Esta chica a la que vemos aquí rodeada de películas es la encargada de un kiosko en la ciudad de Lagos (Nigeria) que se dedica a vender cine del país. En Nigeria hay muchos kioskos de estos, en los que se venden películas producidas en el país -directamente para ver en vídeo doméstico- que se ruedan con pocos recursos y a gran velocidad y que se venden como rosquillas. Tanto tanto se venden que los yanquis ya han bautizado a la industria de cine del país como
Nollywood; tanto dinero mueven y tan populares son las películas que los islamistas no se atreven a pedir que se prohíba su difusión porque, aunque para ellos sea pecaminosa, es un negocio muy grande.
Aquí Nigeria, un país africano de ciento cincuenta millones de habitantes -durante unos años colonia inglesa- que, entre otras características notables, presenta la de alojar la segunda industria de cine más grande del mundo -por detrás de la de la India y por delante de Hollywood-:
El éxito del vídeo doméstico ha creado en Nigeria una industria cultural en pleno desarrollo, conocida en la actualidad como Nollywood… A finales de los ochenta y principios de los noventa, una nueva ola de directores comienza a realizar vídeos de gran éxito entre el público… El vídeo (por su bajo coste y fácil reproducción) permitió dar la espalda a las creaciones procedentes de Estados Unidos… supuso una estrategia exitosa al construir un marco soberano a pesar de la imposición cultural y económica de occidente… A partir de la década de los ochenta la alta dosis de violencia que se vivía en la calle, junto con la desaparición de las salas de cine y la mejora económica de una frágil clase media hizo que el home vídeo comenzara a despuntar; sin recursos, sin ayudas estatales o privadas pero con una idea clara: la de llegar a los hogares. Esta nueva generación de directores amateurs encontró la varita mágica para alcanzar el éxito comercial…
A comienzos de los noventa se puede situar el nacimiento del “home vídeo” en Nigeria: continuaban las altas dosis de violencia en las calles y los duros enfrentamientos entre las diferentes etnias, al tiempo que la apertura del país a las empresas extranjeras y la ligera mejora económica permitieron a muchos nigerianos adquirir equipos de televisión y vídeo… Las diferencias geográficas, lingüísticas y religiosas de las tres etnias principales, en un país de más de ciento sesenta millones de habitantes, marcaron la temática del tipo de vídeos de cada región… Kano, la capital del norte, es una de las más pobladas y activas económicamente del país, con más de tres millones de habitantes y una producción anual de más de ciento cuarenta películas, con un presupuesto medio de tres mil euros…
Estas películas dieron una salida profesional a muchos cómicos de la legua que recorrían las aldeas de Nigeria, aunque al parecer la temática es más urbana que rural, o más bien ruriurbana: tanto las dificultades de las gentes que viniendo de familias rurales ahora salen adelante en las grandes concentraciones urbanas de Nigeria, como las dificultades de nigerianos que emigran a países de Europa o Norteamérica. No se trata de documentales, sino de melodramas o comedias al estilo del país, con poco montaje -así la película se acaba antes-, interpretaciones exageradas propias de teatrillos escolares y duraciones cercanas a las tres horas.
(Aunque) se trata de una industria centrada en el aspecto mercantil donde lo importante es producir y vender de forma rápida… su aprecio entre un público al que le llegaban principalmente largometrajes americanos e indios es indiscutible. Su fuerza reside en que son creaciones realizadas por directores nigerianos para un público nigeriano, que mira al público de la calle, sin financiación externa y por ello, sin intromisión de los países extranjeros, una práctica que venía siendo constante desde la época colonial; y este hecho tiene fuertes connotaciones culturales pero también políticas y económicas, y no debe ser obviado.
Si son películas en las que el público de Nigeria -y de países emparentados- se reconoce, se podría decir que son películas con una componente realista. Y seguramente es así, aunque el público occidental no consideraría realistas a películas donde tienen un papel determinante la magia, los conjuros y los espíritus. Algunos ejemplos:
Living in bondaje (1992, Chris Obi Rapu) es la obra pionera. Grabada en lengua igbo, subtitulada en inglés y con más de ciento sesenta y siete minutos de duración, salió al mercado en VHS y alcanzó un gran éxito debido a su formato y temática; cuenta el ascenso social de un hombre tras la muerte de su esposa debido a un conjuro… En
Thunderbolt (2001), Thude Kelani plantea las complejas relaciones entre la medicina tradicional y la occidental, al tiempo que destaca las dificultades culturales existentes en un matrimonio de procedencias étnicas diferentes: Ngozi, una joven de la étnia igbo casada con un yoruba, recibe la visita de un espíritu que le echa el mal de ojo y le impide hacer el amor bajo pena de que el hombre muera al instante.
The mourning after (2004, Jimi Odomosu) es la historia de una cardióloga de éxito que desea tener un hijo varón y, tras ver cumplido su sueño, se enfrenta al espíritu de su marido por no haber asistido a su entierro.
Araromire (Kundle Afolayan, 2009) en la que dos amigos que quieren a la misma mujer se retan al encontrar una figura de la diosa yoruba de la buena suerte y la fortuna.
Esto revela que la cuestión de lo realista y lo objetivo es más subjetiva de lo que le gustaría a los aficionados a tener razón. En todo caso, la industria nigeriana del cine para casa parece ir viento en popa e incluso animarse a hacer películas para su difusión en circuitos más occidentalizados, habiendo producido incluso una serie para la famosa cadena yanqui HBO.
En el cambio de siglo, el "home video" ha pasado de constituir pequeñas producciones de escasos días de rodaje y poco presupuesto, a convertirse en producciones mucho más complejas técnicamente, películas que atraen a la clase media nigeriana y a una diáspora que no ha cortado los lazos con su país de origen. El "home video" se ha transformado en una industria que produce de mil a dos mil películas al año, inyecta entre doscientoS cincuenta a quinientos millones en la economía nigeriana y emplea de medio millón a un millón de personas… Nigeria es la segunda industria cinematográfica del mundo, por detrás de Bollywood y delante de Hollywood.
Como se ha dicho, muchas de estas películas tienen por tema las andanzas de nigerianos en países occidentales. Así, aunque los nigerianos nos van conociendo gracias no sólo al cine que se les manda, sino al que hacen ellos, se trata de un cine desconocido por nosotros. No deben ser películas para comprarse un montón con el que entretenerse por la tarde, seguramente nos resultarían tan aburridas como lo pueden resultar las películas que hacen en India para los cines del país, por su duración y su adaptación a costumbres que nos son ajenas. Pero un poco de curiosidad sí merecen, la curiosidad que deberían despertarnos unos vecinos -de planeta y a veces de piso- que no sólo han venido al mundo para servirnos de putas o jornaleros, sino que pueden hacer, por ejemplo, cine.
A ver si alguna televisión o distribuidora o institución pública se anima a preparar una selección para la educación de los habitantes de Spain. En Francia y Alemania ya se hace.
Los datos y citas provienen de un artículo de Alejandra Val Cubero publicado en la revista en línea de estudios sobre cine 'Secuencias':
https://revistas.uam.es/secuencias/arti ... /3811/4534