Braulio escribió:En el sentido profundo con que tú manejaste el concepto ideología, sí. Toda metodología de análisis histórico es una ideología, pues es una cosmovisión de la historia. Ahora, en el sentido que lo maneja Ricardo (usando el concepto Hegeliano-Marxista de alienación) no, el materialismo histórico no sería una ideología porque en teoría modificaría constantemente sus opiniones en base a un fundamento de relaciones económicas y su grado de alienación (separación del sujeto del acto real).
La determinación en última instancia de las relaciones políticas, jurídicas, culturales, familiares, etc. por las relaciones económicas es una
deducción del
materialismo histórico, no una premisa.
La única premisa del materialismo histórico son los individuos de carne y hueso (incluyendo al que aplica el método) y las relaciones que establecen entre ellos y el mundo. De la vida al pensamiento y de vuelta a la vida. Esto es algo que, como ya dije antes, era dicho y practicado por muchxs otrxs, y no sólo por Marx.
Para mí no hay que ser marxista para usar el materialismo histórico. Ser materialista histórico no es estar de acuerdo con todo lo que Marx dijo y pensó. De hecho, yo hasta he leído textos no marxistas (y hasta antimarxistas) donde noto la aplicación del método histórico-materialista*.
Si bien fue Marx el que desarrolló y utilizó conscientemente esa forma de pensar y le dio un nombre, yo creo que muchas personas antes que él usaron ese método (aunque de manera subconsciente) y que muchxs de nosotrxs también lo hacemos en nuestra vida cotidiana, la más de las veces de manera inconsciente. A Marx se le puede atribuir la exposición abierta de ese método y su uso consciente en sus análisis políticos, pero no puede decirse que sea un invento de él.
Yo creo que si no hubiera sido Marx el que formulara el método histórico-materialista, hubiera sido otro. Porque así como fue la misma lucha proletaria contra el capitalismo la que generó las condiciones históricas para la aparición de las distintas doctrinas socialistas (aun si estas fueran formulada por miembros de otras clases sociales, arrastrados por el antagonismo proletario contra la sociedad burguesa), también generó las condiciones para la aparición de una forma de pensar la transformación social que, debido a la diferencia radical entre las necesidades de la revolución proletaria y las de la revolución burguesa, no podía basarse ni en el idealismo ni en el
materialismo mecánico de las ciencias naturales que nutrieron ideológicamente a la burguesía en su lucha contra la nobleza.
Las ideas (incluyendo a los sistemas filosóficos, métodos de pensamiento, ideologías revolucionarias, etc.) no son independientes del contexto histórico en que surgen, y aun si quienes elaboran esas ideas y les dan forma sean individuos particulares, las ideas son un producto social, y no individual. Prueba de esto es que
Joseph Dietzgen, un obrero curtidor holandés, socialista y autodidacta, llegó a conclusiones similares al materialismo histórico de Marx por un camino propio. Bakunin también tenía cierto grado de materialismo histórico en sus análisis, aunque su rigor teórico no fuera tan elevado como el de Marx. ¿Pura coincidencia? No, necesidad histórica. El autor del materialismo histórico, así como el autor de las distintas doctrinas socialistas, es el proletariado. Sin proletariado no hubiera habido materialismo histórico.
Braulio escribió:Es decir, consideraría esos aspectos y le permitiría cambiar constantemen te opinión —y práctica— según circusntancias. Tendería a portarse menos como autómata y más como ser humano crítico. ¡Ojo!, no dejaría la ideología en la forma en que tu lo manejaste, sino que no se haría presa de una cosmovisión que podría usarse para ser manipulado por otros seres humanos.
Para mí se trata de analizar la realidad concreta desde una perspectiva de la totalidad. El materialismo histórico es una forma de pensar, un método para analizar la realidad. El mismo método también debe ser actualizado, conforme vamos encontrando nuevos avances técnicos, científicos o filosóficos que nos sirvan para analizar la realidad a un nivel más fino. Marx trabajó con las armas que tenía en su época: el materialismo de Feuerbach y la dialéctica hegeliana. Estos le sirvieron de base filosófica.
¿Cuánto hay de hegeliano en Marx? No lo sé, todavia no estudié a Hegel (¡y no tengo muchas ganas despues de hojear La Ciencia de la Lógica!). Pero para mí más importante que eso es hacer nuestro propio trabajo de implementación y mejoramiento del método (la única manera de saber si algo funciona es probando). Nosotrxs hoy tenemos, por ejemplo, la teoría del caos, la teoría de la complejidad y la física cuántica que nos aportan nuevos paradigmas, a pesar de confirmar paradigmas viejos**. Por eso el trabajo de incorporar estos avances a nuestra cosmovisión me parece progresivo, y es lo que hace Roi en su libro
Hacia una autoliberación integral.
En definitiva, se trata de invertir la perspectiva que normalmente se tiene de la relación entre las ideas y la realidad. Nuestras ideas no tienen que plasmarse en la realidad, sino que la realidad debe plasmarse en nuestras ideas. Esto requiere que nuestros ojos estén siempre dirigidos a analizar el movimiento real (concibiéndonos, claro está, como parte de él, y no como observadores externos).
Quiero terminar con esta frase de Bonanno en su excelente texto
La tensión anarquista:
Es esto lo que normalmente no se os dice, es esto lo que no está escrito en los periódicos, es esto lo que no está escrito en los libros, es esto lo que la escuela calla celosamente porque esto es el secreto de la vida: no separar definitivamente el pensamiento de la acción, las cosas que se saben, las cosas que se comprenden, de las cosas que se hacen, de las cosas a través de las cuales actuamos.
* Para un ejemplo de esto, pueden ver el capítulo 9 del libro Los anarquistas en la crisis política española del cenetista José Peirats. En ese capítulo Peirats hace un repaso histórico de la situación agraria de la península, desde el feudalismo hasta la república, teniendo en cuenta factores geográficos, geológicos y económicos para explicar los políticos y culturales.
** Unos troskistas llamados Alan Woods y Ted Grant han escrito un libro recomendable llamado Razón y revolución, filosofía marxista y ciencia moderna. Este libro es recomendable como divulgación científica, pero también como ejemplo de lo que no hay que hacer respecto al trabajo teórico. Woods y Grant, en vez de analizar los diversos avances científicos para tomarlos como elemento de crítica y superación del materialismo histórico, se limitan a "comprobar" que el "materialismo dialéctico" era correcto.