Tienes que tener en cuenta que yo no hago este tipo de cosas por amigos íntimos exclusivamente, sino por cualquiera que me caiga bien. Me ayuda a entender un poco cómo funcionan situaciones como las descritas, que de no ser por mi interés sociológico, me parecerían simplemente ridículas. Pero no porque Pepe sea imbécil según
yoskan, sino simplemente porque las fiestas no me gustan, no soy
enoclofóbico pero casi. Es tanta la estupidez que suelo contemplar en esos lugares tan concurridos, que me siento bastante enfermo cuando acudo a alguno de ellos por algún colega que quiere compañía para no ser un llanero solitario.
Pese a que pueda resultarte atractiva la idea, no escribo en este tema exclusivamente para ti, debieras tenerlo en cuenta. Así que seguiré citando casos de gente que, posiblemente, te de pena.
El caso de Pepe lo has malinterpretado. Los moscardones eran moscardones, no intentaban mantener una conversación normal con nosotros, como grupo de colegas que íbamos juntos, sino exclusivamente con la novia de Pepe. Resulta ofensivo porque nos consideramos muy atractivos todos, entre otras cosas. ¿Por qué tanto interés en la novia de Pepe y en nadie más? ¿Por qué ni nos miraban? ¿Por qué se reían de Pepe a sus espaldas (era realmente muy feo) y por qué cuando nos fuimos sólo se despidieron de ella (y efusivamente, además)? Resulta muy sospechoso.
Yo no digo que en las fiestas las parejas tengan que estar unidas, lo que digo es que si un grupo de amigos no ha mostrado interés por integrarse en esa fiesta, ¿por qué siempre se presentan los buitres a acoplarse? A mí también me jodió un poco la noche, pero como yo voy a lo que voy (como quien va al zoo), pues tampoco sufro tanto. Pobre Pepe, que no tiene la fuerza de Yoskan. Ah, por cierto, no eran gente interesante, eso para que lo sepas, las pocas cosas que decían eran trivialidades sin sentido de esas que dicen los tipos guais y chulos de ligue nocturno y en una atmósfera cargada (de humo de tabaco, por ejemplo), en un lugar ruidoso donde nada se entiende, y el mayor interés que parecían tener, además de la novia de Pepe, era atusarse el pelo y marcar su culo respingón dentro de unos repugnantes pantalones ajustados al estilo de los concursantes de operación trunfo, cada vez que hablaban con la novia de Pepe.