Nihilistas rusos

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Los nihilistas rusos, por Nekrosis

¿Quiénes fueron los nihilistas rusos? Turgenev puso de moda el término nihilista con la publicación de la novela Padres e Hijos (1862). En ésta se narra el conflicto generacional que se estaba produciendo en la sociedad rusa del momento, de la década de 1860.

El nihilista de la novela, Básarov, aparece como un apasionado de las ciencias naturales, también como un joven insolente e irrespetuoso. Es un trasgresor de las tradiciones y un quebradero de cabeza para los viejecitos románticos. Éstos temen que esta nueva generación de jóvenes científicos, fríos positivistas acabe echando por tierra todo lo que se había tenido hasta ese momento por sagrado.

La brillante definición del nihilista que utiliza Turgenev es la siguiente: «Nihilista es un hombre que no acata ninguna autoridad, que pone en duda y no acepta ningún principio de fe, por muy respetable que sea».

Sin embargo, el término “nihilista” resultó escandaloso. La mayoría de jóvenes rechazaba esta denominación. Se llegó a calificar la novela de Turgenev como una falsificación de la realidad. Fue un pequeño reducto de jóvenes intelectuales los que se vieron completamente reflejados en el personaje de Basárov. La “vanguardia” de este movimiento se congregaba en torno a la publicación Russkoe slovo. El materialismo de Moleschott y Buchner, el positivismo comtiano, el naturalismo darwinista, la teoría del egoísmo racional y el realismo estético fueron algunos de los componentes ideológicos de la misma. Los nihilistas abrazaron el materialismo –y el ateísmo- de la época de forma casi fanática; todo elemento religioso o idealista era rechazado. El principal redactor de Russkoe slovo, y máximo representante del llamado “nihilismo” fue Dmitri I. Pisarev (1840-1868). Junto a éste destacaron Varfolomei Zaitsev y Nikolai V. Sokolov.

El clima político y social de la década de 1860 estuvo marcado por el activismo político de los movimientos de oposición al absolutismo zarista; principalmente por el terrorismo. La mayor parte de la población permanecía en la miseria y la ignorancia, por lo tanto la tarea social, política y cultural era cosa de la inteliguentsia, de los intelectuales.

En el seno del movimiento revolucionario ruso de la década de los ‘60 hubo dos posiciones diferenciadas; por una parte los populistas, y por otra los nihilistas. La principal diferencia estribaba en el papel conferido a la ciencia. Los populistas más radicales llegaban a rechazarla (así como todo intelectualismo) para emprender la llamada “ida al pueblo”. No fue el caso de personajes como Chernishevsky o Dobroliuvov, que contribuyeron a la difusión del materialismo. El radicalismo antiintelectualista de otros, sin embargo, los llevaba a sacrificar toda formación individual para entregarse enteramente a la causa del pueblo. Los nihilistas por el contrario vieron en la ciencia la base de todo progreso, abrazaron el positivismo. También consideraban que la emancipación individual era de mayor importancia que la emancipación social. Al contrario de los populistas no esperaban mucho del pueblo. Individuos libres en medio de una muchedumbre de esclavos, así se veían. «Multiplicad el número de hombres pensantes, he aquí el alfa y omega de todo desarrollo social», decía Pisarev. Los nihilistas rechazaron el socialismo agrario de personajes como Chernishevsky en pos de posiciones más negativas, sin programa social o político claro y más orientadas al desarrollo individual. El materialismo y utilitarismo de este autor era aceptado, pero llevado al extremo. Mas parece ser que el industrialismo también fue un componente de la ideología nihilista, en lugar del socialismo agrario.

Pisarev teorizó también sobre el egoísmo, que no es otra cosa que la aspiración natural del hombre a buscar placer en la vida, una forma de auto respeto. El egoísmo de los explotadores, sin embargo, generaba pobreza y ociosidad y resultaba poco económico. El egoísmo, según Pisarev, había de ser concebido de forma sensata: organizar de forma racional el trabajo, difundir conocimientos científicos, etc. «Los nuevos trabajan a favor de la humanidad, porque todo trabajo es útil a los humanos», decía éste. Aspirar a la utilidad era la clave.

En decir, además de ensalzar la ciencia, de despreciar el romanticismo y el sentimentalismo; los nihilistas rechazaban las obligaciones y prejuicios sociales y familiares, la autoridad ejercida por el Estado o cualquier otra institución sobre el individuo. La ética del nihilismo fue radicalmente individualista.

Comúnmente se confunde el nihilismo ruso con el anarquismo. El anarquista Bakunin criticaría los posicionamientos positivistas de los nihilistas rusos; el progresivo alejamiento del pueblo y de todo problema político y social para entregarse a una solitaria dedicación a la ciencia. Pisarev no se posicionó políticamente. Zaitsev y Sokolov, sí, y lo hicieron como anarquistas. Diferían, sin embargo, del anarquismo populista de Bakunin. Sokolov desarrollaría una forma de anarquismo individualista. Los nihilistas se centraban en la función cultural de la elite de “hombres pensantes” y veían el pueblo como un elemento pasivo.

Era ese mismo pueblo el que detenía el intento de magnicidio por parte del populista y terrorista Karakozov (1866). El pueblo veía al zar como un salvador y no como un tirano –ingenuo misticismo-. A pesar de esto no faltó la colaboración nihilista a las sociedades secretas rusas en la tarea terrorista. Aunque no por esto se debe confundir el nihilismo con el terrorismo (la más común falsificación histórica). Pisarev pasó cuatro años recluido en la fortaleza Pedro y Pablo, de 1862 a 1866 –donde realizó la mayor parte de sus artículos-, por un panfleto antigubernamental llamando al zaricidio. Moría el año 1868 trágicamente (ahogado). Con la muerte del máximo exponente del nihilismo terminaba también una década, la década del nihilismo. Los revolucionarios de la década de 1870 rechazaban las posiciones extremas “nihilistas” y “populistas” para combinar la cultura con la acción política y social. Ya era otra etapa.