Cuando no queda otro remedio. Cómo hacer las asambleas.

Siguiendo con las asambleas (1), en las colectividades anarquistas hay veces que hace falta una. Se ha intentado evitarla, pero el problema persiste. Por ejemplo, hay que a habilitar una letrina colectiva…, algo realmente que sea importante y que no haya resuelto la acción mancomunada de la iniciativa personal/coletiva.

En estos casos, todos los anarquistas hablarán de ese asunto meses antes de la asamblea. En rápidos diálogos por la mañana temprano de “¿y la abuela? Bien ¿y las patatas? Bien ¿Y la letrina…? Mal. La letrina, comadre, no puede seguir al lado de la Casa Cuna donde juegan los escuincles… En estos diálogos se va forjando la opinión personal-colectiva. Y así llega el día que los ancianos afirman que —por desgracia— hace falta una asamblea.

Cuando los ancianos anarquistas (que no son los viejos espantosos y conflictivos, sino las personas que en su vida juvenil demostraron ser sabias e intersubjetivas) convocan la asamblea con lágrimas en los ojos, todos se reúnen en un lugar que ha de ser incómodo, molesto, de difícil acceso, sin agua y sin comida. Ha de llover o hacer mucho calor. Toda la colectividad está presente, y lleva a sus niños para que lloren, a sus viejos para que se duelan, a los enfermos para que giman y a las cenizas de los muertos para que no pierdan detalle.

Allí donde vayan no hay tarima, ni estrado, ni micrófono, ni mesa, ni se toma acta. Allí la comunidad de los anarquistas se reúne, forma corrillos dispersos y habla. No hace falta escuchar a nadie. Si no te gusta lo que se dice en un corrillo, te vas a otro. Hay que procurar formar una inmensa algarabía. La gente se acalora, se pelea, se tira de los pelos en los peores casos y rueda por el barranco.

De esta manera pueden pasar quince minutos o seis horas, hasta que los gritos se hacen palabras, y las palabras murmullos y, de repente, el silencio. En ese momento los ancianos (y todos que son ellos y nosotros), aguzan el oído y escuchan el silencio. Puede ocurrir que ese silencio no sea puro, con lo que comienzan de nuevo los corrillos, los gritos y el estrépito. Hasta que llega un nuevo silencio. Y esto se repite una y otra vez hasta que el silencio es prístino, transparente, imperturbable, nada lo rompe. En ese momento, ha acabado la asamblea, porque la Colectividad ha tomado su decisión. No se vota, pero hay acuerdo.

Estas asambleas son normalmente cortas, ya que al elegir un sitio rejodido, la concurrencia suele tener ganas de recogerse en sus casa. Tenéis garantizado que enseguida se empezará a cavar la nueva letrina, ya que los anarquistas son militantes que sufren, son felices y llevan a cabo sus palabras.

Letrinas asamblearias garantizadas en el comunismo trinitario. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

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(1) Ver la manera de evitar las asambleas en http://www.alasbarricadas.org/noticias/?q=node/11765

Comentarios

Pues algo así, aunque pueda parecer gracioso, explicaba Pedro García Olivo sobre las asambleas de las comunidades primitivas que él conoció.

"Allí donde vayan no hay tarima, ni estrado, ni micrófono, ni mesa, ni se toma acta. Allí la comunidad de los anarquistas se reúne, forma corrillos dispersos y habla. No hace falta escuchar a nadie. Si no te gusta lo que se dice en un corrillo, te vas a otro. Hay que procurar formar una inmensa algarabía. La gente se acalora, se pelea, se tira de los pelos en los peores casos y rueda por el barranco.

De esta manera pueden pasar quince minutos o seis horas, hasta que los gritos se hacen palabras, y las palabras murmullos y, de repente, el silencio. En ese momento los ancianos (y todos que son ellos y nosotros), aguzan el oído y escuchan el silencio. Puede ocurrir que ese silencio no sea puro, con lo que comienzan de nuevo los corrillos, los gritos y el estrépito. Hasta que llega un nuevo silencio. Y esto se repite una y otra vez hasta que el silencio es prístino, transparente, imperturbable, nada lo rompe. En ese momento, ha acabado la asamblea, porque la Colectividad ha tomado su decisión. No se vota, pero hay acuerdo."

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