En esta vida todo puede mal interpretarse, incluso tu nula capacidad de respuesta, incluso tus refutaciones inexistentes, incluso tus planteamientos vacilantes y vacuos, pero coincidirás conmigo en que es difícil hacer hermenéutica de la “nada”, esta no suele ofrecerse como susceptible de interpretaciones, y “nada” es lo que tú has ofrecido a este debate.
No una nada “creadora y destructora” al estilo stirniano, no una nada descreída, escéptica, y reflexiva al estilo nihilista, ni siquiera una nada apocalíptica o germinativa al estilo de las diversas cosmogonías… tan solo una nada “auxiliar y necesitaria”, pues esa parece ser tu máxima: “cuando no se sabe que decir lo mejor es gastar palabras para al final no decir nada”… tu “nada” es la de la sandez.
Esto estaría muy bien para cualquier mojiganga, interpretarías con bastante solvencia cualquier personaje humorístico que te propusieras… pero aquí simplemente buscamos contrastar opiniones, y aún ahora solo alcanzas a esbozar un ramplón bosquejo de las mismas. Voy a ser ingenuo una última vez, voy a dedicarme a plantear tan solo algunas ideas, y a confiar en mi propósito de que todo, y todos, tenemos la capacidad de la perfectibilidad.
No empezaré por recomendarte que te busques otros “referentes”, que dejes de convertir en palabras “sacrosantas” meras libelos que no han adquirido su categoría ni aún pasados a honrosas viñetas de cómics, no te pediré que extraigas tu “inspiración” del mero y vulgar “mercantilismo” que convierte a espantapájaros huecos en los ídolos que surten las paredes de numerosos adolescentes… tan solo te pediré que “bucees” y busques que se esconde detrás de tus infinitos “cultos”.
Centrémonos en tu “religión”, tu sentido “espiritual” o como quieras llamarlo. Podrías decirme que crees en el Dios de Abraham, que crees en el padre de Jesús, en el que profetizó Mahoma, en el que equilibra a Vishnu y a Shiva, o en las múltiples reencarnaciones de Siddhartha, en el Tao, en Zeus, en Quetzalcóatl, en Achamán, en los antepasados y animas del sintoísmo, o en los trabajados por el Palo Mayombe, en los respetados por el Vudú, que creas en un ser supremo repleto de energía, en Ra, en Baal, en Moloch, en Gog de Magog, en Satán o Luzbel, en la “Mater Natura”, en unicornios y pegasos, en marcianos y duendes, en fantasmas y monstruos; y todo eso no formaría parte más que de tu propio “imaginario” y “cuerpo de creencias”. Nada, absolutamente nada, tendría yo que objetarle a tus propias mentiras o verdades.
Sin embargo, deberías de reflexionar si tú mismo estas dispuesto a aceptar tu “religiosidad” como una emanación de tu propio “Yo”, o si por el contrario lo interpretas como un astro que debe eclipsar las creencias ajenas. Percátate de que mi “broma” sobre la muerte de Dios no podría ocasionarte “molestia” alguna si tu “Dios” fuera tan “personal” y “particular” como afirmas.
Cuando anuncié la muerte de Dios tuviste que escudarte en cuestiones “estilísticas” que, ante la pobreza de tu propio estilo, tuvieron que desvanecerse rápidamente… después la “preeminencia” giraba entorno a Nietzsche, debate ante el que pronto plegaste velas por tu desconocimiento del mismo (lo cual no tendría nada de malo, sino fuera porque te declararas como un “acolito fanático” del “admirable” Friedrich)… y ahora, finalmente, hemos tenido que girar para volver al mismo sitio, lo que te molesto no fue nada de lo ya expuesto, lo que te irrito fue que proclamara que “Dios”, como toda entelequia, era idea “muerta”.
Si tu “Dios” fuera un ser residente en “tu interior”, y en el mundo que “percibes” ¿Por qué tendría que molestarte que cualquiera anunciara la muerte de la infinidad de Deidades existentes?, ¿Acaso relacionas a alguna de ellas con la “tuya”?, ¿Acaso no contradice eso tu sensación subjetiva que recreas en la personificación de un “Dios propio”?, ¿Acaso puede molestarme que se anuncie las muerte de la autoridad salvo si soy “autoritario”?.
Te molestó que se anunciara la muerte de “Dios”, no por tus personales creencias y criterios, te sentiste ofendido, tocado y vulnerado, porque ese “Dios” muerto era también el tuyo, le des el nombre que le des, porqué tú eres una de las plañideras en su funeral, porqué tu visión religiosa no es personal ni original, porque tú maldices, como ya has dicho, la disolución de las ideas “jerárquicas”, la consecución de mi “ateísmo”… pues compréndelo bien, el ateísmo es solo la ratificación de la “no creencia” y a mi eso se me ha quedado corto, aunque tu Dios, o cualquier otro, fuerzas paganas o cristianas, del Oeste o del Este, se me plantaran en mi cara, seguiría sin creer en ellos, no es su existencia lo que yo niego, la cual me trae sin cuidado, es su poder sobre mi… esto no es simple “ateísmo”, pues no solo niego, es “anti-teologismo” pues “destruyo”: es la impugnación de toda pretendida “superioridad divina y espiritual”… y si tu “Dios” es personal, en nada tendría que afectarme, es como tu ideología, tu filosofía, tu moral o tu ciencia, son trastos que solo a ti te corresponde cargar… pero el hecho de que hayas actuado con tanta “susceptibilidad” ante la impugnación de los “dioses” generales y mayestáticos, solo demuestras que tu “Dios”, velador de tus incognoscibles energías, no se conforma con inocularse en tu cabeza, como toda abstracción necesita propagarse, el desdichado invento aspira a convertirse en “Tirano”… y como todos los “Dioses”, pobres e inexistentes criaturas, no son más que lo que los Individuos hacen de ellos, coincidirás en que si tu “Dios” se ofende ante la “blasfemia” y el “sacrilegio” es un patético candidato a “Déspota”, y si tu eres el “titiritero” que mueves sus hilos, el déspota, debes ser Tú.
No quiero hablarte sobre la inexistencia de Dios, cualquiera que sea su forma, ni desacreditar sus corolarios en forma de “energías extraterrenales”, o de las “emanaciones de la Madre Gea”, pues son temas tan personales como las preferencias y gustos cromáticos. Algunos Anarquistas han sido creyentes, desde luego no de una forma “jerarquizada”, creían en un “ente” al estilo de los masones, un gran “arquitecto” que diera explicación al mundo contrastando las teorías evolucionistas, otros se alejaban de ideas supersticiosas o de justificaciones “pragmáticas” al “porqué” del universo, y tan solo se declaraban “cristianos”… no porque creyeran en Dios, o en Jesús como hijo del mismo, tan soplo porque encontraban en el evangelio una suerte de ideas “revolucionarias” y “redentoras”, veían a “Cristo” como un filosofo de la “trasformación” humana, tal y como otros veían a Lao Tsé, a Zenón, a Pascal, a Marx o a Nietzsche… este es el caso de Oscar Wilde, y en su vertiente más teísta, el de Tolstoy.
¿Tu creencia en “Dios” se ajusta a una “explicación universal”, o como has dicho a una sensación “interna”? Sea lo primero o lo segundo, una cosa solo trata de satisfacer las dudas de tu “racionalidad”, y la otra de darle respuesta a tus estímulos “sensitivos”… yo no me río, ni de ti, ni de tus creencias, se, piensa y siente como quieras.
Ahora bien, ¿De donde surgen tu incomodidad e irritación porque se vulneren y asesinen ideas generales que nada tendrían que ver con tu particular sentir? Si yo digo “Muerte al Rey, a la Patria, a la Ley, al Amo y a Dios”, tú solo podrías molestarte si fueras alguna de esas cosas, o si justamente tú defendieras, o sintieras emanar de ti, algunas de esas cosas. Y he aquí el dilema, o eres un mentiroso derromado (ante lo que no hago ningún reproche) y tu “Dios” no es ninguna “afluencia sensitiva e interina”, si no un “Dios aglutinante y devorador de amorfías”, o estas tan confundido que ni siquiera sabes lo que defiendes, pues de lo contrario ningún motivo tendrías para que mis palabras te hicieran sentirte aludido.
Fuera como fuese, esto nos retrotrae al inicio del debate, te has ofendido, ergo, tu “Dios” no se conforma con esclavizarte a ti y se molesta cuando cualquiera reniega de él y sus compinches. Créate tu propio “patria” con banderola e himno, tu propia “monarquía” con tu corona y armiño, tu propia “ley” con tus decretos y subterfugios, y tu propio “dios” con sus milagros y decálogos, pero no intentes jamás que lo demás se conviertan en “patriotas” de tu “patria”, en “súbditos” de tu “monarquía”, en “ciudadanos” ante tu “ley”, ni en respetables “creyentes” de tu “dios”, de lo contrario todas esas abstracciones no serán más que un amargo fruto de la propia Tiranía.
Tu “suspicacia” demuestra que tu “Dios” no se conformaba con revolotear por tu estomago y se sentía damnificado cuando alguien escupía en sus “virtudes”, pero sobre todo, tu innoble y humillante culto por el “elitismo”, sangrantemente evidente en tus primeros mensajes, no hace más que demostrar que no te vasta con crearte una “entidad” que te someta, buscas que los demás se arrastren por el mismo fango.
Tu gusto servil por los Sade, Nietzsche, Marx o Sorel solo demuestra que no te gusta entender o cuestionar a sujetos tan vulnerables a la falsabilidad como tú mismo, solo te gusta “acatarlos”, “ingerirlos” y “asumirlos”, aún sin comprenderlos, ni asimilarlos, un apego tácito a todo lo que rezume “fuerza” aun cuando esta fuerza pueda significar “debilidad” y convertirte en prisionero de si misma.
Un caso paradigmático es el de Sorel, pro-Anarquista cuando el movimiento estaba en auge en Francia, cuando la violencia más temida provenía de sus manos, pro-bolchevique cuando la Revolución de Octubre, y fascista cuando los totalitarismos de nuevo cuño empezaban a despuntar. Me atrevo a decir que todas las tautologías manidas que vomitas contra el anarquismo se basan únicamente en los parrafitos que Nietzsche nos dedicó, uno en los que solo demuestra su terror ante una cosmovisión que no contemplaba su “bien amada” autoridad, ante un potencial sistema sin “amos y siervos”… lo que le asustaba a Nietzsche es que esos “nuevos cristianos” (como él nos llamaba) no solo sabían recibir la muerte sino que, algunos, de vez en cuando, también sabían darla… ¡Horror! En la mente de un buen burgués, pues los hachazos tajaban el tronco de las podridas y pretendidas “casta superiores”, el tronco de la babosa molicie pecuniaria.
Tú, siguiendo el ejemplo de uno y otro, deambulas por estos lares porque es el único sitio donde se te escucha y hasta toma en serio (aunque he de reconocer que, si las circunstancias no varían mucho, este será el último mensaje en que lo haga), pero sin embargo, te causa pavor algo que esta dispuesto a volatilizar tu esquema elitista de “arriba y abajo”, algo que barra la “verticalidad” y permita que cada uno sea cuanto quiera y pueda ser.
En tu interior, a través de “dios”, de la “aristocracia”, o de otras ínfulas mal digeridas, solo se almacena el miedo burgués al contemplar una época en flagrante decadencia.
De lo contrario, fíjate bien, no quiero que me contestes a nada de lo que te he expuesto, no hace falta que refutes una sola línea, no te pido ni te reclamo nada más que una sola respuesta ¿Qué opinas sobre la autoridad?, ¿Cómo la sientes e interpretas?, responde solo a esa cuestión y dependiendo de tu respuesta comprobaras donde se haya la verdadera naturaleza de tu “dios”, tu idolatría hacía una “aristocracia” que podría asentarse sobre tu propia cerviz, y la idolatría que le dedicas a hombres hechos olvido, y manidos pliegues de papel.
Por mi parte, conozco bastante mi capacidad para disentir aún de la más amplia asamblea o del intelectual más augusto, tendré menos facultades que unos y que otro, pero a ninguno le guardo ningún respeto… para mi esos “viejos nombres del pasado” son compañeros con los que discrepo más o menos, a los que invalido o reconozco, de los que cojo o siego, pero mientras yo estoy dispuesto a escupir sobre cualquier símbolo, tu has adquirido la insana costumbre de lamerlos… ¡Palabra de Anarquista!, pues si quieres ver lo que opino de la palabra de Dios, esta ligera pero interesante canción te contestará a ello:
http://aivanarquistas.blogspot.com/2008 ... merde.html
“El Buen Dios en la Mierda” decía Ravachol, y en palabras algo menos prosaicas, más elaboradas, pero igual de ciertas, nos decía Faure: “Y cuando te hayas emancipado de los dioses, de cielo y de la tierra; cuando te hayas desembarazado de los tiranos de abajo y de los tiranos de arriba; cuando hayas realizado ese doble gesto de liberación, entonces, solamente, ¡oh, hermano!, saldrás del infierno en que te hayas y realizarás tu cielo. Dejarás las tinieblas de tu ignorancia para entrar de lleno en las puras claridades de tu inteligencia, despierto ya de la influencia letárgica de las religiones”.