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17 años después de la ocupación los Mossos han entrado este lunes al mediodía a desalojar el centro social autogestionado Can Vies en el barrio de Sants de Barcelona. A la una del mediodía, en el momento de la llegada del despliegue policial –que incluye una grúa y un helicóptero– había once activistas en el interior del edificio dispuestos a resistir el desalojo, para el que había una fecha abierta a lo largo de este mes. Dos personas siguen en el interior del edificio y desde Can Vies alertan que un intento de desalojarlos "pondrá en riesgo su vida y la de los Mossos".
Fuera, en la Plaza de Sants se han reunido más de dos centenares de personas para mostrar su apoyo, vecinos del barrio y activistas de diversas edades, desde algunos de los que ocuparon Can Vies hace 17 años y hasta jóvenes estudiantes, que levantaban una pancarta ante el cordón policial, lo que ha provocado algunos empujones por parte de los Mossos. Después de dos horas ante el cordón, la concetración se ha dividido para cortar todos los accesos a la Plaza de Santos en señal de protesta. Mientras, convocando una manifestación a las 20h frente a la Estación de Sants.
Nueve de los activistas resistentes han ido saliendo progresivamente, sin que hubiera detenciones, y han sido recibidos con aplausos y gritos de solidaridad. Dos de ellas salían aún fuertemente atadas entre ellas por los brazos como parte de la acción de resistencia. Dentro, dos personas resisten atadas dentro de un búnker de hormigón con 15 bombonas de butano en el interior para evitar que la policía utilice herramientas perforadoras, según explica en un vídeo el semanario La Directa [1].
Las personas concentradas en el exterior han sido especialmente críticas con el hecho de que el desalojo se haya efectuado al día siguiente de las elecciones europeas. Los concentrados han dirigido gritos contra el PSC y CiU, los dos partidos que han pasado por el consistorio y con los que intentaron negociar la permanencia en el edificio que pertenece a Transportes Metropolitanos de Barcelona.
La plataforma en apoyo de Can Vies, que agrupa dos centenares de colectivos, estaba en negociaciones con el distrito de Sants-Montjuïc para encontrar una solución, pero la única alternativa que ofrecía el ayuntamiento era que abandonaran el edificio para que pudieran rehabilitarlo, y entonces las entidades podrían volver a utilizarlo a través de un acuerdo.
Pau Guerra, de la asamblea de Can Vies, explica que consideraron que esta propuesta era "una maniobra" para echarlos. "El edificio no necesita rehabilitación, llevamos 17 años trabajando, y no nos han concretado qué tipo de acuerdo tenían pensado", asegura, y añade que el consistorio tampoco hizo mención a ningún cambio en el plan urbanístico del barrio, que prevé el derribo de la finca.