ridaura escribió:Pero Jorge, precisamente tú, lo que estás haciendo es ir al uno por uno. Tu postura, me sabe mal decirlo, lleva a la inacción.
Lo que no puede ser es que pase lo que está pasando en EH o lo que pasa en los PPCC y el anarquismo no sepa establecer un plan de acción. Al menos una líneas básicas de trabajo que lógicamente, no deben ser ni inmutables ni sagradas.
Caramba, intento que se vea lo múltiple que es eso de la «cultura popular» ¿Cómo podemos hablar de cultura popular, si no sabemos que es todo lo que hace el pueblo, tanto lo que nos gusta como lo que no nos gusta? A mí me entusiasman las definiciones, y definiendo, que es lo que estoy haciendo, que yo sepa, no llevo a nadie a la inacción Ridaura. Cada cual puede hacer de su capa un sayo, actuar bien, mal o mejor. Me quedas sorprendido… ¿Por qué lleva mi posición a la inacción? Pregunto.
Voy a intentar explicar lo que yo opino en torno a la cuestión nacional y los conceptos que empleo. Cuando se habla de nacionalismo, los nacionales del país se definen por dos o tres rasgos comunes: territorio, idioma, religión y poco más. Se les añade la historia. Vivir en un territorio, circunscrito a unas características económicas, políticas, sociales, hace que esa población que habita ahí (el pueblo), pase por procesos similares (guerras, sequías, llegada de metales, introducción de alimentos nuevos, tecnologías…). Esas condiciones similares, en un territorio común, hace que la gente se reconozca como del mismo grupo, al desarrollarse unas costumbres parecidas, que se concretan en esos dos o tres rasgos comunes que mencioné antes, y que pueden ser idioma, religión, u otros si fallan el idioma o la religión, como: la lealtad a la corona, la ley y la costumbre, el fuero, el sistema de propiedad, el oficio más extendido…
Siempre se valoran más esos dos o tres rasgos comunes, porque la población, del mismo modo que genera costumbres similares, desarrolla a la vez peculiaridades muy intensas, que hacen que dependiendo del barrio, de la ciudad, del pueblo, de la clase social, del género… Sufran diferencias espectaculares. Una persona puede ser nacional. Pero si es (aceitunera, mujer, de pueblo), no es lo mismo que si es (ingeniero, hombre, de ciudad), ni si es (pobre, gitano de barrio periférico). Aunque todos hablen el mismo idioma y peregrinen a ver la misma Virgen y sean compatriotas, las diferencias de costumbres son tremendas. En un mismo barrio puede vivir un señor que sea abogado, y otro que sea camionero, y las culturas de ambos diferirán de manera muy fuerte. Por eso, para ser «nacional» y del «pueblo», se toman dos o tres rasgos comunes que los definen.
A esos rasgos fuertes, creadores de identidad colectiva, se les ha llamado «marcadores de identidad». Cuando se «toca» a los marcadores (con razón o sin ella), la población puede reaccionar de manera muy violenta.
Esto, no me lo he inventado yo, no se me acaba de ocurrir. Intento exponerlo de manera sencilla, y hasta ahí pienso que cualquiera puede decir si lo que digo es razonable o no.