protorm escribió:¿Solo puedo querer a la gente que no colabora con el sistema, es decir, con la opresión que niega tu anarquía (y la mia, y la de todos...)?
Puedes querer a quien te plazca. Pero yo soy incapaz de querer a alguien que está a favor de la Dominación y, de hecho, aún dándose dicho caso, pondría por encima de esa persona mis causas y objetivos personales, indudablemente.
protorm escribió:¿Esas personas deben esforzarse por conocer la anarquía por ellos mismos, sin que yo pueda compartir mi forma de ver la vida con ellos?
No he dicho eso. No se trata de ti, no se trata de tu forma de ver la vida. No sólo es respetable compartir la forma de ver la vida de un@ con quien un@ quiere, sino que es bastante útil, si te interesa alterar sus puntos de vista. Tod@s prestamos más atención a según qué temas y argumentos dependiendo de quien nos los presente.
Y ya no sólo si te interesa alterar la opinión de otr@s sino que, con el simple roce, saldrá a relucir tu manera de ver el mundo, quieras o no, antes o después, a menos que te esfuerces en camuflarla.
Lo que yo quiero decir es que la anarquía no conlleva una moralidad determinada, la anarquía es una situación en la cual no existe autoridad ninguna y ese significado de anarquía sí que es conocido. ¿Es culpa de los medios que se la relacione con el caos y el desorden? No. Es culpa de los medios de manipulación (desde televisivos, radiofónicos o escritos, por ejemplo) que el caos y el desorden se consideren negativos
per se.
Ese significado de anarquía que he citado antes ya es conocido y hay gente que desea dicha anarquía y gente que no. ¿De dónde surge ese deseo de explicarse, de justificarse, de l@s anarquistas? Del mismo lugar del que surge la pregunta "¿Para qué la anarquía?" que les hace el resto del mundo. De la necesidad de un "paraíso prometido", de la necesidad de "promesas por cumplir", "el Cielo", y ese tipo de cosas. La anarquía no es una versión ácrata del Tío Sam que te promete una vida de opulencia e igualdad para tod@s, sino un momento en el que nadie está ahí para moldearte, para dominarte, tienes que decidir por tí mism@, te guste o no.
El anarquismo surge como respuesta a esa urgencia burguesa de seguridad. Es como poner el pie en el otro lado del río lentamente, sin decidirse del todo, valorando dónde encontrar las mejores opciones, dónde la mejor comida, el mejor trabajo, la mayor comodidad.
El anarquismo, como una opción política más, no se queda atrás y también hace sus promesas: no tiene usted que aguantar al jefe, con sólo trabajar lo mismo que ahora o menos tiene asegurada su casa y su comida, todo en una magnífica ciudad idílica donde tod@s sus vecin@s le saludan al pasar y la escolaridad, la sanidad son completamente gratuitos, entre otras múltiples ventajas.
Pero no..., yo no le ofrezco nada de eso a nadie. Al contrario. Les digo que si quieren comer, tendrán que cazar, o producir dicha comida. O quizá tengan que robar, o pelear. Les digo que nada estará garantizado, ni la sanidad pública, ni el trabajo, ni el pan diario. Ni siquiera podrán estar segur@s de que el vecino o la vecina de enfrente no están preparándose para asesinarles y deglutirles.
Les digo que las fábricas no se colectivizarán, sino que se abandonaran, o bien se quemaran. Que no habrá ni electricidad ni gas. Probablemente tengan que beber de un pozo, un río, o una alcantarilla. Quién sabe.
Os aseguro que después de eso, todo el mundo quiere más a su sofá.
Pero aún hay más. Después de describirles mi "mundo ideal", les hablo de cuán miserable es su vida de objeto, sin sensaciones reales. Viendo televisión, jugando a videojuegos, yendo al cine, viendo como otr@s viven sus vidas, que también son vidas de mentira, en lugar de vivir en primera persona. Engordando con químicos y obsesionándose con complejos absurdos mientras sus cuerpos se vuelven fofos e inútiles, mientras las vacunas, antibióticos, etcétera l@s vuelven cada vez más débiles y por tanto, más dependientes de ellas. Enganchad@s a sus drogas legales y/o ilegales, a sus comidas con estabilizantes, con conservantes, a sus ultracongelados y a sus vehículos motorizados. Al plástico, a la electricidad, a las centrales térmicas y nucleares.
Adict@s tod@s de una civilización que representa el tumor más gigantesco al que la Tierra se haya tenido que enfrentar jamás y que, como planeta que es, como organismo vivo mucho más fuerte que nosotr@s y, más importante, como nuestro hogar que es, dicha Tierra vencerá la batalla. Y, antes o después, la humanidad sucumbirá entre ruinas. Y tendrán que buscarse la vida.
Pero todo este rollo no es mi objetivo en la vida. Contar todo esto. Esta mierda sólo es una manera de impactar a gente simple, acostumbrada a sentimientos estimulados por el tubo catódico de sus televisores. Y normalmente funciona.
Y entonces ocurrió algo. Me solté. Me sumí en el olvido, oscuro, silencioso y completo. Al perder la esperanza, hallé la libertad.