El Estado usurpa tu potestad mediante los servicios públicos

El Choni me relata que comentó en clase de recuperación de sociales lo que le dije del Estado (1), y el comisario político lo indoctrinó así: el Estado —le contó—, no sólo garantiza las leyes mediante el terror. En la actualidad impone tres servicios: sanidad, educación y pensiones, que hacen indeseable su disolución. El Estado garantiza el bien común, la ciudadanía social y los derechos del pueblo.

Buscad una buena piedra cuando os hablen del Pueblo y de Bien Común. Sólo te tienes que preguntar lo siguiente Choni: ¿Apoquinarían los contribuyentes el impuesto estatal si fuese voluntario? Las carcajadas —¡já!— resuenan por el orbe.

El Estado inmoral hace la ley y la trampa. Sus políticos hablan de “solidaridad”, cuando en realidad dicen “mis huevos”. Míralos ahí: huelemierdas despiadados, glotones, altaneros… El buitre protege su cuello ante ellos. Esos tipos que abren la popa al de arriba y dan patada al de abajo, son los que prometen guiarnos al mejor de los mundos. Piensa despacio —además— en que mediante ese atraco que llaman “solidario”, te impiden a ti desarrollar un pacto libre, moral, propio con tus iguales. La moral (tuya) te permite decidir lo que está bien y lo que está mal mal. ¿Qué qué es el bien y el mal? El Acratosaurio proclama: ser solidario está bien, ser capullo está mal.

Pues bien, a ti se te quita esa potestad moral y se te impone el tributo. Y gracias a esa imposición, el Estado fabrica a martillazos un ciudadano mediante la escuela; parchea tus enfermedades en el seguro; te obliga a trabajar hasta antes de la muerte. ¿Cuál es la realidad de sus servicios? La realidad es esta: el Estado posee hoy más riquezas de las que jamás tuvo Alí Babá, más poder que el Capitán América. El Estado es rico y poderoso. ¿Y qué aparece donde hay riqueza y poder de manera inevitable? ¿Qué cojones aparece?, ¿eh?

Aparece corrupción, favoritismos, engaños, arbitrariedades, ineficacia, despilfarro y violencia. No hay más cáscara: la educación estatal es mala, la sanidad estatal es lenta, las pensiones estatales son escasas.

Todo eso —dicen—, hay que mejorarlo. Pero querer tener una burocracia eficaz es como querer tener un verdugo simpático. Para ser eficaz, la burocracia siempre requiere más burocracia, más dinero, y con ello el Estado genera más deuda, más corrupción y más ineficacia.

Por lo tanto, no creas que morirás si muere el Estado, no confundas tu existencia con la de la Bestia, no tengas nunca miedo a que el Estado pierda sus competencias en materia de servicios. Empieza a transformarlos ya para crear otro nuevo. Porque tu servicio será tal vez tan malo o más que el del Estado. Pero será tu obra moral, y —por lo tanto— un servicio bueno.

Por la transubstación de las empresas vinculadas al Estado, el Universo es vacío y energía: lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

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(1) Mira si te apetece en http://www.alasbarricadas.org/noticias/?q=node/11326

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