Me pregunta la compañera Tormento Portales cuál es la actitud correcta para cambiar el mundo de manera racional e inmediata. Teniendo en cuenta que la empresa es ímproba, creo que es fundamental la educación. Precisamente he tenido un conflicto doméstico hace poco por haber enseñado un himno de Astrid Lindgren a los hijos de tres de mis sobrinas. La música ha calado hondo en sus espíritus. Ahora las criaturas se niegan a ir a la guardería y a la escuela, a comer fruta y a lavarse la cara. Sus "no" resuenan lúgubres por las paredes y a mí se me ha retirado el derecho a la merienda. He aquí el himno motivo del conflicto.
Voy a holgazanear que estupendo es vegetar
cuando luce el sol cuando hace calor
lo mejor es pasear.
La la la ra la la pasarse las mañanas
yendo de aquí para allá mirando las musarañas
Todo el tiempo perder que feliz yo voy a ser
sin nada que hacer sin obedecer el mundo recorrer.
La la la ra la la pasarse las mañanas
yendo de aquí para allá mirando las musarañas
Voy a gandulear no me gusta trabajar
que no hay nada igual como descansar
no hacer nada es ideal
La la la ra la la pasarse las mañanas
yendo de aquí para allá mirando las musarañas
Nadie me mandará lo que quiera comeré
no me lavaré, ni me dormiré que feliz yo voy a ser.
Mis intentos de explicar que ese es el camino para acabar con el paro y la guerra han sido vanos hasta ahora. Pero lo cierto es que por ser demasiado trabajoso, nunca un vago redomado ha declarado una guerra. Es más, ni siquiera ha estado en el desempleo. No mandar, no obdecer, no comprar, no vender. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.