Aquitania escribió:Pues, también habida cuenta de cómo se ha desarrollado este hilo, sí pienso que está bien aclarar si hablamos o no de cultura, territorio y paisaje o no, porque a mí no me queda nada claro (no ya si hablamos de cultura nacional, o de cultura social, o comunitaria, sino si estamos de acuerdo en hablar de cultura o de territorio).
Digo yo que sí, ¿no?
regan escribió:La ofrenda del pilar no es cultura, es la paja mental de un señor bajito con mucho dinero para hacer propaganda. La cultura va surgiendo, va cambiando y es colectiva, no se puede inventar ni se puede controlar.
Sal tú a la calle y grita eso el próximo 12 de octubre

. Fuera de bromas, la ofrenda a la virgen se ha convertido en una tradición de la que la enorme mayoría de los zaragozanos son devotos. Me imagino que Franco consiguió su objetivo, porque si ahora hablásemos de abolir esta pantomima anual nos encontraríamos con la oposición popular y espontánea de cientos de miles de garrulos. Si existe una cultura nacional es la que comentan Potlatch y Jorge.; la que nos transmite el Estado a través de la enseñanza, los medios de comunicación... y dentro de esta definición entrarían la virgencica y su ofrenda de marras. Yo a eso, igual que tú, me resisto a llamarlo cultura. Es un invento que nos han hecho tragar con embudo, y que justifica y legitima a la nación española, que ya ha quedado claro que no es más que humo.
regan escribió:Habrá alguna vez una cultura libertaria? No, yo creo que no. Porque la cultura se establece a partir de relaciones de proximidad y de compartir un determinado territorio.
Yo lo veo así, es el enfoque que le doy. Habrá distintas culturas con unos valores compartidos, los libertarios.
Yo creo que ya la hubo, en los tiempos en que el anarquismo tenía verdadero peso social. Hablo de la época entre 1870 y 1936. Desde Galicia a Baleares y desde Andalucía a Aragón, como un latigazo que sacudió a toda la Península, los anarquistas adquirieron una serie de costumbres y hábitos comunes: la constitución de ateneos y de sociedades de resistencia, un estilo muy concreto en su prensa, que dedicaba atención a cosas que la prensa burguesa convencional jamás habría mencionado y omitía otras que para los periódicos liberales eran motivo de portada... ¡si hasta podría decirse que tenían un estilo literario propio! En aquella época se escribían poemas, obras de teatro, cuentecitos cortos, todos ellos con unas características que eran iguales independientemente de si se publicaban en Barcelona o en Vigo, pero que no se daban fuera de los círculos libertarios. Ni siquiera los socialistas autoritarios hacían algo parecido. Aquellos rasgos eran patrimonio de los anarquistas. Se hacían grabados como churros. Tantos, que estoy seguro de que podríamos llenar el Prado con ellos si nos dejasen. Se organizaban certámenes de literatura socialista (a los que acudían mayoritariamente los anarquistas). Surgió la moda de decorar los locales con unos arreglos florales que hoy nos parecerían horribles, y también, aquello se hacía por todas partes, como común denominador del naturismo anarquista. A los niños se les ponían nombres como Eleuterio, Acracio/a, Libertad, Tránsito, Emancipación, Prometeo, Liberto, Justo, Floreal, Amapola, Germinal y demás. Se organizaban excursiones colectivas, algunas de ellas nudistas, al campo, independientemente del lugar del que hablemos.
La historia del desenvolvimiento del anarquismo en aquellos años es la de la superación de toda división territorial en favor de una idiosincrasia común, de un entendimiento y un hermanamiento que de otra forma no habrían sido posibles. En la década de los ochenta y los noventa del siglo XIX se produjo el enfrentamiento entre colectivistas y comunistas libertarios, en el que se llegó a amenazar de muerte por parte de un bando a miembros de reconocido prestigio del otro. Esta división, que parece ideológica, se concretó curiosamente en los obreros industriales de Cataluña y los campesinos andaluces. Los primeros eran mayoritariamente colectivistas, y los segundos comunistas. Y a pesar de la virulencia de aquella división, que casi fue una escisión irreparable, fueron capaces de superar el brete. Los militantes más conscientes de aquel momento no paraban de viajar, yendo de un punto a otro y conociendo a las gentes de cada lugar, llevándoles lo que se llamaba La Buena Nueva.
Y claro, esta cultura común se conjugaba con las costumbres locales de cada sitio, pero éstas se abordaban desde aquélla. Por eso hay jotas sindicalistas:
Que la virgen del Pilaaaar
no quiere que la llamen fascistaaaa
y viene de cotizaaaar
como buena sindicalistaaa
El único problema que tuvieron fue que mientras aquí el anarquismo ganaba enteros cada día, en el resto de Europa se fue al garete, especialmente después de la Primera Guerra Mundial, así que puede decirse que este proceso se vio limitado a la Península Ibérica.
En otro orden de cosas, hablando de las dificultades que pueden tenerse para explicarle a un andaluz cosas que para otro aragonés serían mucho más obvias, me viene a la cabeza algo que pasó hará poco menos de un año. Hablo del desdoblamiento de la línea 25 de autobuses urbanos de Zaragoza, que para quienes no lo sepan atraviesa la ciudad de punta a punta. Desde Miralbueno hasta La Cartuja, que son dos barrios rurales diametralmente opuestos. El caso es que esa línea es insufrible, porque cada autobús pasa más o menos cada veinte minutos (si no más), y a iniciativa de los vecinos de La Cartuja, o de su Ayuntamiento, se desdobló en dos, la 25 y la 52. Esto a los de Miralbueno les sentó fatal, no sé por qué, pero estaban convencidos de que eso iba a ser el desastre definitivo. Fueron días de mucha tensión en Estudio de Guardia. Imagínate a uno de La Cartuja yendo a Miralbueno a explicarse, le hubiera sido imposible. Y además, si no tenía cada barrio posturas unánimes, poco les faltaba, o los disidentes hicieron por pasar muy desapercibidos. Quiero decir con esto que marcar el ámbito geográfico en el que está la nación es siempre un acto aleatorio, y por tanto, como dice la Wikipedia, la cultura nacional es subjetiva. Miedo me daría darle un sentido ético a la cultura aragonesa o a la española.
estricalla escribió:Pablo (A) escribió:
Desarrollamos esas críticas hablando de cultura, territorio y paisaje, pero a nada de eso le ponemos la coletilla de nacional. No necesitamos hacerlo para llevar a cabo nuestra lucha.
¿Y lo de la Confederación Nacional del Trabajo?

Ah bellaco, estaba esperando esa pregunta desde que empezó todo esto. Ya ha respondido Jorge. muy bien, así que no me repito. Ya te cogeré ya...
Jorge. escribió:Designa un territorio llamado España. No una cultura común

. Siempre se ha dicho en la CNT que se emplea nación como sinónimo de territorio. Hablar de proletariado español, es designar al proletariado que habita ese territorio, cada cual de su padre y de su madre. El anarquismo español y los anarquistas españoles, de los que se han escrito toneladas de libros, son los que se desenvuelven en ese territorio. Fue el anarquismo el que dio características anárquicas a los trabajadores españoles. A pesar de sus prejuicios nacionales, de género, raciales o de otro tipo. Es justamente al revés. Para un anarquista lo que hay que hacer es destruir la cultura nacional.