Bien, dado que parecen existir algunas dudas en torno al concepto de federalismo para los anarquistas, sugiero que ahondemos un poco en esta cuestión antes de seguir. En cualquier caso, la idea-fuerza que representa el federalismo es un puntal del anarquismo, y como tal ha sido trabajada y desarrollada hasta la extenuación por muchos autores libertarios. Hay ríos de tinta en torno a este asunto.
No obstante, no me voy a detener en hacer una exposición sobre cómo se ha fundamentado el federalismo anarquista a lo largo de los siglos (estoy seguro de que hay compañeros mucho mejor capacitados que yo para hacerlo). En lugar de eso, diré brevemente qué entiendo yo que es: federalismo es una palabra que viene de la voz latina
foedus, que significa pacto, acuerdo o unión. Se trata en consecuencia de la solución organizativa que tienen ante sí entidades que se reconocen como iguales, sean éstas naciones, Estados, personas o equipos de fútbol. Para un anarquista, que lo que busca es la liberación del ser humano concreto y tangible, huyendo de todo tipo de abstracciones, el federalismo tiene por lo tanto que empezar en el individuo. Éste es la base, el elemento matriz a partir del cual se produce toda federación posterior. Por una cuestión semiótica, solemos considerar en nuestros medios y en nuestras organizaciones que la federación empieza en el ámbito local, bien sea de sindicatos o de grupos. Sin embargo, yo digo que la federación comienza antes, que el propio sindicato o el grupo son en realidad una federación de individuos que tienen idéntico derecho de secesión que los sucesivos cuadros de distinta escala geográfica u organizativa a los que pertenecen, y me parece que en realidad no estoy diciendo nada nuevo. Así las cosas, me mantengo en que la solución anarquista al problema del pueblo que se va a inundar para construir un pantano pasaría por lo que dije en mi último mensaje, al menos en mi opinión.
La Mona Chita escribió:Pues yo no lo veo así. Uno está federado cuando acepta las decisiones colectivas que se establecen como colectivas. Si la federación determina que la gestión del suelo corresponde a un organismo superior, o se acepta o no se acepta.
Pero en caso de que se aceptase esto, la federación dejaría de ser libertaria, al atribuir poderes a un tal "organismo superior". Dejando a un lado que errores de este tipo han sido cometidos a lo largo de la historia (en el seno de la AIT, por ejemplo, y con el beneplácito de Bakunin -y su posterior arrepentimiento-, se dieron al Consejo General de Londres una serie de atribuciones que más tarde facilitarían la expulsión de los anarquistas), repito que hacer esto en cuestiones de orden científico-técnico es caer en los planteamientos del positivismo de Comte, que deseaba una sociedad gobernada por científicos de todas las disciplinas, y que ya fuera rebatido por Bakunin y por Kropotkin. En la portada de esta web se publicó un artículo hace algunos meses que explicaba esto en detalle (
http://www.alasbarricadas.org/noticias/?q=node/8606). Decía Feyerabend que la ciencia la deben controlar los profanos, y en el ejemplo del hospital y el pueblecito se ve muy bien a qué se refería.
regan escribió:Yo no me opongo a los pantaneros sólo por ser ecologista, también digo que no hay derecho a lo que le hacen a esa gente. No sólo defiendo el medio, también me pongo de parte de la gente que vive allí, y tomo partido.
Es que no es todo tan sencillo. Por ejemplo,
http://www.nodo50.org/ecologistasclm/no ... arinas.htm .
Ante esta situación había gente que decía que el problema es que los ayuntamientos de esos pueblos ni siquiera tenían potestad de decidir si esos residuos tóxicos se iban a quemar o no allí. Simplemente no podían, porque, paradojas de la democracia, esa decisión no la tomaban ellos, la tomaba el gobierno central. Esto lleva a alguna gente a decir que lo que hay que hacer es reivindicar más competencias para los ayuntamientos y las comunidades autónomas, más capacidad de decisión de esas instituciones o incluso la creación de instituciones propias.
Creo que con estas líneas se puede entender muy bien el proceso lógico que lleva a una persona a hacerse nacionalista o independentista. Y ciertamente, las personas del ejemplo se encontraban ante un problema, y pensaron en una solución, la de crear instituciones propias o dotar de más poder a los ayuntamientos en detrimento del gobierno central. Como anarquistas, desde luego que debemos ponernos del lado del que sufre una injusticia y tomar partido, tal y como dice regan, pero el hecho es que hay muchísimas víctimas de injusticias que no son anarquistas, y que, con mejores o peores intenciones, proponen soluciones que desde un punto de vista libertario no son tales. Debemos ser capaces de tomar partido por estas personas, pero debemos ser igualmente capaces de mantener siempre una postura crítica cuando la vía elegida para solucionar la cuestión no sea acorde con nuestro pensamiento. No creo que ambas cosas sean incompatibles, ni mucho menos. Como tampoco lo es el que intentemos comprender las causas que han llevado a otros a elegir opciones de las que discrepamos.
regan escribió:El independentismo no es ninguna panacea, la solución es el anarquismo. Y los anarquistas no pueden pretender solucionar de un plumazo problemas que tienen razón de ser y que no tienen nada de sencillos.
Tú lo has dicho, la solución es el anarquismo, por mucho que pueda entenderse que ante ciertas situaciones exista un impulso a tomar partido por el independentismo, como réplica a un problema de opresión. Una conclusión muy interesante que puede sacarse de la obra de Rudolf Rocker a la que nos hemos referido en este hilo,
Nacionalismo y Cultura, es que la vinculación entre nación y pueblo es equiparable a la existente entre Estado y sociedad. Mientras que el pueblo es un agregado de individuos conscientes, consecuencia colectiva de varias realidades individuales y que no tiene sentido salvo en dichas individualidades, la nación es una abstracción colectiva. Por esta vez, dejaré en el aire si esta abstracción resulta nociva o no, pero el hecho es que es una abstracción, y que olvidar esto sí que puede ser peligroso.
Cuando los anarquistas emprendemos una lucha colectiva, lo hacemos en la consciencia de que tal empresa colectiva es el resultado ineluctable de una suma de voluntades individuales agrupadas en torno a un objetivo común. Por lo tanto, creo que deberíamos, por higiene ideológica, rehuír los rasgos identitarios cuando éstos se aplican a más de una persona. Porque la identidad es de la persona, no del grupo de personas. Atribuir a un grupo una identidad es personificarlo:
"Hablamos, pues, con toda seriedad de un individuo-pueblo y hasta de un individuo-Estado, con lo cual nos queremos significar un hombre perteneciente a determinado pueblo o un ciudadano de un Estado determinado; nada de eso: se trata en este caso de todo un pueblo y de todo un Estado, respectivamente, como si fuesen individuos con específicas disposiciones de carácter y especiales cualidades psíquicas o espirituales. Se comprenderá fácilmente lo que esto significa: tomamos una forma abstracta cualquiera, Estado o pueblo, que entraña simplemente un concepto sociológico, la vestimos con ciertas cualidades que sólo son perceptibles en el individuo, y le aplicamos un concepto general, lo cual nos ha de conducir irrevocablemente a los más monstruosos paralogismos."
Op. Cit. (una aclaración, el sentido que da aquí Rocker a la palabra "pueblo" es el que yo estaba dando más arriba a la nación, a la que contraponía la idea de pueblo propia del anarquismo... espero que se entienda el mensaje a pesar del embrollo de palabras).
Puedo entender que, por una cuestión pragmática, en ocasiones sea más cómodo dejar que surja una identidad colectiva, ya que tiene características muy apetecibles, como la cohesión que genera, pero creo que nuestro deber en tanto que anarquistas es recordar siempre que no se está emprendiendo la lucha porque hay esta identidad colectiva, sino porque hay varias identidades personales coincidentes en una finalidad concreta. Por eso dije hace unos días en este hilo que no necesitamos (ni debemos, añado ahora), colocar el calificativo de nacional a nuestras luchas, sean éstas económicas, de defensa del territorio o de cualquier otro tipo.
regan escribió:Aunque en esto no estoy deacuerdo. No creo que en este tipo de reivindicaciones se acabe llegando al individuo, o bueno, si lo prefieres, se acabará llegando a individuos con la misma problemática, y es por eso que sí le veo razón de ser a determinadas reivindicaciones regionales, nacionales o como sea.
Si no he entendido mal, regan, tú dices que a ese agregado de voluntades individuales, unidas en torno a una cuestión territorial, puede llamársele (haciendo un ejercicio de abstracción) reivindicación regional o nacional. De ser así, como dice CHINASKY, en realidad estamos de acuerdo, sólo que empleamos palabras diferentes. Únicamente sucede que, como he dicho más arriba, debemos tener mucho cuidado de recordar siempre que estamos ante una abstracción que nos estamos concediendo. En realidad, sucede igual con los sindicatos, que son sumas de individuos unidos en torno a una situación económica común y una voluntad coincidente de cambiarla. Tampoco nos viene mal recordar esto a los anarcosindicalistas.
Aquitania escribió:No creo que el aspecto individual del conflicto niegue el aspecto colectivo, al menos desde una perspectiva anarquista.
No lo niega, sino que al contrario, lo engendra. Eso es lo que no podemos olvidar, que el aspecto colectivo está subordinado al individual. Esto lo digo para todas las situaciones, no ya sólo para las luchas territoriales.
Me alegra que se manden al garete las tensiones. No las necesitamos a ellas tampoco entre nosotr@s
