¿Qué es el comunismo de consejos?

¿Qué tienen en común el Anarquismo y el Comunismo? ¿Qué separa y une a estas dos formas de organizar la sociedad? ¿Nuestro fin es el mismo? Stalinistas, leninistas, marxistas y marxistas libertarios. ¿En qué se diferencian entre sí? ¿Y en qué se parecen?
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Ricardo Fuego
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¿Qué es el comunismo de consejos?

Mensaje por Ricardo Fuego » 14 Jul 2005, 01:42

LOS ORÍGENES DEL COMUNISMO DE CONSEJOS (o comunismo anti-leninista)

Como teoría, el comunismo de consejos comprende las aportaciones de diversos teóricos procedentes de la izquierda comunista alemana y holandesa, desarrolladas al calor de la experiencia de la lucha revolucionaria en Alemania de 1918 a 1919, pero también de la propia revolución rusa de 1917. No obstante, las izquierdas comunistas alemana y holandesa, ambas muy entrelazadas, combinan dos elementos singulares:

1º) una tradición teórica propia, procedente de la izquierda revolucionaria holandesa, con:

a) la influencia del socialismo libertario durante la época de la AIT en la fundación del socialismo revolucionario holandés y
b) luego con la influencia del pensamiento de Joseph Dietzgen, que llegara por su cuenta, ya en la época de Marx y Engels, al materialismo dialéctico, aportando una formulación original que presta especial relevancia al factor espiritual. De ahí que los comunistas holandeses diesen una importancia determinante al factor espiritual (la conciencia, pero también hasta cierto punto la psicologia) y su unidad con lo material, entendiendo la victoria de la revolución como determinada por el desarrollo espiritual de la clase obrera, como "una victoria del espíritu".

2º) una tradición práctica diferente, en particular por la ruptura más temprana y profunda con la socialdemocracia:

a) Por una parte en Holanda, en el ala izquierda del Partido Obrero Socialdemócrata Holandés (SDAP), que ya en 1909 fue expulsada y formó otro partido socialdemócrata con una orientación independiente, hasta que con el estallido de la I Guerra Mundial se produjo una nueva ruptura. En todo este proceso hay una continuidad en la corriente teórica marxista agrupada en torno a Herman Gorter, Henrriete Roland Host, Anton Pannekoek y otros, los llamados "tribunistas" holandeses.
b) Por otra parte, en Alemania la ruptura con la socialdemocracia no partió realmente de la Liga Espartaco, sino de otros grupos más avanzados que se orientaron, ya desde los primeros años de la I Guerra Mundial, a la crítica del parlamentarismo y el sindicalismo. Así, cuando la Liga Espartaco rompió con el USPD (los socialdemócratas independientes) para formar el Partido Comunista de Alemania (KPD) en 1918, la mayoría del KPD estaba ya formada por otros grupos (particularmente, los ISD -luego IKD-, socialistas -luego comunistas- internacionales de Alemania, escindidos del SPD en 1916). Esta mayoría impuso en la fundación del KPD una orientación contraria al parlamentarismo y al sindicalismo, por la lucha por el poder de los consejos obreros. Solamente con la expulsión, mediante maniobras, de la mayoría del partido después de la muerte de Luxemburg y Liebknecht, pudo el KPD volver al redil reformista y ser bolchevizado. Poco después, en 1920 la oposición expulsada formó el KAPD (Partido Comunista Obrero Alemán), siguiendo la orientación antiparlamentaria y antisindicalista original.

La solidez y profundidad de la tradición teórica de la que hablamos, y su experiencia de lucha contra el oportunismo ya antes del estallido de la I Guerra Mundial, es lo que explica que Anton Pannekoek, luego el teórico más importante del comunismo de consejos, no sólo fuese un teórico marxista reconocido amplicamente en la izquierda alemana y holandesa en la época socialdemocrática, sino que ya criticase a Kautsky en 1912 (en los artículos: "Acciones de masas y revolución", y "Teoría marxista y táctica revolucionaria"), mientras que Lenin tardó bastante más en descubrir que su "maestro" era en realidad un "renegado".


LA CRÍTICA DEL BOLCHEVISMO

Con el desarrollo de la revolución alemana y de la comprensión crítica del bolchevismo y de la revolución rusa -que ya comienza en la misma Rosa Luxemburg-, se definieron las posiciones de la corriente germano-holandesa, oponiéndose a la dictadura de partido, analizando la revolución rusa como una revolución semiburguesa en la que el proletariado seguia explotado, ahora por el capitalismo de Estado. Por eso la ruptura con la III Internacional se hizo inevitable. Ya toda la relación entre la izquierda revolucionaria germano-holandesa y la III Internacional dirigida por los bolcheviques fue una relación llena de conflictos, cuya representación teórica fue el folleto de Lenin "El izquierdismo" y su contestación mediante la "Carta Abierta al camarada Lenin" de Herman Gorter.

En un principio las diferencias se presentaron sobre todo como diferencias tácticas sobre la inclusión de los partidos reformistas en la III Internacional, la táctica de participación en el parlamento y en los sindicatos, etc., pero finalmente se llegó a la conclusión de que estas diferencias tenían en su fondo el carácter capitalista de la revolución rusa ya desde la toma del poder por los bolcheviques, determinado por la ausencia de condiciones para el socialismo (el desarrollo de las fuerzas productivas al nivel capitalista, especialmente el desarrollo del proletariado mismo, la fuerza productiva más importante) y por la inmadurez del proletariado, cuya ausencia de conciencia revolucionaria el bolchevismo compensaba mediante la intensificación sustitucionista del papel del partido revolucionario y la relación de subordinación vanguardia-masas. El bolchevismo no podia ser otra cosa que una forma radicalizada de socialdemocracia, dirigida por la intelectualidad revolucionaria rusa, con Lenin a la cabeza.

La verdadera ruptura con la socialdemocracia empezó, a nivel teórico, cuando se comprendió que el "socialismo de Estado" -que está en la base histórica del pensamiento socialdemócrata- y la subordinación de la masa a los jefes, de la clase al partido, etc., son concepciones burguesas incapaces de conducir en la práctica a la emancipación del proletariado. Una "socialdemocracia revolucionaria" es, entonces, una contradicción en términos. Y no basta, como hicieron los bolcheviques, con cambiar de nombre al partido. Tampoco, como hiciera Rosa Luxemburg, con enfatizar el papel de la espontaneidad.

La izquierda comunista germano-holandesa comenzó por desarrollar una concepción diferente del papel del partido, de la superación de los sindicatos como formas de organización y del sindicalismo como forma de lucha. Rápidamente, se fue desarrollando la crítica del partido político mismo, abogando por la "organización unitaria" (sin división sindicato/partido) primero, luego defendiendo su reemplazamiento por grupos teoricos orientados a ayudar al proletariado a clarificarse.

La superación del sindicalismo se concretó en las Uniones Obreras, que al contrario de lo dice Lenin en su "Izquierdismo", fueron el resultado de un proceso de autoorganización del proletariado, de su fracción más avanzada. La lucha de clases tenía que seguir su curso y lo hizo, rompiendo la paz social forzada impuesta por los sindicatos durante la guerra, lo que, combinado con la usurpación socialdemócrata de los consejos obreros formados en 1918, obligó al proletariado en 1919 a la generalización de las huelgas salvajes y a organizarse mediante delegados revolucionarios de fábrica. Este proceso culminó en 1920 en la formación de la AAUD (Unión Obrera General de Alemania) -paralelamente, pues, a la formación de KAPD, pero siendo este una minoria dentro de la AAUD. La base teórica de la AAUD fue el desarrollo, inspirado en parte en la IWW americana (pero con un carácter revolucionario, no orientado a la lucha por reformas), de los conceptos de "organización de fábrica" (organización sin distinción de oficios) y "Unión Obrera" (unión de organizaciones de fábrica) como nueva forma de organización revolucionaria destinada a reemplazar a los sindicatos y a constituir la base para la formación de nuevos consejos obreros, una nueva forma que ya no era una "organización económica", sino que asumia ya un carácter político y no aceptaba acríticamente la existencia de partidos políticos. La idea de una "organización unitaria", a la vez económica y política, orientada a suprimir la necesidad del partido, fue ya una idea que se remontaba a años atrás, y evidentemente opuesta a la tendencia del KAPD, que aunque concebía el papel de la vanguardia como impulsar el desarrollo de la conciencia de clase, seguia creyendo en la necesidad de que el partido hegemonizase políticamente a la AAUD.

Después de la derrota de la revolución alemana y con el curso de la revolución rusa, todas estas concepciones y herencia teórica se desarrollarian en profundidad y extensión por parte de los teóricos más importantes del comunismo de consejos: Anton Pannekoek, Otto Rühle y Paul Mattick.

Es importante, finalmente, distinguir entre los "comunistas de izquierda" que era la denominación de la oposición al bolchevismo en la III Internacional, y el "comunismo de consejos", denominación que sirve para diferenciarse radicalmente del bolchevismo tanto como de sus críticos "de izquierda". Pues los comunistas de consejos consideran el bolchevismo como una distorsión burguesa del marxismo original y rompen radicalmente con toda la tradición socialdemócrata.

El comunismo de consejos se extendió en pequeños grupos de diferentes países en el contexto de reflujo posterior a la I Guerra Mundial Aún en la época de la participación en la III Internacional y durante algo después hubo una gran influencia sobre el grupo británico en torno a Sylvia Pankhurst y el periódico Worker`s Dreadnought. Posteriormente, en los años 30, cuando la AAUD se había deshecho y descompuesto y el KAPD se redujo a un grupúculo, se formó en Alemania la KAUD (Union Obrera Comunista), que estaba en contacto con un reducido grupo en Holanda, el GIK (Grupo de Comunistas Internacionalistas). La KAUD y el GIK sacaron sus lecciones de la experiencia de la AAUD, comprendiendo que la construcción de Uniones Obreras revolucionarias y de masas (la AAUD llegó a tener más de 100.000 miembros) solamente seria posible en una situación de ascenso revolucionario y que en otras condiciones se reducían a un núcleo avanzado (esto era la Union Obrera Comunista) que debia orientarse a fomentar la autoorganización asamblearia de masas en las luchas inmediatas.

Después de la II Guerra Mundial sobrevivió en la forma de pequeños círculos teóricos, a través de publicaciones como la International Council Correspondence dirigida por Paul Mattick -que habia emigrado a los EEUU y formado un agrupamiento revolucionario dentro de los IWW-. Posteriormente revivió en la década de los 70 con el ascenso de la lucha de clases, pero no ha llevado a la formación de organizaciones significativas, o bien estas han degenerado hacia planteamientos sobrepasados, mezclando o diluyendo el consejismo en el comunismo de izquierda (como algunos grupos que integraron la actual Corriente Comunista Internacional) o en el anarquismo (como en Gran Bretaña). O también reduciendo el comunismo de consejos a una ideologia absorta en el culto a la espontaneidad y la autoorganización de las luchas obreras, lo cual al final acaba en la disolución total de los grupos que defienden esto, pues su propio papel se vuelve insignificante en la práctica.

Pero la descomposición de los agrupamientos revolucionarios es un resultado histórico general de la lucha de clases. Si el leninismo ha tenido mayor relevancia histórica ha sido precisamente gracias a su deriva claramente reformista y oportunista -y no en poca medida al poder económico del "bloque soviético"-. Lo cierto es que la verdadera ruptura generalizada, internacional, de la clase obrera con el reformismo, está aun por lograrse, y esta es la razón por la que las formas de pensamiento revolucionario más avanzadas tenían que ser tanto más minoritarias -y a la inversa, las más capitalistas, las mayoritarias-. Incluso sólo a partir de los 70 se ha comenzado a prestar atención a la importancia de profundizar en el pensamiento original de Marx, especialmente en todos los escritos inéditos (los Manuscritos de París, los Grundrisse, el capítulo inédito del tomo I de El Capital, artículos sueltos, etc.). En la actualidad, el declive, ya en un estadio abierto, del capitalismo mundial, es lo que está estimulando de nuevo la formación de grupos revolucionarios y la actualización del pensamiento marxiano.

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_nobody_
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Mensaje por _nobody_ » 14 Jul 2005, 07:06

Te falta hablar de la AntiParliamentary Communist Federation de Gran Bretaña, formada en 1920 y que hasta la fundacion del GBCP fue el "partido" comunista mayoritario. Fue una organización en la que se mezclaban anarquistas y marxistas.
...vive como piensas o acabarás pensando lo que vives...

Tirín

Mensaje por Tirín » 14 Jul 2005, 08:11

He notado que dentro de la corriente de comunismo de consejos se hace una crítica al sindicalismo.

¿La misma crítica la toman al hablar del anarcosindicalismo?

Invitado

Mensaje por Invitado » 14 Jul 2005, 09:24

Hay que tener en cuenta que el comunismo de consejos se desarrolló en paises en los que el anarcosindicalismo y el sindicalismo revolucionario era inexistente o por lo menos muy marginal como Alemania o Gran Bretaña. Por otro lado los primeros consejistas estaban todavia influidos por la revolución rusa -soviets- y por las teorias antisindicalistas de Lenin. Y si juntamos esto con el rechazo a los sindicatos reformistas de aquellos paises, podremos entender por qué fueron más o menos antisindicalistas.

Por cierto, que los consejistas alemanes muchas veces salieron, o vinieron de la FAUD sin mayores problemas ideológicos.

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Manu García
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Mensaje por Manu García » 14 Jul 2005, 14:12

Y lo mismo sucedió con los húngaros y los IWW, por ejemplo.
"No más derechos sin deberes, no más deberes sin derechos"

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Ricardo Fuego
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Mensaje por Ricardo Fuego » 14 Jul 2005, 18:07

La posición del consejismo ante los sindicatos queda clara en este texto de Pannekoek:

Para luchar contra el capital hay que luchar también contra el sindicato

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Manu García
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Mensaje por Manu García » 14 Jul 2005, 19:14

Ya, ya conocemos la posición del marxismo en general sobre los sindicatos y el sindicalismo.
"No más derechos sin deberes, no más deberes sin derechos"

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Ricardo Fuego
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Mensaje por Ricardo Fuego » 14 Jul 2005, 22:27

Siquiera has leído el texto o hablas de puro prejuicio??

A ver, haz un resumen de "la posición del marxismo" sobre los sindicatos...

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Manu García
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Mensaje por Manu García » 14 Jul 2005, 23:04

Paul, no hablo por hablar ¿por qué lo dudas?

Todas las corrientes marxistas que conozco consideran al sindicato:
- como un instrumento de segundo orden en la lucha de clases, válido como correa de transmisión del Partido y/o
- como una forma organizativa que sólo es capaz de conseguir pequeñas reformas dentro del sistema, en ningún caso de superarlo o
- directamente como una forma contrarrevolucionaria

Hay otros marxistas que consideran que la lcuha de partidos y sindicatos pudo tener sentido hasta la I Guerra Mundial, pero después no, convirtiéndose claramente en contrarrevolucionaria, ante la nueva fórmula que representan los consejos de fábrica.
"No más derechos sin deberes, no más deberes sin derechos"

Invitado

Mensaje por Invitado » 15 Jul 2005, 00:05

Paul, no hablo por hablar ¿por qué lo dudas?
Porque he dejado un link a un texto donde las posiciones del consejismo se definen positivamente y me has respondido con lo de "las posiciones del marxismo" en vez de hacer una crítica concreta.
Hay otros marxistas que consideran que la lcuha de partidos y sindicatos pudo tener sentido hasta la I Guerra Mundial, pero después no, convirtiéndose claramente en contrarrevolucionaria, ante la nueva fórmula que representan los consejos de fábrica.
Yo reemplazaría la palabra contrarrevolucionaria por reformista, porque no estamos en una situación revolucionaria. Creo que el caracter reformista de los sindicatos (y de los partidos políticos, sobre todo los parlamentaristas) es bastante obvio.

Y en tiempos de revolucion, todo lo reformista es contrarrevolucionario, y los sindicatos lo han demostrado plenamente, obstaculizando el accionar autónomo de los trabajadores (la CNT en la revolución española) e incluso (en la Alemania de 1918 y en mi país en los 70) creando grupos armados de choque utilizados contra lo mas revolucionario del movimiento obrero.

En mi opinión, todo lo que obstaculice el accionar autónomo del proletariado va contra la revolución.

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Manu García
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Mensaje por Manu García » 15 Jul 2005, 17:32

Porque he dejado un link a un texto donde las posiciones del consejismo se definen positivamente y me has respondido con lo de "las posiciones del marxismo" en vez de hacer una crítica concreta.
Porque en la minusvaloración del sindicalismo, considerado reformista, todo el marxismo coincide. Nada nuevo bajo el sol.
Yo reemplazaría la palabra contrarrevolucionaria por reformista, porque no estamos en una situación revolucionaria. Creo que el caracter reformista de los sindicatos (y de los partidos políticos, sobre todo los parlamentaristas) es bastante obvio.
Consideras toda acción coordinada de los trabajadores en el terreno de la lucha de clases concreta y diaria (sindicalismo, te pongas como te pongas) como reformista. Lo cual es lisa y simplemente falso. Todo avance en la condició obrera ha venido por ese camino. Y así continuará siendo.
Y en tiempos de revolucion, todo lo reformista es contrarrevolucionario, y los sindicatos lo han demostrado plenamente, obstaculizando el accionar autónomo de los trabajadores (la CNT en la revolución española) e incluso (en la Alemania de 1918 y en mi país en los 70) creando grupos armados de choque utilizados contra lo mas revolucionario del movimiento obrero.
Como es falsa la primera premisa (sindicalismo necesariamente reformista), es falso tu desarrollo posterior.

La CNT fue la que hizo posible la revolución española. Y es la mejor manifestación de accionar autónomo de los trabajadores que ha existido por el momento.

En la Alemania de 1918 fue la socialdemocracia (includas sus organizaciones obreras) la que frenó el movimiento revolucionario.

Tu país supongo que es Argentina ¿qué me dices de la FORA?
En mi opinión, todo lo que obstaculice el accionar autónomo del proletariado va contra la revolución.
Estoy de acuerdo. Por eso soy anarcosindicalista.

Por cierto, no necesariamente los consejos son autónomos, autogestionados e independientes. Al igual que los sindicatos.
"No más derechos sin deberes, no más deberes sin derechos"

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Alquimista loco
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Mensaje por Alquimista loco » 15 Jul 2005, 17:52

Sindicato es una palabra muy vacía hoy en día, ya que por sí misma no indica nada. Cuando se habla de reformismo y contrarrevolución... ¿Me podéis explicar las actitudes reformistas y contrarrevolucionarias?

¿La denuncia y exigencia de una jornada de ocho horas fue reformista? ¿Es reformista pretender hoy en día que, por ejemplo, no se exploten niñas para hacer la ropa de otras niñas con más dinero? ¿Es antireformista y revolucionario dejar que se mueran de hambre hasta que triunfe la revolución social?


Saludos.

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Chimaera monstrosa
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Mensaje por Chimaera monstrosa » 15 Jul 2005, 17:57

No tengo respuestas para unas preguntas tan complicadas.

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Manu García
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Mensaje por Manu García » 15 Jul 2005, 17:58

¿La denuncia y exigencia de una jornada de ocho horas fue reformista? ¿Es reformista pretender hoy en día que, por ejemplo, no se exploten niñas para hacer la ropa de otras niñas con más dinero? ¿Es antireformista y revolucionario dejar que se mueran de hambre hasta que triunfe la revolución social?
Claro, alquimista, ya se sabe "cuanto peor, mejor". Sino, nos "aburguesamos".

Y que los prusianos derroten a los franceses, que así el capitalismo avanzará y será mejor. Porque, ya sabes, que el capitalismo sólo dejará paso al socialismo cuando haya llegado al máximo de su desarrollo.

Así que, hala, a dejar que se desarrolle ¡no le vayas a poner obstáculos! Cuando antes se haya desarrollado, mejor, porque antes llegarán esas contradicciones internas que lo harán perecer. ¿Para qué hacer nada, hombre de dios, si las contradicciones ya harán lo suyo? ¡Eso es voluntarismo! Y anarquismo. Lagarto, lagarto...
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Alquimista loco
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Mensaje por Alquimista loco » 15 Jul 2005, 18:05

Ahí es a dónde quiero yo llegar. Yo quiero la revolución para que todas las personas vivan en condiciones dignas, y no al revés. ¿Se puede menospreciar la dignidad de la vida de las personas para así llegar antes a la revolución, hasta el punto de que la pasividad ante la injusticia de ahora sea revolucionaria?

¿Estaría moralmente dispuesto a disfrutar de una revolución a la que se ha llegado de esa manera, a base del malestar de otros (malestar que, en esa medida, yo no sufro actualmente), sin haber contado con la opinión de esos otros? Yo creo que no.

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