Aporto un texto con referentes históricos de la utilización de España como denominación que englobaba a los diferentes pueblos de la península Ibèrica.
Norba. Revista de Historia, ISSN 0213-375X, Vol. 19, 2006, 95-103
ESPAÑA EN LAS CRÓNICAS DE LA CORONA DE ARAGÓN
EN LA EDAD MEDIA (SIGLOS XII-XV)
Esteban SARASA SÁNCHEZ
Universidad de Zaragoza
Resumen
En las crónicas escritas en el ámbito territorial de los dominios hispánicos del rey de Aragón (principalmente Aragón y Cataluña) durante los siglos xii al xv, la idea de España (Hispania, Espanya…) se aplica indistintamente a dichos dominios o al territorio irredento de al-Andalus. Idea que también aparece en la documentación oficial de la cancillería de los sucesivos monarcas, y que se identificaba con la Hispania Isidoriana que asimismo las crónicas castellanas y navarras recogieron para la misma época.
Palabras clave: Concepto de España, Historiografía medieval aragonesa, Documentación medieval aragonesa, Corona de Aragón.
Abstract
In the chronicles written in the territorial area of the Hispanic domains of the Aragon’s king (principally Aragon and Catalonia) during the xiith to xvth century, the idea of Spain (Hispania, Espanya…) is applied indistinctly to the above mentioned domains or to the territory of al-Andalus. This idea also appears in the official chancery documentation of the successive monarches, and was identified with the Hispania Isidoriana which at the same time it is used in the Castilian and Navarre chronicles.
Keywords: Concept of Spain, Medieval Aragonese Historiography, Medieval Aragonese Documentation, Crown of Aragon.
Desde que José Antonio Maravall publicara en 1962 su ya clásico libro sobre El concepto de España en la Edad Media, en un momento especialmente comprometido de la aún reciente historia española, la reflexión y especulación sobre el contenido y sentido de la idea ha resurgido circunstancialmente, y con relativa frecuencia, en relación con los siglos medievales, pero también con otras épocas históricas. En este caso se trata, sin embargo, de recoger algunos testimonios de lo escrito en los dominios del rey de Aragón y conde de Barcelona, además de otras titulaciones que se fueron agregando a su corona, desde la misma formación de la llamada Corona de Aragón con los dos estados fundadores: el reino aragonés y el condado barcelonés, unidos dinásticamente en la figura del heredero común de los mismos, es decir, Alfonso II el Casto o el Trovador (1162-1196), tal y como se le conoce en la historiografía tradicional, hijo de Petronila y de Ramón Berenguer IV.
96 Esteban Sarasa Sánchez España en las crónicas de la corona de Aragón…
Norba. Revista de Historia, Vol. 19, 2006, 95-103
La especial configuración de la Corona del rey de Aragón, o Corona de Aragón, como un conjunto de estados unidos bajo una misma monarquía, pero manteniendo cada uno de ellos sus propios elementos de identidad (instituciones, derecho, lengua, cultura), con un archivo común, el Archivo Real, o Archivo de la Corona de Aragón, desde su creación por Jaime II (1291-1327) en dependencias del Palacio Real de Barcelona, y con sus ordenanzas y nombramiento de archivero oficial con Pedro IV el Ceremonioso (1336-1387), hace que, en ocasiones, en dicho ámbito se confundan en el término España, tanto la Hispania cristiana como la islámica (al-Andalus), el conjunto de reinos peninsulares (hasta cinco, incluido el sultanato nazarí de Granada) o, también, una idea englobadora de los dominios del rey de Aragón en la totalidad de una unidad geográfica con el nombre en cuestión.
Así, aunque la atención se va a centrar en las crónicas, se parte excepcionalmente de los documentos de Alfonso II de Aragón1, primer rey y conde, en los que se pueden espigar diversas menciones a España, refiriéndose, indistintamente, tanto a la islámica como a la cristiana. Por ejemplo, cuando en noviembre de 1169 y desde Jaca, el rey prometía a la orden del Temple hasta mil morabetinos de las parias recibidas del rey Lobo de Valencia y Murcia: Et si ab illo rege Lupo vel a successoribus suis supradicta domus militie et fratres eiusdem iamdictos mille morabetinos habere non poterunt, ego laudo illis et dono atque concedo illis morabetinos singulis annis de illa palia quam ego et sucesores mei accipiemus de Hispana, undecumque ego accipiam paliam de Hispana et a quocumque habeas ipsam paliam2. O, también, cuando en abril de 1171 y desde Gerona, el monarca reconocía una deuda de dos mil cuatrocientos morabetinos con los caballeros hospitalarios, comprometiéndose a abonárselos de las parias recibidas: Et hoc in ipsa palia quam de Hispana accipio, scilicet…. Et ut hoc ita illis accendam, dono illis fideiussores, Arbertum de Castro Vetulo et Raymundi de Moncada, qui si acceperint ipsam paliam in Ispania3.
Igualmente, cuando en agosto de 1175 Alfonso II de Aragón mencionaba al maestre del Temple en España, hablaba de que: Notum sit cunctis quod ego Ildefonsus rex Aragone, comes Barchinone Marchioque Provincia, mutuo accepi a fratre Arnaldo de Turre Rubea, Hispanieque Templi magistro… Similiter convenio quod si ex Ispanie pecunia michi esset ad lata predictus census vobis inde solvatur; al impignorar Almenara por un préstamo de cuatrocientos morabetinos llevado a cabo por el mencionado maestre4. Y lo mismo en febrero de 1176, desde Anglesola, al comprometer al monasterio de Poblet la villa de El Puig de Santa María, junto a Valencia, para cuando fuera conquistada, y al objeto de establecer allí un monasterio de la orden de San Benito, dependiente del populense: In nomine Sancte et Individue Trinitatis. Notum sit, presentibus et futuris, quod ego Ildefonsus, Dei gratia rex Aragonum, comes Barchinone et marchio Provincia, divini amoris et ob remedium anime mee et parentum meorum, dono, offero Domino Deo et Sancte Domui de Populeto et tibi Hugone, venerabili in Domino eiusdem loci abbati et fratribus tuis, presentibus et futuris, inibi Deo servientibus, in regione Hispaniarum villam quandam que nuncupatur Cepolla, sitam prope satis Valentie5.
Incluso en relación con la política exterior y comercial, también la mención a España aparece con un sentido geográfico, al recogerse el memorial de convenios pasados y nuevos pactos con los cónsules de Pisa en 1177 y desde Tarascón: Tenor autem talis est, quod omnes
1 Sánchez Casabón, A. I.: Alfonso II Rey de Aragón, Conde de Barcelona y Marqués de Provenza. Documentos (1162-1196), Zaragoza, 1995.
2 Op. cit., doc. 72, p. 116.
3 Op. cit., doc. 106, pp. 168-169.
4 Op. cit., doc. 198, p. 283.
5 Op. cit., doc. 207, pp. 291-292.
Norba. Revista de Historia, Vol. 19, 2006, 95-103
España en las crónicas de la corona de Aragón… Esteban Sarasa Sánchez 97
homines domini regis cum rebus suis, qui sunt vel erunt a Salsis usque ad fines terre regis versus Hyspaniam, salva sint semper et securi ubique terrarum et maris et omnium aquarum ab omnibus hominibus Pisarum quicquid actenus miis benefactum6. Al igual que sucede cuando, en noviembre de 1187, el rey confirmaba los Fueros de Jaca, y se expresaba en el diploma correspondiente, de la siguiente forma: Ganata cum descenderint in Yspaniam, non iaceant in vetatis militum, nisi pro una nocte, et pro illa nichil donent vel parient, herbas et acquas domini regis franchas habeant et liberas7. Y también al referirse a ello en 1194 desde Barcelona con motivo de la condonación a unos galeotes de la ruta seguida por cien morabetinos: Cunctis manifestetur quo ego Ildefonsus…, remito et condono tibi Boneto de Petro Arnaldo et omnibus sociis tuis totum curssum que modo fecisti in Yspaniam cum galioto tuo8.
Posiblemente, en la idea adquirida y manifiesta en la diplomática del primer titular de la Corona de Aragón propiamente dicho, predominaba la concepción isidoriana plasmada en el elogio de España por el ilustre obispo hispalense y que se recordó a lo largo de la Edad Media: De laude Spaniae. Tú eres, oh España, sagrada y madre siempre feliz de príncipes y de pueblos, la más hermosa de todas las tierras que se extienden desde el Occidente hasta la India. Tú, por derecho, eres ahora la reina de todas las provincias, de quien reciben prestadas sus luces no sólo el ocaso, sino también el Oriente. Tú eres el honor y el ornamento del orbe y la más ilustre porción de la tierra, en la cual grandemente se goza y espléndidamente florece la gloriosa fecundidad de la nación goda. Con justicia te enriqueció y fue contigo más indulgente la naturaleza con la abundancia de todas las cosas creadas, tú eres rica en frutos, en uvas copiosa, en cosechas alegre… Tú te hallas situada en la región más grata del mundo, ni te abrasas en el ardor tropical del sol, ni te entumecen rigores glaciares, sino que, ceñida por templada zona del cielo, te nutres de felices y blandos céfiros… Y por ello, con razón, hace tiempo que la áurea Roma, cabeza de las gentes, te deseó y, aunque el mismo poder romano, primero vencedor, te haya poseído, sin embargo, al fin, la floreciente nación de los godos, después de innumerables victorias en todo el orbe, con empeño te conquistó y te amó y hasta ahora te goza segura entre ínfulas regias y copiosísimos tesoros en seguridad y felicidad de imperio9. Constituyendo un concepto geográfico espacial que había recibido y asentado en la unidad peninsular a la nación-pueblo de los godos hispanos, los visigodos. Idea unitaria que explica el que en los reinos cristianos ibéricos medievales, el corónimo España se aplicase en general, tanto para el territorio dominado por el Islam (al-Andalus) y que había que recuperar con el ideario goticista precedente, como para el ya controlado por los monarcas hispano-cristianos.
Pero, al indagar sobre la idea de España en la Corona de Aragón a través de las crónicas, se puede comenzar por el final cronológico del período en cuestión, es decir, en los últimos años del siglo xv y primeros del xvi, con un cronista excepcional, Pere Miquel Carbonell i Soler (1434-1517), del que se está debidamente documentado gracias al exhaustivo estudio que precede a la edición reciente (1997) de sus Cròniques d’Espanya, siguiendo la única versión conservada del texto narrativo de 1547. Aunque luego se vuelva de nuevo al sucesor de Alfonso II, Pedro II el Católico (1196-1213), y a sus descendientes sucesivos. Con ello, si bien se abundará en los textos narrativos y, por tanto, en las referencias cronísticas, no se desprecian, sin embargo, menciones al caso de documentos que sirven también para desarrollar el asunto con información de distinta procedencia.
6 Op. cit., doc. 229, pp. 314-316.
7 Op. cit., doc. 450, pp. 595-598.
8 Op. cit., doc. 597, pp. 773-774.
9 Traducción del latín en Rodríguez Alonso, C.: Las Historias de los Godos, Vándalos y Suevos de Isidoro de Sevilla. Estudio, edición crítica y traducción, 1975, León, pp. 169 y 171.
98 Esteban Sarasa Sánchez España en las crónicas de la corona de Aragón…
Norba. Revista de Historia, Vol. 19, 2006, 95-103
Pues bien, comenzando por Pere Miquel Carbonell y sus Cròniques d’Espanya10, ya el mismo título de su principal obra plantea la primera duda, puesto que, a pesar de su título globalizador11, el cronista y archivero manifiesta que su obra se refiere a los Reyes de Aragón y Condes de Barcelona, con sus indistintos precedentes y sus temporales vinculaciones12, que justifican, por ejemplo, la inclusión de los primeros monarcas pamploneses, y sin olvidar a los reyes godos como origen común de todos ellos, o, al menos, como precedentes con los que los nuevos soberanos justificaron su legitimidad. Aunque, posiblemente, el camino empren-
dido por Carbonell en su planteamiento no fue muy diferente del iniciado anteriormente por los cronistas precedentes. Planteamiento que aplicó, con mayor o menor desfiguración, en su propia obra, en la que, por ejemplo, se sirvió, entre otras fuentes anteriores, de la llamada Crónica de San Juan de la Peña13, de la segunda mitad del siglo xiv. Y planteamiento que se encuentra también en otras crónicas del siglo xv, como en las de Pere Tomic14 o Gabriel Turell15.
Pero, como anota el editor de la crónica de Carbonell: La tria del mot Espanya per encapçalar el llibre sembla, doncs, atribuïble al mateix Carbonell. Ara bé, defugint tot plantejament anacrònic, comprendre l’opció de l’arxiver ens obliga a preguntar-nos quin significat podia tenir aquest mot per a un humanista català del segle xv.
I aquesta és una pregunta complexa, que possiblement caldria respondre a tres nivells. D’una banda, Espanya era, com a l’edat mitjana, una expressió geogràfica, buida de contingut polític.
En segon lloc, però, la puixança de l’ideal clàssic identificava ja aquesta Espanya
amb la ‘Hispana’ dels romans, a la qual alguns autors –i molt especialment el cardenal
i bisbe d’Elna i de Girona Joan Margarit– van voler buscar un pasta esplendorós, entron-
cant així amb la manera de fer dels humanistas italians. Convé no oblidar, en aquest sentit, que l’ideal patriòtic –i, en historiografia, el desig de trobar un passat ben antic i brillant
per a la pròpia patria– va ser un element comú a la major part dels intel.lectuals humanistes.
Finalment, cal plantejar encara un darrer aspecto: els historiadors catalans del segle xv reivindicaven per al seu país i els seus reis l’herència d’aquesta tradició hispànica, en un moment en què el projecte espanyol admetia encara diverses lectures; és a dir, en què no s’havia imposat –si més no d’una manera definitiva– un determinat model polític.
O per dir-ho amb paraules de Joseph M. Nadal, “al voltant d’un projet únic –Hispaniam restaurare et recuperare–, es menava una lluita per aconseguir l’hegemonia”16. Pero, el cronista y archivero Carbonell, hizo uso, no obstante, de otras crónicas precedentes, como la Crònica General de Pedro el Ceremonioso o la Crónica abreviada del castellano Diego de
10 Edició crítica d’Agustí Alcoberro, 1997, Barcelona.
11 El desig de ruptura s’evidencia també en la mateixa tria del títol, que no pot ser considerada ni molt menos innòcua. ‘Cròniques d’Espanya’ (o ‘Crònica o història d’Espanya’, per emprar els mots de l’arxiver) ens remet a l’idel clàssic (‘Hispaniam restaurare et recuperare’), pèro també a la vindicació patriòtica d’una Hispània particular: la que tindria com a tronc fonamental la Corona d’Aragó (op. cit., vol. I, p. 150).
12 Chròniques de Espanya fins ací no divulgades. Que tracta dels nobles e invictíssimins reys dels goths y gestes de aquells y dels comtes de Barcelona e reys de Aragó. Ab moltes coses dignes de perpètua memoria (op. cit., p. 42).
13 Versión aragonesa, edición crítica de C. Orcástegui Gros, 1986, Zaragoza.
14 Històries e conquistes dels reis d’Aragó e comtes de Barcelona, 1886, Barcelona (reproduccions facsímils: València 1970; Bagá 1990). Obra terminada en 1438 y publicada por vez primera en Barcelona en 1495, poco antes de iniciar su crónica el archivero, y sobre la cual Carbonell cuestiona la historiografía medieval española.
15 Recort, edició a cura d’Enric Bagué, 1950, Barcelona.
16 Cròniques d’Espanya, op. cit., pp. 43-44.
Norba. Revista de Historia, Vol. 19, 2006, 95-103
España en las crónicas de la corona de Aragón… Esteban Sarasa Sánchez 99
Valera, la del arzobispo toledano Rodrigo Jiménez de Rada o la ya mencionada Crónica de San Juan de la Peña17, entre otras fuentes narrativas.
Pues bien, el autor de la edición de estas crónicas, Agustí Alcoberro, se pregunta por la razón que pudo mover a Carbonell a emprender la tarea de escribir semejante relato histórico, centrando su atención, entre otras posibilidades, en el interés del rey Fernando II de Aragón, sabedor del comienzo de la composición en 1495, por dicho texto, que el monarca, por cierto, quiso que se guardase en el Archivo Real. Y no hay que olvidar el afán del rey Católico por la historia, al encargar al aragonés Gonzalo García de Santamaría y al siciliano Luca Marineo Sículo sendas biografías de su padre, el rey Juan II; siguiendo una tradición renacentista iniciada por su tío Alfonso V el Magnánimo con los cronistas Lorenzo Valla, Beccadelli, Facio o Pontano; en una política de exaltación de la monarquía y de los intereses regios18.
Pero, volviendo a los años finales del siglo xii y comienzos del xiii, y en concreto al reinado de Pedro II de Aragón, el Católico (1196-1213), y siguiendo además con las crónicas, puede verse la idea de España en su tiempo según algunos ejemplos de más allá de los Pirineos; donde la Corona de Aragón jugaba por entonces sus intereses políticos contra la hegemonía de los monarcas capetos del reino de Francia, hasta la derrota y muerte en 1213 del rey de Aragón en Muret, defendiendo los intereses de sus vasallos del Midi, a pesar de su adscripción albigense.
Así, en la Gesta Philippi Augusti, Francorum regis, de Guillaume le Breton19, al referirse a los hechos del rey de Aragón se dice que: Eodem anno (1211), Rex quidam Sarracenis qui dicebatur Mummilinus, quod lengua eorum sonat Regué Rex, collecto exercito infinito paganorum agressus fines Hispaniae, locutus est in magna superbia contra Cristianos, et obtulit eis bellum… Huic bello interfuerunt multi boni et fortes viri de regno Francie et Rex Aragonie… O también, en las Chroniques de Saint-Denis20, se habla de que: En cele année (1223, reinando ya en Aragón Jaime I), vint ou roiaume d’Espagne uns Rois Sarrazin qui avoit nom Mommelins, si vatu autanten leer langue come Rois del rois… Es decir, la visión ultrapirenaica de España en estos ejemplos se adscribe a la península musulmana o, si acaso, a las fronteras cristianas con al-Andalus. En una confusa idea de lo que sucedía al sur de la cordillera donde, al parecer, todo era indistintamente España.
Pues bien, esta concepción unitaria la recoge, entre otros, Ladero Quesada cuando, al referirse, precisamente, al siglo xiii, escribe que: Esta concepción unitaria del grupo humano español más allá de las diferentes organizaciones (según Maravall), no se perdió, sino que se difuminó en la historiografía posterior, y no sólo la castellana, sino también la de Portugal, Navarra y Aragón, donde también se refleja que la conciencia común de saberse españoles era compatible con la defensa y exaltación de la de la identidad de cada reino, incluyendo, claro está, la política, a cuya descripción se consagran21.
Ya la Crónica de San Juan de la Peña, para el tiempo de Alfonso II de Aragón, a finales del siglo xii, decía que El tantost huvo guerra con todos los reyes de Cristianos, es asaber de Espaynna, e toda begada ovo Vitoria e honor22. Y un siglo después, a finales del xiii, a
17 Ibídem, pp. 48 y ss.
18 Ibídem, pp. 65-66. Según el libro de Tate, R. E.: Ensayos sobre la historiografía peninsular del siglo xv, Madrid, 1970.
19 Recueil des Historiens des Gaules et de la France XVII, 1878, París.
20 Ibídem, Les gestes de Philippe-Auguste, extraits des grandes Chroniques de France, dites de Saint-Denis.
21 Ladero Quesada, M. A.: “¿Qué es España? Imágenes medievales en torno al concepto de España”, Historia-16, marzo 1994, Madrid, p. 43.
22 Orcástegui Gros, C.: Crónica de San Juan de la Peña (Versión aragonesa). Edición crítica, Zaragoza, 1986, p. 77.
100 Esteban Sarasa Sánchez España en las crónicas de la corona de Aragón…
Norba. Revista de Historia, Vol. 19, 2006, 95-103
propósito de Pedro III de Aragón, el Grande, todavía infante, la misma crónica hablaba de que: et esdevinose que en una batalla fray Pere de Moncada, maestro de la orden de la caballería del Temple en Spannya, fue preso en la dita batalla (contra la revuelta de los moros de Valencia)23. En una valoración de España como conjunto cristiano de reinos administrados por sus respectivos reyes que se sentían pertenecientes a un conjunto neogótico común.
Es decir que, independientemente de otras valoraciones precedentes o consecuentes, el siglo xiii parece que acuña un sentido común de España entre los diversos reinos de su geografía que recupera la idea isidoriana sobre la base de las sucesivas crónicas de conjunto debidas a Rodrigo Ximénez de Rada y, sobre todo, a Alfonso X el Sabio. Personalidades cronísticas ambas, aparte de sus protagonismos eclesial y político respectivamente, que iban a marcar un hito historiográfico como punto de partida y referente para muchas composiciones narrativas posteriores alentadas desde la propia monarquía y a través de la proyección especial del gran soberano de Castilla y León.
Pero, en la Corona de Aragón, un rey, Jaime I, iba a dejar un testimonio importante sobre la idea de España a través de la crónica de su reinado (1213-1276) en su Llibre dels fets compuesto en su corte y en lengua catalana; con abundantes referencias a Espanya, según se puede ver a continuación24.
Así, entre las diversas alusiones al término, se pueden señalar las siguientes:
Nostre pare, lo rey en Pere, fo lo pus franch rey que anch fos en Espanya… (refiriéndose a Pedro II el Católico)25.
Barons, be conexem e creem que vós e tots aquels que en Espanya són sabets la gran gràcia que nostre senyor nos ha feita en nostre jovent del feit de Maylorques e de les altres illes… (tras la conquista del reino balear a partir de 1229)26.
E ell dix: Jo son ángel de nostre Senyor e dic-te que aquest enbarch que és vengut entre los sarrains e.els christians en Espanya, creés per cert que rey los à tots a restaurar e a defender aquel mal que no venga en Espanya…27.
Car creem per cert que nuyl han no.ns poria en mal notar açò, car nós ho fem, la primera cosa, per Déu; la segona, per salvar Espanya; la terça, que nós e vós hajam tan bon preu e tan gran nom, que per nós e per vós ès salvada Espanya.
E fe que devem a Déu, pus aquels de Cathalunya, que és lo meylor regne d’Espanya e.l pus honrat e.l pus noble… (considerando Cataluña como un reino de España, en un elogio sentido por el monarca entre los otros estados de su Corona)28.
E dix-nos que molt havíem bon cor e bona voluntad, cant volíem servir a Déus; e dix-nos que ell havia gran volentat que.ns servís ab tot ço que ell pogués haver de l’Espital en los.V. regnes d’Espanya… (Aragón, Castilla, Navarra, Portugal y Granada)29.
E sobre açó levam-nos e isquem defora ab nostra companya e dixem-los: Barons, anar-nos-en podem, que huy és honrada toda Espanya…30.
Es decir que el propio soberano Jaime I el Conquistador, a través de quienes compusieron su crónica por él alentada, percibió una idea común de España como conjunto de reinos
23 Ibídem, p. 97.
24 Se sigue aquí la edición a cargo de Bruguera, J.: Llibre dels fets del rei en Jaume, a cura de Jordi Bruguera, 2 vols., Editorial Barcino, Barcelona 1991, volum II, Text i Glossari.
25 Ibídem, p. 11.
26 Ibídem, p. 204.
27 Ibídem, p. 293.
28 Ibídem, p. 296.
29 Ibídem, p. 340.
30 Ibídem, p. 371.
Norba. Revista de Historia, Vol. 19, 2006, 95-103
España en las crónicas de la corona de Aragón… Esteban Sarasa Sánchez 101
peninsulares; al igual que su, en parte, coetáneo Alfonso X el Sabio la asumió desde Castilla y los reinos insertos en su corona heredada de su padre Fernando III el Santo.
Pues bien, en la Corona de Aragón, si bien esta crónica de Jaime I servirá de ejemplo para otras crónicas de posteriores reinados, compuestas a instancias de algunos monarcas, en términos generales, sin embargo, es la mencionada Crónica de San Juan de la Peña la base de la cronística posterior; compuesta, además, en versión latina31, catalana32 y aragonesa33 por orden de Pedro IV el Ceremonioso (1336-1387) y como precedente a la de su propio reinado; y utilizada también, entre otros, por don Carlos Príncipe de Viana, heredero frustrado de Navarra, en su crónica de dicho reino34, que tanta historia compartió con Aragón en varios momentos de la Edad Media.
El siguiente paso, por tanto, puede ser, por ejemplo, el de la Crónica de Ramón Muntaner, referida al rey de Aragón Jaime II (1291-1327)35, en la que, entre otras menciones, sobresalen las siguientes: E segurament ell (el rey de Castilla) deïa ventat; que si aquests quatre reis (Navarra, Portugal, Aragón y Mallorca) que ell nomenà d’Espanya, qui són una carn e una sang, se tenguessen ensems, poc dubtaren e prearen tot l’altre poder del mon36. Y también: E aixi, con lo senyor rei hac tot això lleixat e ordonat, e hac yeístas per cap de les gents que lleixà en la frontera lo senyor infant N’Anfós, e ab ell lo comte d’Empúries, e el vescomte de Rocabertí, e el vescomte de Castellnou, e en Dalmau de Castellnou, e N’Arnau de Cortsaví, e en Guillem Galcerán de Cartellà, senyor d’Ostoles e de Pontons, qui podia hom dir que fo dels bons cavallers qui anc fos en Espanya…37.
Agrupando los diversos reinos cristianos bajo el nombre común de España, a la que pertenecen, tanto dichos reinos como el conjunto de caballeros que en la segunda mención aparecen con indudable procedencia catalana, tanto por título condal o vizcondal, como onomásticamente.
Situación que se encuentra también reiteradamente en la Crònica de Pere el Cerimoniós. De la que se pueden extraer algunos ejemplos significativos:
E, estant nós en València, veents que el passatge que el dit rei de Marrocs entenia a fer en Espanya era a nós molt perillós, haüt sobre açó nostre Consell, trametem al rei de Castella postres missatgers, ço es, mossèn Gonçalco García, lo Jove, e lo degà de València, apellat Diego López de Fonteio, qui después fon bisbe de Burgos, qui era de la Casa de la reina, nostra madrastra, lo qual la dita reina hi féu anar a favor
nostre…38.
E, apés, anam-nos-en en Aragó, e, estants allí, fom requests per lo rei de Castella, qui ens tramès sos missatgers que li feéssem valença e ajuda per raó de la convinença que era entre nós e ell contra lo rei de Marrocs, qui passava ab gran poder en Espanya…39.
Dimercres, darrer dia de juny, feem continuar la paga als cavallers e a las gents de peu e fem fer crida que tothom nos seguís l’endemà e prengués viandes a quatre dies, e reebem homenatge de mossèn Ramón de Barberá, capità de Coblliure, e que tengués lo castell a
31 Ubieto Arteta, A.: Crónica de San Juan de la Peña, Textos Medievales 4, Valencia, 1961.
32 Soberanas Lleó, A. J.: Crònica General de Pere III el Cerimoniós dita comùnament de Sant Joan de la Penya. Transcripció, prefaci i notes, Barcelona, 1961.
33 Orcástegui Gros, C.: Op. cit.
34 Orcástegui Gros, C.: La Crónica del Príncipe de Viana. Estudio, fuentes y edición crítica, 1978, Pamplona.
35 En Les Quatre grans cròniques, pròlegs i notes de Ferran Soldevila, Barcelona, 1971.
36 Ibídem, p. 757.
37 Ibídem, p. 786.
38 Ibídem, p. 1.033.
39 Ibídem, p. 1.036.
102 Esteban Sarasa Sánchez España en las crónicas de la corona de Aragón…
Norba. Revista de Historia, Vol. 19, 2006, 95-103
costum d’Espanya40 (según la Consuetudo Hispanie recogida en Las Partidas de Alfonso X el Sabio y que tanto admiraba Pedro IV, porque favorecían el poder real, ya que los señores no tenían los castillos por derecho propio, sino como guardianes).
Es decir, la idea de España asociaba en este caso, como anteriormente, al conjunto peninsular amenazado por el rey de Marruecos y regido, entre otras normas comunes, por la llamada “Costumbre de España” en relación con las fortalezas controladas por el rey y que encomendaba a los nobles en su nombre para mantenerlas, defenderlas y administrarlas.
Después del tiempo de la monarquía de la casa de Aragón y Barcelona, ya visto anteriormente desde el interés que nos ocupa, con la casa de Trastámara, entronizada en Aragón tras la sentencia arbitral de Caspe de 1412, que se manifestó a favor de Fernando el de Antequera, Fernando I (1412-1416), la cronística de la Corona se inscribe dentro de los nuevos proyectos italianos y mediterráneos de sus regidores, impregnados del humanismo renacentista que rodeó la corte real, especialmente la de Nápoles con Alfonso V el Magnánimo (1416-1458).
Así, ya con el primer trastámara, el cronista Lorenzo Valla, en el libro primero que des-
cribe geográficamente España y sus reinos, se dice que: Así España, cuyas regiones y comarcas, más que las ciudades, han elegido sus nombres, no está dividida tanto en cinco reinos cuanto presta obediencia a cinco reyes, el de Castilla, Aragón, Portugal, Navarra y Granada41. Con la misma idea englobadora que las crónicas precedentes habían recogido según la tradición Isidoriana y Alfonsina.
Precisamente, el cronista, al referirse a la campaña de Antequera, que dio prestigio al monarca, alude a que: En cuanto a los víveres, dado que la cosecha siguiente fue sumamente copiosa, hubo tal provisión que en ninguna parte de España había menos carestía que en el campamento. Por lo que respecta a la flota, aquel año no hubo ninguna nave en el
mar, salvo dos naves de vigilancia, y es que el enemigo o no pensó en rehacer la flota,
o no tuvo confianza. Sin embargo, en el interim, los príncipes africanos habían enviado ocultamente a España soldados y armas en previsión de que Fernando volviese a declarar la guerra42.
Aunque el esplendor de la corte humanística de los trastámara aragoneses estuvo seguramente mejor representado en el reino de Nápoles de Alfonso el Magnánimo, y en ese tiempo, sobresale la obra de Antonio Beccadelli el Panormita (por haber nacido en Palermo), quien en De dictis et factis Alphhonsi regis Aragonum supo recoger en un texto escrito en latín las enseñanzas aprendidas en la corte del soberano en la que permaneció largo tiempo bajo la tutela regia.
Pues bien, en la traducción al catalán de este tratado a cargo de otro cortesano de Alfonso V, Jordi de Centelles, éste alude en su prólogo a que: Car si bé comemoram les passades histories, Spanya, ab tot que sia provincia en la regió d’Europa la plus darrera, e abundosa de tot lo que per a la vida humana és necessari, circüida a les tres parts e closa dela mar (la una part afronta ab la Ytàlia, l’altra ab la Àfrica, l’altra ciurcüida de la mar Occeana on és Finisterra, e hon Èrcules hedificà les sues colopnes nomenades Gades), l’altra part sia cenyda dels Montes Perineos, los quals la aparten de la Gàlia, que nosaltres diem França, hi en la Espanya hi aga insignes coses, axí de or e argent e cavalls que la fan singular, però, en veritat, fins als temps del gran rey Alfonso, pobra asestada de hòmens vituriosos ni conquistados fora d’ella, ni capitans, ni dignes de triünfo e fama inmortal, ab tot que lo
40 Ibídem, p. 1.076.
41 Historia de Fernando de Aragón, edición de Santiago López Moreda, Clásicos latinos medievales y renacentistas, 2002, Madrid, p. 82.
42 Ibídem, p. 101.
Norba. Revista de Historia, Vol. 19, 2006, 95-103
España en las crónicas de la corona de Aragón… Esteban Sarasa Sánchez 103
digne rey em Pere d’Aragó, qui conquistà Scicília, e son pare, de gloriós recort, lo rey en Jaume, mereixquen gran glòria43.
Texto en el que la idea geográfica de España se identifica con la histórica, a la que pertenecieron, según el autor, monarcas tan afamados como Jaime I el Conquistador (1213-1276) o Pedro III el Grande (1276-1285).
Y para proseguir el sucinto repaso cronístico, la llamada Coronica de Aragón de Gauberto Fabricio de Vagad (cronista de las cortes de Juan II y Fernando el Católico), que constituye la primera crónica aragonesa impresa en el taller de Pablo Hurus en 1499 y en lengua vernácula, recoge ampliamente menciones a España. Para empezar, en el primero de sus prólogos loa el autor las excelencias de España según historiadores anteriores, cuyos textos comenta; en el segundo ensalza a Aragón y en el tercero encumbra a Zaragoza como “cabeza de Iberia”; para a continuación iniciar un relato desde los míticos reyes de Sobrarbe hasta el fin del reinado de Alfonso el Magnánimo en 145844.
Precisamente, al final de la crónica, refiriéndose al Magnánimo se dice, por ejemplo, que: Llegan en este medio cartas de España, en que fazen al rey saber cómo el rey don Johan de Castilla mirara poner en prisiones al infante don Enrrique, hermano del rey, que él mucho amava, maestre de Santiago y duque de Alburqueque, y príncipe hermoso y dispuesto. Y la causa porque fuera preso, porque andando en grandes amores con la infante doña Caterina, hermana del rey don Johan de Castilla, passó tan adelante con ella que se la levó de la corte y se casó a la postre con ella45.
España es, pues, para el cronista de finales del siglo xv, un referente peninsular en el que se incluyen los dominios del rey de Aragón; de un rey de Aragón establecido en Nápoles, al otro lado de la cuenca occidental mediterránea y desde donde Alfonso mantiene su atención hacia las noticias llegadas de sus reinos hispánicos.
Finalmente, terminamos este recorrido con una crónica en latín de título muy indicativo. Se trata de la Chronica regum Aragonum et comitum Barchinone et populationis Hispanie de Esteban Rollan46. Autor del final del siglo xv y comienzos del xvi, que, tras mencionar en varias ocasiones a España como comunidad ibérica, termina precisamente con la siguiente referencia:
Ad honores Dei et gloriam et ad preconium excellentissimorum regum Aragonie et comitum Barchinone et nationis nostre inclite Cathalane expliciunt cronice ipsorum abreviate per fratrem Sthephanum Rollan, ordinis Predicatorum.
Ab hac luce substrato rege Ferdinando, scilicet anno Domini Mº.D.XVI, successit ei in regno Karolus, pronepos eius ex parte matris, qui fuit sublimatus in regnum totius Hyspanie de mense iulii, anni Domini Millessimi quingentessimi XVIII, apud Cesaraugustam47.
Carlos I fue “revestido”, según este cronista, en todos los reinos de España.
43 A. Beccadelli el Panormita, Dels fets e dits del gran rey Alfonso, versió catalana del segle xv de Jordi de Centelles, a cura d’Eulàlia Duran, Barcelona, 1990, p. 72.
44 Coronica de Aragón, edición facsimilar de la obra impresa realizada por Gauberto Fabricio de Vagad, introducción a cargo de Carmen Orcástegui Gros, Zaragoza 1996.
45 Edición citada, p. CLXVIIIv.
46 Edición e índices por M.ª Isabel Falcón Pérez, 1987, Zaragoza.
47 Edición citada, p. 61.