Una respuesta a "Cuando se señala la luna"

Cuando se defiende con mentiras

Una respuesta a "Cuando se señala la luna"

Como uno de las personas implicados en la redacción del texto «Otra crítica al insurreccionalismo», me parecía necesario responder al recien editado Cuando se señala la luna. Sólo voy a analizar las partes que se dirigen contra «Otra crítica». Los que no han leido el libro deberían saber que se trata de una pequeña parte de ello. El grueso es una respuesta a otros textos, por ejemplo Crítica a la ideología insurreccionalista, o una exposición de lo que representa, para sus autores, el método insurreccionalista.

Dejando a un lado sus intentos de contribuir al debate y la profundización de la teoria, hay que subrayar que los autores de Cuando se señala la luna escogieron una forma de criticar basada en la ridiculización y el desprecio. En cuanto trata a «Otra crítica» utilizan la tergiversación interesada, argumentos falsos, el insulto y los ataques personales. Utilizan tácticas discursivas que rompen con la solidaridad y con unas prácticas mínimas de seguridad.

Reconozco, también por experiencia personal, que todos somos capaces de cometer estupideces. Intentaré formular mi respuesta de una manera que abra un camino hacia la buena comunicación y la crítica solidaria. Queda claro que hay compañeros, a todos los lados de las falsas líneas identitarias, que nunca superarán sus egos y su arrogancia: cuanto antes se autoaislen, mejor. Pero hay muchos más que estamos intentando superar nuestras miserias personales, mejorar nuestras prácticas de lucha y mejorar el trato con compañeros que tienen visiones contrarias a las nuestras. Espero que los autores de Cuando se señala la luna y que yo también pertenezcamos a este último grupo. Si es así, la crítica no puede sino ayudar.

Como primer paso, es necesario reconocer que «Otra crítica al insurreccionalismo» cayó en muchos momentos en un tono de desprecio, hipérbole e incluso arrogancia. Asumo la responsibilidad para este error. Textos así contribuyen a la mala sangre y obstruyen la buena comunicación. Puede que sea dificil responder a una práctica marcada por su arrogancia (en este caso, lo que yo entiendo como una parte del insurreccionalismo barcelonés) sin contraatacar de alguna forma. No obstante, el actual despropósito demuestra que hacerlo es contraproducente. Intentaré no repetir este error, aunque no me imagino capaz de conseguir, precisamente, un tono de respeto cuando se trata de autores que no se frenan ante la mentira y el insulto.

Las críticas que dirigen contra «Otra crítica» son: que está mal redactado y dificil de entender; que nunca se aclara que es el insurreccionalismo de Barcelona; que evita citar a textos concretos; que se basa en el desconocimiento de la realidad local; que peca de una visión totalmente equivocada de las luchas en Italia, Grecia y Chile; que tiene una visión equivocada de la represión y afirma que la acción anarquista provoca la represión; que señala «directamente a personas o entornos concretos», ayudando a la policía en la represión; y que surge de las ansiedades de alguien que necesita publicar un mea culpa. Creo que no he dejado ninguna crítca sin mencionar.

 

1. Mal redactado y dificil de entender

No vamos a decir que nuestro texto fue bien redactado. Los lectores pueden hacer esta valoración por sí mismos. No dudamos que habían errores (¿con «redacción extraña» querían decir «redacción extranjera»?) pero no fue por falta de esfuerzo ni de seriedad. Si fue dificil para entender, no nos lo comentaron ninguna de la docena de personas que nos comunicaron sus valoraciones del texto, incluso personas que no estaban de acuerdo y nos expresaron varias críticas. Por lo tanto desconocemos si se trata de un ataque barato por parte de los autores o si simplemente tienen otros criterios para la comprensión de un texto. No obstante, queda claro que no hacen una lectura precisa de los textos que quieren machacar.

 

2. Nunca se aclara que es el insurreccionalismo en Barcelona

El intento, con «Otra crítica», fue de criticar un conjunto de prácticas. Es una empresa dificil y nos parece que en el entorno, no existe ningún modelo para este tipo de crítica. En realidad, no existen líneas claras entre una práctica y otra. Entre los anarquistas, gracias a nuestro anti-dogmatismo, no llevamos carnés que nos identifican como insus u otros. Tampoco queríamos hacer una crítica textual, como hacen Proletarios Internacionalistas. El porqué se explica en la introducción de «Otra crítica». Lo importante son las prácticas, y la escasa producción literaria de la corriente insurreccionalista en Barcelona en los últimos diez años o es totalmente panfletaria, o son traducciones, o tiene buena calidad pero no trata de valoraciones concretas de las luchas en Barcelona. Nunca fue el propósito engendrar un debate textual con artículos y publicaciones, porqué éstos no reflejaban la realidad de las prácticas a la calle.

¿Como se critica a una práctica, sin referir (por motivos de seguridad) a personas o eventos concretos? Repetidamente, nuestro texto subraya esta dificultad. Ya en la introducción (p.7), se dice: 

«No es posible definirlo actualmente porque existe como respuesta a una coyuntura que ya no se da en el estado español. Está además influido por una gran participación de no autóctonos, como algunos de los presentes autores cuyo insurreccionalismo refleja la experiencia histórica de otros lugares»

«Dado que el insurreccionalismo no es una corriente precisamente definida y delimitada y que no vamos a referirnos a textos concretos, vemos posible que esta crítica se vuelva demasiado amplia y que personas que no reproducen los errores que criticamos aquí, o reproducen algunos errores pero otros no, se vean tachadas indebidamente. Lo dejamos a cada individuo decidir si las críticas les describen o no. Al final es responsabilidad de todos mejorar las prácticas de nuestro entorno. Es precisamente éste el propósito del texto.»

Los autores de Cuando se señala la luna no hacen caso de esta explicación ni ofrecen ninguna idea en cuanto a como criticar una práctica. Hacen lo fácil: disimulen, como si nuestro texto no acertara en nada, como si no se estuviera hablando de nada real.

Es curioso, porqué todas las personas con quienes he hablado acerca del texto o acerca de críticas que aparecen en el texto sabían identificar las prácticas críticadas. Aunque no estuvieran de acuerdo con una u otra parte del texto, todo el mundo reconocía que el autoaislamiento, las malas prácticas de seguridad, ciertas estrategias antirepresivas y las actitudes de arrogancia y ego eran problemas reales en el entorno anarquista en Barcelona.

Y los autores de Cuando se señala la luna no responden al contenido de ninguna de estas críticas. Dicen que la mayoría del texto habla de la represión, cuando se dedica una parte igual para hablar de la arrogancia y el autoaislamiento. De eso hacen caso omiso. Y no extraña que no mencionen la crítica a la arrogancia, porqué su texto huele a soberbia y ego dañado. Lo digo porqué creo que constituye un gran obstáculo para la comunicación solidaria.

Tampoco en el caso de la represión responden directamente al contenido de nuestra crítica.

 

3. ¿Que se evita citar?

Ya se ha explicado, aquí y en el original, el porqué no se centra en textos insurreccionalistas sino en las prácticas. Sin embargo, en la segunda edición de «Otra crítica», sí que se hace una crítica extensiva y muy concreta de A Corps Perdu no.3, . No la hacen ninguna mención. Siguen el patrón de evitar todo el contenido de nuestra crítica.

 

4. ¿Que se basa en el desconocimiento de la realidad local?

Como ya mencionamos, todas las otras personas con quienes hemos hablado de estas críticas reconocían que correspondían a la realidad de la lucha en Barcelona, aunque muchas no estaban de acuerdo con nuestras conclusiones.

Concretamente, los autores de Cuando se señala la luna mencionan una afirmación que publicamos en «Otra crítica» de que la represión de septiembre 2003 representó una derrota para la lucha, de la cual no se aprendió nada. Reconozco que tal afirmación constituye un hipérbole impreciso. Muchas personas, probablemente todas las personas implicadas, aprendieron a través de este golpe represivo. Quiero rectificar, por si cualquier persona del entorno golpeado se sintió menospreciado por nuestro texto. Lo que más precisamente quería comunicar era que otras personas en el movimiento anarquista no aprendieron unas lecciones para mí fundamentales sobre la relación entre aislamiento y represión.

No obstante, no estoy de acuerdo con los autores en su acusación de que nuestra afirmación proviene del desconocimiento de la realidad local. Como siempre, su punto de partida es el desprecio y arrogancia, y parece que no pueden hacer una crítica sin sugerir que su adversario es de un intelecte o experiencia inferior. Las personas que publicamos «Otra crítica» conocemos varias personas del entorno golpeado en 2003 y la valoración de que la represión constituyó una derrota para la lucha está generalizada.

 

5. ¿Que peca de una visión totalmente equivocada de las luchas en Italia, Grecia y Chile?

Aunque no es cierto que se salta de Barcelona a Italia «constantemente» (de hecho, se refiere al insurreccionalismo en Italia en dos partes del texto y procesos represivos en Italia en dos partes más), tengo que reconocer que en esto los autores tienen toda razón: los que ayudamos en la redacción del texto desconocemos la realidad de la lucha en Italia. Por mi parte, basé mi valoración en conversaciones con algunos compañeros de Italia, afines y no detractores de las prácticas insurreccionalistas ahí. Pero desconociendo la situación en Italia, no sabría localizar sus perspectivas en debates más amplios, valorarlas con mi propio criterio, ni discernir si se trata más de una crítica basada en la frustración y no en el análisis equilibriado. También entiendo, gracias a la crítica que hace Cuando se señala la luna, que los compañeros en Italia, leyendo esto, lo podrían interpretar como un menosprecio de sus luchas y una invisibilización de sus procesos. Fue un error publicarlo, y tampoco fue necesario para la crítica a las prácticas en Barcelona.

Los autores también afirman que la descripción que se hizo de las corrientes insurreccionalistas en Grecia y Chile es totalmente equivocada, que nosotros no conocemos la realidad en esos dos paises ni conocemos compañeros de ahí, y si hemos ido, «ha sido como turistas.» Eso es objetivamente falso, y lo sabían. Es una pena que recurren a la mentira y nos obligan a publicar, en parte, nuestro curriculo revolucionario (una cosa que los insus estereotipados hacen constantemente y que no da para buenas prácticas de seguridad; aquí los autores demuestran que el estereotipo no carece de sustancia). Además porque no dudamos que ellos, antes de publicar mentiras y insultos, tuvieron la capacidad de buscar al menos alguno de las personas implicadas en «Otra crítica», compartir sus desacuerdos cara a cara y quizá aprender algo.

Resulta que acertamos en nuestra valoración, tanto de Grecia como de Chile, y que los autores carecen, al menos en parte, de conocimientos de las luchas ahí (o que las conocen pero simplemente estaban motivados por el deseo de calumniar sus adversarios, no importando que tipo de mentira o insulto que tendrían que utilizar—esperamos que sólo se trata de ignorancia).

Es un hecho que el situacionismo ha tenido una gran influencia en las corrientes insurreccionalistas (para que quede claro: los que favorecen la informalidad y descentralización, la acción directa, la propaganda por el hecho) en Grecia, desde la época de los '70 y '80, con afectos marcados entre muchos grupos hoy en día, mientras que Bonanno no ha tenido tanta influencia, y esa empezando bastante más tarde, tal y como afirmamos. Diethnis Vivliothiki, lo cual creo que era el primer editorial anarquista en Grecia después de la dictadura (de hecho se fundó antes, en 1971, y sus integrantes tuvieron una influencia importante en la ocupación de la Politécnica en 73), publicó traducciones de los situacionistas entre sus primeros libros. Lo mismo con Eleftheros Tipos. No podemos concebir que ningún compañero griego con conocimiento de esa época desconozca o dispute esta historia, ni que grupos anarquistas con una marcada influencia en el discurso y las prácticas de la insurrección de 2008 también demuestran características que remontan en el situacionismo; por ejemplo se puede nombrar los textos que salieron de la importante ocupación de ASOEE en Atenas, la cual los autores de Cuando se señala parecen desconocer por completo.

Y en cuanto a Bonanno, ya no me acuerdo del año en que sus textos se comenzaron a traducir y difundir en griego, pero fue bastante más reciente. Y de la principal charla de Bonanno en Atenas, hace unos años, varios compañeros de ahí, de distintas corrientes ideológicas, de forma independiente me comentaron que la charla fue una decepción para todo el público. No dudo que algunas personas que asistieron podrían tener una valoración distinta, pero tampoco dudo que la valoración de mis compañeros es imprecisa. En específico, dijeron que Bonanno, en la parte de preguntas y debate, no tuvo ninguna respuesta para la cuestión de como afrontar a la represión. Por último tendría que decir que son las estrategias antirepresivas en gran parte generalizadas, que presencié en primera persona en Grecia, que me hizo repensar mis planteamientos sobre la represión y que, por contraste, me dejó bastante decepcionado por las estrategias antirepresivas típicas (hasta hace poco) en Barcelona.

En cuanto a Chile, simplemente afirmamos que «el insurreccionalismo chileno viene de la autocrítica de sectores de la guerrilla marxista-leninsta». Sería dificil disputar este argumento, todo y que pueden haber muchos compañeros más jóvenes que en sus trayectos personales nunca se dieron cuenta de esta herencia. También se podría hablar de otras raíces del insurreccionalismo en Chile, como no, pero sobre todo en los 90 hubo un importante giro hacia el anarquismo en unos sectores marxistas que participaron en la guerrilla durante la dictadura y la transición a la democracia. Podríamos nombrar, por ejemplo, la gran influencia en el entorno libertario de Kamina Libre, el grupo de presos de la lucha armada; la reivindicación por los anarquistas de la historia de la VOP; y la centralidad de las luchas en las poblaciones, donde sí que ha habido un traspaso, en cierta medida, de la antorcha de la lucha desde vecinos marxistas a vecinos anarquistas.

Ahora se verá si los autores tienen la vergüenza para rectificar o al menos reconocer su error y desconocimiento. Lo tienen bastante más dificil, dado que expresaron sus argumentos en la forma de insulto, con una clara intención de humillar, y ahora han quedado en evidencia.

 

6. Que tiene una visión equivocada de la represión y afirma que la acción anarquista provoca la represión.

Los autores no entran en el contenido de nuestra crítica a las prácticas antirepresivas del insurreccionalismo, a pesar de ser, según ellos, el «grueso» de nuestro texto. La excepción son dos menciones que tergiversan nuestros argumentos. En el primero, a página 69, exponen su visión de la represión, haciendo hincapie en el hecho de que la represión es un constante y no una consecuencia de nuestras acciones. Se da a entender que nosotros concordamos con la visión de los «socialdemócratas». De hecho, en nuestro texto, decimos el mismo respeto a la represión, y con bastante más detalle. En cuanto a consecuencias, analizamos a las consecuencias de nuestras estrategias antirepresivas, como valoración estratégica, pero después de hablar durante varios párafos sobre todos los procesos anteriors de la represión a nivel de ingeniería social, procesos que argumentabamos que los insurreccionalistas no han sabido afrontar. El hecho de que los autores de Cuando se señala la luna no hace ninguna mención a esta crítica muy específica nos hace pensar que acertamos: que al menos en su caso no disponen ni de la capacidad teórica ni de la madurez práctica de responder a aquellos procesos represivos.

La segunda mención dice:

«Analiza superficialmente episodios represivos de la ciudad y supuestas reacciones pero no dicen en ningún momento cómo ellos, los redactores del texto, han reaccionado o cual sería la mejor forma de reaccionar» (72).

Otra falsedad. Es cierto que nuestro trato de los episodios represivos de la ciudad fue superficial, más bien porqué no queríamos publicar detalles que no se deberían publicar. Pero analizamos durante varias páginas cual «seria la mejor forma de reaccionar» en unas situaciones hipotéticas pero bastante comunas de represión (páginas 14-19 en la segunda edición). ¿Es posible que olvidaron de leer un trozo que constituye 10% del texto total, o están mintiendo descaradamente con la esperanza de que la gente no tendrá el original a mano para desmentir sus argumentos?

 

7. Que señala «directamente a personas o entornos concretos», ayudando a la policía en la represión.

«Otra crítica» en ningún momento señala a personas concretas, y las pocas veces que menciona algún proyecto concreto, sin nunca nombrarlo, lo hace con tanta ambigüedad que ni los autores sabían reconocerlos y pensaban que referíamos a proyectos que ni siquiera estabamos criticando. Así que no es verdad decir que señalamos «directamente a personas o entornos concretos». Por otro lado, no creo que es un asunto de seguridad como ellos argumentan. La policía ya conocen nuestras publicaciones, y las aplicarán la etiqueta que les de la gana. ¿Acordamos como la policia francesa referió a los de Tiqqun como anarquistas?

Si un editorial publica un libro de Alfredo Bonanno, referir a este editorial como «insurreccionalista» puede ser una imprecisión, pero no les expone a más peligro de represión. Este peligro ya corrían desde el primer momento de editar el libro. Es otro ejemplo del tan nefasto «clandestinitis», los intentos poco pensados de pasar desapercibido cuando la represión ya ha golpeado. Es como los animales que quedan parados cuando ya están en el foco de los cazadores.

Otra cosa es cuando ciertos anarquistas intentan distanciarse de la represión y de las compañeras represaliadas, cosa que desgraciadamente ha pasado en nuestro entorno. A nivel estratégico es una respuesta estúpida que sólo aumenta a la represión. A nivel solidario es inaceptable, cobarde y vergonzoso. Pero una cosa es señalar a los insus como los anarquistas malos responsables para los ataques. Otra cosa es lo que hicimos nosotros: hablar de insurreccionalistas como una corriente entre varias, identificarse en parte con esta corriente (como dijimos explícitamente que también ha sido una influencia para nosotros) y hablar a favor de los ataques y las acciones ilegales, como también se hace en nuestro texto.

Desde luego, es bastante hipócrita que hagan esta crítica cuando resulta que los autores de Cuando se señala la luna minan el anonimato de los compañeros que les caen mal. Y en este caso, nos exponen a la represión, porque ellos han señalado a personas muy concretas, en conexión a un texto anónimo que habla abiertamente de la ilegalidad.

 

8. Que surge de las ansiedades de alguien que necesita publicar un mea culpa.

Ya no tenían bastante con una carencia de escrupulos correspondiente a un periodista, ¿ahora tienen que jugar a psicólogo?

Puedo decir por mi parte que el texto «Otra crítica» no surge en absoluto de ningún deseo de rectificar o publicar un mea culpa, como afirman los autores (p.72). Aunque parece que los autores se consideran en una cima de radicalidad y combatividad, de ningún modo nos apartamos de la lucha ni retrocedemos hacia posturas más legalista o lite, como insinuen. Al contrario, en el texto hay una identificación explícita (p.7) con el insurreccionalismo, pero con él de otros lugares y no de Barcelona. Además la crítica se basa en gran parte en la iquietud de que el insurrecionalismo en Barcelona ha quedado estancado en posturas y de ciertas actitudes pasivas y autocomplacientes, evitando una radicalidad real y multifacética. Por mi parte, no me siento decepcionado por el insurreccionalismo en Barcelona porque desde el primer día me ha parecido amargado y derrotista, en sus maneras de comunicar, criticar y analizar; y porque, por otro lado, yo estoy totalmente localizado en el entorno que la policía o los populistas podrían llamar «insurreccionalista» y de aquí no me he movido, como bien saben los autores. En general no estoy decepcionado con las luchas en Barcelona, sino el contrario. Traté de criticar a una postura estancada que muchos entienden y representan por la etiqueta «insurreccionalista». Sigo creyendo que una práctica insurreccionalista renovada y radical podría emerger en Barcelona, y que hace falta una práctica combativa capaz de extenderse, para hacer frente al populismo creciente.

 

 

 

Enlaces relacionados / Fuente: 
http://www.alasbarricadas.org/noticias/node/32041
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