La semilla permanece en el suelo
el grito fecundo de las musas
el sonido de la calma agitando el color
en el cuarto bajo el trueno
y estas rafagas desplazadas al palacio de los dueños
estas inesperadas iluminaciones
que florecen entre el chocar de las rosas
cuyas espinas picotean las horas de oro
los hilos de la madera
en medio de los imperios del dolor
una vez firmes los tallos
de aquel pobre lugar
partiran las tormentas de verano
quebraran el arsenal perteneciente a las hojas marchitas
del exquisito perfume frances
ese blanco negro
la silueta del viento
el sur y el norte
el odio sin ego
el desnudo con ropa
la libertad con visa
la justicia en el tribunal
lo que ha querido ser siempre
y ahora es nunca
la valentia y el miedo
esta semilla
arrollara a eso que embarga la sangre del corazon
y en un dia gris
las barridas y el ritmo de la calle
pasarancon las dulces fragancias
desmontaran una por una la escalinatas
de los versos espelusnantes del salon
Niugalioc