[Islandia] (re)clama las calles

Fuente Aftaka.org // traducido por alasbarricadas.org

Una fiesta política y callejera tuvo lugar en la plaza Lækjartorg en Reykjavík el pasado sábado. Alrededor de un centenar de personas se reunieron, encendieron un fuego, pusieron música y se divirtieron…hasta que llego la policía y apagó el fuego. Después otro fuego fue encendido y la gente se divirtió… hasta que volvió la policía, apagaron el fuego, confiscaron el sistema de sonido y arrestaron a la gente. Pero la gente siguió unida y el evento fue un buen comienzo para una resistencia mayor.

Encender fuegos, golpear ollas y sartenes, subir la música y bailar es la continuación del levantamiento de enero. Desde que los bancos colapsaran el pasado octubre las protestas islandesas fueron lamentables. Las ordenes de los dirigentes de protestas pacificas estaban tan arraigadas entre la población que nada fue permitido. Los actos de protesta fueron tan educados como los discursos, pero estas dos cosas- los actos y los discursos- fueron las únicas armas que la resistencia se permitió usar, si es que podemos llamarlo resistencia. Los llamados radicales quedaron satisfechos únicamente debatiendo sobre la lucha contra la OTAN en 1949 pero no esperaban que algo así volviera a suceder.

Esta es la razón por la cual la nación esclavizada protesto en 2005 cuando la gente de “Saving Iceland” (un grupo de acción directa medioambiental) tomo las montañas, se ató a las maquinarias , subió a las grúas y destrozó oficinas de las compañías que estaban relacionadas con la construcción de la gigantesca, fea y terriblemente destructiva presa Karahnjúkar. La gente nunca había sido testigo de un comportamiento como este e incluso desconocían su existencia; la historia de la resistencia y practicas internacionales es un libro cerrado. Por esta razón fue noticia la posibilidad de que algunos de los que mostraron resistencia física contra Kárahnjúkar hubieran estado involucrados también en la protesta anual contra el G8.

Pero ahora los Islandeses están aprendiendo, han aprendido a crear fuego, ruido, desobediencia y una oposición real.

En Julio de 2007 “Saving Iceland” organizó una fiesta callejera llamada “Rave Against the Machine”- Fiesta callejera contra la industria pesada. El grupo ando desde Perlan(un lujoso centro turístico) y bajaron una calle muy concurrida llamada Snorrabraut, bailando con la música de la resistencia. Las famosas palabras de Emma Goldman “si no puedo bailar, no es mi revolución” tomaron sentido. En este baile alocado contra la industrialización pesada de Islandia el grupo se dirigía hacia Laugavegur (la principal calle comercial de Reykjavik) cuando la policía tomó posiciones frente al grupo y lo contuvo durante un par de horas, sin tener la más remota idea de que hacer. Finalmente la policía decidió arrestar algunas personas, una decisión que fue seguida del enfrentamiento físico entre la policía y los manifestantes- el primer altercado físico en Islandia desde hacía mucho tiempo.

Acciones como esta son muy parecidas a las de la antigua e internacional tradición llamada “Reclaim the streets”, que se centra en tomar espacios públicos para fiestas, protestas o mejor: para ambos. Atención a la palabra “espacios públicos”, que es como son llamados los espacios abiertos en el interior de una ciudad pero que solo son públicos en la medida que necesitas el permiso de las autoridades para poder usarlos.

Reclamar las calles(o en nuestro caso clamarlas como si no hubieran sido nunca nuestras) es parte de la lucha para una sociedad organizada por la gente, por ellos mismos, una sociedad libre de la división piramidal de la autoridad. Tomar las calles es parte de la liberación de cada una de las personas del yugo de la autoridad.

El pasado sábado la historia se repitió. El mensaje de que iba a haber una fiesta en la plaza Laekjartog el sábado fue difundido a través de internet y la razón dada fue el intento de silenciar a los protestantes contra el banco central las semanas previas. Como es bien conocido en Islandia, la policía había estado repartiendo flyers sobre leyes que hablaban del uso de amplificadores, instrumentos y ruido en espacios públicos. Con esto la policía trataba de silenciar el nuevo movimiento de resistencia.

A las 10 am la gente se reunió en Laekjartog, encendieron un fuego, escucharon algo de música y se divirtieron. Poco después la policía y el departamento de bomberos llego para acabar con el fuego de la revolución. Tuvieron éxito y un desafortunado trabajador de la ciudad tuvo que recoger los escombros del fuego. Cuando el funcionario estaba a punto de irse, algunas personas corrieron hacia el camión y cogieron un colchón para encender nuevamente un fuego. Los dos policías que continuaban allí fueron hacia la gente que decidió proteger el colchón poniéndose encima. Fue dolorosamente divertido ver a los dos policías tratando de arrastrar el colchón con las casi 20 personas que estaban sobre él y rechazaban moverse.

La música fue puesta a todo volumen y poco después hubo un fuego mejor. Los dos policías trataron desesperadamente de alcanzar el fuego, arrastrar los colchones fuera y apagarlo…sin éxito alguno. Los asistentes de la fiesta estaban decididos a no dejar que la policía les arruinara la diversión y la resistencia, la gente defendió el fuego con pasión. Lentamente más policías se fueron añadiendo a los que ya estaban ahí y empezaron a estirar a la gente del pelo y golpearlos con porras pero al mismo tiempo más gente había llegado. La unidad de la gente fue fantástica (como poco, mejor que nunca antes en Islandia) y ciertamente varias detenciones fueron impedidas por la batalla física contra la policía.
Finalmente, ayudados por una docena de policías, el departamento de bomberos trató de extinguir el fuego pero la gente respondió con entusiasmo:

“¿A quién pertenecen las calles? ¡Las calles nos pertenecen! ¿ A quién pertenece la fiesta?¡la fiesta nos pertenece! ¿A quién pertenece la ciudad? ¡La ciudad nos pertenece! ¿ Quién posee la resistencia? ¡Nosotros poseemos la resistencia!”

La canción sonó alrededor de reykjavyk y continuó :

“¿Las calles de quién? ¡Nuestras calles! ¿La resistencia de quién? ¡Nuestra resistencia! ¿Quién puede gritar? ¡Nosotros podemos gritar! ¿Quién puede luchar? ¡Nosotros podemos luchar!

El ruido continuó y se incremento cuando la policía agarró el equipo de sonido en un fracasado intento de detener la música. La gente se reunió alrededor del coche patrulla y evitó que se llevaran el equipo de sonido. El conductor entonces decidió conducir a través de los manifestantes que estaban delante. En ese momento el ejército policial había reaparecido con porras y una ambulancia esperaba en la calle.

Después de algunos altercados, palizas y la amenaza de detener a todos los que llevaran mascaras (¿?) los agentes se marcharon arrestando a dos personas. Uno había permanecido frente al coche de policía y el otro no había cometido otra ofensa salvo estar en la fiesta. Fueron liberados 12 horas después.

El mensaje de la noche fue que la revolución no se ha acabado, sencillamente acaba de empezar. Las autoridades no serán capaces de silenciar la resistencia de la gente con el abuso del poder de la fuerza. La gente continuará su oposición con más acciones específicas ,tomando las calles y convirtiéndolas en áreas auto-controladas, libres de las interferencias de la autoridad y la opresión. Las acciones están aquí para quedarse.

¡Pidamos las calles! ¡Tomemos las calles!

 

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