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Por la necesidad y la urgencia de la crítica

Enviado por Octavio Alberola en Jue, 29/07/2010 - 20:16

Mi última contribución, "Populismo y emancipación", contestando a un lector de alasbarricadas que me había pedido mi opinión sobre los Castro, Chávez, Lula y Morales en relación con Allende, ha suscitado los comentarios de una lectora (anonim@) y de un lector (Víctor T), en los que se me reprocha el criticar (en "todos sus artículos recientes") sólo "a las figuras de izquierda que en diversas maneras han aportado a la movilización de la clase trabajadora y de los pobres", según anonim@, y el no denunciar, según Victor T, "los abusos europeos y franceses hacia latinoamérica". Lo curioso es que no se cuestiona lo fundado o no de mi crítica a esas "figuras de izquierda" sino únicamente el no extenderla a la derecha ("Ya no se critica ni a Europa, ni a USA ni a los peces gordos"). ¿Será porque la comparten?

Sea lo que sea y por considerar legítimo el derecho a la discrepancia y necesaria la crítica, comenzaré por agradecerles sus comentarios y decirles que lean, en Google, el artículo "La verdadera amenaza: el totalitarismo capitalista", que escribí para EL Libertario (de noviembre/diciembre 2004); pues creo que a través de dicho artículo podrán darse cuenta de lo fundado o infundado de sus reproches (sobre mi "mutismo" critico ante todo lo que de cerca o de lejos sirve al capitalismo) y quizás también del por qué considero tan necesario hacer la crítica de la retórica seudo revolucionaria  y de la actuación política de esas "figuras de izquierda" que, según yo, contribuyen consciente o inconscientemente al desarrollo y consolidación del proyecto hegemónico mundial del Capital.
 

Claro que a anonim@ y a Victor T puede parecerles secundario lo ocurrido en la Unión Soviética y en China -sólo para referirnos a las "revoluciones anticapitalistas" más paradigmáticas. Pero, por lo menos, deberían reconocerme el derecho de que a mi no me lo parezca, y que, al contrario, lo considere de gran trascendencia para el futuro del movimiento emancipador en todos los continentes. No sólo por ser ejemplos indiscutibles de la falacia emancipadora del marxismo-leninismo sino también de su connivencia y confabulación con los que mandan en el mundo. De ahí que para mi sea tan necesario comprender y denunciar las causas del fracaso de esas experiencias; pues estoy convencido de que ellas han contribuido -tanto o más que las experiencias social-demócractas y las políticas de la Derecha- a extender y consolidar el totalitarismo capitalista por todo el planeta. Además de que no son sólo esas dos experiencias, pretendidamente anticapitalistas, las que han fracasado y acabado nuevamente restableciendo el capitalismo, sino todas las intentadas en base a las concepciones inevitablemente autoritarias del marxismo-leninismo.
 

¿Son aún necesarios más fracasos para ver la diferencia entre los discursos revolucionarios y la realidades políticas, económicas y sociales  de estas "figuras de izquierda"? ¿Por qué se debería criticar y denunciar a los Blair, Zapatero, Alain García y ahora también a Lula como cómplices del capitalismo, nacional y transnacional, y en cambio no a los Castro, Chávez, Evo, Correa y Ortega? ¿No son coincidentes sus políticas económicas y sociales? ¿No criminalizan todos ellos los movimientos sociales que les reclaman más justicia y más derechos? ¿Hay realmente diferencias entre ellos en la manera de ejercer el Poder y en los resultados? ¿No es el capitalismo hoy un imperio planetario y los Estados nacionales sus servidores, inclusive aquellos que aún pretenden combatirlo?
 

¿Es mentira esto? ¿Es propaganda imperialista o es el fiel reflejo de la realidad? ¿De qué serviría ocultarlo? ¿Qué ganaríamos tapándonos los ojos o mirando hacia otro lado?
 

Yo también habría deseado que el desarrollo y el final de esas experiencias hubiese sido otro, que realmente hubiesen desembocado en el socialismo igualitario y libertario que sus promotores nos anunciaban y prometían. O por lo menos en formas sociales cercanas o avanzando hacia tal objetivo. Pero no es lo que ha sucedido o lo que está sucediendo: ni en las experiencias que, tras largos periodos de control exclusivo del poder por el partido "revolucionario" y de "socialismo real" (en realidad simple y puro capitalismo de Estado), han vuelto o están volviendo al capitalismo puro y simple, ni en las que ese partido o sus Jefes están ejerciendo más o menos hegemónicamente el poder, tras ganarlo en la competición electoral propia de las "democracias parlamentarias", y aplicando políticas productivistas en asociación con las transnacionales capitalistas. Y no ha sucedido ni sucederá porque estas experiencias, que yo he calificado de populistas, no cambian la condición de explotación de los trabajadores ni les aportan mejorías substanciales para salir de la pobreza. Además de su incapacidad o falta de voluntad para evitar la devastación del medio ambiente y la aculturación de las poblaciones indígenas en la mayoría de estos países.
 

Yo no creo que se pueda negar el catastrófico balance de más de un siglo de marxismo-leninismo, de socialismo estatista. Creo que debemos reconocer esta evidencia y que ello no implica renunciar a la emancipación ni caer en el derrotismo o en la desmovilización. Al contrario, sólo reconociéndolo se podrá  comprender el por qué han fracasado hasta hoy todas las tentativas de acabar con la explotación del hombre por el hombre y sólo así se podrán sacar enseñanzas útiles para el futuro... Creo pues que hacerlo es un deber revolucionario, y que debemos hacerlo sin sectarismos ideológicos, sin intereses partidarios, con el único fin de no volver a extraviarse por senderos que conducen a callejones sin salida a los explotados y dominados.
 

Por supuesto, no se trata de pretender detentar la verdad, de dar lecciones o de imponer rutas... Simplemente, honestamente, de ver lo que no ha funcionado y no funciona, pues esto será de gran ayuda para poder iniciar nuevas experiencias y tratar en ellas de no repetir lo que ha fallado.
 

¿De qué nos serviría empecinarnos, por fidelidad doctrinal o creencias mesiánicas, en no ver lo que hay detrás de los líderes carismáticos, de los Mesías...? Y esto es válido para todos los líderes y todos los Mesías, sean de Derecha o de Izquierda, inclusive para los que se presenten con la etiqueta anarquista. Y no sólo porque el Poder es y será siempre dominación del hombre sobre el hombre sino porque no hay autoridad que no implique obediencia, sometimiento, y porque no es con la obediencia y el sometimiento que se conseguirá la libertad para todos.
 

¡Siempre se ha dicho que "la emancipación de los trabajadores será la obra de los trabajadores mismos", y siempre se ha visto que si las personas no deciden por sus propias vidas son otros que lo hacen por ellas! ¿Por qué olvidarlo ahora? Si hay una lección a sacar de más de un siglo de socialismo autoritario es que si los trabajadores no gestionan ellos mismos la economía y la sociedad será de nuevo una élite, una burocracia, la que lo hará en su lugar y para su exclusivo beneficio.
 

Además, si debemos considerar que estas "figuras de Izquierda" en el Poder (el Poder que dicen ejercer los Castro, Chávez, Lula, Morales y todos los que gobiernan o han gobernado antes en nombre de la Izquierda revolucionaria, como los Lenin, Stalin, Mao, etc., o los que lo han hecho en nombre de la Izquierda reformista, como los Blum, Largo Caballero, Allende o los actuales Zapatero) no pueden, no pudieron, poner en obra sus programas en razón del entorno internacional desfavorable, ¿qué sentido puede tener pues luchar por conquistar ese Poder si lo único que les permite es ser diferentes en la retórica discursiva?
 

Hoy sabemos el por qué el capitalismo no ha sido derrotado y por qué han sido esas "alternativas" populistas las que más han contribuido -tanto en su variante reformista como en la revolucionaria- a imponerlo como imaginario del progreso y la convivencia "democrática"…Por lo menos en el imaginario de las grandes masas… Y ello pese a seguir produciendo enormes y graves injusticias, a hacer pesar sobre la humanidad la amenaza de su propia destrucción y a seguir verificándose, día a día, su falaz concepto de libertad. Es pues por ello que no tenemos el derecho de seguir engañándonos, de seguir creyendo en mitos y de esperar que el fin de la explotación y la dominación lo encontremos por los caminos del capitalismo o del socialismo estatista (simple capitalismo de Estado).
 

Hoy más que nunca debemos tener presente aquello de que la emancipación de los trabajadores debe ser obra de ellos mismos. De ahí la necesidad y la urgencia de denunciar y combatir a todos los que, en nombre de la libertad capitalista o de la libertad revolucionaria, nos quieren confiscar la nuestra.
 

Octavio Al berola

 


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