Intervención en el debate sobre la HG del 29-S

INTERVENCIÓN EN EL DEBATE SOBRE LA HG DEL 29-S
Félix Rodrigo Mora
 
Antes que nada agradezco a quienes han participado en la controversia suscitada por mi posicionamiento ante la HG su sinceridad y cordialidad, además de su preocupación desinteresada por esclarecer un asunto de importancia, sobre el cual aún nadie (yo tampoco) ha alcanzado conclusiones fiables y suficientes.
 
Tras considerar con atención todas las aportaciones realizadas, paso a exponer mi criterio, parcial y provisional por el momento.
 
1. En las condiciones actuales cualquier HG no tiene, y no puede tener, la misma significación que en el pasado. Es imposible que sea como la de 1917, por ejemplo. Eso ya se comprobó en la HG de 1988, que aunque fue general (lo que no se alcanzó el 29-S) careció de importancia. El porqué de ello debe ser motivo de deliberación, considerando los cambios fundamentales que han tenido lugar en los últimos 50 años, que en lo sustancial están por estudiarse.
 
2. Una HG no puede derribar el capitalismo: para ello hay que acudir a la revolución, que es un acto político. Pero quienes sobreestiman más allá de toda racionalidad la función de la economía en la vida de las sociedades han mitificado la forma de lucha Huelga General precisamente para arrinconar la única manera de extinguir el capitalismo, al destruir el Estado, la revolución. Es significativo que en el 29-S la idea de revolución haya sido desdeñada e ignorada por casi todos. Con tristeza, constato que tampoco aparece en el debate. La pregunta claves es ¿queremos destruir al sistema o sólo protestar contra él?
 
3. ¿Puede desembocar una HG en una situación revolucionaria? Quizá, si se dan dos condiciones, a) una crisis política de extraordinaria gravedad, esto es, una crisis del Estado, b) que sectores significativos de las clases populares tengan el alto nivel de conciencia, así como el espíritu de esfuerzo y sacrificio necesarios para en tal coyuntura alzarse insurreccionalmente. La expresión “sectores significativos” no ha de entenderse en el sentido cuantitativo, sino en el cualitativo, pues la noción de “las masas” es una argucia socialdemócrata destinada al manejo politiquero y electoral de las multitudes.
 
4. Dado que una HG, tal como es concebida por el radicalismo socialdemócrata dominante, se centra en asuntos económicos, y pretende lograr mejoras bajo el capitalismo, conservándolo y perfeccionándolo, su significación revolucionaria es ínfima, o negativa. En efecto, parte de una concepción de la lucha de clases que trata meramente de arrancar mejoras a los patronos y normas protectoras al Estado, en vez de buscar la eliminación de unos y otro. Por tanto, la HG económica o no tiene mucha importancia, en una estrategia revolucionaria, o es una mascarada para contentar al votante medio de la izquierda con una parodia de “lucha”.
 
5. Hoy domina una concepción de lo que es el capitalismo falta de realismo, que lleva directamente a la apología de lo existente. Se ignora al Estado, nada menos, y se nos exhorta a “luchar” contra el capitalismo pero olvidando al ente estatal, presentado por muchos incluso como “aliado” de las clases populares. Todo eso se ha manifestado en la HG pasada, en la que la apología del Estado de bienestar ha sido la parte más sustancial del programa de los partidos y sindicatos convocantes, con alguna excepción.
 
6. Ignorar al Estado es ridículo, además de reaccionario. La Constitución actual, de 1978, ordena a la policía y al ejército intervenir cuando el orden vigente esté en peligro, esto es, si la lucha de los trabajadores cuestionase realmente el régimen capitalista. En tal caso amenaza con establecer el estado de excepción (régimen de terror policial) y si éste no basta, el estado de sitio (dictadura militar con anuencia parlamentaria). Por tanto, un cierto “anticapitalismo” que cree que todo consiste en hacer huelgas generales puramente económicas, sosteniendo que éstas son la forma superior de lucha, se engaña a sí mismo y engaña a los trabajadores. Si algo ha demostrado la crisis económica actual, con 4,5 millones de parados, un 20% de la población en la pobreza y una situación de paz social casi perfecta, es que sin conciencia revolucionaria no hay luchas (y si estás se dan carecen de importancia y significación). 
 
7. Lo que está en el centro de todo es, ¿queremos terminar con el capitalismo o meramente vivir “mejor” bajo él? Quienes se inclinan por la segunda respuesta son los más entusiastas de una HG como la del 29-S convocada en primera instancia por los sindicatos del Estado (por tanto, del capital), UGT y CCOO, con fines politiqueros y de lavado de cara, a fin de relanzar al PSOE para las próximas elecciones. Hoy abunda el espíritu conformista disfrazado de anticapitalismo de pega, con fórmulas como “reformismo radical”, “conquistas” paso a paso, defensa del Estado de bienestar y otras muchas, que han creado una atmósfera espiritual lúgubre y desesperanzada, sin épica ni entusiasmo, al estar todo dirigido a los “pequeños logros” que se reducen siempre a lo mismo: movilizarse por dinero, por más dinero, siempre por dinero, y por servicios cuantificables en dinero. Ello sólo puede atraer a los mediocres, conformistas y triperos, mientras nos aísla de los potencialmente más combativos, generosos y reflexivos.
 
8. La noción de alzase por una nueva sociedad, libre del capital y del Estado, y por unos nuevos seres humanos, cualitativamente superiores y mejores a los actuales (lo cual no es pedir demasiado, dado el abismo de deshumanización, destrucción de la esencia concreta humana y barbarie en que estamos), ha desaparecido casi del todo, como se ha podido comprobar en la mayoría de las convocatorias hechas para el 29-S.
 
9. Una HG es revolucionaria si desencadena la revolución o bien, si no se dan las condiciones para ello, como sucede hoy, porque contribuye a prepararla, apartando a los trabajadores de la idea de vivir “mejor” bajo el sistema burgués, así como de la noción de que con más dinero y más prestaciones sociales bajo el régimen actual de dictadura estatal-capitalista todo está resuelto. Eso es miserable, además de repugnante, y quienes lo preconizan, especialmente aquellos que usan con tal fin una retórica pseudo-radical, deberían avergonzarse de sí mismos, en vez de reafirmarse en su sempiterno narcisismo, irreflexión, aislamiento de la realidad y autocomplacencia.
 
10. En una coyuntura como la actual lo que se necesita es claridad de ideas y nítida diferenciación con la socialdemocracia. Todo depende de los contenidos, de las ideas, de la política, de los programas, de la cosmovisión y de los valores. Por tanto, invito a quienes deseen profundizar esta cuestión a que estudien comparativamente los programas del dúo CCOO-UGT y de los pretendidos “radicales”. Hacerlo lleva a una conclusión bien triste: el espíritu revolucionario se ha quedado reducido a su mínima expresión.
 
11. Esta indiferenciación, o insuficiente diferenciación en otros casos, de la línea y programa socialdemócrata es, al mismo tiempo, liquidacionista. En efecto ¿por qué van a acercarse las personas más conscientes a un movimiento “radical” que, en lo sustantivo, no se distingue de lo que preconizan los sindicatos y partidos gubernamentales? Con ello, se promueve el desinterés por la política, conforme a la idea de que “todos son iguales”. Así, como consecuencia de una estrategia suicida, el “radicalismo” va, paso a paso, menguando y descomponiéndose, de tal manera que en unos años, si no hay una reacción, será una mera nada.  Empero, dado que el PSOE está electoralmente en una fase depresiva, pronto le veremos renacer para echar una mano a la izquierda, como hizo en 2004.
 
12. Las luchas por mejoras económicas, por servicios, ventajas y dinero, no son nunca, y nunca pueden ser, revolucionarias. En algunos casos son justas, y han de recibir respaldo, pero de ellas no pueden salir ni la conciencia revolucionaria ni las personas afectas a la revolución ni una política revolucionaria ni la revolución como gran acontecimiento emancipador en sí mismo. Quienes destinan lo mejor de sus esfuerzos y tiempo a la actividad reivindicativa con la idea de que a partir de ella se generará conciencia, organización y acciones anticapitalistas sin comillas, se equivocan. Sólo conseguirán, como ha demostrado la experiencia de los últimos 150 años, convertirse a sí mismos en lacayos verbalmente radicalizados del capital, por tanto, del Estado.
 
13. Cuando el 29-S se llamó a “las masas” a la Huelga General, en defensa del Estado de bienestar y de la sociedad de consumo se ocultó que el estilo de vida hoy impuesto, que los “anticapitalistas” reivindican en la calle, incluso llegando al cuerpo a cuerpo con la policía, no puede mantenerse. Se agota el petróleo, el  cambio climático acecha, los bosques están desapareciendo, los suelos agrícolas se aproximan al colapso, escasea el agua potable, todo está siendo contaminado y destruido. Vivimos con mucho más de lo que necesitamos, cuando podemos hacerlo con el 10% de lo que consumimos. Pero el radicalismo de opereta en curso olvida eso y sale a la calle con su grito de guerra sempiterno, “más”, “más”, “más”, esto es, más bazofia tóxica y más servicios degradantes y embrutecedores para todos bajo el capital y el Estado, por tanto más devastación y ecocidio.
 
Necesitamos destruir el capitalismo para consumir menos, para sustituir una vida volcada en lo material, que nos deshumaniza, por otra orientada a los bienes y valores del espíritu, la libertad, la verdad, el bien moral y la virtud, por tanto, sin ente estatal.
 
14. El anticapitalismo verdadero es desinterés, rechazo del dinero, desdén por las ventajas materiales, entrega magnánima al bien general. Por tanto, las luchas interesadas, monetizadas, por beneficios tangibles, egoístas y corporativistas, lejos de dañar al capitalismo introducen lo medular de éste en el corazón y el cerebro de las clases trabajadoras. Con tales contenidos, éstas han sido progresivamente integradas en el orden constituido.
 
15. ¿Cuál es mi propuesta? Lo diré: a) romper con la política, ideología y programa socialdemócrata, de manera detallada y minuciosa, en lucha con quienes lo defienden dentro de la pretendida radicalidad, considerando los principales problemas de nuestro tiempo, no las cuestiones salariales y económicas, b) hacer de la categoría de revolución, contra la burguesía y el Estado, la noción organizadora, c) considerar como central el desarrollo de la conciencia, y no las luchas por ventajas y mejoras, que han de quedar como asunto de segundo o tercer orden, d) dar de lado el activismo, que es siempre el vehículo de las ideas socialdemócratas, para constituir por todas partes equipos y grupos de trabajo para rearmarnos con ideas, con argumentos, con formulaciones decisivas, que se refieran a los grandes problemas que preocupan y afectan a millones de seres humanos, exponiendo en todos y cada uno la verdad, a saber, que no hay solución aquí y ahora para ellos, bajo la dictadura del Estado y del capitalismo, e) no pretender ganar a “las masas” ahora, pues eso es imposible, dirigiendo el esfuerzo a constituir núcleos revolucionarios fuertes en lo cualitativo, enfrentando calidad a cantidad, para derrotar el sistema de dominación a partir de la calidad, que es precisamente su talón de Aquiles ya y cada vez más, f) poner las metas inmateriales en el centro: libertad (de conciencia, política y civil), autogobierno, convivencialidad, desinterés, autogestión, vida frugal, eticidad, pluralismo y mutuo apoyo, dejando las reivindicaciones del estómago en el lugar que le corresponden.
 
16. Con ello la próxima Huelga General será, probablemente, revolucionaria
 

Comentarios

No entiendo la reflexión de Félix Rodrigo Mora como la caricatura que haces "ponernos a pensar en lugar de actuar", pues en las propuestas que realiza al final del artículo creo que hay mucho "actuar".

 

Pues no. No hay nada de actuar en la propuesta de Félix. Para que no digas que hago una caricatura, estoy refiriéndome a los puntos 15 y 16 de la propuesta de Félix:

 

15.- ¿Cuál es mi propuesta? Lo diré: a) romper con la política, ideología y programa socialdemócrata, de manera detallada y minuciosa, en lucha con quienes lo defienden dentro de la pretendida radicalidad, considerando los principales problemas de nuestro tiempo, no las cuestiones salariales y económicas, b) hacer de la categoría de revolución, contra la burguesía y el Estado, la noción organizadora, c) considerar como central el desarrollo de la conciencia, y no las luchas por ventajas y mejoras, que han de quedar como asunto de segundo o tercer orden, d) dar de lado el activismo, que es siempre el vehículo de las ideas socialdemócratas, para constituir por todas partes equipos y grupos de trabajo para rearmarnos con ideas, con argumentos, con formulaciones decisivas, que se refieran a los grandes problemas que preocupan y afectan a millones de seres humanos, exponiendo en todos y cada uno la verdad, a saber, que no hay solución aquí y ahora para ellos, bajo la dictadura del Estado y del capitalismo, e) no pretender ganar a “las masas” ahora, pues eso es imposible, dirigiendo el esfuerzo a constituir núcleos revolucionarios fuertes en lo cualitativo, enfrentando calidad a cantidad, para derrotar el sistema de dominación a partir de la calidad, que es precisamente su talón de Aquiles ya y cada vez más, f) poner las metas inmateriales en el centro: libertad (de conciencia, política y civil), autogobierno, convivencialidad, desinterés, autogestión, vida frugal, eticidad, pluralismo y mutuo apoyo, dejando las reivindicaciones del estómago en el lugar que le corresponden.

16. Con ello la próxima Huelga General será, probablemente, revolucionaria
 
Y lo que yo pienso es que la próxima huelga, si creamos grupos de ese tipo probablemente a) la convocará UGT y CCOO; b) no será revolucionaria.
 
Hay un problema muy serio por delante, y la reflexión está muy bien. Pero hay que plantear cómo llegar a la gente. Cosa que no sé cómo hacerla, pero no es la solución desentenderse de ese asunto.

Esto, según los entendidos , nos diferencia de los animales. Nuestra capacidad de analisis reflexivo despierta la vocación de aprender y mejorar.

Los sindicatos oficiales llaman a la huelga con 3 meses de antelación...¿debemos reflexionar 6 meses depués?

Es lamentable que la mentalidad burguesa se haya apoderado de tanta gente que aún siendo unos pobres pelacañas, sientan que viven mejor que otros porque no cruzan el estrecho en patera o luchan por sobrevivir en una maldita guerra.

No asumimos que las desgracias de uno son las desgracias de toda la humanidad que, teniendo medios, no pone el interés suficiente para borrar estas diferencias sociales a golpe de revolución.

A nosotros, absorvidos como estamos en sociedades consumistas,tan solo nos une el egoísmo, disfrazado de nación ,pueblo o familia.

Nuestra solidaridad no es sincera: es caridad; y así nos va.

En junio abri un hilo sobre la HG que a lo mejor podría interesar a alguno de los presentes.

un saludo.

http://www.alasbarricadas.org/forums/viewtopic.php?f=20&t=46843

me ha gustado mucho tu articulo, dices verdades como puños, verdades que no son del todo bien recividas por estos foros por muy revolucionarios y libertarios que se pretenden. Ya saves, la peste de nuestro tiempo está por todas partes y los nidos de izquierdistas tambien. Con la peste me refiero a esa cultura que tu deploras tanto y en lo cual yo tambien te acompaño: la cultura del peseteo, de llenar la barriga, del hedonismo, de lo primero lo economico y la revolución ya la haremos cuando seamos muchos, pero ahora toca llenar la barriga, perdon queria decir el deposito del todo terreno y la bateria del movil. En fin Felix, mucho animo y sigue luchando y que sepas que cada vez somos más los que estamos contigo.

Un abrazo de un amigo revolucionario pero no de los revolucinarios del peseteo.

.  de sin acuerdo con el texto en su totalidad, me parece muy acertado.

aqui el problema se reduce a que no estamos dispuestos a arriesgar y sin riesgo (accion) todo se limita a paseito de banderas y a intentar acaparar la mayor "cantidad" de personas, la gran mayoria de ellas con la barriguita llena y por ende reaccionarias a cualquier tipo de iniciativa revolucionara libertaria, repito que todo se reduce ala "tolerencia" cristiana y al paseito de paripe, donde quedaron? las acciones de rebeldia que ahora se apagan en un aumento del suicidio de  personas ahogadas en conceptos tolerantes y culpabilidad fabricada.

los que duermen con la barriga llena no estas dispuestos a arriesgar su preciada "libertad" (prefabricada esta)  por ningun ideal. en cambio hay situaciones de autentica desesperacion que creo que es donde debemos actuAR y  a organizar a personas que caen en el suicidio y en la carcel xq su rabia no obtiene una salida logica a sus necesidades.

 

mirad  buestros barrios y vereis donde se delinque y donde se suicidan, es alli donde la obra libertaria  tendra acogida y empuje y dejarse ya de querer acaparar a tanto pijo con la barriga llena en pos de la cantidad.

 

calidad y rebeldia antes que cantidad y pijeria.

 

 

 

Páginas

Aviso Legal  |  Política de Privacidad  |  Contacto  |  Licencias de Programas  |  Ayuda  |  Soporte Económico  |  Nodo50.org