Finalmente traduje el cuarto punto. Seguiré con el quinto en cuanto pueda.
4. Hay un problema implícito en cualquier intento de sacar conclusiones sobre las culturas cazadoras-recolectoras “puras” y originales, a partir de las observaciones dadas desde las sociedades cazadoras-recolectoras que viven en la actualidad. Si tenemos la descripción de una cultura primitiva, por lo general habrá sido escrita por una persona civilizada. Si la descripción es detallada, entonces, durante el tiempo en el que fue escrita, el pueblo primitivo descrito en ella habrá tenido muy seguramente un contacto, directo o indirecto, con la civilización, y tal contacto podría acarrear cambios dramáticos en la cultura primitiva. Elizabeth Marshall Thomas, en el epílogo de la edición de 1989 de su libro La Gente Inofensiva [109], describe el efecto catastróficamente destructivo de la civilización sobre los bosquimanos que conoció. Harold B. ha señalado que (por ejemplo) los esquimales modernos “están bastante contentos con sus rifles de alta potencia, sus motos acuáticas, y demás” [110]. “Y demás” incluye motos de nieve. Por ello, Barclay dice, “los cazadores-recolectores de hoy en día no son idénticos en ningún sentido a los de hace mil años o diez mil años” [111]. De acuerdo con los escritos de Cashdan de 1989, “todos los cazadores-recolectores del planeta, a día de hoy, están en contacto, directa o indirectamente, con la economía mundial. Este hecho debería advertirnos de que no debemos ver a los cazadores-recolectores actuales como si fueran el vivo retrato de los del pasado” [112].
Por supuesto, si se están buscando pruebas sobre el modo de vida de los seres humanos antes del advenimiento de la civilización, nadie en su sano juicio se centraría en pueblos que usan motos acuáticas, motos de nieve, o rifles de gran calibre [113], o en pueblos cuyas culturas han sido obvia y extremadamente alteradas por la intrusión de las sociedades civilizadas. Buscaríamos datos de cazadores-recolectores que hubieran sido escritos (al menos) hace varias décadas y que a la vez –en la medida que lo podamos atestiguar– sus culturas no hayan sido alteradas sensiblemente por el contacto con la civilización. Pero no siempre es fácil decir si el contacto con la civilización ha alterado una cultura primitiva. Claramente, Coon está al tanto de este problema, y en su excelente estudio sobre las culturas cazadoras-recolectoras nos da el siguiente ejemplo de cómo una aparentemente leve interferencia por parte de la civilización puede tener un efecto desastroso en una cultura primitiva: Cuando “los bienintencionados misioneros repartieron las hachas de acero” a los aborígenes Yir Yoront de Australia, “ el mundo de los Yir Yoront casi llega a su fin. Los hombres perdieron la autoridad ante sus esposas, apareció una laguna generacional”, y un sistema de comercio que abarcaba cientos de millas fue alterado [114].
Los bosquimanos de Richard Lee son quizá el ejemplo favorito para los anarcoprimitivistas y antropólogos izquierdistas que quieren presentar una imagen políticamente correcta de los cazadores-recolectores, y los bosquimanos de Lee estaban entre los cazadores-recolectores menos “puros” de los que hemos mencionado aquí. Puede que ni siquiera hayan sido siempre cazadores-recolectores [115]. En cualquier caso, probablemente han estado comerciando con pueblos agricultores y ganaderos durante un par de milenios [116]. Los bosquimanos Kung, a los cuales conoció la señora Thomas, habían adquirido metal a través del comercio [117], y aparentemente es cierto que pasó lo mismo con los bosquimanos de Lee [118]. La señora Thomas escribió: “desde los diez a los veinte años después de que empezáramos nuestro trabajo, muchos académicos [probablemente esto incluye a Richard Lee] han desarrollado un gran interés por los bosquimanos. Muchos de ellos fueron a Botswana a visitar a grupos de bosquimanos Kung, y durante un tiempo en Botswana, la proporción antropólogos/bosquimanos era casi igual” [119]. Obviamente, la propia presencia de tantos antropólogos puede haber afectado al comportamiento de los bosquimanos.
En la década de 1950 [120], cuando Turnbull los estudió, y aún más en las décadas de 1920 y 1930 [121] cuando Schebesta los estudió, los Mbuti aparentemente no tenían mucho contacto con la civilización, así que Schebesta fue tan lejos como para afirmar que “los Mbuti, no sólo racialmente, sino psicológicamente y en términos de historia cultural, son un fenómeno primigenio (ur-fenómeno) entre las razas y pueblos de la Tierra” [122]. Pero los Mbuti ya habían empezado a estar algo influenciados por la civilización unos años antes de que Schebesta les visitara por primera vez [123]. Y durante siglos, antes de eso, los Mbuti habían vivido en un contacto cercano (el cual también incluía amplias relaciones comerciales) con pueblos no civilizados que trabajaban sus cultivos [124]. Como escribió Schebesta, “La creencia de que los Mbuti han sido herméticamente aislados del resto del mundo ha sido desechada de una vez por todas” [125]. Turnbull va más lejos: “Esto no nos dice de ninguna manera que la estructura [social] que es hallada entre los Mbuti sea representativa de una estructura original de pigmeos cazadores-recolectores; de hecho probablemente está lejos de ello, puesto que las repercusiones de la invasión del bosque por parte del pueblo horticultor han sido enormes” [126].
Aunque algunos de los esquimales de Gontran de Poncins eran más “puros” que otros [127], parece que todos ellos tenían al menos algunos bienes de comercio proveniente de los blancos. Si algún lector quiere tomarse la molestia de localizar la fuente primaria más reciente –quizá algo del trabajo de Vilhjalmur Stefansson- para así abordar tan fielmente como fuera posible la original y “pura” cultura esquimal, yo estaría interesado en oír sus hallazgos. Pero es posible que incluso bastante antes de que los europeos establecieran contacto, la cultura de los esquimales hubiera sido afectada por algo que hubieran recibido de una sociedad no cazadora; puesto que los perros de trineo no provienen de los cazadores recolectores [128].
Con los Siriono nos acercamos más a la pureza que con los Bosquimanos, los Mbuti o los Esquimales de Poncin. Los Siriono ni siquiera tenían perros [129], y aunque ellos practicaban el cultivo en extensiones limitadas los antropólogos consideran su cultura como Paleolítica (Edad de Piedra Antigua) [130]. Algunos de los Siriono estudiados por Holmberg habían tenido escaso o nulo contacto con blancos antes de la llegada de Holmberg [131] y, entre esos Siriono, apenas se encuentran herramientas europeas [132] hasta que el propio Holmberg las introdujo [133]. Por el contrario, los Siriono hacían sus herramientas con materiales locales encontrados de forma natural [134]. Los Siriono además eran tan primitivos que no podían contar más de tres [135]. Sin embargo, la cultura de los Siriono podría haber sido afectada por el contacto con sociedades más “avanzadas”, ya que Holmberg pensó que los Siriono eran “probablemente un resto de una antigua población que fue exterminada, absorbida, o engullida por invasores más civilizados” [136]. Lauriston Sharp incluso ha sugerido que los Siriono podrían haber “degenerado” (sic) “desde una condición técnica más avanzada”, aunque Holmberg rechazó esta visión, y el propio Sharp la consideró “irrelevante” [137]. Además, los Siriono podrían haber sido afectados indirectamente por la civilización europea, ya que probablemente algunas de las enfermedades sufridas por ellos, por ejemplo malaria, han sido traídas a las Américas por los europeos [138]. No es de extrañar que la mayoría de los cazadores-recolectores que he citado aquí –como aquellos citados por los anarcoprimitivistas y los arqueólogos políticamente correctos- fueron afectados por el contacto directo o indirecto con los pueblos agricultores y ganaderos incluso mucho antes de su primer contacto con los europeos, porque fuera de Australia, Tasmania, y el lejano oeste y norte de Norteamérica “las poblaciones que permanecieron siendo fieles al estilo de vida de la caza-recolección eran pequeñas y dispersas” [139]. Consecuentemente, con la posible excepción de los que vivían en pequeñas islas, ellos tuvieron que tener necesariamente algún tipo de contacto con poblaciones cazadoras-recolectoras de alrededor.
Probablemente los aborígenes australianos y los tasmanios eran los cazadores recolectores más puros cuando los europeos los hallaron por primera vez. Australia era el único continente que estaba habitado por cazadores recolectores exclusivamente hasta la llegada del hombre blanco, y Tasmania, una isla justo al sur de Australia, estaba incluso más aislada. Pero Tasmania puede haber sido visitada por polinesios, y en el norte de Australia había cierto contacto limitado con gente de Indonesia y Nueva Guinea antes de la llegada de los europeos [140]. Incluso es probable un contacto anterior con forasteros, los cuales podrían ser, o no, cazadores-recolectores [141].
Por lo tanto no tenemos ninguna prueba concluyente que diga que las culturas cazadoras-recolectoras que sobreviven en nuestros tiempos no hayan sido considerablemente afectadas por el contacto con sociedades no-cazadoras-recolectoras desde el momento en que fueron escritas las primeras de sus descripciones. Consecuentemente, de una manera más o menos clara está implícito en usar informes de sociedades cazadoras-recolectoras recientes el sacar conclusiones acerca de las relaciones entre géneros de los cazadores-recolectores prehistóricos. Y cualquier conclusión sacada de restos arqueológicos sobre las relaciones sociales entre hombres y mujeres sólo puede ser sumamente especulativa.
Así que, si te apetece, puedes rechazar toda prueba dada por las descripciones de culturas cazadoras-recolectoras recientes, y en ese caso no sabríamos prácticamente nada sobre las relaciones entre géneros de los cazadores-recolectores prehistóricos. O (con las salvedades necesarias) puedes aceptar la evidencia de las sociedades cazadoras-recolectoras recientes, y en ese caso la evidencia señala claramente a un grado significativo de dominación masculina. En cualquier caso, no existe prueba alguna que respalde la creencia de los anarcoprimitivistas de que todas o la mayoría de las sociedades humanas tenían total igualdad de géneros antes del advenimiento de la agricultura y la ganadería hace unos diez mil años.
Un saludo y disculpas de nuevo por la tardanza.
PD: Como siempre, si véis cualquier error, errata, o cosa que suene mal, decidlo por favor. Gracias.