un proceso de corrosión no en provecho de mayores garantías democráticas y de derechos para la amplia mayoría del pueblo trabajador, sino como forma de endurecimiento del régimen de privación de derechos elementales.

El cuadro de deterioro que evidencia el golpe de 2016, tal como su permanente radicalización, llega al punto de inclusive de poner a la democracia representativa, liberal y burguesa en jaque, como forma de acelerar la implementación de esa nueva fase del capitalismo, en que el recorte de derechos de los de abajo es una exigencia a fin de maximizar los lucros de los de arriba.

Hay que cortar los pasos de los buitres por la raíz!

Llega a ser patética la creencia depositada por el petismo y sus satélites en las instituciones republicanas. Apostaron a la inserción en estas, y hoy, no están a salvo de sus ataques, pareciera que padecen del “síndrome de Estocolmo” al no reconocer las evidentes conspiraciones en curso desde los cuarteles, como se vio en la declaración oficial del partido que excluye a Vilas boas de la conspiración en curso.

Trágicamente este escenario de deterioro social y político, que marca un peligroso retorno de la extrema derecha, con claros signos fascistizantes, en la escena política, no tiene una fuerza social a la altura para cortar el paso de los buitres.

Por otro lado, una parte importante de la izquierda se encuentra entorpecida en el “canto de sirena” del Estado Democrático de Derecho, rogando para que las instituciones y sus representantes demuestren su buen criterio y “rescaten” los valores constitucionales. Una ilusión que es más que evidente. Para la burguesía y sus respectivos brazos armados e institucionales, el Estado Democrático de Derecho fue, es siempre y será un mero adorno para encubrir su dominación, pudiendo ser suprimido cuando así se juzgue necesario.

No aprender de las trágicas derrotas de nuestra clase en las últimas décadas allana el camino para la derrota y la desmovilización. Para barrer la escalada fascistizante de la extrema derecha urge iniciativas reales de lucha y movilización de los de abajo, los mismos que viven cotidianamente sin esas garantías constitucionales de 1988. La colaboración de clases y la creencia inquebrantable de una pacificación por las propias instituciones del Estado como máximo postergaran para un futuro no muy distante una nueva y más robusta intentona de la extrema derecha.

Cualquier lucha contra los sectores conservadores solo podrá ser efectiva si incluye los lugares de trabajo, las fábricas, el campo y las calles como lugar de lucha. Es a partir de la movilización de la clase trabajadora y el conjunto de los oprimidos que se derrota cualquier avance conservador.

Hay que cortar los pasos de los buitres por la raíz!

Luchar para organizar! Organizar para luchar!

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