Cul de sac. Internet y las nuevas tecnologías: ¿la desposesión culminada?

En el pasado encuentro del libro anarquista en Madrid, nos hicimos con un ejemplar del segundo número de la revista Cul de sac que, como parece costumbre en sus editores, gira de forma monográfica alrededor de un tema, en este caso el tema elegido ha sido la relación entre tecnología y dominación.

No existe la imparcialidad ni la objetividad. Ni siquiera queremos aparentar lo contrario. Por eso comenzaremos señalando lo que debiéramos dejar para finalizar nuestro texto: nuestra lectura ha sido francamente satisfactoria.

Uno de los puntos fuertes de las aportaciones de esta publicación es un mérito innato que parte de la idea inicial: el tema escogido ha sido escasamente tratado en eso que los medios de “comunicación” llamarían los espacios antisistema. Es cierto que pese a no ser un tema central, debemos atribuirle a ciertas corrientes de pensamiento libertario un mérito innegable: el casi monopolio de la crítica continuada (y más o menos sistemática) al desarrollo tal y como lo han pensado los diferentes proyectos políticos de la Modernidad.

La crítica a la ideología desarrollista, en esta publicación, toma forma en la crítica de la sociedad de la hipertecnología y de los discursos dominantes de legitimación de la tecnologización social. Es cierto que ya habíamos leído con atención algunos textos de Miguel Amorós en los que éste realiza un análisis de la sociedad tecnológica denunciando esencialmente la ideología de la eficiencia [1] como herramienta de dominación perfeccionada pero Cul de sac, más allá de la interesante reflexión teórica, nos ha acercado una serie de realidades que por concretas y cotidianas nos han parecido especialmente valiosas.

Es cierto que este acercamiento a determinadas realidades concretas no significa que se eludan los aspectos teóricos, todo lo contrario, hay algunas reflexiones de verdadero interés de entre las cuales rescatamos la que creemos más relevante: la tecnología no es neutral. Durante la lectura del Cul de sac, en diferentes momentos surge la inquietud por lo socialmente generalizada que está una idea a todas luces incierta: la tecnología es neutral, es decir, que los aparatos tecnológicos son herramientas que tienen la misma capacidad para hacer el bien o el mal según quién la use y para qué la utilice. Para desmentir esa idea tan extendida se alude a cómo toda mercancía, en este caso tecnológica, nace con su propia ideología pues toda realidad viene cargada de significados: las diferencias en cuanto al conocimiento necesario para construir un lápiz (tan fácil de construir) o una tablet (que necesita de un proceso tan complejo), la explotación de la naturaleza necesaria para construir la mercancía, la forma y cantidad de explotación humana que se ha usado para la construcción de la mercancía, etc. llenan la mercancía tecnológica de valores dejando el prejuicio de la neutralidad en entredicho. Un segundo aspecto que quizás sea tan relevante como el primero tiene que ver con el optimismo tecnológico que ha conseguido hacer que se instale en todos los rincones de la sociedad el principio que sostiene que los grandes inventos tecnológicos nos acercan a la emancipación humana gracias a que los diferentes elementos rompen con limitaciones propias del ser humano.

En el plano de lo concreto, nos acerca a las diferentes realidades vinculadas a los ingenios tecnológicos de las últimas décadas, que de forma generalizada han consolidado y profundizado en la tendencia hacia el individualismo atroz tan propio del capitalismo tardío. Dicho individualismo ha caminado en paralelo a la total fragmentación del individuo que inventos como la telefonía móvil han llevado hasta extremos impensables. El ejemplo que acabamos de poner se relaciona con la ruptura de los espacios que la telefonía móvil ha logrado con su capacidad para poner siempre en comunicación individuos separados que nunca estarán solos, pero que tampoco podrán vivir ajenos a la intrusión que provocará la discontinuidad en toda actividad humana. El nunca estar solos de internet con sus redes sociales o los dispositivos móviles (que ahora además tienen internet para que su presencia sea ininterrumpida) marcan el generalizado sentimiento de comunidad falso, vacío de contenido, el intermediario necesario que marca unas nuevas reglas de socialización que necesitan de todo un complejo técnológico para la creación de unos lazos frágiles, endebles, flexibles (según los partidarios del ultracapitalismo actual) entre las personas. Se puede vivir en la soledad absoluta de 4 paredes y vivir la experiencia de la comunidad virtual de chats, facebook, twitter, foros, etc.

No queremos alargarnos con detalles que podréis encontrar en esta lectura de verdadero interés para la construcción de la conciencia crítica en todos los ámbitos de nuestra realidad.
Lo dicho, salud y anarquía.

[1] Probablemente la ideología de la eficiencia sea lo mismo que la ideología de la profesionalización que denunciamos en un texto anterior:
http://www.grupoheliogabalo.org/la-desintegracion-del-ser-humano-la-profesionalizacion65214789/

Grupo Heliogábalo

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