Cuelgo algunos fragmentos de
Socialismo de Estado y Anarquismo, en qué coinciden y en qué difieren., de Benjamin Tucker. Texto completo:
http://www.banderanegra.canadianwebs.com/tucker.html
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Del principio de Smith de que el trabajo es la verdadera medida del precio -o, como lo expresó Warren, que el costo es el límite apropiado del precio- estos tres hombres extrajeron a las siguientes conclusiones: que el salario natural del trabajo es igual a su producto; que este salario, o producto, es la única fuente legítima de ingresos (dejando de lado, por supuesto, los regalos, las herencias, etc); que todos los que derivan ingresos de cualquier otra fuente lo sustraen directa o indirectamente del natural y justo salario del trabajo; que este proceso de substracción generalmente toma tres formas, -
interés, renta y lucro; que estas tres formas constituyen la trinidad de la usura(3), y son simplemente
diferentes métodos de imponer un tributo por el uso de capital; que siendo el capital simplemente trabajo almacenado que ha recibido ya su pago completo, su uso debe ser gratuito, bajo el principio que el trabajo es la única base del precio; que el prestamista de capital se merece el retorno intacto de la cantidad que prestó, y nada más; que
la única razón por la cual el banquero, el accionista, el terrateniente, el fabricante, y el mercader están capacitados para extraer usura desde el trabajo yace en el hecho de que están respaldados por privilegios legales o monopolios, y que la única manera de asegurar que el trabajo reciba el salario natural -es decir, su producto íntegro- consiste en derribar los monopolios.
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Cuando Warren y Proudhon prosiguieron su búsqueda de justicia para el trabajo y se enfrentaron cara a cara con el obstáculo de los monopolios de clase, se dieron cuenta de que esos monopolios se basaban en el principio de Autoridad, y concluyeron que
lo que había que hacer no
era fortalecer la Autoridad y, por lo tanto, crear un monopolio universal, sino
desenraizar por completo la Autoridad y dar rienda suelta al principio opuesto, el de la Libertad, haciendo a la competencia, antítesis del monopolio, universal. Vieron en la competencia el gran nivelador de los precios hasta alcanzar el costo de producción del trabajo, en lo que coincidían con los economistas clásicos. En ese momento, la cuestión que naturalmente se presento ante ellos fue ¿porqué los precios no coinciden con el costo del trabajo?; ¿donde se generan los espacios para adquirir ingresos fuera del trabajo?; en una palabra,
¿porque existen el usurero, el receptor de intereses, renta, y lucro? La respuesta fue encontrada en el actual desequilibrio de la competencia, en su carácter unilateral. Descubrieron que el capital ha manipulado la legislación para permitir una competencia ilimitada en el suministro de la fuerza de trabajo, manteniendo los salarios de hambre o en un puro nivel de subsistencia; que una gran competencia es permitida en el suministro del trabajo de distribución, o el trabajo de las clase mercantil, manteniendo así, no los precios de los bienes, sino el lucro que los mercaderes derivan de esos bienes muy próximo a la justa recompensa por el trabajo de esos mercaderes; pero que, por el contrario, no se permite casi ninguna competencia en el suministro de capital, de cuyo apoyo dependen tanto el trabajo productivo como el distributivo para su poder adquisitivo, manteniendo así la tasa de interés del dinero, el alquiler o renta de viviendas y bienes inmuebles y el alquiler o renta de la tierra a un precio tan alto como las necesidades de la gente puedan soportarlo.
Al descubrir esto,
Warren y Proudhon acusaron a los economistas de tener miedo de su propia doctrina. Los seguidores de la Escuela de Manchester fueron llamados inconsecuentes. Creían en la libre competencia entre los trabajadores para reducir sus salarios, pero no en la libre competencia entre los capitalistas para reducir su usura. El laissez-faire era bueno para el trabajo pero no para el capital. Cómo corregir esta inconsistencia, cómo someter a los capitalistas a la competencia, como poner al capital al servicio tanto del hombre de negocios como del trabajador al precio de costo, o sea libre de usura, ese era el problema.
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Por estas y otras razones Proudhon y Warren se encontraron incapaces de sancionar cualquier plan de captura del capital por la sociedad. Pero, aunque
opuestos a la socialización de la propiedad del capital, eran partidarios, sin embargo, de socializar sus efectos al hacer su uso beneficioso para todos en lugar de un medio para empobrecer a muchos y enriquecer a unos pocos. Y
cuando la luz se hizo en su mente, vieron que esto podía ser logrado al someter al capital a la ley natural de la competencia, llevando así el precio de su uso al nivel del precio de costo, - esto es, nada más de los gastos incidentales de su manipulación y transferencia. En consecuencia,
levantaron la bandera de la Libertad Absoluta de Comercio, tanto del comercio nacional como internacional, convirtiendo al laissez faire en regla universal, consecuencia lógica de la doctrina de Manchester. Bajo esta bandera comenzaron su lucha contra los monopolios, ya sea el monopolio totalitario de los Socialistas de Estado, o los distintos monopolios de clase que hoy prevalecen.
Salud.