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por Humanista. » 18 May 2005, 11:17
EL ABORTO, EL DERECHO A DECIDIR
Una mujer que decide interrumpir su embarazo ha de tener garantizado el derecho a hacerlo en condiciones juridicas y sanitarias que no atenten contra su dignidad, ni la obliguen a poner en peligro su salud o su vida.
En caso contrario no queda más alternativa que luchar en defensa de lo evidente, el derecho de las mujeres a decidir sobre sus vidas.
Lo importante no es si se está a favor o en contra del aborto provocado, de su despenalización, de su legalización o de los limites de la misma, sino si se considera a las mujeres responsables para tomar decisiones de gran transcendencia en sus vidas.
Si existiera acuerdo sobre este punto el aborto no estaría en el Codigo Penal, las mujeres tomarian su decisión en libertad y el debate ético o moral, sobre la práctica del mismo, transcurriría por cauces democráticos.
La exposición de los argumentos de las diferentes posiciones se vuelve viscerales e irreconciliables cuando la pretension de una de las partes es la condena, no ya moral sino penal de las y los discrepantes.
No está lejos en el tiempo ni en la memoria, la época en que se castigaba con prisión menor (hasta seis años de carcel) a "la mujer que produjere su aborto o consintiere que otra persona se lo cause" y a "el facultativo que, con abuso de su arte, causare un aborto o cooperase" (Medicos, Farmaceuticos, Matronas, Practicantes,...).
Un problema de fondo es que el aborto se puede prohibir pero no se puede evitar. La clandestinidad ni siquiera logra hacer disminuir el número de los que se realizan, pero lo que si consigue es aumentar las dificultades que han de superar las mujeres dispuestas a interrumpir su embarazo y favorecer la reaparición de técnicas que ponen en serio peligro la vida de mujeres desesperadas que asumen cualquier riesgo para resolver su problema.
LA SITUACION ACTUAL
Desde su legalización las intervenciones son realizadas en España, por lo que ya no es necesario, salvo situaciones excepcionales, trasladarse a otro pais.
La mayoría se realizan acogiendose a la indicación de "grave riesgo para la salud psíquica de la embarazada," en centros sanitarios adecuados, casi siempre privados, entre las 8 y las 12 semanas de gestación, por profesionales capacitados y a un precio en general accesible.
La indicación que hace referencia a la salud psíquica es la que permite un margen de interpretación más amplio y menos verificable con posterioridad a la intervención, ya que la inestabilidad emocional que podría provocar la continuación de un embarazo no deseado es fácil de comprender y resulta razonable que desaparezca con la interrupción de la gestación, pero obliga a las mujeres a disfrazar de fragilidad mental una decisión libre y responsable que, aunque con frecuencia resulte difícil de tomar, suele demostrar justamente todo lo contrario.
La asignatura pendiente del trabajo que realizan la mayoría de los centros acreditados para la práctica del aborto es la deshumanización de su actividad. La necesidad de hacer informes previos (psiquiátricos o médicos) y la división del trabajo entre su personal en aras a optimizar (rentabilizar) los recursos técnicos y profesionales, provocan que las mujeres tengan que relacionarse con muchas más personas de las que son estrictamente necesarias y desde luego deseables.
No es infrecuente que las mujeres refieran haberse sentido metidas en una suerte de cadena de producción que prioriza la rentabilidad sobre sus necesidades emocionales. En general, echan a faltar una atención individualizada que las hiciera verse acogidas y acompañadas en una situación vivencial y sentimental compleja, nada equiparable a la de cualquier otra intervención quirúrgica de entidad técnica equivalente. Algo que quizás se hubiera paliado si alguien, preferiblemente una mujer que les inspirara confianza, las hubiera acompañado durante todo el proceso explicándoles cada paso del mismo y a la que ellas pudieran contarle como se sentía y comentarle sus dudas o temores.
Otro efecto no deseable de la semilegalidad y del deseo de las clínicas de reducir costos, es la medicación sistematica no siempre justificada, que persigue evitar en todas las mujeres efectos secundarios, preocupación y llamadas o visitas, más o menos urgentes, por sangrados, molestias o fiebres de poca importancia que, en condiciones normales, sólo afectarían a un porcentaje minoritario de las intervenidas.
Llama la atención que éstas y otras deficiencias de la práctica del aborto, frecuentemente comentadas en privado entre el personal de las clínicas, las organizaciones sanitarias o de mujeres, que defienden su existencia y protestan ante cualquier intento de limitar o perseguir su actividad, nunca se hagan públicas.
Da la sensación de que al hacerlo se cuestionará o debilitará la defensa del derecho al aborto o de quienes lo practican, o que se aportaran gratuitamente argumentos a los sectores antiabortistas, cuando, en realidad, las posiciones críticas o autocríticas, favorecen unos servicios de más calidad y refuerzan el sentimiento de estar defendiendo una causa, que además de justa se ejerce de manera ejemplar. El apoyo incondicional pero crítico implica también la voluntad de no renunciar a aquella vieja aspiración del movimiento feminista de controlar toda actividad médica que afecte a la salud de las mujeres.
La norma se usa como coladero del aborto libre, a partir de una interpretación progresista que todos/as sebemos excede el espíritu del legislador, como demuestran los argumentos del propio PSOE coando reconoce que "dicha regulación parece hoy insatisfactoria", y pide la ampliación de una Ley de cuyas limitaciones son los únicos responsables.
Por suerte el porcentaje de personas que apoyan el mantenimiento de la legalidad vigente es tan abrumadoramente mayoritario, que no parece probable que ningún grupo parlamentario se atreva a defender su reducción, pese a que los sectores antiabortistas conservan una gran fuerza y pueden hacer que la lectura que se haga de la legalidad sea tan restrictiva que volvamos a ver entrar en la cárcel a profesionales de la salud y alguna que otra mujer.
Continuan habiendo juicios, que recuerdan los limites de la Ley y la amplia capacidad de interpretación que permite, provocando inseguridad jurídica en las mujeres y sobre todo en los/as profesionales que practican los abortos.
Las menores de edad necesitan obligatoriamente autorización paterna/materna.
El derecho a la objeción de conciencia de los/as profesionales de la salud, no tiene límites y se ha convertido en un derecho absoluto. Siendo numerosos/as los/as profesionales que no hacen intervenciones en la sanidad publica y se lucran practicándolas en los centros privados acreditados, (la practica totalidad de quienes trabajan en los dos sitios).
El dilema hoy es que hacer con una ley que cada día es vista como más restrictiva por un número creciente de personas que sienten la urgente necesidad de una ampliación de la legalidad. Sobre todo ahora que el Gobierno de España no parece dispuesto a mantener la ficción de legalidad suficiente, evitando por la via de los indultos el ingreso en prisión de quienes resultaran condenados por los tribunales.
El Gobierno actual tiene la oportunidad historica de hacer aquello que los anteriores no se atrevieron, imitar a algunos partidos de la derecha europea aprobando una ley de aborto progresista, (ingleses, holandeses) y demostrar su sensibilidad ante una demanda popular. Ojala la aproveche.
En un país democrático la legislación sobre derechos civiles a de ser concebida como un instrumento de mínima intrusión del Estado en el juicio y la responsabilidad individual. En una sociedad pluralista, donde no existe una moral única las leyes más que ser instrumentos de instrucción moral deberian limitar perjuicios demostrables sobre las mujeres que decidan abortar, y estar orientadas a la promoción de la salud materna.
Reconocer un derecho que un gran número de mujeres utiliza y la mayoria de la sociedad admite, obliga a opciones legales mas prácticas cuanto menos complejas.
En la situación actual, una ley de plazos implicaria el reconocimiento, aunque limitado por los propios plazos, de la autocompetencia de las mujeres sobre sus vidas, al tiempo que reduciria la inseguridad de los/as profesionales de la salud y haria disminuir las instrucciones de los sectores reacios del aparato judicial.
En tanto se mantenga la Ley vigente siguen pendientes no pocos desafios como son asegurar:
- La decisión exclusiva de la mujer. (Aún cuando hubiera limites biológicos asociados a la viabilidad del feto fuera del seno materno sin utilizar técnicas médicas especialmente sofisticadas).
- La no discriminacion de las menores de edad.
- La gratuidad del aborto (Aún cuando transitoriamente lo fuera a través de conciertos con clínicas privadas).
- Que no haya más juicios por aborto (Salvo que lo sean por haber actuado contra la voluntad de la embarazada, por negligencia profesional, o por haber agredido fisica o psiquicamente a una mujer por querer abortar o haberlo hecho).
- Una regulación de la Objecion de Conciencia en la Sanidad Pública, de modo que éste derecho esté limitado siempre que entre en colisión con el de una mujer a tener garantizada la práctica de su aborto, en condiciones similares a las de cualquier otra intervención médica de entidad técnica equivalente.
- Una información sexual y anticonceptiva de calidad y una asistencia socio-sanitaria adecuada para garantizarla, que propicie como ocurre en los paises mas avanzados en este campo la disminución espontánea del número de abortos.
- La difusión y fácil acceso de la contracepción pos-coital, como posibilidad, que se usa muchisimo y es una opción aceptable pero que se suele difundir boca a boca, no es inocua y hay que prevenir un uso demasiado frecuente.
- La investigación, legalización y difusión de las posibilidades de aborto quimico, RU 468 y otras.
ANDALUCIA
En la Comunidad Andaluza el problema más lamentable es que no exista ningun Centro Sanitario Público en el que se practiquen abortos. Una deficiencia que se cubre con clinicas privadas concertadas a las que el S.A.S. (Servicio Andaluz de Salud) paga 37.000 pts por aborto que les deriva.
Las interesadas en seguir esta via, en general bastante sencilla, pueden informarse en su Centro de Salud o Ambulatorio contactando con la consulta de Planificacion Familiar. Las jóvenes tambien pueden acudir a las consultas especificas que existen para ellas en muchos de los centros del S.A.S.
La inexistencia de equipos que hagan abortos en la red sanitaria pública tiene otras consecuencias, como son que al no haber clínicas privadas concertadas en Almeria, Cordoba y Jaen, las mujeres de estas provincias que quieren o no tienen más remedio que recurrir a un aborto financiado por el S.A.S. tienen que trasladarse a otras provincias andaluzas, o a Madrid si deben someterse a abortos de mas de 12 semanas.
¿ CUANTAS MUJERES ABORTAN CADA AÑO ?
Disponer de la respuesta a esta pregunta, demostraria que por fin nos hayamos ante una prestación normalizada de salud, al tiempo que podriamos conocer la evolución real del problema, su distribución geográfica, que edades son realmente las más afectadas, el grado de eficacia de las campañas de prevención,..
Los datos del Ministerio de Sanidad hablan de 16.766 abortos en 1987 y de 49.367 en el 95. pero se trata de cifras que lo único que reflejan es aumento del número de intervenciones declaradas.
Una lectura simplista de estos datos nos llevaria a la conclusión de que el numero de abortos crece cada año en más de 3.500 casos, cuando la realidad puede ser justo la contraria.
Hasta 1985 los sectores a favor de la legalización del aborto procuraban ajustar las cifras porque permitian mostrar la magnitud del drama que ocultaba la clandestinidad; a partir de la legalización los centros privados, que hacen más del 95% de los abortos, ocultan la mayoria de los mismos para ahorrar impuestos (las mujeres no acostumbran a pedir factura para desgrabarla en su declaración de la renta,) y de paso evitar llamar la atención de los grupos antiabortistas; en los ultimos años se ha multiplicado el numero de clínicas (con frecuencia de los mismos/as propietarios/as que pugnan por acercarse a la clientela) y tienen que declarar al menos la cantidad que justifique su existencia.
Desde la legalización del aborto a aumentado el uso de métodos anticonceptivos y formulas poscoitales que son además cada vez mas eficaces y, pese a todas sus insuficiencias, también la información sexual de la población. Factores todos ellos asociados a la disminución de los embarazos no deseados que se corresponden con la caida de la tasa de nacimientos de todos/as conocida.
La precocidad en el inicio de las relaciones coitales y su posible incidencia en un aumento del número de los abortos también se ve desmentido por los datos que se conocen.
El aumento del número de extranjeras que vienen a nuestro pais a abortar (en especial portuguesas y francesas) no debe mezclarse con el de las nativas para evitar confusiones, aunque resulte lamentablemente anecdótico ver llegar a ciudadanas de paises a los que acudian a abortar miles de españolas a finales de los 70 y principios de los 80.
No existen pues datos fiables para saber realmente el número de mujeres que abortan anualmente y hemos de guiarnos por las estimaciones que conocemos. En 1974 la memoria del Fiscal del Tribunal Supremo hablaba de 300.000 abortos, una cifra a todas luces exagerada. A principios de los 80 el Movimiento de Mujeres y los grupos que practicaban abortos en la clandestinidad calculaban entre los 100.000 y los 150.000. Un estudio de Josune Aguinaga de este periodo habla de unos 105.000. En 1983 solo en Londres abortaron 21.999 españolas pero no hay datos de los que se hicieron en España, o en Holanda, Francia, Portugal y Argelia, otros destinos frecuentes de la época. En 1993 Isabel Serrano (presidenta de la FPFE) sugeria una diferencia aproximada del 50% entre las I.V.E. declaradas legalmente y las que se realizaban, con lo que situaba sin decirlo, el número de abortos estimados entre los 90.000 y los 100.000.
EL ABORTO DE BUENA FE
Cuando se afirma que "el aborto es malo" o "inmoral" se plantea el problema de si existe consenso sobre el significado de las palabras malo o inmoral. Sin darnos cuenta, aunque se busque la objetividad, nos vemos influidos por el propio sistema de creencias y tendemos a definirlas de acuerdo a lo que pensamos de antemano.
Que la gran mayoria de la población considere que el aborto debe ser legal tampoco lo covierte en algo correcto a pesar del valor que este dato tenga a la hora del análisis y las decisiones politicas.
Al intentar resolver racionalmente el conflicto de valores entre el derecho de una mujer a liberarse de un embarazo no deseado y el derecho de la concepcion a desarrollarse, la embarazada debe escoger entre estos dos valores.
Se puede estar de acuerdo con la prohibición de matar y adoptar posiciones politicas o éticas distintas frente a la legalidad del aborto, por ejemplo a partir de discernir si el producto de la concepcion es "vida humana".
No es lo mismo decir que un huevo fertilizado es una vida humana inocente, que decir que tiene el potencial para convertirse en vida humana, en cuyo caso aún no es una vida humana real.
En cualquiera de los dos casos se estaria simplificando un problema complejo al considerar irrelevantes todos los demás aspectos que confluyen a la hora de tomar una decisión.
Decir que la vida humana es lo mismo que un huevo fertilizado poseedor de derechos obliga a recordar que todos los derechos tienen limitaciones (derecho al trabajo, a la vivienda), y que todos los derechos ocasionan obligaciones que en este caso deberian cumplir la mujer o la sociedad, sin cuya satisfacción no tienen significado real.
Suponer que es un derecho a cualquier precio, un derecho absoluto, es negar que puede entrar en conflicto con otros derechos tanto o mas importantes como es la vida de la mujer, o la estabilidad emocional de una familia cuya viabilidad se viera minada.
Valorar si las circunstancias obligan a escoger que la vida de una mujer vale más que la del feto, lleva a aceptar que el aborto no es en si mismo inmoral sino que depende del motivo, en cuyo caso se estaria a favor de un sistema de indicaciones mas o menos permisivo que el vigente en la actualidad.
Aunque el sistema legal tenga poder para permitir la legalidad del aborto o forzar a que tengan que hacerse en la clandestinidad, no puede determinar las posiciones éticas, cuyo proceso es por definición e intención diferente. Baste recordar las leyes que permitieron la esclavitud, el trabajo de menores o el veto a la mujer para votar.
La legalización lo que permite es tomar a las embarazadas su propia decisión ética sin tener que enfrentarse a medios que no ofrecen seguridad medica, verse obligadas a desplazarse a otros paises para abortar, o arriesgarse a las condenas que suelen fijar las leyes cuando es ilegal.
El problema de cuando empieza la vida es un problema de valores que no puede resolver la medicina, porque de lo que se trata es de determinar que y cuando algo tiene caracter "humano".
El debate se centra en decidir si existe el derecho a sustentar que el huevo fertilizado no es totalmente un ser humano.
Pero aún si acertaramos que el producto de la concepción es un ser humano seguiriamos sin guia racional para tomar la decisión alternativa ética que se plantea al escoger la vida de la mujer sobre la de la criatura o viceversa. Los interrogantes deberan seguir resolviendose en base a principios éticos.
Otro problema surge cuando el producto de la concepción alcanza el estado en el cual puede sobrevivir fuera de la madre sin ayuda médica sofisticada. Quienes consideran que los derechos de la mujer no son absolutos resuelven este conflicto de valores apoyandose en considerar la etapa de desarrollo biológico para decidir donde poner los limites al derecho al aborto.
El rechazo de la Iglesia Catolica no es un dogma sino un asunto de doctrina que puede cambiar y por tanto no libra a los católicos de la responsabilidad moral de decidir por si mismos sobre si el aborto es o no ético, y se puede llegar a una posición contraria a la doctrina de la Iglesia y seguir siendo un/a católico/a de buena fe.
LOS HOMBRES ANTE EL ABORTO
SI LOS HOMBRES PARIERAN...
Con frecuencia se ha dicho que si "los hombres parieran el aborto seria legal", y aunque tiendo a pensar que a esta afirmación no le faltan razones, porque los hombres hemos sido tradicionalmente bastante indulgentes con las cosas que nos
atañen personalmente y muy severos con las que afectan a las mujeres, o a nuestro control sobre ellas (especialmente en todo lo relacionado con el poder o la sexualidad).
Supongo no obstante que aunque el número seria mucho más reducido, si los hombres parieran seguiria habiendo, como ocurre entre las mujeres, un sector del colectivo masculino que se mantendria en contra del aborto y a favor de su penalizacion por razones ideológicas, éticas o morales. Especialmente aquellos que ya hoy y por estos motivos se abstienen de mantener relaciones sexuales, de tener contactos sexuales de riesgo, o que disfrutan del sexo con todas las precauciones que conocen y se pueden permitir, por amor y en el marco del matrimonio.
También estarian contra el aborto aquellos que sin tanto autocontrol o sin tanta coherencia en caso de provocar un embarazo no deseado, por error u omisión, aunque la mujer a la que ha dejado embarazada le caiga faltal, por amor o responsabilidad hacia el producto de sus actos, asegurara a la criatura resultante el mismo derroche de energias en tiempo, dinero y afectos que al hijo o hija deseado/a que naciera en el contexto idealizado.
Y sin duda los profesionales del "hacer lo que os digo sin fijaros en si es o no lo que yo hago", los acostumbrados a quedarse con la parte ancha de la ley del embudo. Los que responsabilizan a las mujeres de sus embarazos olvidando que ninguna se queda en ese estado sin que un hombre eyacule en el interior de su vagina.
QUE DERECHOS TIENE EL HOMBRE EN LA DECISION
Es otro de los grandes debates: decide ella, decide el, deciden los dos.
Los antiabortistas no plantean el tema y nuestra legislación no lo considera, pero le dedicaremos algunas reflexiones teniendo en cuenta que la mayoria de los sumarios por abortos de nuestro pais tienen que ver con hombres despechados que buscan vengarse de sus parejas o ex-parejas denunciandolas por haber interumpido el embarazo, y que son muchos los que tratan de imponer su opinión a su pareja cuando ésta les comenta o consulta al respecto.
Si ambos deciden asumir el proceso iniciado y todo transcurre bien no hay mas problemas que los derivados de la crianza y educación de la criatura resultante.
Si están de acuerdo en la decisión de interrumpir el embarazo sólo se trata de procurar que esto se haga de la forma mas segura posible, y si es el caso ver quién o como lo pagan.
Si ella quiere seguir adelante y el prefiere que aborte, nadie discutira el derecho de la mujer a hacer realidad su deseo. (En China y otros paises la situación no seria la misma). La discusión pendiente, reproches aparte, tendria que ver con el grado de obligaciones del padre biológico si quiere inhibirse de responsabilidades, pero este tema excede los objetivos de este trabajo.
Tampoco hay conflicto si el no se entera del embarazo ni de si ella decidió continuarlo o lo interrumpio.
Si ella piensa abortar y el desea que el embarazo llegue a termino, puede darle a conocer su opinion e intentar convencerla, y hasta es posible que consiga sus objetivos, porque cabe que en la intención de la mujer pesara la sensación de no contar con el si decidia seguir el embarazo.
El problema aparece cuando ella tras escuchar e incluso considerar sus argumentos mantiene la decisión de abortar y el cree que el espermatozoide que posibilitó la fecundación del huevo le da derecho a decidir que la mujer asuma contra su voluntad un embarazo y un parto no deseados,( tratando o no de sumar sus derechos a los del feto ). En este caso no estariamos hablando de la participación del hombre en la decisión sino de su derecho a gestionar el cuerpo y la vida de cualquier mujer que tras mantener con el una relación coital haya quedado embarazada.
EMBARAZO NO DESEADO O LA MATERNIDAD POR IMPOSICION.
Las mujeres que abortan son una parte, seguramente minoritaria, de las que se quedan embarazadas sin desearlo, (las hay que buscan el embarazo y se arrepienten y abortan tras la confirmación del mismo, pero su signficación estadistica es casi irrelevante y escasean los estudios sobre ellas,) y los motivos más frecuentes, aunque no necesariamente en este orden son: no haber usado metodos anticonceptivos, falta de información sobre los mismos o uso inadecuado de estos, fallo de los métodos pese a haberse utilizado correctamente,...
Por bien que se haga todo, por responsable que sea una mujer y su o sus parejas, por satisfactoria que sea su sexualidad, por responsable y correcto que sea el uso de los métodos anticonceptivos, ni estos son infalibles, ni podemos garantizar el control permanente de los sentimientos o los deseos, no siempre conscientes, por lo que la posibilidad de que una mujer haya de enfrentarse a lo largo de su vida fertil a un embarazo no deseado es sin lugar a dudas significativa.
La intensidad del conflicto sentimental es independiente de lo que decida, y la solución que adopte no la hará emocionalmente superior ni inferior a la que resolviera en sentido contrario.
Defender la libertad de la mujer para interrumpir el embarazo no puede llevar a considerar, ni siquiera el los casos en los que se pudiera usar esta solución como fórmula contracéptiva, que son situaciones buscadas, irrelevantes en la vida de las mujeres, o que les gusta autoagredirse.
Penalizar el derecho al aborto, (o no legalizarlo adecuadamente,) es la forma más brutal de imponer a las mujeres la "vocación" de ser madres, algo que no es en absoluto inherente a su condición de mujeres, pese a las pretensiones de los sectores mas patriarcales de la sociedad.
Las mujeres son las únicas que pueden tener hijos, pero nadie puede negarles el derecho a ejercer esa capacidad como opción personal, pese a ello las formas más frecuentes de hacerlo ha sido penalizar el aborto y limitar el numero de hijos que decida tener. La despenalización del aborto es uno de los instrumentos que proporcionan a las mujeres el control completo de sus cuerpos al mismo tiempo que de su futuro y conlleva la desaparición del aborto clandestino y sus secuelas.
Historicamente se les ha impuesto una sexualidad en función de la satisfacción sexual de los hombres y de la reproducción. Se les ha negado el conocimiento de su cuerpo, de su respuesta sexual, de la importancia del clitoris y lo que es más grave del derecho al propio placer sexual. Se les ha presentado como única relación sexual legitima la heterosexual, dentro del matrimonio y para tener hijos, con lo que se magnificaba la penetración (pene vagina), se reducia el cuerpo a una zona y se ignoraban y anulaban aspectos vitales de su sexualidad.
Lo tragicómico del modelo es que ni siquiera satisface a un número creciente de hombres que lo viven como un mero cumplimiento de roles, con la fertilidad como objetivo, el orgasmo como una caricatura del placer, unos segundos que se presentan como el goce ilusorio de quien es incapaz de disfrutar.
Un modelo que niega la legitimidad de las relaciones afectivo sexuales sin más pretensión que la de obtener y contribuir a proporcionar placer, en un contexto de roles no determinados e intercambiables en el que las prácticas sean tan variadas como libremente deseen sus protagonistas.
Un modelo que niega la propia legitimidad del placer o el derecho de quienes lo deseen a amar a personas de su mismo sexo, es un modelo antidemocrático.
Legalizar la información y venta de los anticonceptivos, conseguir que estas salieran del Codigo Penal, costó años de lucha frente a los mismos sectores que defienden la penalización del aborto.
Un embarazo no deseado puede ser el resultado de la imprevisión de la mujer (siempre que hablemos de una relación consentida) y del hombre. Todos/as sabemos que es necesario que entren espermatozoides en la vagina para que este se produzca, pero a pesar de ello no es infrecuente escuchar que se mantuvieron relaciones coitales, incluso que se eyaculó dentro sin método, aunque sin intención de provocar un embarazo.
Las explicaciones son multiples: no era eso lo que buscabamos,
no pudimos evitarlo, no me atrevi a proponer el preservativo, crei que no era un dia fertil (de ella claro, porque los hombres lo son todos los dias), no me dió tiempo a retirarme, ella se queda preñada que ella vea como evitarlo...
La valoración social no usa la misma medida al juzgar al hombre y a la mujer, de él lo que se espera con mas frecuencia es que dé la cara y apoye la decisión que ella tome, ella puede llegar a ver cuestionada hasta su honra (y a veces hasta la de su familia,) y si decide abortar sin que resulte evidente alguna razón de peso, abundarán, no necesariamente antiabortistas, los que la acusen de inconsecuente.
No suele percibirse que muchos de los casos que parecen más justificados, tanto que con frecuencia se ha hablado de ampliar la ley en esta dirección, son los que hacen referencias a imposibilidades sociales, y sin embargo serian los más fáciles de evitar en un contexto social mas solidario. Los casos que de verdad demuestran hasta que punto se está a favor o en contra del derecho de la mujer a decidir son los de quienes podrian pero no quieren seguir adelante con su embarazo.
CONCEPCION ACCIDENTAL O RESISTENCIA A LA CONTRACEPCION.
La imagen y el deseo de maternidad son la base de muchos embarazos ocasionales, no programados, no deseados. A veces, a pesar de poseer una buena informacion anticonceptiva, la mujer se queda embarazada como por "casualidad", olvida el metodo o se convence de que ese día no existe peligro.
Aun siendo casual, es una forma de elección que podria explicarse en relación al significado que para ella tiene la maternidad, la contracepción y la sexualidad, y ayudar a entender el porqué de la resistencia o mal uso de la anticoncepción.
"Un embarazo puede significar el esfuerzo por superar la soledad, el aburrimiento, la amenaza de abandono o una imagen incierta de si misma" (Pasini 1975). Puede expresar el deseo de prolongar una relación agotada o conflictiva, reponer la pérdida de un ser querido o superar una separacion, comprobar la propia fertilidad.
La capacidad estabilizadora e incluso reparadora atribuida al embarazo es tal que, en momentos de particular inseguridad, conflictos de identidad, etc, sensibiliza a su fascinación y puede provocar deseos inconscientes de maternidad que a veces inciden en la efectividad del uso de los anticonceptivos.
Con frecuencia los embarazos se producen cuando están dedicadas de lleno a una actividad distinta a la maternidad, y pueden decidir asumirlos o verse obligadas a abortar; en periodos en que estan en procesos creativos de crecimiento y de cambio, cuando estan próximas a alcanzar un fin (trabajo, ascenso,..).
Se ha lanzado la hipótesis de que, "en el conflicto entre emancipación y roles tradicionales, el uso / no uso de la contracepción y la posibilidad de recurrir al aborto se han convertido en una necesidad histórica.
Vivir completamente el ser mujer, incluso a través de la maternidad y los significados a ella atribuídos y, al mismo tiempo, no renunciar a la intención de vivir plenamente la propia emancipación por medio del trabajo, llevan a actualizar el deseo de un hijo y, al propio tiempo, a negar su realización." (C.Arcidiacono. 1982).
ACABAR CON LOS ABORTOS O CAMBIAR LAS REGLAS DEL JUEGO
Que disminuya el numero de abortos, mas que un objetivo a de ser una consecuencia del cambio del modelo sexual y de la practica anticonceptiva de la población.
En la sociedad pro-natalista de finales de los 70 y principios de los 80 la consigna del movimiento de mujeres era "anticonceptivos libres para no abortar, aborto libre para no morir", y el objetivo: acabar con una herencia de siglos en la que la sexualidad y la reproduccion formaban un todo indisoluble, y de paso con las secuelas (en términos de morvilidad y mortalidad) derivadas del aborto clandestino.
El momento no podia ser mas propicio: la conquista de las libertades y la consolidacion de la democracia en nuestro pais coincidian con el acceso masivo de las mujeres a la educación, su incorporación acelerada al trabajo remunerado y a un cambio de actitud respecto a su autonomia personal de la mano de la independencia economica que iban alcanzando.
Conseguida la legalizacion y algo más tarde la normalización social del uso de la anticoncepción, quedó sin respuesta la pregunta de "para qué la usa una mujer que no disfruta de sus relaciones sexuales sino es para evitar los embarazos que puede provocarle el placer de su pareja", o dicho de forma menos personalizada, las consecuencias de un modelo sexual que no responde a sus necesidades, en el que no es protagonista ni se anteponen sus necesidades, porque en lugar de ser sujeto deseante tiene asignado el papel de objeto de deseo.
Parece un hecho comprobado que el placer de las mujeres depende fundamentalmente de lo que se conozcan, de que sientan su sexualidad como algo que les pertenece, de que normalicen su derecho a manifestar su deseo; a tomar la iniciativa y a relacionarse de modo que puedan expresar sus preferencias, en el marco de un modelo consensuado que puede pero que no tiene que incluir obligatoriamente el coito.
Que el placer y la equidad sean posibles hace igualmente necesario que los hombres pierdan el miedo a la la perdida de poder que parece implicar la iniciativa de las mujeres, que se liberen de las ansiedades profundas que con frecuencia les provoca sentirse responsables del placer de sus compañeras, que desarrollen la capacidad de disfrutar de la pasividad, el conjunto del cuerpo, la espresion verbal y silenciosa de los sentimientos,...
Desde una educacion afectivo-sexual igualitaria y legitimadora del placer es fácil entender la anticoncepción y la profiláxis, como una fórmula consensuada y compartida, de evitación de posibles riesgos ante determinadas prácticas sexuales deseadas.
En un contexto de igualdad entre los sexos, de mutuo reconocimiento de la mayoria de edad, de la capacidad de hacer un uso responsable de la propia libertad, no tiene sentido que nadie, ni siquiera el estado (menos que nadie el estado,) controle la capacidad reproductora de las mujeres.
El descenso alarmante de la natalidad en los paises desarrollados esta relacionado con los cambios en las espectativas de vida de las mujeres y de las parejas, con la posibilidad de decidir el número de hijos, con lo que desean asegurar a estos, etc. El problema tal vez haya que abordarlo facilitando la llegada de inmigrantes o, en la medida que pueda considerarse una prioridad nacional, apoyando de tal forma el hecho de tener hijos que esta decisión no resulte una carga económica ni una limitación importante en el desarrollo personal o profesional de la madre ni del padre.
Lo que no es justo es pretender más hijos por medio de un ataque a las libertades individuales, limitando o prohibiendo el derecho al aborto, exigiendo a las mujeres laicas o creyentes que acepten de grado o por fuerza las posiciones sobre la materia de los fundamentalismos de cualquier confesión religiosa, o revalorizando el papel tradicional de las mujeres en tanto que madres y criadoras.
Aunque descienda su número hasta niveles anecdóticos el aborto existira siempre y en una sociedad democrática es un derecho y ha de ser una posibilidad a disposición de las mujeres que desean interrumpir un embarazo. La sociedad, la legislación y la actitud de los profesionales que prestan la cobertura asistencial tienen que garantizar que pueda ejercerse en las mejores condiciones posibles.
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Informe Mundial sobre el Aborto.
Edita: Instituto de la Mujer. Ministerio de Cultura. Madrid 1987
JOSE ANGEL LOZOYA GOMEZ
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