La democracia anarquista y los anarquistas demócratas

Vivimos en tiempos en los que se formula y reformula la democracia, intentando explicar qué es democrático, y qué no lo es. Así que para hablar de cómo puede gobernar el pueblo, hay que explicar el problema del Poder. 

 

Hay quien piensa que el Poder es algo que se encuentra en todas partes donde hay una relación entre humanos. Pero –desgraciadamente– se concentra en determinadas personas, que tienen mucho dinero, o capacidad para imponer su voluntad sobre las multitudes, aunque estas les opongan resistencia.

 

Por lo tanto, si el Poder se concentra en unos puntos, y otros se ven despojados de él, lo que tenemos es una situación de desequilibrio. No hay Poder entre dos amigos que se encuentran, y acuerdan irse uno a su casa y otro al cine. No disponen de medios para imponer su voluntad al otro, y ante cualquier intento de imposición, la otra parte tiene a su disposición el terrible arma del “no”. Entre esos dos amigos, el Poder está equilibrado, igualitariamente distribuido, y por lo tanto, no existe el Poder. Como lo oyes.

 

Así que quienes están formando partidos para devolver el Poder al pueblo, o sea, para llegar al Gobierno y desde allí disolver los centros del Poder que hacen que unos pocos manden, mientras que muchos obedecen a pesar de su disgusto… Lo que están intentando, –si son sinceros en sus afirmaciones–, es destruir el Poder.

 

Efectivamente: ¿qué es un Gobierno? Es un reducido número de personas que gobiernan. ¿Y a quienes gobiernan? Pues a un grupo mayoritario de personas, que son los gobernados. Si la democracia es devolver el Poder al pueblo, lo que se pretende está claro: se está intentando crear un régimen igualitario, equilibrado, y lo democrático sería no solo votar, si no explicar y buscar los medios para restaurar el equilibrio y la igualdad (1). El Gobierno del pueblo, sería aquel en el que todo el mundo gobierna, y en consecuencia, no existe el Gobierno. Si el Gobierno democrático devuelve el Poder al pueblo, lo que está haciendo, en verdad, es suicidarse.

 

¿Cómo sabríamos entonces que un Gobierno es democrático? Pues por sus actos. Si el Gobierno entrante expropia a los ricos, y cede la soberanía de los barrios a las asociaciones de vecinos, la de la economía a las organizaciones de trabajadores, la de la educación a enseñantes y alumnos, la de la sanidad a pacientes y sanitarios, la de la vivienda a inquilinos y habitantes… Estaremos ante un Gobierno que no gobierna y, por lo tanto, es democrático.

 

En cambio, si el Gobierno entrante se dedica a reproducir de manera ampliada la concentración de Poder (2), dictando, mandando, gobernando… No habrá democracia que valga. Los que harán efectiva en ese caso la democracia, serán las asociaciones, sindicatos, colectivos y grupos que luchen por restaurar ese hermoso equilibrio, que llamamos anarquía. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

 

————————————-

 

NOTA

 

(1) Si queremos una democracia efectiva, sin simulacros, en la que toda persona posea la misma capacidad política para influir en la toma de decisiones colectivas, hay que promover no solo la igualdad en el voto, sino la igualdad económica, y la igualdad de derechos entre todo el cuerpo de ciudadanos, sin atender a cuestiones de nacionalidad o género. El problema de la democracia no es solo el problema de determinar quién ha de ostentar el poder político, sino que debería definir los medios para lograr la igualdad económica y social de sus ciudadanos. No debería designar a una forma de Gobierno, sino a una sociedad igualitaria. Creo recordar haberle leído esto a Anthony Arblaster, en su recomendable librito: Democracy.

 

(2) He repetido la palabra Poder 26 veces, para dejar patente que podemos hablar de él

Aviso Legal  |  Política de Privacidad  |  Contacto  |  Licencias de Programas  |  Ayuda  |  Soporte Económico  |  Nodo50.org