El reino de España llora la muerte del último hidalgo y conquistador

La última voluntad de la Quadra-Salcedo es asistir momificado a los fastos del VI centenario del descubrimiento de América 2092.

De la Cuadra-Salcedo, el patriota español por excelencia, sueña con el 2092. Sueña tanto que bebió-- según sus propias palabras-  de la fuente de la eterna juventud de Ponce de León para convertirse en un ser inmortal. Porque después de su heroica campaña en Sevilla 1992 (la epopeya más importante en la historia de la humanidad) desde ahora ya se prepara el VI centenario en el año 2092. Con este fin  De la Cuadra-Salcedo y su dinastía  han constituido la “Fundación 2092” – la marca registrada que tiene la exclusiva o la patente de corso que le ha cedido la corona española por sus servicios prestados a su majestad.

De la Cuadra-Salcedo ha sido uno de los mercaderes y traficantes que mayores beneficios ha adquirido gracias a su condición de noble y preclaro vasallo de su majestad el Rey. La monarquía borbónica en sus delirios de grandeza está empeñada en reeditar la gloria y el esplendor de tiempos pasados. Y que mejor que De la Cuadra-Salcedo que es la mismísima reencarnación de los descubridores y conquistadores del Nuevo Mundo: Pizarro, Cortés, Lope de Aguirre, Orellana, Jiménez de Quesada o Núñez de Balboa.

De la Cuadra-Salcedo se distinguió en vida como uno de los más ilustres nostálgicos del Imperio Español o del Imperio hacia Dios. De ahí que haya obtenido el patrocinio incondicional del caudillo de España Francisco Franco para llevar a cabo sus empresas y aventuras. Este noble hidalgo llevó la bandera rojigualda por las selvas más impenetrables, los ríos más caudalosos, las más altas cumbres para gloria de España y Dios todopoderoso. Con sus reportajes y trabajo periodísticos encomendados por el Ministerio de Información y Turismo franquista (especialmente en Televisión Española) perseguía la fama y la posteridad. El reportero audaz fue un protegido del generalísimo al tratarse del hijo de un mártir requeté (fascista) caído en combate durante la guerra civil. Un superhombre españolista, el campeón hercúleo de lanzamiento de jabalina, el campeón mundial que tanto precisaba el régimen para demostrar el poderío de la raza hispana.

De la Cuadra-Salcedo encarnaba la imagen del Quijote, un soñador, un romántico por antonomasia pariente lejano del Cid Campeador y heredero de lo más granado de los conquistadores y navegantes.  Un buen católico, un buen cristiano, un buen requeté  que empuñaba la cruz en su mano diestra y en la siniestra la espada presto a evangelizar a los gentiles por Dios y por España. El mercenario más fecundo al servicio de su majestad el rey Juan Carlos I  quien le encomendó la misión de adoctrinar las futuras generaciones en el amor a España sacrosanta, la madre patria  y su misión civilizadora, universal y fecunda. Ese también fue el deseo del gran caudillo de España Francisco Franco que con inteligencia supo reinstaurar la monarquía bienhechora.   Porque si Inglaterra tiene la Commonwealth y Francia la francofonía, el reino español no puede ser menos y ha creado la Comunidad Iberoamericana de Naciones. ¡Loados sean nuestros héroes y mártires!

El reino de España llora la muerte del último hidalgo y conquistador. Hoy se inscribe en el Olimpo el nombre de Miguel de la Cuadra-Salcedo y Gayarre junto a los reyes Católicos, Colón  o el gran Capitán Gonzalo Fernández de Córdoba.  

La última voluntad de este Tarzán, Coronel Tapioca, Indiana Jones -con su Camel Trophy y la ruta Quetzal- el bucanero y filibustero por excelencia es asistir momificado a los fastos del VI centenario del descubrimiento de América, cita a la que no puede faltar para gloria de Dios y de España. Amén.

Carlos de Urabá 2016

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