¿Cómo es posible que en este planeta tan humano, los que mandan sean precisamente los que carecen de empatía con los que sufren, los que no sienten remordimientos por sus crímenes y los que no se paran ante nada para satisfacer sus delirios? Es muy simple la respuesta.

La inmensa mayoría de la población, es bastante tranquila, se conforma con ir tirando conforme a lo que dicta la costumbre. Comer, beber, dormir, echar un polvete, ir al cine y cosas de esas. No quiere problemas. Pero hay otro grupo de personas, minoritario, que tienen inquietudes, desean mandar, ser obedecidos, tener mucho dinero, follarse lo que sea por millares… Disfrutan viendo como los demás se mueven como marionetas. Y son capaces de desplegar enormes cantidades de energía de cara a obtener poder, ya que lo desean a toda costa. Tal vez por traumas infantiles, tal vez por un gen cabronario.

Así que se unen dos factores. Por un lado la pasividad natural de la mayor parte de la población. Por otra la voluntad inmensa de los sicópatas. ¿Quién tiene más posibilidades de hacerse con el poder? ¿Un vago y grasiento bebedor de cerveza, o un inquieto sicópata decidido a obtener mando-como-sea? Cierto, el segundo tiene más opciones de hacerse concejal.

Y de ellos, los más inteligentes, aplican sus artes en ámbitos en los que pueden legalmente joder al prójimo. Porque sicópatas no son solo los asesinos en serie, ni los pilotos de bombarderos. Sicópatas son montones y montones de jueces, de banqueros, de policías, de funcionarios de prisiones… ¡Claro! Una vez obtenido el poder, pueden emitir leyes justas que justifiquen sus sicopatías. Y todo el mundo, por mera costumbre, acabará viendo normal lo que es una locura como la copa de un pino, y actuando en consecuencia. Ese es el mundo en que vivimos. El mundo de la sicopatocracia.

Imagina que eres un cabrón que disfruta sobre todas las cosas, jodiendo al personal. ¿Dónde puedes hacer más daño? Pues haciéndose cura, evidentemente. Desde un arzobispado puede emitir edictos anti-condón para propagar el herpes genital, la gonorrea y el SIDA subsahariano. El hombre de Dios ni siquiera tiene que plantearse que vaya a asesinar a millones de personas. Simplemente dice lo que los demás tienen que hacer, y disfruta contemplando la Obra del Señor.

¿Quiere decir eso que todos los médicos son sicópatas? No. La mayor parte de los médicos son personas corrientes y molientes que solo quieren ganar su sueldo y echar una mano al enfermo. Lo que digo es que un sicópata puede hacer más carrera criminal como médico, que como decorador de interiores.

Entonces, recuerda: gente inquieta, con visiones de futuro, de grandes ideas reformadoras: muy peligrosa. Gente sin aspiraciones de ningún tipo, que se rasca el ojete: estate tranquilo.  Nunca un vago se planteó montar un campo de exterminio, ya que es demasiado trabajo. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.