Dejen que cuente una anécdota de cuando militaba en IU, que tiene algo que ver con las cajas de resistencia...
Había un "compañero", de unos cuarentaytantos, al que parte de la "militancia vieja" lo ponía por las nubes, por haber militando en "el Partido" (PCE) desde joven y ser también sindicalista "destacado" (ahora mismo dirigente de un ramo sindical "potente" de CC.OO. en Canarias) durante un largo tiempo también.
La primera disonancia que me provocó dicho compañero fue cuando una noche me defendió el papel de CC.OO. al firmar el retraso de la edad de jubilación, ¡y casi que el propio retraso de la edad de jubilación como algo necesario!
Ahora, la segunda y para mí la más grave fue cuando, ante una huelga del sector del plátano, al pasarme por el sindicato y encontrármelo le pregunté si ya habían organizado una caja de resistencia. Su respuesta fue: "Yo no creo en las cajas de resistencia, porque las huelgas les tienen que costar a los trabajadores". Eso ya me dejó claro que era un capitalista convencido, o al menos un gestor convencido del mismo y difícilmente un compañero o alguien que creyese en el teórico papel revolucionario de su sindicato*, de su partido o de su coalición. Y/o aristocracia obrera de la chunga.
Y es que joder... NO.
Una huelga a quien le tiene que costar es al patrón, para que ceda. Cuanto más le cueste al patrón y menos al obrero, MEJOR. Pensar que la clase obrera es una caterva de irresponsables que si tuvieran facilidades estarían todo el día de huelga y harían saltar sus empresas y por tanto la economía por los aires es uno de los pensamientos más reaccionarios que se pueden tener. Y eso que ese escenario incluso podría ser compatible con uno de los principios de CC.OO.*. Es el pensamiento de mierda que hace indispensable a una clase dirigente, es el pensamiento que ha desarmado a los trabajadores hasta dejarlos en unas condiciones precarias donde hacer huelga es casi imposible porque no pueden asumir las consecuencias. Que con la mierda de salarios que hay hoy en día y la precariedad existente, muchos trabajadores no pueden permitirse huelgas, y menos una huelga indefinida que es la que más fácil hace al empresario ceder terreno, porque cada día de sueldo que pierda y cada cotización que tenga que pagar del resto de su salario lo puede dejar en la miseria, y por lo tanto su capacidad para aguantar una huelga puede ser inferior a la de la empresa. Es que hasta acentúa las diferencias intraclase, ya que al final quienes único van a poder hacer huelga (y por lo tanto, de defender o mejorar su posición) es aquel sector de la clase trabajadora que tenga capacidad de ahorro.
Es que incluso intentando interpretar dichas palabras de la mejor de las maneras posibles, la lucha obrera y la huelga no es una especie de martirio que hace la clase obrera para mayor gloria y épica de la misma, en la que tenga que sufrir enormemente para alcanzar la redención.
Lo que le hace falta a la clase trabajadora para ejercer de contrapoder económico fuerte son más cajas de resistencia y solidaridad y menos burocracia sindical (sin menospreciar otras iniciativas de economía alternativa). Más asambleas de trabajador@s donde ell@s mism@s discutan y decidan, pudiendo hacerlo, si la empresa puede soportar subirles el sueldo y una huelga para conseguirlo, para que así aumente su voluntad y capacidad de autogestionar la economía, y menos dirigentes que les mantengan en el infantilismo económico y les digan lo que tienen que hacer o que l@s condenen a huelgas miserables (tanto por lo precario de su desarrollo cómo por su inefectividad por incapacidad de sostenimiento) por tragar con el mantra que sin capitalistas l@s obrer@s no son nada.
Para mí un objetivo fuerte que nos deberíamos dar es la generalización de las cajas de resistencia y, mientras tanto, de solidaridad.
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* "Se orienta hacia la supresión de la sociedad capitalista y la construcción de una sociedad socialista democrática" todavía dice casi al comienzo de la declaración de principios de los estatutos confederales de CC.OO..
