Un precedente para empoderamiento podría ser el de Voluntad de Poder de Nietzsche y el nihilismo._nobody_ escribió:Bo, el concepto empoderamiento y el concepto poder popular son similares pero tienen distinto origen. El empoderamiento viene de la Educación popular y la sociología y fue inventado por Paulo Freire. Después se usó para la psicología y la autoayuda y estas cosas, fue absorvido por el movimiento feminista. Hoy en día incluso los movimientos sociales ya lo usan. Significa literalmente tomar conciencia del "poder" que tienes. O sea que no eres una mierda pinchada en un palo como te han hecho creer toda la vida, sino que tienes fuerza, y que si te lo curras y tomas conciencia eres "poderoso". También se aplica ahora a comunidades.
Sobre poder popular y autogestión, he mirado lo que dice el especifismo de la FAU:
EL PODER POLITICO
El elemento distintivo clave del proyecto de sociedad libertaria, que merece una consideración separada y especial, es nuestra concepción acerca del poder político.
En ese sentido, nuestra Organización reconoce que las propuestas más o menos tradicionales del anarquismo clásico se han mostrado insuficientes cuando no erróneas. Reconocemos por lo tanto la necesidad de ir elaborando pacientemente respuestas más acabadas a esta problemática clave.
Para esta elaboración reivindicamos algunas premisas.
Nuestra propuesta política fundamental consiste en la destrucción del Estado en tanto especial ámbito institucional de dominación política y en la supresión de las formas gubernamentales que constituyan un poder separado del conjunto de la población.
Ahora bien, cuando hablábamos de reapropiación por parte de la sociedad, del conjunto de las mujeres y los hombres, de la posibilidad de ejercer las funciones detentadas por las clases o grupos dominantes, nos estamos refiriendo en lo medular, precisamente, a la desaparición del estado y junto con él toda la cultura de poder que lo sustenta y reproduce.
Hay que plantearse la reflexión del Estado desde dos planos: como terminal de un conjunto de diversas relaciones y como reproductor de ellas.
Para la FAU reintegrar a la sociedad el poder político es substituir al estado y al gobierno en sus funciones tutelares y habitualmente represivas. Es socializar los mecanismos de expresión y decisión que deben serle propios e ir abandonando los mecanismos de represión y coacción violenta en beneficio de relaciones de convivencia asentadas en la libertad responsable y el compromiso libremente acordado.
En términos de realización libertaria esto quiere decir que el poder político asume la forma de una democracia directa, ejercida desde las instituciones de base y las instancias globalizadoras que las expresan.
Por esto pensamos una democracia distinta a la meramente representativa. Por democracia directa pensamos en una nueva institucionalidad, donde no haya lugar a ningún género de privilegios, sean estos económicos, sociales o políticos. En una institucionalidad donde la revocabilidad de los miembros este inmediatamente asegurada y donde por lo tanto, no haya espacio a la habitual irresponsabilidad política que caracteriza a la democracia representativa, ni a la creación de esa casta que ya tanta gente llaman con desdén: “los políticos”.
Una práctica y una institucionalidad que debe reflejar el derecho y las obligaciones de todos los miembros de la sociedad. Su derecho a ser elegido y elector, y también su obligación a rendir cuentas en forma efectiva, práctica, cotidiana. Y esto debe ser válido tanto para las instancias más amplias de la globalidad social, como también para la instancias de base. De esta forma es que concebimos la libertad política como una construcción, un quehacer y una voluntad colectivas que no tienen límites en el tiempo. Nuestra visión política de la sociedad no es el fin de la historia. Es su continuación en la forma más armónica, libre y responsable posibles.
Este es un camino que proponemos para que la totalidad de los hombres y mujeres puedan expresar genuinamente sus necesidades, pueda discutirlas, confrontarlas y madurarlas. Y puedan plasmar en decisiones políticas generales ese proceso de elaboración y de intercambio. Estas son algunas de las bases de lo que siempre entendimos como poder popular. Poder Popular que reiteramos es concebido por nosotros como el poder revolucionario protagonizado por las organizaciones populares, donde lo político y lo social adquieren una nueva articulación que lo asegura. Sin tal articulación, estimamos, no habrá poder popular real.
Como más arriba dijimos el anarquismo tradicional ha tenido dificultades para enfrentar estos temas. Las mismas no le son ajenas a nuestra Organización. Pero sí existe en nosotros la convicción de que el tema del poder es medular para el proyecto y el quehacer de una organización política. En ese sentido para la FAU este no es un tema cerrado, al contrario continúa abierto y nos parece una de las grandes cuestiones teóricas y prácticas del socialismo.
Lo que me pregunto, es si no había con anterioridad algún concepto o expresión anterior (democracia directa, autogestión, federalismo), para agrupar esas ideas, junto a otras como asociación voluntaria, apoyo mutuo (o solidaridad, o cooperación), acción directa o desobediencia civil, aparte de anarquía, o acracia. Y pensándolo, supongo que hasta ahora era lo que muchas veces se llamaba reformismo. Tranquilo bo, los bolcheviques pueden ser excelentes reformistas: lo llaman acumulación de fuerzas. Luego si se entiende como proceso, la consigna poder popular, querría decir, acumulación de poder.LA AUTOGESTION
La autogestión de la vida social debe ser la forma natural de participación en la decisiones generales o particulares de las organizaciones de base. La autogestión se reafirma y consolida en la estricta aplicación de la democracia interna, a través de mecanismos participativos de diversa índole.
Nuestra concepción de la autogestión no se confunde con las versiones distorsionadas que la emparentan con un visión estrechamente particularista. Sin embargo, en el marco de las luchas reivindicativas cotidianas el movimiento popular puede y debe plantearse formas autogestionarias, incluso a nivel económico, que vayan creando las bases para el surgimiento de una nueva cultura social y laboral, realmente participativa y responsable.
Por nuestro carácter anticapitalista y antiestatista no podemos proponer en el marco de la lucha cotidiana soluciones que hagan del estado o del capital privado los árbitros exclusivos de tal o cual situación. Por ello seguimos creyendo que tienen validez los tradicionales planteo anarquistas de colectivismo, que cuentan con una relativa experiencia y pueden mostrar ciertos ejemplos históricos.
Democracia directa, autogestión y federalismo son entonces los tres pilares fundamentales, complementariamente relacionados, del poder popular, del poder político en su sentido libertario, antigubernamental y antiestatista.