22M: Efecto Gamonal o "Todas somos black block"

"Gobiernan quienes dejaron a nuestros abuelos en las cunetas."
Diego Cañamero, del Sindicato Andaluz de Trabajadores del campo
 
"L’enfrontament maniqueista entre partidaris de la violència o de la
no-violència és estèril, un obstacle a l’elaboració de nous discursos,
noves narracions, noves pràctiques."
Rolando D'Alessandro, “El dogma de la no-violència”
 
 
Queremos que se nos entienda: en este artículo no atacamos a ciertas personas u organizaciones que llevan años luchando. Aquí argumentamos contra la posición no-violenta, contra la estrategia que se sigue de ella y sus consecuencias, porque están bloqueando la situación.
 
 
¿Qué ha pasado?
 
Durante un mes, el 22 de marzo se ha ido acercando a Madrid, preparando una jornada masiva que no quería quedarse en un solo día. Se ha podido leer: “nos quedaremos en Madrid hasta que haga falta”. Aunque este punto no era totalmente explícito (ni tácticamente estaba muy preparado), acabando la manifestación se empezó a montar una acampada en Recoletos. Cuando empezaron los disturbios y las cargas la incipiente acampada fue incapaz de resistir.
 
Una manifestación de dos millones de personas acaba en unos enormes disturbios. No sólo se hace retroceder a la policía sino que se desata una batalla campal en la que los manifestantes toman la ofensiva contra la policía antidisturbios. Los matones del orden empiezan a pagar una deuda que el orden llevaba tiempo acumulando. Algo que podría explicarse como toda una explosión de “Efecto Gamonal”.

En 1977, después de las jornadas de marzo en Bolonia y Roma se dijo: “Avete pagato caro... non avete pagato tutto!” Aquí, los “representantes” no tardan en desvincularse. Y una vez más se repite la cantinela con la que Susan George, representante de ATTAC, se desvinculó de los disturbios que ocurrieron en Génova en 2001: “Los disturbios los han provocado policías encapuchados y no tienen nada que ver con el movimiento.”

 
Desvincularse, eso es precisamente lo que la prensa estaba esperando como los buitres esperan la carroña. En portada, en “el Periódico” del lunes 24 de marzo: “Los grupos de la marcha se desvinculan de los actos violentos”. Destacado en el interior: Gaspar Llamazares, diputado de izquierda plural “Somos los primeros en condenar la actuación de una minoría, pero también al Gobierno por no saber controlarla.” Ada Colau: “Está clarísimo que fue una manifestación pacífica. Lo que pasó al final no tiene nada que ver con nosotros.” En Diagonal, En eldiario.es, en la columna - regocijo de la confusión - de Isaac Rosa, tan acertado cuando critica el trabajo o ciertos delirios de la élite, tan corto de vista el lunes. Y en tantos otros lugares.
 
Este país está sumido en la esquizofrenia, se celebra Gamonal y luego se acusa a los encapuchados de ser policías. ¿Pero, cómo "se ganó" Gamonal? ¿Cómo se paró al gobierno turco en Gezi park? ¿Cómo se ha frenado el plan del aeropuerto en Notre Dame des Landes, en Francia? Ciertamente no sólo con enfrentamientos, pero tampoco sin ellos.
 
 
Volvamos a Madrid: ¿Cuál era el objetivo de la marcha por la dignidad?
 
El manifiesto lo dice muy claro: “No al pago de la deuda. Ni un recorte más. Fuera los gobiernos de la Troika. Pan, trabajo y techo para todos y todas”. Es un punto de partida. La pregunta es si con un movimiento pacífico se va a conseguir frenar a los Mercados y a la Troika, amos de los flujos financieros, dueños de los grandes medios de comunicación, domadores de gobiernos. Al gobierno de Rajoy de momento le resbalan todos estos movimientos masivos. A los Mercados más. A los media y a toda la esfera comunicativa se le olvidan, borrados por las migajas de la actualidad.
 
 
Entonces la cuestión importante es: ¿Cuáles son los medios para alcanzar estos objetivos?
 
Dos, parece, son los más importantes. Por un lado, un movimiento masivo y no violento que empieza con las marchas y continúa con un calendario de movilizaciones hasta el 2015. Por otro lado, quizá, acampar.
 
Movimiento masivo no-violento
 
Los movimientos masivos no-violentos no cambian la relación de fuerzas, se mueven en el ámbito de la representación del conflicto, en el ámbito de la imagen y de la opinión, sin embargo, en el momento decisivo, las fuerzas organizadas son las que pueden luchar para imponer una resolución.
 
“Todas esas cosas son simplemente “happenings”. Hoy, nuestras pretendidas acciones políticas son espantosamente similares a las de los años sesenta. También aquellas conteporizaban ya (o todavía) entre el ser y el parecer, y, (...) en realidad se convertían en “actores” y tan sólo en el sentido de la palabra “actores”. Hacían simplemente teatro. La verdad es que tenían miedo de actuar verdaderamente.”
Günther Anders, “Estado de necesidad y legítima defensa.”
 
Como se decide no “actuar verdaderamente”, parece que no queda otra alternativa que construir una candidatura y presentarse a las elecciones. De hecho, por todas partes están apareciendo candidaturas parlamentarias entre la vieja “extrema izquierda” no violenta. También la apuesta de este ciclo de movilizaciones parece ser un proceso constituyente, es decir las próximas elecciones. En el manifiesto:
 
“Llamamos a los pueblos a que ejerzan su soberanía, alzando su voz de abajo arriba, democráticamente, para construir un proceso constituyente que garantice realmente las libertades democráticas, el derecho a decidir y los derechos fundamentales de las personas.”
 
 
Candidaturas
 
Dejemos aparte la problemática de la burocratización de una candidatura parlamentaria, su consumo descomunal de energía, su tendencia a perpetuarse como organización cueste lo que cueste, distanciándose de los objetivos iniciales. Dejemos de lado el problema de la democracia, de la economía, del trabajo y del derecho. Dejemos de lado la enseñanza histórica que muestra como en contextos similares ensayos parecidos (el intento de entrar en el Parlamento para cambiar el sistema desde dentro) han fracasado, por ejemplo en todos los partidos socialdemócratas y comunistas. Pero más cerca y más vivo, el caso del movimiento anti-nuclear alemán y la deriva infame del Partido Verde.
 
 
Dejemos estas críticas y ciñámonos al contexto. 
 
Aunque se ganen las elecciones con una “mayoría social ciudadana” ¿qué va a cambiar? ¿cómo vamos a cambiarlo todo? Dicho en términos ciudadanos y de la mayoría social: ¿quién va a pagarlo? Esta es la peor ceguera de todos los “movimientos ciudadanos”. Pues el "ciudadano" por definición está solo frente al Estado (y al Mercado). Su conciencia individual, su voto individual, sus intereses, su dinero y sus relaciones individuales lo definen. Es decir, está solo frente a unas fuerzas gigantescas, frente a organizaciones internacionales, frente al mundo entero. Es quizá, ahora sí, el “último hombre” de Nietzsche, el producto destilado de toda la metafísica occidental, un soplo en la larga noche ardiente del fin del mundo.
 
Nunca el Estado, durante los últimos 200 años, ha sido más fantasmagórico. Todas las medidas de gobierno desde el inicio de “la crisis” han sido dictadas desde el exterior, por los “Mercados”, por la Troika, bajo la amenaza de arruinar el país. Amenazas que volverán a redoblarse como un bombardeo psíquico por parte del aparato mediático global, propiedad del sistema financiero. Amenazas cuyo cumplimiento empezaría por una ofensiva mediática internacional y un ataque económico, pero que continuaría por un golpe de mano armado. Esto es lo que nunca se argumenta cuando se pone como ejemplo los procesos constituyentes latinoamericanos. Pues estos no han sido no-violentos. ¿Cómo hubiera sido posible ese proceso sin las armas de los paracaidistas de Chávez, que lo sacaron como quien dice del avión que lo llevaba fuera del país? “La revolución no será televisada” Otro tanto si pensamos en Bolivia. ¿Dónde estaría el proceso sin la insurrección de los Altos en octubre del 2003, sin las luchas del gas y del agua y sin todas las organizaciones locales, barriales y su imaginario comunalista indígena? “Dispersar el poder”.
 
 
Acampar
 
Una acampada es como un campamento, un puesto avanzado. Un lugar que permite a la lucha acumular simpatía y la aparición de una presencia colectiva que electriza el ambiente con su duración y su determinación. Permite una demostración de fuerza que llega a frenar los planes del gobierno turco en Estambul. Incluso a conmocionar un régimen, como hemos visto en Túnez, en Egipto y últimamente en Ucrania. Ninguno de estos procesos está terminado, tampoco son sucesos separados e inconexos como pretende la razón de estado. Sino que forman parte de una misma ola insurreccional que barre el planeta, son parte de los hitos que marcan una época. Precisamente la época que nos ha tocado vivir.
 
Hoy, si se quiere montar un campamento hay que estar dispuesto a defenderlo. No queda otra. El desafío es demasiado fuerte pues la situación es insostenible. Y el gobierno sabe que la ola de simpatía y de apoyo que despertaría lo haría tambalearse como a un gigante con los pies de barro.
Sin embargo, precisamente son los ejemplos de Túnez, de Egipto y de Ucrania los que nos demuestran que no es suficiente con acampar para revertir la situación. Cuando el gigante se tambalea aparecen las fuerzas organizadas. Por eso hay que constituirse en fuerza revolucionaria. Eso es lo que no entienden todos los que llaman a un "proceso constituyente". El proceso constituyente ha sido la primera herramienta contra-revolucionaria en todos estos lugares. El orden, al emerger la insurrección, lo que busca siempre es cerrarla otra vez constituyendo en el interior de la población un cuerpo político (David Galula, "Contre-insurrection". Manual del Imperio). Como se ha dicho, no se trata de abrir procesos constituyentes sino de constituirse en fuerzas capaces de destituir el orden parasitario de este mundo. Fuerzas revolucionarias.
 
 
Efecto Gamonal.
 
¿Acaso se pretende construir un movimiento "desvinculándose" de tantas personas que luchan? Sólo hay que mirar el vídeo adjunto y la división de opiniones en internet, donde cada vez más personas no-quieren-“desvincularse” de los enfrentamientos. La última lucha que “se ha ganado” ha sido la de Gamonal. ¿Por qué intentamos negar cómo nos sentimos?
 
El vídeo, las imágenes, producen un sentimiento en nosotras, un sentimiento de aprobación, de rectitud. La furia ha sido colectiva, nos hemos defendido cuando cada día nos están atacando. Hay una verdad sensible en Gamonal y en el 22M, una verdad que todas sentimos, porque cada una y cada uno sabemos en nuestro corazón y en nuestro estómago que nos están robando la vida. Sabemos que con el incremento de los medios técnicos durante los últimos 50 años, que nos encontremos en la actual situación es una auténtica tomadura de pelo. En nuestro corazón y en nuestro estómago sabemos que nos están robando y que en algún momento habrá que saldar cuentas.
 
El “efecto Gamonal” es este sentimiento de afirmación y determinación que nos atraviesa, que nos hace resonar como una música invisible. Una verdad pugna por salir a nuestro encuentro, hay que dejar de lado el dogma de la no-violencia y organizarse por todas partes, dotarse de los medios necesarios para una lucha que será dura. "A sara dura!" 
 
 
“Todos somos black block”
 
En Italia también hay una lucha que sirve allí de inspiración, de faro y de lugar de encuentro, es la lucha contra el tren de alta velocidad, la lucha NO-TAV en el Val de Susa. Allí, después de una de las batallas campales durante el verano de 2011, la Coordinadora de Comités Locales de los pueblos del Valle, abuelos y abuelas, niñas, madres hicieron una rueda de prensa bajo el lema “Todos somos black block”. Este enunciado pone punto final a los 10 años de confusión y de división iniciada por Susan George a raíz de los disturbios en Génova. Hay muchas maneras de defenderse y los encapuchados somos cualquiera, somos nosotras, igual que en cualquier casa del Valle, detrás de la puerta, colgadas junto a los abrigos están las máscaras de gas de la familia.
 
En Francia la lucha de la ZAD en Notre Dame des Landes, al lado de Nantes, “contra el aeropuerto y su mundo”, ha desplegado diferentes tácticas en el mismo movimiento, pero todo el mundo tiene muy claro que sin ciertas maneras de resistir no se hubiera parado el proyecto del aeropuerto. La ZAD es una zona de varias hectáreas donde desde hace más de un año no puede entrar la policía. Hace un mes hubo una manifestación masiva en Nantes, más de 60.000 personas apoyando esta lucha, manifestación que concluyó con graves enfrentamientos.
 
Pensemos sino en Alemania, los últimos suceso en Hamburgo o la renovada lucha contra los transportes nucleares "Castor" donde en 2011 pudo verse una composición similar a la del Valle, diferentes manifestaciones, tractores bloqueando a los furgones policiales, encapuchados en los bosques saboteando las vías y luchando con la poli, mascaras de gas detrás de las puertas de las casas de las familias. O en Grecia, la lucha de todo un pueblo contra las minas de oro en la Calcídica y en Kilkís. Recordemos el Alto boliviano, Gezi park en Estambul, las luchas en Tahrir y en la cuenca minera de Túnez, o como después de un junio loco surgió un grito en Brasil: “El black block es mi amigo”, “El black block es mi alumno”.

Gamonal ha sintonizado el tono en que vibra la época. El 22M demuestra que no pensamos abandonarlo.

 
 
Contra la confusión
 
Queremos que no se nos confunda. Aquí no se aboga por “la violencia”, no sé muy bien ni siquiera lo que esto querría decir. El mundo que habitamos despliega estructuralmente una violencia brutal contra las vidas y las condiciones de vida, por todas partes, en todo el mundo. Los mismos bancos, las mismas organizaciones internacionales, las mismas empresas apoyadas por los mismos Estados democráticos y capitalistas. Hoy y aquí hay muchas cosas que pueden hacerse simplemente organizándose. La lucha tiene muchas dimensiones. Lo que creo es que es inadecuado negarse formas de lucha. Formas de lucha que pertenecen al bagaje de todas nuestras generaciones de vencidos.
 
Lo que creo es que se están desplegando formas ofensivas y de autodefensa que se adecuan a la hostilidad ambiente. Tácticamente hablando siempre es nefasto atacar directamente y en su terreno a un adversario más fuerte y mejor preparado. Sin embargo, hay maneras que no son el “ataque frontal” a la fortaleza.

De hecho, para interrumpir el ciclo catastrófico actual, sería mucho más eficaz en un día de furia inhabilitar los despachos dispersos de los burócratas públicos y privados, así como los centros de sus matones, que ir a rodear cualsea Parlamento teatral o que ensañarse con un cuerpo humano que ha perdido las insignias del poder.

 
Si nos hubiéramos dedicado todos estos años a construir una posición autónoma consistente, que estuviera por todas partes, sostuviera sus propios enunciados y se desplegara materialmente con sus propios medios, en lugar de intentar ir siempre demasiado rápido, intentar cada vez llegar a todos, incluir a todas, un todos y un todas compuesto de elementos separados, dispersos, yoes atomizados que son eje y centro, perímetro y horizonte de sus propias vidas, entonces, entonces... habríamos quizá superado el impasse, habríamos salido del limbo – el mundo entre los vivos y los muertos –.
 
Algunas ya hemos empezado.
 
“Saper innalzare una barricata non vuol dire molto se allo stesso tempo non si sà come vivere dietro di lei.”
Escrito en las paredes de Bolonia, en marzo de 1977.
 
 
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http://www.alkimia.info/2014/03/22m-efecto-gamonal.html
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